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Bullying por RLangdon

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Su cuerpo tiritó inevitablemente cuando Sasuke oprimió la compresa con hielos sobre su mejilla. Sentía el frío calandole la piel del rostro, pero no fue suficiente incentivo para que levantara la mirada. Desde que Sasuke le pidiera tomar asiento, lo único que había hecho había sido mirar la superficie de la mesa como si fuera el objeto más interesante en la faz de la tierra. La verdad, por supuesto, era otra, una muy diferente que osaba ocultar su vergüenza al saberse en casa ajena.
 
-Eso bajará la hinchazón.
 
Naruto asintió mecánicamente, dio las gracias y jugueteó con sus manos en señal de claro nerviosismo. No era para menos, estaba en la casa de Sasuke Uchiha, siendo atendido por él y sometido a un escrutinio profundo que no hacía más que acrecentar sus, ya de por sí, crispados nervios.
 
El trayecto había sido silente. Luego de que Sasuke reparara en el cardenal que se había formado cerca de su pómulo, había entrado con expresión furibunda a su apartamento, buscado en cada escondrijo, pese a las insistencias de Naruto de que el responsable no había entrado, que solo lo siguió algunas calles tras intentar robarlo.
 
¿Qué más podía decirle?
 
Ya había tejido una nauseabunda telaraña de mentiras desde el primer día en que Sasuke le ofreció su ayuda afuera del colegio. Desde entonces Naruto no había dejado de mentir, lo había hecho una y otra vez con el firme propósito de repelerlo. Pero ahora era diferente, si antes mentía para alejarlo, actualmente mentía para evitar que se apartara de su lado. Sabía que irremediablemente lo haría al enterarse de su penosa situación. Además, si antes no lo miraba con lástima, lo haría al darse cuenta de todo, de como día con día su vida se había ido fragmentando, de como sus seres queridos y amigos se habían apartado de él, de como ellos lo acusaban y amedrentaban. De como él lloraba y lloraba...
 
-¿Tus padres?- saliendo de su profunda meditación, Naruto atinó a mover los labios, sin articular nada. Hasta que se forzó a hacerlo con un ligero pellizco junto a la rodilla.
 
-Ellos...ellos- su voz se fue apagando hasta volverse un susurro lejano. -Murieron- confesó, sin querer entrar en detalles, notando como Sasuke le devolvía la mirada entre sorprendido y escéptico. -Mi padrino no está en la ciudad, viaja constantemente para escribir novelas. Ahora mismo no he podido contactarlo, pero...
 
-¿Llamaste a la policía?- Sasuke contuvo su frustración al ver a Naruto negar suavemente. -¿Por qué?, ¿Cuántas veces han intentado asaltarte?, ¿Por qué mierda no me dices nada?- finalizó con los puños firmemente apretados y los labios rígidos. Odiaba sentirse impotente, y más detestaba no haber estado allí cuando Naruto lo necesitaba.
 
-No sabía lo que iba a ocurrir- objetó Naruto con el rostro ligeramente ladeado, el golpe aún punzaba, pero no se comparaba en nada con la sensación de asco que lo invadió al saberse sometido. Ya había tomado una desición, y aunque no era la mejor ni más prudente, por lo menos le ayudaría a pensar claro sus siguientes pasos. -Voy a dejar la escuela.
 
-¿Qué?
 
-Dejaré de asistir unos meses y cuando reúna lo necesario, me iré a otra zona de la ciudad.
 
-¿Estás escuchandote?- más alterado, Sasuke se volvió hacia la barra desayunadora, hincó las uñas en los extremos y razonó cada palabra oída. -Puedes vivir aquí. Solo estamos mi hermano y yo, además él esta ocupado todo el tiempo por sus estudios.
 
Naruto, incrédulo por la propuesta, siguió mirando el mantel.
 
-No quiero ser una carga, de veras.
 
-Nadie dijo que lo fueras- tajó el Uchiha. -¿No piensas preguntarme por mis padres?
 
Naruto parpadeó, ruborizandose cuando Sasuke se aproximó a la mesa y tomó asiento junto a él.
 
-¿En donde están tus padres?- apretó los labios al verse reflejado en las irises oscuras.
 
Sasuke sonrió de medio lado, ya fuera con ironía o en auténtico regocijo.
 
-Mi mamá se fue de la casa cuando todavía éramos unos niños- relató. - Mi papá era alcoholico y desde que ella se fue, no hizo más que empeorar cada día- su nuez de adan ascendió ante los retazos difusos del recuerdo. -Se embriagaba en los bares, nos dejaba solos y cuando regresaba no hacía más que querer descargar su furia en nosotros...
 
Horrorizado, Naruto abrió más los ojos, boqueó, sintiendo perder el habla por aquella confesión y de pronto, de pronto deseó que parara, no quería saber nada más, pero sus labios no estuvieron de acuerdo con sus pensamientos.
 
-Él te...
 
"¿Golpeó?"
 
-No- negó Sasuke, y por unos instantes, su mirada se volvió opaca. -Itachi recibía el castigo en mi lugar. Una y otra vez, hasta que un día me harté de oír sus gritos, me cansé de tener miedo y de vivir escondido en mi propia casa, oculto en el armario o bajo la mesa, rogando que no pudiera encontrarme.
 
Naruto bajó la mirada.
 
-¿Qué hiciste?
 
-Lo denuncié- respondió Sasuke, tomándolo de las manos para transmitirle un mínimo atisbo de confianza. -Itachi se emancipó y aunque estamos solos, todo ha mejorado. Ahora dime- endureció la mirada y afirmó los nudillos del rubio entre sus manos. -¿Quién te esta persiguiendo?, ¿es algún conocido?
 
-No, Sasuke. No entiendes nada- quería explicárselo, pero decidió callar al cabo de unos segundos. -Solo era un criminal. No tiene nada que ver conmigo- se estremeció al recordar el gesto prepotente de Toneri. No entendía cómo se había involucrado en todos sus problemas. -No lo había visto antes- remató, soltándose delicadamente del agarre.
 
-¿Por qué mientes?- la mirada de Sasuke se tornó fría, severa y antipática. -La primera vez que te vi con un golpe similar, tambien te asaltaron. Asi que dime, Naruto ¿cuántas posibilidades hay de que te asalten dos diferentes personas en el lapso de tres semanas?
 
Sobrecogido por el regaño, Naruto se alzó de hombros, fingiendo neutralidad cuando en realidad tenía miedo, pánico de que las cosas empeoraran si le decía la verdad a Sasuke. Incluso podrían intentar dañarlo a él por su causa, por tratar de ayudarlo. Entonces no se lo perdonaría nunca.
 
-¿Llevas pertenencias de valor contigo?
 
-Será mejor que me vaya- hizo la silla hacia atras, pero Sasuke lo tomó de los hombros para retenerlo mientras paseaba sus calculadoras y negras pupilas por su angustiado rostro.
 
-¿A qué le tienes miedo? Cada vez que intento averiguar algo, no haces más que evadirme o huir. Recién bajabas la guardia y ahora...
 
-No somos iguales, Sasuke- musitó, cansado de sentirse acorralado por tantas preguntas. -Tu eres inteligente y vives decentemente en una casa bonita, rodeado de lujos. Las chicas te persiguen por montones y, salvo por tu infancia, todo para ti debe ir perfecto. Tu hermano te ama, todos te adoran. Mientras que a mi...
 
-A ti ¿Qué?- inquirió Sasuke, medianamente satisfecho de que empezara a sincerarse.
 
-Yo no soy nadie- de nuevo aquel nudo cerrándole la garganta. Pero ya no podía llorar, eso no, estaba seco, había derramado todo su dolor horas antes y ahora solo le quedaba la molesta sensación de picor en los ojos, y la opresión de su pecho al recordar lo sucedido.
 
"¿No es ese el ladrón de celulares, Yahiko?"
 
Sus labios temblaban, su estómago se retorcía en un horrible espasmo.
 
"Si, es él, mejor vámonos"
 
-Sueltálo- le aconsejó Sasuke, rodeándolo con sus brazos al tiempo que depositaba un beso corto sobre la mejilla lastimada. Sintió a Naruto temblar en medio del abrazo, luego acercó los labios a su oído. -Si no eres nadie- susurró. -¿Cómo es que te he notado?
 
***
 
Nadie alertó el ruido de las pisadas. Sin embargó, Sasuke despertó al reconocer el típico chirrido de los goznes de la puerta. Adormilado, se frotó los ojos, miró en derredor, (por un instante confundido de hallarse en la sala de estar y no en su recámara), hasta que bajó la mirada y notó el angelical rostro apoyado sobre su regazo. La televisión despedía unos finos halos grisáceos debido a la interferencia. Había bajado el volumen cuando Naruto se quedó dormido.
 
-Sasuke, ¿Qué haces aqui?- arrojando las sandalias a un lado, Itachi encendió la luz. El simple hecho de ver a su hermano despierto a altas horas de la noche, suponía un tópico interesante y extraño. -¿Quién es él?- pestañeó boquiabierto al acercarse más al sofá. Había un chico, un lindo y adorable chico durmiendo en las piernas de su hermano. -No me digas que tú- abrió grandes los ojos. Sasuke en cambio entornó la mirada con hastío por el interrogatorio.
 
-No es lo que estás pensando- acotó en voz baja. Las piernas empezaban a entumecersele y le dolía la espalda por la incomoda posición en qué se quedó dormido. Había sugerido ver alguna película cuando Naruto se rehusó rotundamente a desahogarse con él. Le había pedido tiempo para pensarlo, más sin embargo el Uzumaki había accedido a quedarse ese fin de semana en su casa. Era un avance, mínimo, pero gradualmente Sasuke terminaría convenciendolo de permanecer más tiempo. -Solo vimos una película- dudó y frunció el ceño al recordar. -Lo asaltaron y decidí invitarlo a dormir.
 
Itachi intercaló la mirada entre uno y otro.
 
-¿Qué es de ti?
 
Antes de que la respuesta llegara, Naruto abrió los ojos, vio desorientado a los hermanos y se incorporó de un salto.
 
-Hola, mi nombre es Naruto Uzumaki. De veras- hizo una reverencia al reconocer en Itachi las mismas facciones de Sasuke. Cabello negro, ojos oscuros, piel pálida y expresión impávida. -Soy amigo de Sasuke- se presentó al dar por sentada la charla inconclusa. Al menos la última pregunta (y la cuál terminó despertandolo) si la había escuchado.
 
-Ya veo- asintió Itachi con el pulgar en la barbilla. -¿Amigos con beneficios?
 
Naruto sacudió la cabeza de lado a lado, ruborizandose hasta las pestañas por semejante pregunta directa.
 
-Idiota- farfulló Sasuke, llevándose los dedos al puente de la nariz.
 
-Eso significa que estás disponible- sonrió el Uchiha mayor, claramente divertido con la reacción del bello rubio, quien confundido, torció los labios en una mueca de contradicción antes de que Sasuke lo tomara del brazo y lo instara a volver a sus piernas.
 
-No lo está. Naruto sale conmigo hace...- por alguna razón, no creyó adecuado mencionar los escasos días que llevaban frecuentandose en el colegio. Molesto, cerró los ojos, tomó a Naruto de la barbilla y lo obligó a volver el rostro hacia el suyo.
 
-Sasuke- con el pulso acelerado, Naruto se limitó a cerrar los ojos y se dejó besar, en parte tenso por saberse observado por el hermano de Sasuke, y en parte emocionado de que el Uchiha menor no quisiera ocultar lo de su relación.
 
-En fin- carraspeó Itachi, incómodo por ver como su hermano prácticamente se devoraba al rubio. -Los dejo, tengo...cosas que hacer. Fue un gusto conocerte, Naruto- sonrió una vez más antes de retirarse, sintiéndose en el fondo feliz de que Sasuke tuviera a alguien consigo. 
 
***
 
"Mira hasta dónde me has hecho llegar para que me notes"
 
Aspiró aire en grandes bocanadas, las piernas le pesaban al grado de no poder moverse. Estaba rígido, petrificado. Trató de gritar y sus cuerdas vocales no emitieron sonido alguno.
 
La oscuridad lo envolvía cada vez más. No podía ver nada, tampoco sentir nada, solo miedo, temor de ser alcanzado por el dueño de aquella voz gruesa, varonil y siniestra.
 
"¿En dónde estoy?" Hizo un nuevo intento por estirar los brazos para tratar de palpar su entorno, y en su desesperación de encontrar un objeto sólido que le sirviera como base para orientarse, no notó que el suelo a sus pies se resquebrajaba como un cascaron, propiciando que cayera.
 
Su cuerpo fue en descenso, la adrenalina palpitaba ahora bajo su dermis, pero aunque se preparó mentalmente para el golpe, no pasó nada. Sus pies tocaron tierra nuevamente. Ya estaba en el colegio, fuera del portón, a la espera de que concluyera la primera clase.
 
No. No quería entrar esta vez.
 
¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué sus piernas lo forzaban a caminar dentro?
 
Sus funciones motoras no respondían adecuadamente. No era más que un muñeco, un simple y roto muñeco sin voluntad propia.
 
-Me mentiste.
 
Esa voz. Se paralizó al oírla, pero entonces un vestigio de felicididad se hizo presente, los músculos de su cara dibujaron una amplia sonrisa.
 
"Sasuke"
 
Estaba frente a él, mirándolo con desprecio, fulminandolo con sus profundos ojos negros que competían con el manto de la noche.
 
-Eres un cobarde, un mentiroso.
 
-No, Sasuke, espera- alargó el brazo al verlo partir de vuelta a las penumbras. No podía irse, no podía dejarlo solo.
 
No.
 
"Cobarde"
 
-¡Por favor, no te vayas!- sintió una fuerte sacudida sobre su hombro, y solo en ese momento, pudo abrir los ojos, despertando de su sopor, de su letargo y de las amorfas pesadillas. A su lado, Sasuke lo miraba de hito en hito, todavía con los dedos puestos en el interruptor de la lámpara sobre la mesita de noche.
 
Naruto se abrazó a sí mismo, notando los diminutos espasmos que aun sacudían esporádicamente su cuerpo. Gotas de sudor cayeron sobre el edredón.
 
El Uchiha empezó a acercarse, poco a poco hasta envolverlo enteramente entre sus brazos.
 
-Naruto...- nombró en tono suave, dudoso en cuanto a qué hacer. -Solo fue una pesadilla.
 
-Siento haberte despertado. De verás- lentamente se recobró del miedo, obligando a su cuerpo a relajarse cuando Sasuke lo besó en los labios.
 
-No dejabas de gritar mi nombre.
 
-No te vayas- dijo Naruto sin pensar. Sasuke negó antes de besarlo en las revueltas hebras doradas que caían por su rostro.
 
-No lo haré- besó su mejilla. -No iré a ninguna parte.
 
***
 
El día estaba soleado, cálido, sin brisa ni nubes grises que obstruyeran al radiante astro.
 
Sasuke había aprovechado el buen tiempo para ir al taller mecánico en busca de su vehículo, desafortunadamente se había olvidado que los fines de semana no laboraban. Todo había ido para peor cuando decidió regresar por el camino contrario, bordeando el taller a sabiendas de que tomaría un camino más largo. No pasaban de las nueve de la mañana, y sin embargo no divisó a ningún individuo, transeúnte o persona sospechosa al pasar por la casa de Naruto. Las calles estaban desiertas, y él tenía sed de venganza.
 
Quien fuera que lastimara a Naruto, lo había hecho anteriormente. No había margen de error en ese hecho. Las personas no solían enclaustrarse en ellas mismas, recluyendose del mundo, rehuyendo todo tipo de contacto o conversación solo por un intento de asalto. Tampoco tenían pesadillas tan lúcidas que terminaban gritando, agitándose en la cama, y tensandose al tener compañia. Tal vez Naruto tuviera algún trauma, algo mucho más serio de lo que él estaba imaginando.
 
Sasuke era asocial. Repelía las charlas banales, reuniones superfluas, y cualquier convivio que involucrara el materialismo y la superficialidad. No obstante, él lo hacía deliberadamente. Odiaba, y tanto que odiaba, estar rodeado de personas, oír sus peroratas triviales. El solo hecho de imaginarse involucrado en dichos grupos sociales, lo hacía sentir enfermo. El problema de Naruto era otro. Al principio intuyó normal su conducta esquiva e introvertida, pero, conforme lo iba conociendo, empezaba a notar que algo no estaba bien. En solo unas semanas había llegado a la conclusión de que los factores que deformaban el estado de ánimo del Uzumaki, no eran solo externos. Algo ocultaba, no le estaba diciendo nisiquiera una verdad a medias.
 
Pero de cualquier manera, él iba a descubrirla. Costara lo que costara.
 
***
 
-¿E...Es en serio?- aún incredulo, Naruto separó los labios, parándose de puntillas para observar mejor lo que había del otro lado del vitral. Sasuke le había pedido esperar antes de tomar la merienda para hacerlo juntos. El Uchiha le había explicado vagamente que tenía su coche averiado y por lo tanto tendrían que tomar un taxi. Naruto no había entendido la razón del trayecto hasta que las parpadeantes luces de neón que conformaban el letrero del establecimiento, parpadearon intermitentemente, llamando su atención al logotipo de aquel famoso (y caro) restaurante de comida buffete.
 
Dentro se veían varias amplias barras con alimentos atravesando la infraestructura de orilla a orilla. Los asientos eran de autentico cuero, y había un gigantesco candelabro de cristal que despedía halos de luz tornasol en el centro.
 
Orgulloso, Sasuke se paró junto al rubio, perdiéndose en aquella expresión aniñada que irradiaba esceptisismo puro.
 
-Ya que me dejaste plantado en nuestra primera cita, decidí no darte tiempo a que "te olvidaras"- el rostro de Naruto pasó por varias tonalidades ante el recuerdo.
 
-Lo siento, Sasuke.
 
El susodicho le restó importancia al comentario.
 
-Ven- entrelazó su mano con la del Uzumaki. -Apuesto que te gustara la ensalada de tomate tanto como a mi.
 
Naruto sonrío apenado.
 
-No me gustan los tomates- susurró para sí mismo.
 
***
 
Iba tecleando a toda prisa mientras esquivaba a los transeúntes que pasaban junto a ella. Había salido inmediatamente después de que su compañera la contactara para una primicia de urgencia. Algo que confirmaba las sospechas sin fundamento que se habían esparcido por toda la escuela..
 
La imagen recibida se expandió lentamente por la pantalla. E Ino quedó boquiabierta, atónita por aquella fotografía del mismísimo Sasuke Uchiha en traje informal, blandiendo el brazo para acercar un trozo de tomate a la boca de cierto rubio oportunista.
 
"¿En qué mesa estás, Tenten?" Envió el mensaje y sonrió a la espera de la respuesta. Era una suerte que la madre de la castaña trabajara de cocinera en ese restaurante.
 
El móvil sonó, anunciando un nuevo mensaje.
 
"Mesa 13-B"
 
Ino miró a derecha e izquierda antes de entrar. Si Naruto creía que podía tomar cosas ajenas sin recibir su merecido, estaba muy equivocado.
 
Esgrimiendo una sonrisa tensa, encendió el flash de la cámara.
 

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