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Bullying por RLangdon

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Naruto llevaba la delantera. Esquivó varios obstaculos que consistían en jardineras, piscinas y rampas. Los neumaticos chirriaron al tiempo que el tubo de escape emitía una suave resonancia segundos antes de expulsar tóxicos gases a su paso.
 
-Increíble- murmuró, viendo la motocicleta elevarse por inmensos paneles de cristal. Su personaje, un simpático esqueleto con cabello de fuego, bordeó el carril aledaño, retornando en "u" para recoger las piezas de cristal que le proveían energía y mayor cantidad de tiempo.
 
-Hmh, Dobe- Sasuke presionó dos botones del mando de manera simultánea, poniéndose a la par del personaje del susodicho. Naruto torció los labios en una mueca de desespero, oprimió el boton frontal y giró la palanca para elevar nuevamente la motocicleta. Estaba por llegar a la cima, el esqueleto se deformó en una bestial figura, algo parecido a un zorro descarnado con nueve colas. Emocionado por la excelente cálidad de los graficos, emitió una queda exclamación de asombro, se acercó más a la pantalla y de pronto todo se volvió negro.
 
-Itachi...- reprochó el Uchiha menor al atisbar al responsable del reciente apagón. Itachi llevaba una bandeja con bocadillos en una mano, mientras sujetaba el cable de la televisión de plasma con la otra. Sonriendo en todo momento, dejó los aperitivos sobre la mesita de centro.
 
-Llevan más de dos horas jugando, se dañaran la vista si siguen así.
 
Naruto asintió apenado, dio las gracias y tomó un panecillo de nuez con crema batida que lucía (y olía) espectacular.
 
"A este ritmo se pondrá como Chouji"
 
Vaciló en el último segundo y optó por dejar el dulce en su lugar, recibiendo a cambio que los pares de ojos se situaran en él.
 
-¿Pasa algo, Naruto kun?- indagó Itachi, haciéndose con un panecillo. Sasuke le había explicado la difícil situación del chico y él no podía menos que sentirse arrepentido de su trato pasado. No había querido ser descortés en primer lugar, pero su insulso hermano menor era su prioridad en todo momento, y por consiguiente, no quería verlo afectado debido a un fugaz enamoramiento, propio de la edad.
 
-Es solo que tengo el estómago algo sensible todavía- se excusó Naruto, centrando su vista en el mando del videojuego. Sasuke se había portado tan bien con él, que no tenía manera de agradecerselo. Primero habían visto una serie de peliculas de diferentes generos y después hubo maratón de videojuegos. En todo momento Sasuke lo había dejado elegir a él, y sospechaba que tambien lo había dejado ganar.
 
-Itachi tiene razon- externó Sasuke, tomando un panecillo y trozándolo a la mitad, extendiendole a Naruto uno de los pedazos. -Deberíamos salir a algún sitio- meditó. Se habían levantado muy temprano y por eso se inclinó por el entretenimiento visual, pero sabía que era una pésima idea abusar de esa alternativa. -Vamos al parque- sugirió con seriedad.
 
Naruto no quiso negarse. Sentía calambres en las manos y le ardían un poco los ojos por tantas horas frente al televisor, aunque no se arrepentía de nada.
 
Miró a Itachi y le agradeció por segunda ocasión, añadiendo una leve reverencia esta vez, retirándose junto al Uchiha menor a su próxima salida juntos. Estaba por salir al jardín cuando Itachi lo interceptó del brazo, forzándolo a devolverse en el descuido de Sasuke para susurrarle.
 
-¿Podría hablar más tarde contigo? Es sobre mi hermano- Naruto boqueó indeciso, miró por encima de su hombro y vio que Sasuke yacía de espaldas en la acera contraria, aguardando por él.
 
-De acuerdo- se encogió de hombros y sintió su rostro ruborizarse cuando el mayor le revolvió el cabello, afectuoso.
***
 
La calida brisa vespertina arrancó varias hojas secas, creando divertidos remolinos por todos lados, esparciendo los trozos restantes sobre la hierba opaca, cerca de donde se encontraba el inmenso mantel blanco en el que yacía sentada la pareja.
 
Con la vista fija en el cielo, Naruto atinó a pestañear. Entre sus dedos se había colado una diminuta hoja seca que trituró al cerrar la palma de su mano. El crujido que emitió la planta marchita fue en extremo relajante para sus oídos, asi que se incorporó y buscó más en el prado, siempre bajo el escrutinio del inexpresivo Uchiha.
 
-Hay tantas- se sorprendió el rubio al mirar en derredor. El viento soplaba tan fuerte que no dudaba que la mayoría de los árboles perdería su revestimiento pronto. Incluso en la orilla del muro que dividía el parque con el exterior estaba cubierto de hojas secas. Había una gran pila en la que Naruto tuvo muchas ganas de saltar encima, pero se arrepintió y en cambio tomó un puñado de hojas para triturarlas entre sus manos.
 
Hacía tanto que no disfrutaba en el exterior. Su rutina era tan monotona y vacía que ni siquiera comprendía cómo había estado tan ligado a ella. Y es que al no tener amigos, se veía en la obligación de permanecer en casa después de clases, siempre en compañía del profundo y solitario silencio que velaba por él día y noche.
 
-Te diviertes con las cosas más simples- para cuando quiso darse cuenta, Sasuke ya estaba junto a él, cubriéndolo con su chaqueta oscura de terciopelo. -Vas a enfermarte.
 
Naruto iba a alegar que quien se enfermaría era él por entregarle su prenda, pero decidió aceptar el gesto al recordar lo orgulloso que era. Seguramente para Sasuke sería como una ofensa el que se negara.
 
-Prueba a aplastarlas- se agachó y tomó unas cuantas para darselas al Uchiha. Este accedió, las aplastó con las manos y dejó que el viento se las llevara lejos.
 
-¿Tu collar?- con una ceja alzada, Sasuke bajó la mirada al cuello de Naruto y notó que se tensaba por la pregunta.
 
-De...Debí tirarlo en la carrera- respondió nervioso, acariciandose el cuello sutilmente en un intento por afianzar la credibilidad de su mentira.
 
-Dame tus manos- Sasuke las señaló con un ligero movimiento de su barbilla. Luego intrudujo ambas manos a los bolsillos del pantalon y extrajo dos cortes de hilo rojo que Naruto observó entre confundido y absorto.
 
Sin darle tiempo a cuestionar, Sasuke se apresuró a atar uno de los hilos en la muñeca derecha, enrollandolo sobre la venda un par de veces antes de anudarlo como si se tratara de una pulsera. Repitió el procedimiento con la muñeca izquierda y contempló su obra por algunos segundos.
 
-Ambos hilos nos representan- explicó, sin levantar la mirada ni dejar de sostener las manos de Naruto. -Dos lazos independientes, que sin embargo estan unidos.
 
Naruto pestañeó expectante, sintiéndose sumamente intrigado con la situación.
 
-No podrás cortarte- farfulló Sasuke en tanto delineaba las gruesas hebras del hilo con los dedos. -Ya que si lo haces...
 
-Estaré cortando nuestro lazo- concluyó Naruto, conteniendo un puchero al morderse los labios con fuerza. Ahora entendía a lo que Sasuke se refería. A pesar del corto tiempo que tenían juntos, habían formado un vínculo entre ellos, uno tan fuerte que rebasaba la amistad. Con las lágrimas pugnando por salir de sus ojos, buscó refugio en el pecho del Uchiha.
 
***
 
Se mantuvo recostado en el borde de la cama. Sus cabellos dorados cayendo hacia atrás mientras sentía la sangre acumularse en su cabeza. Tenía el lápiz entre los labios y casi cae al divisar la elegante silueta del mayor andando en su dirección.
 
-Itachi- abandonó prontamente su rídicula postura para sentarse debidamente. Había estado repasando algunos temas en compañía de Sasuke, pero no aprendió lo suficiente para dar inicio al ensayo que tenía pendiente, asi que decidió descansar un poco y, de paso, forzar a su cerebro para que las ideas fluyeran correctamente. Al menos eso había escuchado en la radio.
 
-¿Puedo sentarme?- en actitud sospechosa, Itachi echó un fugaz vistazo a la habitación de junto. Sasuke estaba tomando una ducha y esa era el momento idóneo para acercarse al chico.
 
Con ojos brillosos y anticipando lo que el mayor diría, Naruto se obligó a explicarse.
 
-Lamento mucho que suspendieran a Sasuke. Fue mi culpa, pero...- raspó una de las hendiduras del lápiz con la uña en señal de nerviosismo, pero entonces Itachi le dedicó una sonrisa genuina y negó con la cabeza.
 
-Sasuke ya me explicó todo. Quien debe disculparse soy yo.
 
-No es necesario- Naruto se hundió un poco en su lugar, tamborileando los dedos sobre sus muslos mientras pensaba en alguna manera de dar por zanjado el tema pronto. Cuando estaba con Sasuke se sentía más seguro y confiado, pero cuando se trataba de alguien más, le incomodaba abordar cualquier aspecto de su vida. Tendía a sentirse expuesto, y cuando te expones pueden lastimarte fácilmente, ¿cierto?
 
Itachi comprendió la indirecta cuando sobrevino el sepulcral silencio. Aún en ese momento, le parecía sorprendente la devoción que sentía el chico por su hermano. Se notaba en sus gestos y movimientos corporales.
 
-En realidad no es por eso que te pedí hablar- confesó, rascándose la nuca. -Quisiera tu ayuda para algo que involucra a Sasuke. Seguramente ya estas enterado, comprenderé si tienes otros planes pero...
 
-Me estás confundiendo. De veras- admitió Naruto en un murmullo. No quería ser grosero, pero no estaba entendiendo una sola palabra de lo que le decía Itachi.
 
-Hablo del sabado- Itachi parpadeó. Naruto le devolvió una mirada de intriga.
 
-¿Qué hay el sabado?
 
-¿No lo sabes?- repuso Itachi, señalando el calendario junto a la puerta. Los ojos de Naruto se situaron en el circulo azul.
 
-Su cumpleaños...- siseó al acercarse y leer la nota con el recordatorio.
 
"¿Por qué no me lo dijo?"
 
***
 
Se pasó la toalla por el cabello una y otra vez mientras miraba por el espejo al chico que yacía en la cama en actitud pensativa, meditabundo. Tan sumido estaba Naruto en sus divagaciones, que ni siquiera lo vio entrar.
 
Y Sasuke no supo si preocuparse o no por ello. El Uzumaki escondía demasiados secretos, y él no era capaz de indagar en uno solo. ¿A dónde irían a parar sus peripecias si Naruto continuaba en su afán de aislarse en todo momento?
 
Poco a poco había ido cediendo, empero, no podía ayudarlo, no del todo, no hasta saber qué era lo que le estaba afectando de esa manera.
 
Enseguida reflexionó.
 
¿Cuán mal puede ir tu vida para querer dañarte a ti mismo?
 
-Naruto- nombró, dejando la toalla sobre la comoda. -¿En qué piensas?- no creía disponer de la autoridad para exigirle otra cosa, pero eventualmente lo haría. Le sacaría la verdad y lo ayudaría.
 
-Pienso...- musitó Naruto con la mirada pérdida en algún punto de la pared. -Que debería irme ahora mismo.
 
-¿Asistirás a clases mañana?
 
Naruto lo miró sin comprender de qué iba la interrogante.
 
-Has dicho que tenías que entregar el ensayo pronto- se sentó a su lado. -Iré contigo, necesito entregar la tesis a Orochimaru.
 
-Pero...
 
-Hablé con la directora cuando estabas en la enfermeria- lo cortó. -Dijo que estaba bien, siempre y cuando no demorara demasiado.
 
-Sasuke- Naruto se mordió el interior de las mejillas, estrujo el borde de su remera y miró hacia otro lado. -Si te dijera que quiero estar contigo pero algo no me deja ¿Me odiarías?
 
Esta vez las pupilas de Sasuke lo observaron con atención, como si tratara de descifrar un significado oculto tras sus palabras.
 
-Y exactamente ¿Qué es ese "algo"?- hizo énfasis a lo último, esperando obtener una respuesta satisfactoria, más Naruto sacudió la cabeza en negativa.
 
-Los...amh- se rascó la mejilla, contrariado, pero luego su rostro se iluminó. -Los prejuicios. Nadie quiere a los homosexuales, de veras.
 
-¿Por qué debería importarte lo que los demás piensen o digan?- Sasuke frunció el ceño en pose pensativa. Había algo escondido en alguna parte de toda esa perorata sin sentido, lo intuía.
 
Naruto frunció los labios y se levantó de la cama, encogiendose de hombros después.
 
-Hay mejores personas que yo. Pensé que tal vez te arrepentirías al darte cuenta- con esto emprendió la caminata, dejando a Sasuke poco menos que desconcertado y abrumado.
 
-Espera, Naruto- rápidamente le dio alcance para acompañarlo a su casa y,  de paso, tratar de investigar más sobre su misteriosa y turbia vida.
 
***
 
Por fin estaba en casa, solo. Naruto se dio el tiempo de respirar tranquilamente unos segundos, disfrutando por vez primera del silencio de su hogar. Necesitaba pensar claramente lo que haría a continuación. No podía seguir siendo tan impulsivo, no a sabiendas de lo que aquel tipo era capaz.
 
Pero...¿De qué era capaz realmente?
 
Había intentado abusar de él, lo había golpeado, hostigado, y de algún modo se las ingeniaba para que coincidieran en determinados horarios. También hizo que lo trasladaran a otro casillero, y por si fuera poco, estaba siendo amenazado, todo ello en pos de una relación forzada.
 
Toneri era peligroso, impredecible y astuto. Y aunque Naruto trataba de comprender su comportamiento, le era imposible. Lo mismo sucedía con la conducta de sus compañeros. Era como si todos estuvieran en mutuo contubernio para complicarle aún más la existencia.
 
Pensativo, se quedó mirando el hilo que rodeaba sus muñecas. No quería cortarse de nuevo, definitivamente no deseaba faltar a su promesa con Sasuke.
 
¿Cómo ponerlo a salvo?
 
Esa era la cuestión más importante.
 
El ruido del telefono lo alertó de la llamada. Naruto fue a tomarlo, se llevo la bocina al oído y aguardó.
 
-Naruto.
 
-Iruka Sensei- dejó escapar el aire que, sin saber, había estado conteniendo. Sin embargo el alivio fue efímero cuando Naruto reparó en los sollozos del otro lado de la línea. -¿Iruka Sensei?
 
-Naruto- lo oyó balbucear. -Llegaré en diez minutos, por favor esperame allí.
 
-¿Qué ocurre?- más y más intrigado, Naruto meditó. Tomó asiento cuando un súbito mareo lo hizo tambalearse. De pronto todo a su alredor giraba, las paredes parecían descascararse y las tinieblas se abrían paso por los resquicios de la puerta.
 
-Murió, Naruto. Jiraiya esta muerto.
 
Naruto descendió el telefono por su hombro, se cubrió la boca a tiempo para retener un hípido y se abrazó las rodillas.
 
-¿Naruto?, ¿Sigues ahí?
 
Pero Naruto ya no estaba. Se había perdido en un mundo de pesadilla. Y esta vez no había salida alguna.
 

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