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Bullying por RLangdon

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Poco a poco su mirada se tornó vidriosa. Quiso levantarse inmediatamente de la cama, pero Iruka lo detuvo en apenas un parpadeo.
 
-Por favor, Naruto. Recuestate, él estará bien.
 
Naruto atinó a asentir y posteriormente dirigió una larga mirada a la camilla de junto. Jiraiya acababa de ser ingresado.
 
Y no lucía bien en lo absoluto...
 
***
 
Permaneció dos interminables horas oculto entre las sombras, siempre a la expectativa y con el objetivo fijo en mente.
 
No se oía ruido alguno en el exterior, ni tampoco podía divisar luz alguna proveniente del interior de la residencia. Todo estaba calmo, demasiado.
 
De un momento a otro, sucedió. La puerta se abrió lentamente para dar paso a la muchacha de larga cabellera negra y pálida tez, quien arrastraba dificultosamente una bolsa de basura hasta la acera contraria.
 
Sasuke aprovechó la mínima distracción para escabullirse al interior. Un descuido, dos segundos, tres parpadeos.
 
Y ya estaba dentro.
 
***
 
-Ero Sennin...- caminó tambaleante hacia la camilla con los ojos rasos de lágrimas. Era real, no era un sueño ni mucho menos, verdaderamente su padrino estaba allí, herido pero a salvo.
 
Se sujetó de los barrotes laterales del colchón y gimió quedito al ver como su ancho pecho subía y bajaba entre cada inhalación y exhalación que hacía.
 
¿Cómo había podido escapar? ¿Toneri lo habría liberado?
 
Naruto guiñó para aclararse los ojos y se aferró con delicadeza al cuerpo de su tutor, ansiando que despertara cuánto antes para pedirle disculpas por no haberlo ayudado. Todo era culpa suya después de todo.
 
-¿Naruto?
 
Se apartó despacio de la camilla. Aquella voz no era la de Jiraiya. Poco a poco se volvió hacia la puerta, desde dónde Iruka Umino le había llamado. Naruto se incorporó de su sitio, la sorpresa, la incertidumbre y el temor hicieron mella en conjunto cuando vio al hombre uniformado, alto, fornido y de tez extraña. Junto a ellos y esbozando una sonrisa tenue (y forzada), estaba Itachi.
 
***
 
El soplo del viento susurraba constantemente a su costado. Torbellinos de tierra y hojarasca se levantaban por el caminillo de grava frente a la fuente de mármol.
 
Y Sasuke se vio forzado a agacharse cuando la muchacha de ojos perlas regresó de su corta travesía. La vio perderse en uno de los pasillos, rápida y ligera, pero terriblemente despistada.
 
Pensó por un momento el camino a tomar. El lugar era amplio en demasía y tiempo era lo último de lo que disponía. No podía, por tanto, inspeccionar habitación por habitación. Corría el riesgo de ser pillado a la mínima oportunidad posible, un diminuto descuido y todo se iba a la basura.
 
"¿Hacía dónde?"- miró consternado en derredor. Habían unas diez puertas tan solo en el primer pasillo, sin embargo, y cuando pretendía observar más de cerca, la tercera se abrió...
 
Y salió Hiashi Hyuuga.
 
***
 
-Debe ser esta- Iruka tomó la pequeña grabadora que yacía oculta bajo la computadora pórtatil. Estaba tan nervioso, que le temblaban las manos.
 
Había costado mucho convencer a Naruto de que hablara, de que confiara en que todo iría bien y no lastimarían a nadie. Naruto estaba tan trastornado con ello que se mostró renuente a hablar en un comienzo, a delatar a quién le había hecho tanto daño.
 
Al final no era quién, sino quiénes, pero había alguien en particular que merecía la mayor sanción de todas, un demente obsesivo, un acosador, un criminal que simulaba ser un inocente.
 
-Encienda la cinta- pidió Kisame Hoshigaki. Itachi concentró la mirada en el pequeño objeto. Kisame era un antiguo compañero y actualmente ocupaba el cargo de oficial. Había recurrido a él para que les proporcionara ayuda. Sasuke estaba bien, pero podía hacer una tontería si no se apresuraban.
 
Tomando un par de inhalaciones, Iruka oprimió el botón.
 
-Aqui va- el resto no hizo más que escuchar el secreto que yacía tan recelosamente guardado.
 
***
 
Lo siguió silenciosamente a lo largo del corredor. Sigiloso, calculador, distante y reflexivo. Hiashi iba ataviado con una bata de dormir, y parecía ajeno al entorno. Su mirada grisácea estaba fija en un punto en el suelo, a diez metros de dónde se encontraban.
 
Sasuke vaciló en dar otro paso, se apoyó de espaldas a la pared velozmente y aguardó a que el adulto abriera la puerta inferior oculta bajo la alfombrilla. Posteriormente lo oyó deslizarse suavemente escaleras abajo, fue en ese momento que se precipitó rumbo a las habitaciones para inspeccionar.
 
Dentro de la primera puerta, yacía Hinata Hyuga, durmiendo plácidamente de costado. Silenciosamente Sasuke cerró la puerta y recorrió de igual forma el resto de las habitaciones. La última era la de Toneri, lo supo cuando, al hurgar entre los cajones de la comoda, se encontró con nada menos que varios retratos enmarcados de Naruto. Fue entonces que Sasuke oyó pasos en el exterior. Presuroso, fue a cerrar la puerta y se dirigió prontamente al escritorio donde yacía una pila de libros junto al computador portatil. Lo encendió, y una mueca de disgusto surcó sus palidas facciones al dar con una de las pestañas anexadas al historial.
 
Se trataba de la sala de chat del grupo de Naruto. Nada más leer los primeros mensajes de aquella pantomima, Sasuke supo de qué iba todo. Y se sintió terriblemente enfermo, pero sobretodas las cosas...molesto.
 
Memorizó rapidamente un par de datos antes de salir de la pieza.
 
***
 
La clase transcurría lenta, pesada. Ya habían transcurrido un par de semanas desde que Naruto saliera del hospital, y asi y todo, le parecía surreal e incómodo hallarse en un sitio donde se sabía de sobra aborrecido. No había querido acusar a ninguno de sus compañeros, y se sentía más expuesto que nunca al saber que Toneri había desaparecido, escapado. Habían registrado la casa de los Hyuuga sin éxito alguno, habían interrogado a todos los miembros de tan altivo clan, pero nadie sabía nada, todos se rehusaron a cooperar, aun a sabiendas del crimen que se le imputaba al Otsutsuki. La policía seguía en su búsqueda, con resultados infructuosos hasta la fecha, pero había algo en particular que tenía ligeramente preocupado al Uzumaki.
 
Sus compañeros habían cesado con los abusos, sin más. No le dirigían la palabra, se mantenían al margen, y en cierto modo parecían inquietos...asustados. Sin embargo eso no era posible, Naruto no había señalado a nadie, decidió callar el tormento que vivía día con día para evitar agravar aun mas el asunto. ¿Ellos lo sabrían?
 
Hizo sonar sus dedos bajo el pupitre, ansioso porque acabara la clase. Tenía que ir al hospital a ver a Jiraiya. Después debía acudir con el psicólogo.
 
***
 
Ino y Sakura caminaban a la par, sujetas del brazo y cabizbajas. Ambas llevaban gorros oscuros que cubrían diariamente las espantosas matas irregulares de cabello que habían quedado tras haberse vaciado accidentalmente aquella tintura mezclada con algun otro químico.
 
Al paso eran señaladas, pero ellas ya no escuchaban. Ya no se miraban en el espejo, ni permanecían horas en el baño para acicalarse. Ya no eran bonitas.
 
Y su estado de ánimo estaba, al igual que sus tristes miradas, por los suelos.
 
***
 
Cuando Kiba y Sai abrieron sus casilleros, el estruendo de risas no se hizo esperar. Debieron saberlo, debieron haberlo sospechado. Los moretones de aquellas golpizas permanecían indemnes en los rostros de ambos como firme recordatorio, pero la pesadilla aún continuaba.
 
El casillero de Sai había sido llenado de juguetes sexuales de todo tipo, mientras que, en el casillero de Kiba, se esparcían multiples artículos para el cuidado de un perro, collar y correa incluidos.
 
Kiba rechinó los dientes y azotó la puerta de su cubículo con furia antes de echar a correr en dirección opuesta a las risas.
 
-¡Kiba!- al mirar en derredor y notar que las risas y señalamientos de los estudiantes de tercer curso no cesaban, Sai decidió imitarlo.
 
***
 
-Tsk, que fastidio- exhaló Shikamaru al hojear uno de sus libros. Estaba sentado frente a la cafetería, a la espera del profesor Asuma para comenzar con la típica partida de ajedrez. Había decidido adelantar un poco los deberes cuando notó que todas las páginas estaban trozadas por la mitad. Sacó un segundo libro y se encontró con la palabra "vago" escrita infinidad de veces, página por página. 
 
¿Quién se tomaría la molestia de hacer algo asi?
 
Era aburrido y un fastidio, pero Shikamaru ya había armado conjeturas.
 
-Pronto vendrán las respuestas- murmuró al aire, cerrando el libro al tiempo que veía a Chouji caminar hacia él, llevaba el uniforme, el rostro y el cabello, cubiertos de comida.
 
***
 
Neji estaba enojado. Y Lee desconcertado por la situación. Resultaba sumamente extraño ver como su mejor amigo perdía el temple de un momento a otro. Todo el rostro del Hyuuga evidenciaba notoria molestia, unas finas venas surcaban su frente a causa del desagrado.
 
-¿A qué se refiere con eso?- exigió, mirando con irritación a su superior. Lee hizo una mueca de tristeza al leer la contradicción en el rostro de su mentor.
 
-El puntaje fue insuficiente, Neji- carraspeó Gai. -La boleta del grupo fue rechazada. He pedido explicaciones a los realizadores del concurso, pero...me han dicho que es tarde. Probablemente se deba a una equivocación del sistema. Será el próximo año, mientras tanto podemos seguir entrenando y...
 
Las palabras se quedaron en el aire. Neji no había querido seguir oyendo tan fútil perorata. Su tío había estado orgulloso al saber que participaría en uno de los eventos nacionales de gimnasia, que si ganaba, elevaría aún más el apellido de los Hyuuga, y él sería tomado en consideración más que nunca dentro de la rama principal del clan.
 
¿Cómo demonios iba a explicarles ahora que tal cosa no sería posible?
 
Resignado y en completo silencio, Lee lo siguió. Neji no era el único que se había emocionado por aquel evento que ya no tendría lugar. Ambos se habían esforzado mucho para conseguir enlistarse.
 
Todo era...tan raro.
 

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