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Bullying por RLangdon

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Día a día, semana a semana, los abusos seguían suscitándose entre la comunidad estudiantil. Útiles robados, casilleros atiborrados de basura, butacas rayadas, vaselina puesta intencionalmente en las baldosas de los corredores. El promedio escolar del grupo se vino abajo. 
 
Miradas de desconcierto, citaciones constantes a los padres de familia, reportes impartidos a quienes figuraban como mejores alumnos. Todo estaba mal en la clase, pero aquellos amargos momentos no se habían limitado ni un poco. Las respectivas sanciones habían sido dadas. Mientras que una parte del grupo era asignado a labores de aseo, el resto debía lidiar con trabajos nimios que, sin embargo, representaban una interminable pesadilla.
 
-¡Ve por ella, bola de grasa!
 
Chouji Akimichi sorbió por la nariz segundos antes de correr tras la pelota que uno de los alumnos de tercer grado había arrojado intencionalmente fuera de la línea de la cancha.
 
En las gradas, Ino Yamamaka cumplía la labor de repartir las toallas, resintiendo en sus adentros los comentarios despectivos de las chicas hacia su "nuevo estilo de cabello".
 
A Sakura le había tocado limpiar los espejos de los baños. El martirio de ver su propio reflejo, la interrumpía cada tantos minutos. No podía con la situación, con ella, con nada.
 
Siguió llorando y limpiando por intervalos.
 
***
 
Neji, Kiba, Sai y Shikamaru, no habían corrido con la misma suerte del resto de la clase. En cambio, debían pintar los contenedores de basura. Y vaya sorpresa se habían llevado cuando "casualmente" pasaron Suigetsu y Juugo. Esta vez no iba Sasuke con ellos, pero si otro par de acompañantes varones que no tardaron en hacer gala de su fuerza física. El fuerte sobre el débil. Ninguno había tenido oportunidad alguna. La paliza fue inminente y prolongada. Los profesores estaban ausentes pero así y todo, nadie se habría atrevido a decir nada por temor a que las cosas empeoraran. Cada uno era esclavo de sus propios temores y debilidades.
 
***
 
Naruto titubeó al dar vuelta a la página. Se encontraba en la biblioteca, ajeno al bullicio exterior, trataba de centrarse en el tema que encabezaría el próximo examen. Sentía mucho miedo por la ausencia de Toneri. Sabía que había escapado pero...¿y si volvía?
 
Parpadeó repetitivamente cuando unos dedos rozaron la siguiente página, cambiandola por él.
 
Levantó la mirada, atemorizado, pero pronto su semblante se llenó de dicha. Era Sasuke.
 
-Doce minutos leyendo la misma hoja- musitó, impasible. -Curioso- sonrió, contagiando a Naruto con tan simple gesto.
 
De inmediato el rubio se puso de pie para abrazarlo, lo hizo con tanta fuerza que Sasuke tuvo que sostenerse de la pared lateral para no caer. Estaban solos en la biblioteca, unidos el uno con el otro, ya no solo en presencia, sino tambien en emociones. Compartían un lazo definitivo, un vínculo afectivo que traspasaba toda barrera previamente impuesta, derivada de los prejuicios.
 
Se observaron en completo silencio. Naruto rompió poco a poco el abrazo y, sus ojos tintinearon en mudo asombro cuando se supo repentinamente besado por Sasuke.
 
***
 
Despues del almuerzo, ocurrió un hecho insólito que enlazó a todo un grupo. Se trataba de un citatorio que hacía alusión a una reunión en el audiovisual del colegio al término de las clases. Dicho citatorio había sido impreso con el sello de la escuela. Todo indicaba que se realizaría una junta, y aunque los alumnos estaban en mutuo desacuerdo, sabían de antemano que no podían evadir. Los más ilusos llegaron a concebir la errada idea de que los eximirían de sus "injustos" castigos, de las burdas actividades que debían realizar dentro de las instalaciones.
 
Las siguientes clases se desarrollaron con normalidad, sin eventualidad alguna. Todos se sabían victimas de "algo" una situacion que ellos mismos habían propiciado pero que, a su vez, ignoraban. Por ello nadie se atrevió a hablar, nadie hizo mención sobre lo que ocurría, pese a que los abusos se habían incrementado día con día. Era como si todos hubieran decidido mantener un silente acuerdo entre ellos. 
 
Y entretanto, Naruto Uzumaki miraba en derredor, absorto en la expresión meditabunda de sus compañeros, en los rostros golpeados de Kiba, Sai, Shikamaru y Neji. No entendía qué estaba pasando, pero no le gustaba en lo absoluto. Le habían dejado en paz, sin embargo, desconocía del todo la razon.
 
Horas más tarde, Naruto se retiró de la penúltima clase, presentando el justificante que le había sido entregado por la directora en pos de visitar a su padrino al hospital. Ese hecho en particular se lo había comentado a Sasuke anteriormente, asi que no le preocupaba el tener que ausentarse de las clases restantes. Habían quedado de verse más tarde en casa del Uzumaki. Lo que este ignoraba, era lo que se suscitaría ese día. Algo que él mismo había desencadenado.
 
***
 
Marcharon hacia el audiovisual en dos grupos disueltos. Por un lado, los varones y por el otro, las féminas. La escuela entera se hallaba sumida en un silencio desalentador. No se veía a ningún profesor, y el timbre de salida no había sonado en ningún momento. Algunos lo atribuían al citatorio, pero chicos más espabilados mentalmente como Shikamaru Nara sabía que ese era un hecho circunstancial, dado que el grupo citado había sido uno sólo. Así pues, había una cosa que no encajaba en la situación. El qué, era un completo misterio.
 
Entraron y rápidamente tomaron asiento según su número asignado en la lista de asistencia. De un momento a otro, la sección quedó a oscuras, y el único sonido perceptible en aquel momento...fue el de la puerta al cerrarse.
 
***
 
-Me quiere- musitó en tanto rasgaba una de las esquinas de la fotografia. Estaba sentado en el suelo, su espalda apoyaba contra la puerta. -No me quiere- rompió otro trozo. Tenía la mandíbula tensa al pronunciar tales palabras.
 
Desistió un momento de su actividad y después la reanudó, mucho más molesto que antes.
 
-Me quiere- rasgó un trozo más grande. -No me quiere...- y terminó por hacer añicos el resto del retrato, el único que había alcanzado a tomar de sus pertencias antes de trasladarse a un lugar seguro. Había abandonado el complejo Hyuga a sabiendas de la desaparición del viejo. Ya no tenía la carnada que le habría asegurado el amor de Naruto.
 
Ya no tendría a Naruto.
 
Se sujetó los cabellos blancos en medio de una expresión abrumada. Toneri Otsutsuki decidió en ese instante que si no tenía a Naruto para él...
 
No sería para nadie.
 
Rió mientras se hacía con uno de los trozos de la fotografía. Ya se le ocurriría cómo reunirse con él una última vez.
 
***
 
Sasuke se paseó tranquilamente por la plataforma, atento a los rostros mudos de sorpresa de los alumnos. Había desenchufado todos los altavoces, y previamente había acudido con Tsunade para disolver un calmante en una de sus múltiples tazas de sake sin que ella se percatara del hecho. Los demás profesores se habían retirado ya. Orochimaru había sido de ayuda para la falsificación del citatorio. Sin cuestionar nada, le había facilitado el instrumental necesario.
 
-Las últimas semanas- comenzó, frenando su andar en la parte céntrica de la plataforma. Había cuidado cada detalle, incluso había elegido ese día para realizar su empresa cuando Naruto le anunció que saldría temprano. -Se han presentado casos de abuso entre todos ustedes.
 
-N-No es posible- Sakura gimió y, prontamente, se cubrió la boca con ambas manos, sin dar crédito a lo que sus ojos veían. Tenía que haber un error.
 
-¡¿Qué diablos significa esto?!- protestó Kiba, a la defensiva, poniéndose de pie de un salto mientras oprimía sus puños con fuerza.
 
Neji, quien se hallaba a su lado, entrecerró los ojos, frío e incrédulo por la situación.
 
-Será mejor si vuelves a tu lugar y prestas atención a lo que digo- arguyó Sasuke y, tras sonreír de forma ladina, remató. -Aliento de perro.
 
Kiba boqueó. Los presentes alternaron las miradas entre ambos, sin llegar a comprender lo que acontecía, hasta que Sasuke optó por continuar.
 
-Todos estan llenos de defectos. ¿No es así, flojo?
 
Shikamaru cerró los ojos, comprendiendo al instante lo que Sasuke trataba de darles a entender.
 
-Entonces...- titubeó Ino, señalando al Uchiha con el índice. Gruesas lágrimas se deslizaban de sus ojos azules. -Fuiste tú todo este tiempo- hipó, entre confundida, triste e indignada. -Tu...
 
-Yo les ataqué en el chat grupal usando la cuenta de Naruto- le dio Sasuke la razon. Por supuesto era una falacia. Había sido Toneri el responsable, sin embargo, Toneri estaba desaparecido y alguien debía hacerse acreedor del odio generalizado. Como quiera que fuera, todo estaba fríamente calculado.
 
-¿Por qué?- inquirió Chouji en voz baja, alarmado de lo que pudiera ocurrirles. La puerta estaba cerrada, y dudaba que Sasuke fuera a liberarlos pronto.
 
-¿Por qué dieron por hecho que se trataba de Naruto sin investigar previamente?- contraatacó Sasuke.
 
El silencio precedió a la pregunta.
 
-Todos se encuentran reunidos aquí por capricho mío. Y todos, como sabrán de antemano, guardan un secreto en común...
 
Más silencio.
 
-Todos atormentaron a Naruto en un momento dado- hizo una pausa. -Y los que no lo hicieron, tampoco lo ayudaron. Hicieron caso omiso pese a ser testigos directos de los abusos a los que se veía sometido por varios de ustedes.
 
-Pero...- Sakura fue a objetar, recibiendo a cambio una mirada llena de desdén de su interlocutor, quien prontamente se apresuró a silenciarla.
 
-¿Pero...?- se mofó Sasuke, y al instante sus pupilas adquirieron una tonalidad rojiza en consecuencia de los rayos solares que se filtraban por uno de los ductos superiores que no estaban en funcionamiento. -¿Dejaron a Naruto explicarse? ¿Unas simples ofensas virtuales merecían lo que ustedes le hicieron?
 
Nadie respondió.
 
-¿O acaso era un medio de desahogo para ustedes? ¿Era un escape? ¿Se sentía bien atacar a un inocente?
 
-Hijo de puta.
 
Kiba subió a toda carrera a la plataforma, dispuesto a arremeter al menos un golpe, pero fue frenado en seco por el brazo del Uchiha.
 
-Me das lástima, aliento de perro- susurró Sasuke en el oído del Inuzuka momentos antes de torcerle el brazo en un ángulo inverosímil. La fractura fue instantánea. El grito reverberó dentro del área, y habría alcanzado las afueras de las instalaciones, de no ser porque las paredes del cuarto eran isonorizadas.
 

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