Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bullying por RLangdon

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cuando ingresó a la sala de chat, la lista de usuarios conectados se desplegó automáticamente en la pantalla. Atento, Toneri repasó uno a uno los nombres, sonriendo para sus adentros al ubicar a Naruto entre ellos.
 
Oh, grata satisfacción.
 
Era la vigésima vez del día que revisaba y actualizaba la página. Ya habían transcurrido diez días desde que se hubo aislado a orillas de la ciudad, en un modesto apartamento que le permitía vivir en la comodidad del anonimato. La policía seguiría buscándolo hasta entonces, pero no importaba. Nada más importaba ya. Pronto todo terminaría. En poco tiempo dejaría de ocultarse.
 
Había creado una cuenta alternativa. Pese a haber hackeado la de Naruto, sabía que esta última no le sería más de utilidad. La contraseña del Uzumaki seguía siendo la misma, y, hasta cierto punto, Toneri había dudado de que su plan tendría éxito. Podría haberse hecho con el número telefónico, pero sería más complicado cubrir sus propias huellas más adelante, cuando el momento lo ameritara.
 
"Hola, Naruto" escribió el mensaje, dudando por escasos segundos antes de enviarlo.
 
Lastimosamente, Naruto tenía que morir.
 
***
 
Naruto apenas tuvo tiempo de pestañear al ver a Kiba pasar cautelosamente a su lado, sujetándose el cabestrillo del brazo. Lo vio de soslayo tomar un par de libretas de uno de los casilleros antes de que el Inuzuka saliera corriendo.
 
Seguían repeliéndolo. Todos lo hacían, pero en esta ocasión era diferente. Y si bien antes lo amedrentaban, ahora más bien pareciera que huían de su presencia. No lo repelían por disgusto o desprecio, sino más bien por miedo.
 
Era rídiculo. Carecía totalmente de sentido. Y sin embargo, así era. Naruto lo venía notando desde varios días atrás. Había pasado de ser molestado y golpeado, a ser rotundamente ignorado por todos.
 
Las cosas eran mejor así ¿cierto?
 
Viró el cuerpo hacia el frente y tomó su bento del almuerzo. Hoy no comería en la cafetería.
 
El resto del día, Naruto presenció algunas situaciones que rayaban entre lo absurdo y alarmante. Varios de sus compañeros habían faltado en días pasados a causa de una extraña gripa que se había propagado. O al menos eso habían anunciado los profesores. Lo cierto era que la ingenuidad de Naruto lo había orillado a tragarse la mentira, hasta ese momento.
 
Primero fueron Sakura e Ino. Ambas caminaban a la par de la otra. Llevaban gafas de sol. Y Naruto no necesitó ser adivino para saber la causa. Tenían los párpados hinchados, ya fuera por haber estado llorado previamente, o por haber sido...golpeadas.
 
Pero la cosa no acababa allí, ni de lejos, Neji seguía sin presentarse, lo mismo que Hinata. Sai se había enclaustrado en sí mismo. De vez en cuando salía a los jardines para pintar algo en su cuaderno de dibujo, pero nadie lo había oído pronunciar una sola palabra. Era como si hubiera hecho un voto de silencio, o como si le hubieran amenazado por algo.
 
El último, pero no menos importante, era Chouji. Naruto se lo había topado algunas ocasiones en el lavabo, devolviendo el estómago. Al principio había creído que se encontraba enfermo, pero resultaba incoherente que una enfermedad estomacal durara más de una semana. Lo que le había llevado a pensar que el Akimichi vomitaba por voluntad propia, se inducía a sí mismo el vómito. Pero, ¿Por qué?
 
Naruto había empezado a sospechar que era por la misma razón que provocaba aquellas miradas de tristeza en el resto de sus compañeros.
 
**
 
-No lo entiendo- fue hasta más tarde, cuando se hubo reunido con Sasuke en el receso, que Naruto probó a indagar una vez más al respecto. -Es como cuando tienes un mal día, pero a ellos les está ocurriendo a diario.
 
Sasuke, sin evidenciar expresión alguna, lo alentó con un simple ademán a que terminara la comida.
 
-Deben tener sus razones- hizo una pausa y bebió de su jugo. -O quizá sea el karma- sentenció seriamente.
 
Naruto arrugó la nariz.
 
-Pero no tiene sentido. Y siento que es mi culpa, pero no sé por qué.
 
Un poco más exasperado por la reiteración de la plática, Sasuke suspiró.
 
-Dejalo ya, Naruto. Todo volverá a la normalidad tarde que temprano. Hay cosas más importantes ahora.
 
Alzando una ceja, Naruto se aventuró a preguntar.
 
-¿Cómo qué?
 
-Como estar alertas por si alguien aparece- Sasuke remarcó lo ultimo, a sabiendas de que Naruto comprendería a quién se refería. Y asi fue, la expresión del Uzumaki demudó a una de preocupación.
 
-Toneri.
 
Sasuke asintió paudadamente antes de tomarlo de las manos.
 
-La policía esta haciendo su trabajo, solo no debemos bajar la guardia, Naruto.
 
-A veces siento que todo fue una pesadilla, de verás. -dejó el cartón de leche a un lado y miró a Sasuke a los ojos. -Y siento que no ha terminado.
 
Sasuke le acarició suavemente los nudillos. Tenía una y mil cosas en mente que no se atrevía a expresar todavía.
 
-Estamos juntos en esto. Pesadilla o no, llegara a su fin. Eso te lo aseguro.
 
Naruto sonrió en respuesta. Deseaba creerle a Sasuke, pero en el fondo, sus miedos se hacían cada vez más fuertes.
 
**
 
Nunca había visto a Jiraiya tan feliz hasta aquel momento. Le habían dado el alta hace algunos días, y su padrino no había pérdido el tiempo para contactar a las editoriales, dispuesto a redactar dos novelas que, afirmaba, serían un rotundo éxito tan pronto salieran a la venta. Una autobiografía y una versión más extensa sobre la historia de un héroe llamado Naruto, serían la clave de sus dos obras maestras.
 
Enternecido, Naruto observaba al mayor escribir a toda prisa en la máquina. Jiraiya estaba chapado a la antigua, y seguía rehusandose a usar aparatos más modernos. Verle escribir con tanto júbilo, le unfundió ánimos al menor. Iruka se encontraba muy ocupado últimamente con los asuntos escolares. Pronto terminaría el curso y quedaban pormenores por resolver.
 
-¿Por qué no te sientas y me ayudas a escribir un poco, enano?
 
Naruto fue a responder una negativa, pero se arrepintió al ver el semblante de Jiraiya. Estaba demasiado emocionado, lleno de dicha. Sensación que, desafortunadamente, Naruto no compartía. Se sentía inquieto, preocupado.
 
Tomó asiento frente a la máquina y, a punto de teclear, se volvió hacia el anciano.
 
-¿Qué pasará con mis compañeros?- inquirió, traspasando un tono de seriedad a sus palabras.
 
Jiraiya se alzó de hombros, pero su mirada ensombreció entre un dejo de rabia y determinación. Le molestaba la simple mención de "compañeros". Aquellas alimañas no merecían consideración alguna. Y sin embargo Naruto tenía el mismo corazón noble de quienes fueran sus padres.
 
-Serán expulsados tan pronto termine el mes- respondió, impasible. -No disponíamos de pruebas. Pero la consciencia los llevó a confesar sus fechorías. Primero fue uno, luego fueron todos...¿Alguno te pidió disculpas?
 
La pregunta tomó desprevenido a Naruto. No sabía de qué forma decirle a Jiraiya que no, no se habían disculpado, pero sus expresiones de arrepentimiento y miedo lo perseguían por los pasillos del colegio todo el tiempo. Eran disculpas mudas, atrapadas en el silencio, pero allí estaban.
 
-Pues...- demoró mucho al pronunciar, y su mirada se deslizó al suelo cuando Jiraiya lo tomó firmemente de los hombros.
 
-Si llegan a molestarte nuevamente...- su frase fue interrumpida por el repiqueteo del teléfono. Hecho que aprovechó Naruto para deslindarse de la situación y subir a su recámara. Quería que todo acabara cuánto antes. Deseaba con toda su alma que todo volviera a la normalidad.
 
**
 
Fue una noche de pesadillas. Había soñado que Kiba y Sai lo mantenían cautivo en el salón de clases mientras el resto de sus compañeros lo observaban todo desde las ventanas laterales. En cada golpe imaginado, el cuerpo de Naruto se retorcía en la cama. Dos veces despertó sintiéndose herido física y emocionalmente, pero no era real, ya no lo era. Nadie le haría daño.
 
Todavía sintiéndose asustado y con el corazón latiendo cual aleteo de colibrí, Naruto se limpió las lágrimas. Todo lo que le ocurría ahora, era consecuencia del pasado. Secuelas que lo perseguirían por un tiempo, hasta que lograra superarlas. ¿Y qué mejor modo de superar los miedos que enfrentándolos?
 
***
 
Hacía unos minutos desde que sonara el timbre que indicaba el cambio de hora. Era viernes, y si no se apresuraba, perdería toda oportunidad por llegar al fondo del asunto.
 
En cuánto lo vio, hizo lo que nunca antes se hubiera atrevido, le bloqueó el paso.
 
La mirada de Kiba pasó del desconcierto al pánico cuando sus ojos se encontraron a pocos centímetros de distancia.
 
-Quiero saber qué esta pasando- dijo Naruto con inflexible determinación. Ya no sentía miedo, pero el Inuzuka si. El rubio lo corroboró al verlo mirar en todas direcciones, temeroso, angustiado. Seguramente temía que algún profesor les viera, puesto que tenían prohibido cualquier aproximación hacia su persona.
 
-E-Escucha- Kiba rió nervioso. -Me porté como un idiota, pero ya me han hecho ver mis errores. No debí...
 
-¡Pero miren que tenemos aquí!
 
La exclamación provino del mismo pasillo en que se encontraban. Naruto miró confuso al chico albino de ojos violetas que señalaba el casillero de Kiba con una sonrisa torcida. Parecía entre sorprendido y divertido.
 
Al instante, Kiba corrió hacia su casillero, pero fue tarde. Los alumnos desperdigados por el patio, acudieron ante la ola de cuchicheos.
 
-¡Es mentira!- trataba en vano de cerrar el casillero, pero las bisagras habían sido retiradas.
 
-Con que gay de closet- sonrió Suigetsu, arrancando una de las fotografías. El interior del cubículo metálico estaba lleno de ellas. Eran tomas de Kiba frecuentando un bar homosexual. Y lo mejor de todo es que eran auténticas. -Creí que habías aprendido la lección- se inclinó para susurrar lo último, consciente de que Naruto les observaba, sumamente desconcertado por la situación. -Al jefe no le gustará saber que estas incumpliendo las normas.
 
Fue todo. Antes de que las risas cobraran intensidad, Kiba se retiró a toda carrera, llorando.
 
Y por más que lo intentó, Naruto no pudo alcanzarlo.
 
Dos incidentes más ocurrieron a lo largo del día, y en ambos casos fue cuando Naruto quiso acercarse a alguien para exigir respuestas, razones, cualquier cosa. No obstante, no había obtenido nada.
 
Shikamaru se había hecho el dormido y, con nada, Naruto fue capaz de levantarlo. Aunque si había visto las ojeras del Nara. Obvia señal de que estaba trasnochando.
 
Su tercer intento consistió en acudir con Sakura. Y en esta ocasión, el rubio sintió auténtico horror al verla aplicarse una plasta de maquillaje tras otra, alegando que debía lucir siempre hermosa para alguien especial. Sakura no solo estaba fuera de si, parecía hallarse en otro mundo. Sus ojos verdes ya no evidenciaban ningún dejo de cordura. Estaba enloqueciendo por una causa que solo ella conocía.
 
¿Es qué nadie se daba cuenta de que algo horrible estaba pasando?
 
Tras varios intentos fallidos por querer hacerla entrar en razon, Naruto decidió que lo prudente sería llevarla a la enfermería. En ningún momento del trayecto, Sakura soltó su espejo de bolsillo, ni la gruesa brocha con la que aplicaba la mezcla de la base.
 
La enfermera había dicho que Sakura se encontraba en ese estado debido al estres, que era algo temporal, y que probablemente (basándose en su expediente) estuviera tratando de llamar la atención.
 
Naruto, sin embargo, sabía que se trataba de algo mucho más oscuro.
 
De pronto, se dio cuenta de algo que no había notado hasta ese momento. Sasuke empezaba a distanciarse de él.
 
Afligido, decidió que lo mejor era desistir en su afán de llegar a la verdad.
 
Se dirigió a su salón y antes de que pudiera llegar a su pupitre, Ino Yamanaka apareció en el umbral de la puerta, su rostro distorsionado en una mueca de alarmante preocupación. Venía corriendo, por lo que tardó unos segundos en recuperar el aliento. Gruesas lágrimas humedecieron sus mejillas al desbordarse finalmente. Y sus débiles e incomprensibles tartamudeos, se redujeron a una sola frase que reverberó en el aula
 
-¡Sai se suicidó!- soltó, segundos antes de caer de rodillas. -Se ahorcó en el taller de arte- gimoteó con ambas manos sobre su acongojado rostro.
 
Todos se pusieron de pie, queriendo procesar la noticia. Naruto se supo inmediatamente observado por el resto, pero su mente de desconectó antes de que pudiera decir nada. Su cuerpo se vino abajo y su entorno se tiñó de negro.
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).