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Bullying por RLangdon

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Los humanos son débiles en la medida de sus corazones. Las personas se vuelven más vulnerables cuando poseen la capacidad de sentir empatía, y eso Toneri lo sabía a la perfección.
 
No hacía falta tener un vínculo estrecho con la otra persona para desarrollar aquel sentimiento de humanidad. Sin embargo, cuando existía, la sensación se intensificaba de manera excesiva.
 
-¿Sabes? voy a disfrutar mucho viendo esto- susurró en el oído del Uchiha, (quien yacía atado a uno de los pilares traseros del jardín, inconsciente por el golpe que había recibido previo a su secuestro).
 
Toneri había elegido ese día en específico porque por fin se graduaba. En el instituto se celebraría un baile para la ocasión, pero por supuesto, él no figuraba en las listas. No, él era un criminal y ahora debía vivir en las sombras. Por lo que había decidido celebrar su propia trascendencia en el segundo complejo de los Hyuga, con solo unos cuantos invitados, sus familiares más cercanos, más queridos, aquellos que jamás le traicionarían.
 
Fue así que Hiashi, Neji, Hinata y Shion se unieron al pequeño festejo. Más sin embargo, faltaba un invitado más. El más importante de todos.
 
-Debe ser espantoso perderte el baile de graduación- comentó, viendo en dirección al Uchiha, quien yacía cabizbajo y silenciado gracias a la cinta aislante. -Tranquilo. Pronto nos acompañara alguien de relevancia- sonrió y miró el reloj. Estaba impaciente, quedaban aún diez minutos para la hora acordada. Una fotografía enviada a la cuenta del rubio había sido suficiente incentivo.
 
Naruto era demasiado influenciable para omitir una amenaza de ese calibre. En especial si tal amenaza de muerte involucraba a su "enamorado"
 
Qué sencillo había sido observar la rutina simplona de Sasuke Uchiha. Establecer un patrón en sus rutas de desplazamiento para finalmente acorralarle en el menor descuido.
 
Y todo sin margen de error.
 
-¿Puedo hacerme fotos con él?, ¿puedo, puedo?- Shion hizo una mueca de desespero. A veces podía llegar a ser una auténtica molestia, pero siempre le había apoyado, en las buenas y en las malas. Solo por ello, Toneri le apreciaba.
 
-Adelante- le cedió el paso y dirigió su mirada hacia Hiashi, quien lucía algo aturdido e incómodo con la situación. Existían muchas formas para sobornar a alguien, pero el linaje marcado por la familia era más que suficiente para que el adulto se repensara al tratar de delatarle o entregarle a la policía. Tal cosa implicaba manchar a la generación entera, y por ello callaba.
 
Hinata y Neji eran simples marionetas. Solían rivalizar en su infancia, pero aquello había quedado atrás. Ahora todos conformaban una familia.
 
-Cinco minutos- anunció, yendo hasta la mesa para tomar una copa y golpearla ligeramente con la cuchara. -Quiero hacer el brindis mientras tanto- el ligero tintineo del golpe contra el cristal, logró que Sasuke se espabilara.
 
El Uchiha observó de refilón como Shion cesaba con los flashes de su teléfono para ir corriendo hacia la mesa y tomar su respectiva copa.
 
-Esta noche es especial- empezó Toneri, plisando su traje blanco con una mano, sonriendo radiante ante su público. -Terminada la velada, me marcharé a Europa para iniciar una nueva vida. Me espera un futuro brillante allá afuera, y por ello, quiero brindar por todos nosotros- se volvió hacia sus familiares y todos alzaron la copa de vino tinto en perfecta sincronía, sumidos en una felicidad utópica, desbordante de la personalidad manipuladora del orador. -Pero no me marcho solo- sonrió aún más, provocando que Sasuke se asqueara. -Alguien me acompañara en mi travesía. Y es por ese alguien, por quien aguardamos.
 
Toneri alzó más la copa, dio un suave golpeteo contra la de sus parientes y apresuró la bebida de un sorbo. Todos lo imitaron y retornaron a sus respectivas actividades. Shion haciéndose fotografías, Hinata escuchando la perorata de Neji, y Hiashi sirviendo la cena.
 
-Nuestro anfitrión esta algo retrasado- gesticuló Toneri, mirando ocasionalmente hacia la puerta.
 
Había sido muy explícito en su amenaza, pero se aseguró de usar un teléfono descartable. Naruto no llamaría a la policía porque sabía que la vida de Sasuke peligraba, que él lo mataría sin reparos en cuanto la primera patrulla estacionara afuera de su casa.
 
Aguardó diez minutos más, hasta que la desesperación se apoderó de él y se aventuró a marcar el número.
 
De haber estado centrado, se habría dado cuenta de que Sasuke había esbozado una fina y casi imperceptible sonrisa bajo la cinta.
 
Cuando el número emitió el pitido característico de la llamada, algo insólito sucedió. El timbre telefónico de Naruto se hizo presente en la estancia.
 
Toneri miró confundido en derredor, y dejó caer el aparato al notar de dónde provenía el ruido. El pantalón de Sasuke.
 
Se volvió violentamente en su dirección y extrajo el móvil de Naruto del bolsillo delantero.
 
-¿Qué...?- fue todo lo que pudo articular antes de que una serie de arcadas lo hicieran doblarse sobre la hierba. Una y otra vez devolvió el estómago. Metros más adelante, sus familiares hacían lo mismo.
 
Parsimonioso, Sasuke se deshizo de las ataduras que previamente había estado rasgando con ayuda de una navaja de bolsillo. Se retiró pausadamente la cinta de la boca y movió sus articulaciones para deshacerse de la sensación de entumecimiento.
 
-¿Qué...qué hiciste, maldito?- Toneri vio a Sasuke avanzar primero hacia Hiashi, quien yacía de rodillas frente a la mesa. Lo tomó firmemente de los hombros y rasgó profundamente la yugular con la navaja. -Detente...
 
Pero Sasuke ignoró la súplica. Había anticipado e ideado todo a su manera. Hincó la navaja en el vientre de Hinata y efectuó la herida mortal en horizontal, viéndola contraerse un par de veces hasta la muerte.
 
No había remordimientos.
 
No había culpa.
 
Apuñaló a Neji por la espalda hasta el cansancio, y se entretuvo mirando como Shion lloriqueaba y extendía un brazo en dirección al albino.
 
-Hermano, ayúdame.
 
Sasuke le sostuvo la mirada a Toneri, apreciando el dolor, el silente ruego. De todos sus familiares, ella era quien más importaba. Tenía una conexión poderosa con ella. Fue por ese motivo que Sasuke la dejó al final.
 
-No la lastimes.
 
Toneri trató de levantarse, pero el arsénico que ingirió en el vino lo había debilitado.
 
Todo lo que Sasuke tuvo que hacer fue confiscar el móvil de Naruto y asumir su identidad. Había adoptado una rutina predecible con el afán de ser el blanco, y cuando Toneri creyó tenerlo a su merced, solo necesitó prepararse. Se había vestido de gala y había adquirido la botella más cara de todas. Había inyectado el líquido desde la tapa, convencido de que el otro la usaría para humillarle aún más.
 
Un psicópata en la mente de otro psicópata.
 
Lo único que hizo fue ponerse en el lugar de Toneri para pensar como él, y el resto estaba hecho.
 
-La sangre directa, duele más- dijo Sasuke antes de tirar del cabello de la nuca, exponiendo el níveo cuello de la chica. Las pesadillas más recurrentes de Sasuke se centraban en la muerte de Itachi y él presenciandola en primer plano.
 
-Por favor- Toneri se arrastró por la hierba. -A ella no- y con aquellas palabras, firmó la sentencia de muerte de su ser más querido.
 
Sasuke no vaciló al enterrar la navaja, deslizó con fuerza de extremo a extremo, con tal frialdad, que pareciera que en realidad cortaba un simple objeto inanimado.
 
La sangre se expandió por el suelo.
 
-Eres...un...maldito.
 
Sasuke lo contempló, mecánico, no había emoción alguna en su expresión.
 
-Mezclé arsénico y belladonna- explicó monótono al ver que Toneri se sostenía la cabeza con ambas manos, aún en estado de shock. -Te quemará la garganta y posiblemente el esófago. Tendrás alucinaciones, y dentro de poco vas a convulsionar, paralizara tus nervios y morirás.
 
-La policía va a atraparte- masculló Toneri en medio de otro acceso de vómito.
 
-No lo harán- Sasuke se aproximó a la mesa y dejó una carta sobre ella. -Porque te suicidaste. Un criminal inestable que perdió los estribos, asesinó a su familia y después acabó con su vida.
 
Todavía tuvo tiempo de verle convulsionar antes de abandonar la residencia.
 

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