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Bullying por RLangdon

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Nunca, ni siquiera en sueños, Naruto se habría imaginado semejante reacción del Uchiha tras el embarazoso accidente en que se vieron involucrados. Y es que Sasuke, después de haberse levantado, y ayudado a él a incorporarse, no hizo otra cosa que tomar la bandeja con alimentos de la barra y sostenerlo firmemente de la muñeca para luego guiarlo a la terraza a espaldas de la biblioteca.

Naruto, a pesar de estar aún aturdido por los hechos, se dejó arrastrar, convenciendose a sí mismo de que recibiría la paliza de su vida a manos del prodigio, arrogante y narcisista Uchiha. Y casi lo deseó de esa manera, por fin Sasuke se alejaría, y él estaría un poco más tranquilo, sabiendo que no tenía que dar más excusas tontas y mentiras tan burdas y falaces.

Por eso, cuando llegaron a la zona intermedia que yacía oculta tras varios árboles de cerezo, Naruto cerró los ojos, se preparó mentalmente para recibir la lluvia de golpes, y se dijo que tendría que aguantar hasta el final, que no era la primera vez que alguien le asestaba un buen golpe, y tampoco la última

-¿Te vas a quedar allí todo el tiempo?- la voz desprovista de sentimiento alguno, terminó por devolverlo a la realidad. Lentamente abrió los ojos y se viró hacia la mesa que el Uchiha acababa de ocupar, distribuyendo equitativamente los alimentos sobre la misma y, aguardando por su presencia.

Y Naruto se sintió repentinamente estúpido. Pero no lo demostró, y en cambio fue a sentarse, algo incómodo, cohibido y escéptico.

-Quítate el gorro- más que petición, sonó como una órden. Exigencia que Naruto no desestimó, dado que no quería seguir tentando su suerte. Asi que se quitó la prenda oscura de la cabeza, las gafas habían quedado rezagadas en algún lugar de la cafetería y sabía que no tenía caso ir a buscarlas ahora.

Su rebelde y puntiaguda cabellera rubia quedo al descubierto. Y Naruto se sintió extraño sin las dos prendas de relevancia que había estado usando el último mes.

-Fue un accidente, de veras- se justificó, sospechando que el Uchiha pretendiera vengarse de alguna manera. Sin embargo, Sasuke asintió, restándole importancia a lo recién dicho, extendiendole una manzana y la mitad de su emparedado que Naruto no tardó en engullir, más por nervios que por hambre. Era la primera vez que comía con otro estudiante, y que encima fuera Sasuke Uchiha, parecía una utopía digna de algún cuento de hadas.

-¿Tus amigos?- inquirió Sasuke al cabo de unos minutos, había esperado a que Naruto terminara la manzana para poder exponer sus dudas.

-¿Amigos?- Naruto quiso reír ante la frase.

Por un segundo, tuvo el repentino impulso de decirle todo, de contarle como habían sido las primeras semanas de su llegada al colegio, el cómo se había hecho amigo de una chica muy tímida, nerviosa y rara, un chico inteligente pero algo flojo, y sobre todas las cosas, deseó contarle sobre su mejor amiga Sakura Haruno, y quien no había vuelto a dirigirle la palabra de un día para otro. Ansiaba relatarle cómo fue que la clase entera se puso en su contra de la noche a la mañana y cómo fue su exclusión de todas y cada una de las amistades que había hecho...pero no pudo, porque al intentar pronunciar palabra, un grueso nudo atravesó su garganta, obligándole a callar, a mantener su sufrimiento en secreto.

-¿No tienes amigos?- el semblante circuspecto mutó a uno de incertidumbre cuando Naruto negó en desaprobación. Sasuke chasqueó la boca (el regusto del beso que aún cosquilleaba, se había grabado a fuego en su memoria).

Y el fuego crecía y crecía, exténdiendose por todo su cuerpo cada vez que intentaba hacer contacto visual con Naruto. Joder, era guapísimo el maldito. Y pensar que se disfrazaba de aquella forma tan rídicula, no hacía más que reafirmar sus conjeturas respecto a lo extraño e idiota que era.

-¿Qué harás después de clases?- de acuerdo, estaba siendo impulsivo. La arrogancia atrofiaba sus neuronas, y el orgullo pregonaba por tomar control de la situación, al grado de querer volver a verlo, en un ambiente más ameno de ser preciso.

Naruto pestañeó, se hizo de su gorro una vez más y, al oír las risas a sus espaldas, sus alarmas internas se encendieron, advirtiéndole de un posible nuevo peligro.

-¿Cuánto...?- preguntó en un hilillo de voz, mirando incriminatoriamente a su interlocutor, quien no hizo más que mostrarse genuinamente confundido por el cambio abrupto de la conversación. -¿Cuánto te pagaron por salir conmigo? ¿Qué te ofrecieron?

A Sasuke le tomó un par de minutos razonar en los señalamientos, y fue muy tarde para tratar de aclarar tan nimio malentendido, porque, para entonces, Naruto se había ido corriendo.
**

Estaba agitado, sudoroso y cansado. La clase de gimnasia se había extendido media hora más debido al retraso del profesor de deportes. No era usual que Maito Gai se ausentara a una sola de las prácticas en la cancha de entrenamiento, pero esta vez había sido la excepción.

Cuando la campana anunció el término de hora, Naruto pudo respirar más tranquilamente. Como era de esperarse, nadie lo había escogido para figurar en ninguno de los dos equipos de baloncesto, y dado que tenía que efectuar una actividad, se había visto forzado a correr tras la pelota cada vez que esta salía de la línea delimitante de la cancha, devolviéndola después a su lugar correspondiente. Dicha actividad tuvo que realizarla al menos setenta veces. Y no porque el partido se hubiera extendido o porque algún novato tuviera el descuido de desviar su puntería vez tras vez. Todo se debía a un hecho intencional, todos ellos lanzaban el balón fuera de la cancha a próposito, para que Naruto se desgastara, para que sudara como nunca en su vida, y para que sintiera nuevamente el rechazo de ellos. Y Naruto lo había aceptado, como quien acepta su derrota tras varios intentos fallidos de alcanzar una meta. Tal era el caso del Uzumaki.

Pero no todo era tan malo. Por lo menos su mente había estado ocupada para evitar pensar en la jugarreta en que había estado a punto de caer con el arrogante genio Uchiha.

-¡Atrápala!

El golpe fue tan rápido y preciso, que Naruto no lo vio venir. Trastabilló al impactarse el balón contra su rostro. Ardor, dolor, y un fuerte hormigueo en la nariz, se conjugaron para desatar una hemorragia que Naruto no notó hasta no ver el fino hilillo carmín que escurría de su barbilla hasta el suelo.

Un mareo lo asaltó, pero consiguió asirse de una de las gradas para no caer.

Al oír las risas, sus ojos se empañaron en lágrimas.

Lágrimas que no dejó caer. Hasta hallarse a solas en las duchas...
**

Por fin el día terminaba. Solo tenía que acabar de ducharse para poder ir a casa, para aislarse de todo y de todos, para atender sus heridas y forjar una máscara indolora que le ayudara a hacer frente a la próxima semana.

Por diez minutos exactos, Naruto se enjabonó suavemente el cuerpo y rostro, cuidando de no tocar su adolorida nariz que aún punzaba por aquel duro golpe recibido. No debió bajar la guardia, pero ya no era momento para lamentarse.
**

-¿Sakura?

La susodicha dejó de aplicarse el labial, y furiosa, confrontó la mirada azulada de su mejor amiga, exigiéndole mediante su severo contacto visual que se alejara, que la dejara tranquila mientras trataba de procesar el maldito lío que se había esparcido por toda la escuela como pólvora.

¿Naruto besando a Sasuke?

Si antes le quedaba la menor duda de lo que Naruto estaba haciendo, ahora ya no tenía ninguna. Era lógico, tan obvio que se sintió idiota por no haberlo sabido antes.

-Vete, cerda- farfulló, colérica, dirigiendo una última mirada al espejo. Ino, sin embargo, no se movió de su sitio, y antes bien, se llevó las manos a las caderas en una pose dramática en tanto gesticulaba.

-¿Vas a permitir que se salga con la suya, frente de marquesina?- Sakura arrugó el entrecejo por la mención. -Primero los estúpidos apodos, y ahora esto. Bueno, ¿Qué sigue después?

-El lo sabía- susurró la Haruno en un quedo murmullo. -Naruto sabía que a mi me gusta Sasuke, prácticamente desde siempre.

Ino asintió, conforme con lo recién dicho.

-Te traicionó, Sakura. Eso fue lo que hizo- enfatizó con una mueca de desprecio. -No es más que un bufón. Se ríe a nuestras espaldas y después actúa como un maldito ángel que no sabe nada.

-Finge no estar consciente de lo que provoca a su alrededor- le dio la razon Sakura, mirando entristecida a la rubia. -Se escuda tras la computadora para poder atacarnos a su antojo, una y otra vez.

-¿Sabes que fue lo último que público?- inquirió la Yamanaka con hastío. Sakura negó con la cabeza, no quería imaginarse hasta qué punto Naruto había metido la pata con el grupo, pero lo intuía. -Escribió que Kiba tiene aliento de perro. Cosa que es verídica, pero no es el punto- tomó el labial del lavabo y se aplicó una fina capa. -Naruto no tiene derecho a juzgar a nadie. Y menos de manera tan cobarde. El idiota no escarmienta con nada. Ahora dime ¿te pidió disculpas por lo que hizo?

Sakura, sintiendo la rabia encenderse nuevamente, omitió su contestación.

-Manchó permanentemente tu reputación al besar a Sasuke- siguió Ino, haciendo exagerados ademanes para remarcar cada palabra dicha. -Imagina que logras tu objetivo de acercarte al sexy Uchiha, lo seduces, te invita al baile de graduación, se hacen pareja. ¿Y que dirá todo el mundo mientras tanto?

Sakura bajó la mirada.

-No lo sé. Ni siquiera he podido acercarme.

-Pues yo si sé qué dirán- Ino sonrió con mofa. -Dirán que Sasuke es gay, que su primer beso fue con un chico y que le gustó tanto que quiso encubrirse al salir con una tipa fácil y cualquiera que este dispuesta a lidiar con el perpetuo rechazo. Y esa, mi querida frentona. Eres tú- le señaló la frente con el dedo. Y esa fue acción suficiente para que Sakura se deshiciera en un mar de lágrimas.

**

Naruto suspiró en medio del vapor. Cerró la llave del agua y se sacudió un poco el cabello para retirar el exceso de humedad. Se sentía un poco mejor ahora, el baño había ayudado a relajar sus alterados nervios. De nada servía estresarse, solo terminaría enfermandose por ello. Lentamente abrió la puerta, se dirigió a su casillero y al notar la ausencia de la toalla sobre el banquillo, cada músculo de su cuerpo se congeló.

Buscó debajo de la banca, detrás de los lockers, dentro de cada cubículo de las duchas. Pero su búsqueda no solo fue infructuosa, sino penosa. Su ropa tampoco estaba...

-No, no, no, no- se repitió mientras caminaba de un lado al otro, desesperado por hallar sus prendas, por lo menos sus pantalones. Sin embargo, si encontró algo, una muda de ropa femenina pendía de una de las puertas.

Naruto cerró los ojos y se frotó el rostro en evidentes ansias. No podía salir desnudo. Asi que, tragándose el último gramo de su dignidad, se hizo de aquellas prendas.
**

-¡Preciosa!- se oyó un sílbido a lo lejos.

Las risas se desataron en un eco irregular. Estudiantes, hombres y mujeres reían por igual, señalando el objeto de sus estridentes burlas con el índice, viéndole pasar con la cabeza agachada, los ojos fijos en el suelo, y las comisuras de los labios rígidos.

Ante semejante alboroto, Sasuke, que se había quedado después de clases investigando el expediente de cierto alumno revoltoso, se vio atraído por el bullicio de la muchedumbre estudiantil. Rodeó el tumulto de alumnos y lo vio.

De un momento a otro, no dio credito a lo que sus ojos veían, pero luego se convenció de los hechos. Corrió para bloquearle el paso a Naruto, quien vestía una falda roja y blusa de encaje semiescotada.

-¿Naruto?- el rubio alzó la mirada, y con labios temblorosos profirió lo que todos estaban esperando que dijera, lo que haría que finalmente todos perdieran el intéres por humillarlo y lo dejaran (por lo menos en aquel momento) tranquilo.

-Me gusta la ropa de mujer.

Todos rieron. Todos excepto Sasuke, que frunció el entrecejo ante el tumulto. Su mirada de desdén bastó para dispersar a la multitud.

-¿Eres masoquista acaso?- se desabonó el saco y cubrió con el a Naruto. -¿En dónde vives?

Naruto quiso decirle que se alejara, que lo dejara solo, que estaba cansado fisica y emocionalmente, pero en vez de eso, señaló en dirección al poniente.


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