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Bullying por RLangdon

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Naruto se quedo mirando por tiempo indefinido su credencial, todavía rememorando la ayuda que había recibido del Uchiha el día anterior. Sin poder salir aun de la ensoñación, giró lentamente la cerradura de su casillero, siguiendo el patrón de la combinación. Siete dígitos exactos y la puertecilla metálica se abrió con un chasquido seco.
 
De inmediato, Naruto retrocedió, sus oídos no prestaron atención a las risas, pero su mirada no fue capaz de esquivar las decenas de fotografías y frases adheridas en las paredes internas de su casillero. La mayoría de las fotografías pertenecían a hombres semidesnudos en cuyo reverso se leía:.
 
"Masturbate con esto"
 
El resto de imagenes habían sido sacadas de varias revistas y enciclopedias que hacían una burda comparación de zorros con su persona, todas con alusivas frases que alentaban a buscar las diferencias entre ambos "especímenes", cuál era la mascota perfecta, y varias insinuaciones más que Naruto no quiso seguir leyendo.
 
Sumamente afectado, arrancó cada una de las fotografías e imágenes, y ni siquiera se percató de en qué momento Kiba se situaba junto a él hasta que fue demasiado tarde. El flash de la camara lo cegó por varios segundos. Y entretanto, la multitud estudiantil aplaudía enardecida por los nuevos cotilleos que se armarían a partir de tal descubrimiento.
 
-Espero que no te importe- se burló Kiba, alzando la cámara en actitud de victoria y sonriendo al máximo. -Es para el anuario escolar, ya sabes, chicos promiscuos.
 
Naruto cerró su casillero de un portazo, sintiendo atragantarse con el molesto nudo que se formaba una y otra vez en su garganta.
 
¿Hasta cuando...?
 
¿Cuándo iban a parar?
 
***
 
-¿Naruto?
 
Naruto dejó de mirar su pupitre, levantó la mirada y se vio a sí mismo aislado de sus compañeros, quienes habían formado varios equipos para realizar alguna actividad en específico. Actividad a la que él no prestó atención por hallarse cavilando, ajeno al entorno, como una pieza de rompecabezas que no encaja con el resto.
 
-Sigo esperando, Uzumaki- espetó el profesor. Ebizu era su nombre, y no había un solo alumno que no lo tuviera por pervertido empedernido a raiz de una revista pornografica que había sido descubierta en su portafolios meses atrás. Ebizu, a pesar de su estricta personalidad y extraña apariencia, era buena persona. Había sido nombrado como orientador y se le habían asignado tres de los seis grupos primerizos del colegio.
 
Naruto se puso de pie, observó a uno y otro equipo, y rasgó inconscientemente la pintura de su banco al notar que Sakura le esquivaba la mirada con un gesto extremadamente desdeñoso que dejaba en claro su actual postura.
 
-Creo...- miró a Shikamaru hacerse el dormido. A Lee bajando la mirada para evadirlo visualmente. Tenten desviando el rostro hacia la ventana. Hinata agachando la cabeza con pesar. -Que haré el trabajo solo.
 
-Son dos tomos enteros, jovencito- gesticuló Ebizu en tono autoritario, quitándose los lentes oscuros para confrontar los apagados ojos azules, recibiendo un encogimiento de hombros por respuesta. -Si asi lo quieres.
 
Rendido, Naruto se dejó caer en su lugar. Quiso imaginarse que estaba en otro sitio, rodeado de amigos, siendo ovacionado por algo. Su mano actuó por inercia, extrayendo su carnet que recelosamente guardaba en el bolsillo izquierdo del pantalón. -Sasuke...
 
**
 
Llegada la hora del descanso, Naruto tuvo que hacer una forzosa visita a la biblioteca. Había estado buscando sus libros por doquier, pero nuevamente habían tomado sus pertenencias sin permiso. Podía informar de ello en dirección, pero sabía que solo empeoraría las cosas. Además, seguramente se habían deshecho ya de ellos. Y Naruto no tenía intención alguna de volver a hurgar entre los vertederos. De suerte no había pescado una infección allí dentro. Y es que después de volver a casa se vio obligado a desinfectar la herida con alcohol y agua oxigenada. La herida era muy pequeña pero dolorosa. Aunque ya empezaba a cicatrizar.
 
-Quisiera dos libros de ciencias y uno de geografía para primer grado, por favor- extendió su carnet a la biblitecaria, una chica de la mediana edad, delgada y de cabellos cortos (en cuyo gaffete se leía el nombre de Shizune) y notó que esta negaba firmemente con la cabeza.
 
-Me temo que no puedo dartelos- profirió seriamente. -Los primeros son cubiertos por la cuota del gobierno, pero si llegan a extraviarlos se cobra una comisión del setenta por ciento del valor total.
 
-¿Y cuánto es?- Naruto sacó su monedero de sapo, asegurandose previamente de no ser visto por nadie para no ser el hazmerreír de nuevo. Pese a la ausencia de sus tutores legales, la beca le proveía efectivo suficiente para los útiles escolares. -¿Cómo ha dicho?- se exaltó al oír la tarifa. Era demasiado. Si alcanzaba para cubrirla, pero tendría que abtenerse de alimento por dos días.
 
-Lo siento. Son reglas- Shizune le devolvió la credencial. Y Naruto se retiró del escritorio, apenado y cabizbajo. Ahora no podría hacer el ensayo que pidió Ebizu Sensei. A ese ritmo seguramente reprobaría el año.
 
-¿Y a ti qué te puedo ofrecer?
 
-Quiero dos libros de ciencias y uno de geografía de primer grado- aquella voz profunda y lacónica, propició que Naruto se diera vuelta en el acto.
 
Sasuke Uchiha se limitó a observarlo, a la espera de su pedido, el cual no tardó mucho en llegar. Dejó el pago correspondiente sobre el escritorio, y se encaminó con pasos seguros hacia el menor.
 
-Aqui tienes- había sido poco menos que una coincidencia su encuentro. Orochimaru había pedido una elaborada tesis y Sasuke había accedido a sacrificar su hora de descanso para adelantar la encomienda. Absorto en la lectura, había oído la voz de Naruto desde su lugar en la segunda mesa tras uno de los estantes.
 
-Yo...- desconfiando, Naruto se tomó su tiempo para evaluar que no se tratara de alguna jugarreta. Últimamente Sasuke era lo único que tenía en mente y comenzaba a asustarle el no poder alejarlo. Sería un error terrible dejarse engatusar para luego ser repelido, como la clase hacía actualmente con él. Una caída asi no la soportaría.
 
-¿Qué esperas?, tómalos. Son tuyos- arqueando ligeramente las cejas, Sasuke estudió la expresión indecisa del rubio. -Solo tómalos, ¿quieres, Dobe?
 
Algo vacilante, Naruto optó por sujetarlos. Luego susurró.
 
-¿Por qué haces esto?
 
-¿Qué cosa?- se extrañó el Uchiha.
 
-Me has dado tu maletín, asististe a clase tarde a propósito para que nos encontraramos- tomó aire para continuar. -Me diste de tu almuerzo. Ayer me ayudaste a hurgar entre la basura y ahora me compras los libros.
 
-¿Qué? ¿Es un delito el que quiera ayudarte?
 
Naruto se abstuvo de responder, creyendo haber encontrado la causa que motivaba la conducta actual del chico más popular, guapo y asediado del colegio.
 
¡Le tenía lastima!
 
Eso tenía que ser. No había más que meditar al respecto. El idiota había sido él por no darse cuenta desde un comienzo.
 
-No soy tu obra de caridad- le devolvió los libros, preparándose para salir de allí lo más pronto posible. Sin embargo, Sasuke se lo impidió, reteniendolo de los codos para evitar que se fugara como ya había hecho anteriormente.
 
-Maldición, entiende que no es por lastima- frunció el ceño, y se vio obligado a soltarlo al darse cuenta de la escenita que se estaban montando en plena biblioteca.
 
-¿Entonces qué es?- bajó la voz Naruto, la resolución de su mirada cambió a una de intriga cuando Sasuke le indicó la salida para hablar en privado. Ambos salieron justo cuando la campana anunció el término de hora.
 
Toneri, que había estado escuchando la conversación tras otro de los estantes, acomodó el último libro de su repertorio y se mordió el interior de las mejillas. Y es que, el rumbo de aquella plática no le había gustado.
 
No le había gustado para nada.
 
**
 
-¿Tan bastardo me crees para querer usarte como parte de una obra de caridad?- hizo énfasis a lo último mientras se servía del cartón con jugo de manzana. Naruto hizo un gracioso mohín de incertidumbre, asintió, y tomó dos panecillos de nuez de la barra. -Que idiotez. Como si me interesara enaltecerme con actos de ese tipo. No soy nada condescendiente, ¿sabes?
 
Naruto entornó los ojos, incrédulo.
 
-En ese caso buscas reconocimiento, de veras- se apartó de la fila y fue a sentarse en una de las pocas mesas desocupadas. Sasuke se le unió poco después.
 
-¿Siempres eres asi de arisco o solo te fastidia mi presencia?- bromeó, queriendo relajar el tenso ambiente entre ellos.
 
-Las dos cosas- contestó Naruto a la defensiva, mirando en derredor y a la espera de algún reproche o broma de mal gusto. Quizá Sasuke se levantaría en cualquier momento y le diría que todo había sido planeado y que era un estupido al suponer que comería con él solo porque si.
 
-¿Te gustan los oniguiris?- haciéndose el desentendido de la actitud esquiva del Uzumaki, Sasuke le tendió uno de los bocadillos de arroz. -No suelo comer en la cafetería. Mi hermano tomó clases de cocina e insiste en prepararme refrigerios, como si fuera un crío.
 
Naruto los observó detenidamente.
 
-Estan deliciosos- primero mascó despacio, pero al corroborar que no era una trampa, lo ingirió de una sola vez. El arroz se deshacía prácticamente al entrar en contacto con su boca.
 
-Tiene que- asintió el Uchiha, entregándole otro. -Estudió casi dos años. No he probado un platillo igual en ningún restaurante.
 
Repentinamente, Naruto dejó de comer.
 
-¿Vas a restaurantes?- se mordió la lengua, pero fue tarde. La pregunta abandonó sus labios.
 
-Normalmente asisto los fines de semana. Es cuando Itachi no tiene tiempo para preparar la comida.
 
-Debe ser genial- murmuró el rubio, revolviendo cabizbajo los guisantes de su plato. -¿Has ido a esos lugares donde puedes servirte por montones?
 
-Buffet- Sasuke arqueó una ceja al dar por sentado que Naruto no sabía ni el nombre de dichos establecimientos. -Si, varias veces. A decir verdad, solo como ensaladas, pero...- y calló, reparando en la situación idónea que había surgido a raíz de la conversación. -¿Irías conmigo?
 
Naruto, que había estado bebiendo su cartoncillo de jugo, sintió atragantarse. Tosió estrepitosamente y acabó derramando el resto de su comida al hacer la silla hacia atrás.
 
-Diablos, ¿estás bien?- Sasuke quiso ayudarlo, pero el Uzumaki hizo un simple aspaviento con la mano, dándole a entender que sólo fue un accidente, un tonto e inesperado accidente.
 
-¿Y bien?- insisitió.
 
-¿Comer contigo en uno de esos lugares?
 
Sasuke contuvo un resoplido.
 
-Si, Usuratonkachi. Te estoy invitando a salir.
 
-¿Cómo en una cita?- dudó Naruto, al borde de un colapso nervioso. Sin saber discernir si era verdad o mentira.
 
-¿Por qué no?- Sasuke lo miró fijamente a los ojos, expectante por la respuesta.
 
-No tengo dinero, de veras- respondió un sonrojado Naruto, desviando el rostro hacia un lado para que no viera su verguenza.
 
Sasuke inspiró profundamente, procuró serenarse y prosiguió.
 
-¿Al menos sabes en lo que consiste una cita?
 
-Claro que si- Naruto alzó el índice simulando estar inspirado para dar su respuesta, pero cambió de parecer en el último momento. -Jura que no estás bromeando.
 
Sasuke se masajeó el puente de la nariz. Era increíble todo lo que tenía que hacer para convencer a ese rubio ingenuo de que no mentía.
 
-Juro que no estoy bromeando.
 
-¿Y por qué quieres salir conmigo?- inquirió de brazos cruzados, renuente a creerle.
 
-Porque...- levemente ruborizado e incómodo, Sasuke se rascó la nuca.
 
-Esta bien. Ya que me ayudaste y compraste mis libros, iré contigo- accedió Naruto, viendo la oportunidad perfecta para saldar su deuda con el Uchiha.
 
El timbre sonó en ese momento. Y Sasuke agradeció el no tener que dar mayores explicaciones.
 
-Te esperaré a la salida en las canchas de baloncesto.
 
-De acuerdo- Naruto lo vio alejarse, y en sus labios se formó una imperceptible sonrisa.
 
**
 
-Exactamente, ¿qué estas haciendo?
 
-¿Huh?- Naruto apartó la mirada del libro para encontrarse con la expresión colérica de Sakura, quien, furiosa, había puesto ambas manos sobre el pupitre.
 
-Vi como te le restregabas a Sasuke kun, y no te atrevas a negarmelo- apretó la mandíbula al ver la despreocupada mirada celeste.
 
-Solo somos amigos- respondió Naruto, encogiéndose de hombros para restarle trascendencia a lo dicho. Todavía en esos momentos le parecía una utopía lo que estaba pasando. Sasuke lo había invitado a comer, si, pero los amigos solían comer juntos, ¿cierto?
 
No había manera de que el Uchiha lo viera de otra forma.
 
-Alejate de él- advirtió Sakura, dando grandes y estruendosas zancadas al alejarse. Naruto permaneció dubitativo por varios minutos.
 
**
 
Con la barbilla apoyada sobre sus manos entrelazadas, Sasuke dirigió una insignificante mirada a la pizarra. Ya había tomado nota y la clase le parecía aburridisima e interminable.
 
-¿Alguien sería tan amable de nombrar las fases lunares?- Orochimaru paseó la mirada por los lugares, y a punto de nombrar a su estudiante estrella, el último joven de la quinta fila alzó la mano. -¿Si?- leyó la boleta de asistencia. -¿Toneri kun?
 
El susodicho se puso de pie cual autómata, se acicaló los cabellos platinados y esbozó una sonrisa ladina al notar la mirada circunspecta del Uchiha en su persona.
 
-Luna nueva, creciente cóncava, cuarto creciente, creciente convexa, llena, menguante convexa, cuarto menguante y menguante cóncava.
 
-Vaya- silbó Orochimaru. -Estoy gratamente sorprendido. No me cabe la menor duda de que este grupo tiene potencial, ¿no es asi, Sasuke kun?
 
Sasuke, sin embargo, no prestó la menor atención al comentario. Ya estaba deseando salir para reunirse con Naruto.
 
**
 
Fue de los primeros en salir cuando finalizó la última clase. Quería acicalarse un poco, enjugarse el rostro para refrescarse y al mismo tiempo, cerciorarse de no traer ningún letrero adherido en el uniforme. Asi que, apresurado, se dirigió al baño de hombres, fue al labavo y trató de no parecer muy emocionado o nervioso, no quería arruinar su primer visita a un restaurante. Lo más lujoso que había visitado eran los puestos ambulantes de ramen a los que Iruka solía llevarlo cuando obtenía una buena calificación, o las heladerías que frecuentaba con su padrino meses atrás.
 
Pero ir a un restaurante con más ni menos que con Sasuke Uchiha, equivalía a un sueño irrepetible. Como esos golpes de suerte que llegan una sola vez en la vida.
 
Asi lo creía Naruto al limpiar los residuos de sangre de sus manos, producto de un aventón junto a una botella rota. Se aseguró de enjuagar bien las heridas y verificó que los escasos moretones en su cuerpo no se notaran.
 
Cuando terminó, caminó a la puerta y al tratar de empujarla, palideció.
 
Estaba cerrada por fuera...
 
**
 
Satisfecho consigo mismo, Toneri se apartó unos metros de la puerta. De espaldas, apoyó una de sus piernas contra la pared y se cruzó de brazos. Solo tenía que vigilar que nadie mas se acercara. Inventaría alguna falacia. Los baños no estaban en servicio.
 
Naruto no iría a ningún lado. No mientras él se opusiera a ello.
 
**
 
Las manecillas seguían avanzando. El tiempo seguía transcurriendo. El colegio empezaba a vaciarse, pero asi y todo, Naruto no aparecía por ningún lado.
 
Frustrado por el retraso, Sasuke empezó a caminar de orilla a orilla de las gradas, se revolvió el cabello con los dedos y consultó por cuarta ocasión su reloj de pulsera.
 
No podía dejarlo plantado. Maldita sea, no podía.
 
¿O si?
 
***
 
-¡Por favor, abran la puerta!- gritaba Naruto una y otra vez, golpeando insistentemente la puerta con los puños, dando patadas ocasionales y empujando con todas sus fuerzas. Todo en vano.
 
Cansado, agitado y desilucionado por ver arruinada la cita, se recargó en la puerta y se dejó caer al suelo, abrazándose las rodillas contra el pecho y conteniendo las lágrimas.
 
Pasaron veinte minutos para que uno de los conserjes abriera la puerta. Y Naruto, al verse por fin liberado, corrió con todas sus fuerzas a las canchas, rogando interiormente porque no fuera demasiado tarde.
 
Pero lo fue.
 
Porque cuando llegó, no había nadie en el lugar acordado.
 
Naruto miró en todas direcciones. Sin saber exactamente en qué momento las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
 

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