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Bullying por RLangdon

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Los débiles halos de luz alumbraron su rostro. Todavía rendido al sueño, se removió y cubrió con las mantas. No quería levantarse, no ese día. Prefería quedarse en casa, dormir el mayor tiempo posible y olvidar todo lo sucedido. Solo...olvidar.
 
Asi era menos doloroso. Estar solo se había convertido en parte de su rutina, una costumbre a la que Naruto había terminado aceptando casi de buena gana. No había quién se preocupara por él, ya no. La soledad se había introducido a su vida, de tal forma que no dependía de nadie más. Incluso podría prescindir de sus tutores legales. Ni Jiraiya ni Iruka tendrían que preocuparse más por asuntos superfluos relacionados con su persona.
 
Estaba bien así.
 
Podía soportarlo.
 
Podía lidiar con ello.
 
Sus sensibles párpados vibraron al cabo de unos minutos. La alarma junto al buró había perturbado nuevamente su sueño. Y Naruto se vio forzado a incorporarse poco a poco, a sabiendas de que no podría conciliar nuevamente el sueño. Además, ocultándose no resolvería nada.
 
En la siguiente hora, Naruto se dedicó a ducharse, se vistió y tras merendar un poco de cereal, acudió al improvisado altar que su padrino le había ayudado a construir sobre una de las repisas inferiores. Sobre una manta bordada yacía un retrato de sus progenitores. Una joven sonriente de cabellos de fuego que se sostenía el estómago de siete meses de embarazo, siendo abrazada dulcemente por su esposo, quien fuera una replica casi exacta de su hijo.
 
Naruto contempló por largo rato la fotografía antes de decidirse a encender un par de inciensos. Sabía que era una estupidez increparles por lo ocurrido, aunque eso no evitaba que de vez en cuando se le saltaran las lágrimas ante las decenas de conmovedores recuerdos relatados por Jiraiya. El como él había ayudado a su padre a elegir su nombre gracias al héroe que había inspirado varias de sus novelas. Remembranzas de su mamá teniendo los antojos más estrafalarios que pudiera padecer una madre en espera. El gesto sobreprotector de ella al tenerlo en brazos antes de perecer por una hemorragia interna a raíz de la cirugía. Su padre hundiéndose en la peor de las enfermedades, renunciando a todo a causa de la depresión, abandonandolo a su suerte en uno de los orfenilatos donde su padrino lo reclamaría años más tarde.
 
Ya listo para salir, se devolvió sobre sus pasos para tomar la gorra oscura que había dejado de lado últimamente. Era mejor pasar desapercibido, por lo menos nadie lo notaría hasta que llegara al salón. Sería una sombra.
 
Una simple e insignificante sombra.
 
**
 
Tan pronto lo vio entrar, sintió el impulso de abordarlo, de encararlo y espetarle por haberlo dejado esperando cuando claramente no estaba interesado. Desde el principio se había mostrado reticente a él y su cercanía. Empero, no tenía derecho a herir su orgullo de ese modo.
 
Irritado, Sasuke se apartó de la ventana. Tamborileó los dedos sobre la pared, y  decidió salir a buscarlo.
 
**
 
Naruto observó cohibido el corredor que llevaba a su grupo. Retrocedió unos pasos al encontrarse su mirada con la de Kiba, y finalmente optó por hacer más tiempo, yendo a los bebederos para tomar algo de agua fresca, a pesar de no sentir sed.
 
Se detuvo junto a la pileta y abrió uno de los grifos. No había visto a Sasuke en la entrada, posiblemente estaría molesto con él, muy molesto. Quizá puede que ya no le dirigiera la palabra, que no volviera a frecuentarlo.
 
Viendo correr el agua, Naruto se inclinó lentamente, pero al percibir una presencia a sus espaldas, cedió con el intento de refrescarse.
 
-¿Ocupas ayuda?- el joven de mirada cobalto se posicionó a su lado, presionó la saliente del grifo, y al instante el chorro de agua dejó de brotar a borbotones, exhalando apenas una fina cascada cristalina. -Adelante.
 
Naruto se mostró escéptico con la ayuda. Trató de agradecer, pero en cambio, dio otro paso atrás al reconocer aquellas facciones en contraste con la mítica y profunda mirada índigo.
 
-Qué rápido pasa el tiempo, ¿verdad?- divertido por la expresión pasmada del menor, Toneri esbozó una sonrisa ladina en tanto señalaba el bebedero. -Sin resentimientos, ven, no muerdo.
 
Naruto, sin embargo, se quedo estático en su lugar, recordando la primera y última vez que había visto a ese sujeto. Se trataba de un pariente lejano de Hinata, hasta donde tenía entendido. Meses atrás se habían encontrado de casualidad en uno de los pasillos. Toneri había asistido a acompañar a Hinata. En aquel momento no había altercado alguno y la Hyuga continuaba hablándole. No obstante, cuando se quedaron a solas, Toneri le había pedido un favor inverosímil. Quería que lo acompañara en la fiesta de graduación, aún sin conocerlo, sin saber absolutamente nada de él, salvo su nombre y parentesco con Hinata. Naruto se había negado de buenas a primeras porque no pretendía asistir a dicho evento, consciente de que no habría con quien más convivir, e inseguro respecto a salir con un desconocido.
 
-Te ves pálido, ¿Todo bien?- Toneri cerró entonces el grifo, y sin demostrar el enojo acaecido por semejante reacción huidiza, se aproximó a Naruto. -Pregunté si te sentías bien. Al menos contesta.
 
-Es tarde, de verás- se excusó Naruto, aún aturdido por el encuentro. No entendía cómo el albino lo había reconocido de buenas a primeras con el gorro y de espaldas. No había forma de que supiera quien era, a menos que lo hubiera observado desde antes.
 
Pero...
 
¿Desde cuándo?
 
¿Lo estaba siguiendo o sólo estaba siendo paranoico?
 
Resuelto a alejarse, Naruto avanzó unos pasos. Toneri, sin embargo, fue mucho más rápido, y sin darle posibilidad de escape, le bloqueó el paso, interponiéndose frente a él y endureciendo su semblante a un gesto de prepotencia.
 
-¿Me temes acaso?- quiso saber, deseoso de poder tocarlo, de estar a solas con él. Ya había esperado demasiado por ese momento, y aparentemente tendría que seguir aguardando otro poco.
 
-¿Por qué habría de hacerlo?- parpadeó Naruto, tratando de rodearlo. -Apenas te conozco- el timbre de entrada sonó, y Naruto aprovechó la distracción de Toneri para ir apresuradamente a su salón de clases.
 
**
 
La clase de literatura transcurrió igual de tensa y aburrida que las anteriores. Naruto había fingido no ver los señalamientos, risillas, susurros y miradas cómplices de sus compañeros. Hizo garabatos en uno de sus cuadernillos, tomó nota de los deberes e incluso pudo dormir unos minutos sin ser advertido por el profesor en turno.
 
Faltando escasos minutos para que la clase acabara, Naruto abrió los ojos, se irguió en el pupitre y divisó a tiempo el avioncillo de papel que iba en su dirección, deteniendolo con ambas manos y ocultándolo bajo la paleta del pupitre para no ser reprendido.
 
Adentro de la figurilla de papel, había una nota.
 
"¿Por qué mejor no te largas?"
 
Arrugó el papel y miró en derredor, topándose con la novedad de que todos lo observaban, los mismos ojos que destilaban odio hacia él.
 
Estaba cansado, harto de ser el centro de sus burlas, de sus bromas y humillaciones. Asi que, dispuesto a salir del campo de visión de sus compañeros, Naruto abandonó el salón.
 
Su primera parada fue la cafetería. Y aunque trató de no pensar en nada, pudo notar como lo miraban. No era su imaginación, no estaba sugestionandose. Estudiantes de segundo y tercer ingreso tambien lo veían con "esos" ojos. Como si supieran cosas terribles de él, como si lo conocieran y lo condenaran con sólo verlo.
 
Rápidamente, tomó algunos alimentos al azar y se fue al patio trasero. El menos frecuentado de todos y donde yacían juegos del anterior colegio. Algunos oxidados, otros a punto de caerse. Naruto decidió sentarse en uno de los columpios, dejó la bandeja en el suelo y se balanceó suavemente con los pies, una y otra vez, mirando hacia el cielo, hacia la brillantez del sol mismo.
 
-¿Piensas evitarme todo el día?
 
Naruto se frenó en seco, bajó la mirada y aferró las cadenas con fuerza para retener el llanto.
 
-Te esperé por casi media hora, fuí a buscarte a tu salón y nadie me supo dar razón de dónde te encontrabas- con el entrecejo fruncido, Sasuke acabó con la distancia que los separaba. Había buscado a Naruto por los pasillos, pero no tuvo tiempo de hallarlo cuando sonó la campana. -Pudiste haberme dicho que no y me habrías ahorrado tiempo.
 
-Realmente quería ir- musitó Naruto en voz apenas audible, retractandose poco después de sus palabras. -Me olvidé- reanudó el balanceo y forzó una sonrisa vacía, hueca, tal como se sentía por dentro. No era más que una persona rota, desde siempre lo había sido, sin embargo, recién ahora lo aceptaba.
 
-¿Te olvidaste?- Sasuke apretó inconscientemente los puños en un intento por canalizar su enojo. Era como si Naruto quisiera enfadarlo a propósito, y lo peor de todo era que lo estaba consiguiendo.
 
-¿Vas a golpearme? ¿A qué esperas?- más decidido a poner fin a todo, Naruto se bajó del columpio, lo enfrentó visualmente y aguardó el primer puñetazo.
 
Sasuke resopló una maldición por lo bajo, lo sujetó con firmeza del cuello de la camisa para atraerlo hacia él.
 
Entonces dejó de tensar los nudillos, cerró los ojos y buscó desesperadamente sus labios.
 
Con los ojos bien abiertos, Naruto atinó a quedarse quieto, confundido, desorientado y petrificado. Asi estuvo por largos segundos, hasta que lentamente cedió al contacto labial, brusco en un comienzo, y ahora suave, y delicado.
 
**
 
Se alejó del vitral con la ira bullendo a toda prisa por su sistema sanguíneo. La amarga bilis le subió por la garganta, pero supo recomponerse, y en cambio, descargó su furia contra el ventanal paralelo. Dos puñetazos y la sangre escurrió velozmente por sus nudillos al trozarse el vidrio en una lluvia de pedazos diminutos.
 
El estruendo propició que Suigetsu quedara atónito ante semejante alboroto. Y de inmediato se puso de pie para corroborar la gravedad del daño.
 
-¿Te has vuelto loco, tío?
 
Toneri, que tenía el rostro descompuesto en una mueca de odio, respiró profundamente, acicalandose los mechones blanquecinos y recobrando poco a poco la lucidez.
 
-Cállate- ordenó, regulando su acelerado ritmo cardíaco en conjunto con el torbellino de emociones que nublaron momentáneamente su raciocinio. -Solo cállate...
 

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