Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bullying por RLangdon

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Abrumado y desconcertado por su llamada en la dirección, Naruto llegó al lugar señalado. Primero golpeó un par de veces y aguardó por la imponente presencia femenina que no demoró ni un minuto en abrir la puerta para cederle el paso. Naruto entró con pasos vacilantes, mordiendose la lengua para sofocar las decenas de preguntas que tenía en mente. Y es que había tantas razones por las cuales podía ser reprendido y cuestionado que, quería adelantarse por lo menos un poco para cerciorarse del rumbo que tomarían las cosas.
 
Tomó asiento en la suave silla acolchada frente al escritorio de caoba y respiró profundamente, nublandose sus sentidos de manera irremediable al distinguir el aroma a sake que provenía junto a las decenas de carpetas perfectamente apiladas. Bien podrían llamarle la atención por llegar tarde las últimas semanas, o tal vez se habían enterado de su beso con Sasuke. También estaba el asunto del ensayo de Ebisu que todavía no comenzaba, incluso podría deberse a su ausencia en la penúltima clase de gimnasia..
 
-Naruto.
 
Tragó pesado al verla sentarse delante de él, con las manos entrelazadas y sus brillantes ojos ámbar fijos en su rostro, como si quisiera escudriñar el motivo de sus acciones pasadas o anticipar una mentira.
 
-Imagino que sabes por qué estas aqui- no, no lo sabía. Asi que se limitó a negar, conteniendo apenas el nerviosismo al aferrarse la tela frontal de los pantalones. -Has tomado algo que no...
 
-¡Traeré justificante médico, de veras!
 
Molesta por verse interrumpida, Tsunade contrajo las cejas, se masajeó el puente de la nariz y bebió un sorbo de su bebida antes de continuar.
 
-¿Justificante medico?- inquirió, seria. -Estoy hablando del objeto que tomaste sin permiso y del cual te acusaron tus compañeros.
 
-¿Cómo?, ¿Qué objeto?- balanceó los pies, sintiéndose más y más ansioso, más y más confundido.
 
-El celular- exhaló Tsunade al cabo de unos segundos, dando por sentada la desorientación del tema. -Tomaste el celular de una de tus compañeras mientras se encontraban en hora de descanso.
 
Naruto boqueó reiteradamente, sin poder digerir del todo la acusación.
 
-¡No es asi- saltó, plantando ambas manos en el escritorio, confrontando la severa mirada de la fémina. -Yo no lo hice.
 
-Varios de tus compañeros te vieron salir con el.
 
-No era yo- negó enérgicamente, experimentando una llamarada interna de cólera mezclada con miedo. -Yo estaba con Sasuke, de veras.Ni siquiera...
 
Repentinamente, Tsunade alzó la mano, dándole a entender que su perorata poco y nada importaba, dadas las circunstancias.
 
-¿Te importaría si registro tus bolsillos y el resto de tus pertenencias?
 
Humillación en estado puro, fue lo que sintió Naruto cuando la adulta rodeó el escritorio para hurgar en los bolsillos de su uniforme. Con la cabeza gacha, y conteniendo apenas la vergüenza que le ocasionaba tal suceso, la dejó buscar libremente. Sabía que si se oponía solo levantaría sospechas falsas.
 
-¿Puedo verificar tu mochila?
 
Sin tener más opción, Naruto asintió, y resignado, se dirigió de vuelta a su salón de clases, seguido de cerca por ella.
 
**
 
Tenía el estomago revuelto, los nervios crispados. La cabeza le punzaba continuamente en un quejumbroso martilleo que prometía no cesar pronto. Finalmente todos se habían ido, "él" se había ido, y lo peor de todo es que tuvo que mentirle para que no lo esperara a la salida como habían acordado previamente.
 
Sasuke había estado buscándolo después de finalizada la práctica, sin embargo no se encontraron allí. Fue en la terraza que solían frecuentar en las meriendas que Naruto decidió esperarlo para pedirle que se fuera, que él se quedaría un par de horas después de clases debido a un curso al que se había inscrito para ponerse al corriente con las materias. Por supuesto todo era una vil falacia inventada a último minuto. Luego de que Tsunade diera con el celular extraviado de Ino que tan inoportunamente había aparecido en su bolsa de útiles, Naruto no había podido desmentir tan bochornoso malentendido. Sus palabras, reclamos y protestas no sirvieron de nada contra las decenas se señalamientos de sus compañeros. Nada era verdad, pero tampoco nadie le creía. Y seguramente Sasuke tampoco lo haría, sin embargo era conveniente atrasar un poco las cosas, así al menos estaría preparado para cuando el Uchiha se enterara y optara por alejarse de él para siempre.
 
Luego de las constantes burlas e insultos que había recibido a espaldas de los profesores, Naruto se había visto obligado a iniciar con su labor. La sanción consistía en nada más y nada menos que un mes de limpieza en el salón de clases. Además de dos visitas semanales con el psicólogo del colegio que estaría deseoso de oír cuanto tuviera por decirle.
 
¿Y qué iba a decirle?
 
De cualquier forma no le creían. Ahora ningún profesor confiaría en él.
 
Con el entrecejo fruncido a causa de la preocupación, continuó deslizando la escoba de lado a lado, reuniendo la basura en una de las esquinas de la infraestructura, rezandole a todos los dioses porque nadie más lo viera de ese modo, especialmente Sasuke.
 
Por el lapso de una hora limpió las ventanas, pulió los pupitres, juntó los desperdicios y retiró las gomas de mascar bajo el escritorio, tras lo cual se lavó las manos en la cubeta con agua limpia y se sentó en uno de los pupitres a descansar un poco.
 
"No fui yo" sus párpados se cerraron con pesadez segundos antes de que el sopor del sueño lo consumiera.
 
**
 
Las cosas se habían dado según lo planeado, cada alternativa posible había sido barajada minuciosamente. El resultado, claramente y como era de esperarse, era satisfactorio.
 
Allí estaba su bello y adorado ángel. No, su ángel traidor, se corrigió tras rememorar los hechos que lo habían llevado a actuar más precipitadamente. De álgun modo estaba complacido consigo mismo por haber conseguido su propósito. Se dijo además, convencido de que nada arruinaría tan gratificante momento, que todo, absolutamente todo, había valido la pena. Todo se resumía a no ser impulsivo esta vez. Tenía que ser analítico y sacar provecho de la situación, pero al dar uno, dos, tres pasos más hacia él, una calidez interna lo envolvió, llenándolo de la más exquisita dicha al contemplarle dormir plácidamente sobre el pupitre, con los mechones rubios revueltos en su angelical rostro, sus labios ligeramente entreabiertos, invitandolo a pecar, incitandolo a corromperlo ruinmente. Naruto yacía ante él como la más valiosa obra renacentista, cruzados los brazos y la mejilla apoyada sobre ellos en actitud pacífica, soñadora.
 
Lentamente se inclinó ante él, sellando sus labios en un tibio beso que le supo a poco. Pero entonces lo vio estremecerse. Aún rendido al sueño, Naruto había virado el rostro un poco.
 
-Sasuke...- y entonces lo dijo. Hizo añicos tan tórrida fantasía en cuestión de milésimas de segundo, provocando el más amargo de los sinsabores y avivando la rabia anteriormente disuelta.
 
El golpe fue tan brutal, que logró derribarlo del pupitre. Pero no bastó. Naruto despertó aterrado y adolorido, e inmediatamente se llevó la mano a la zona afectada, sintiendo el escozor del puñetazo en la mejilla y un ligero entumecimiento en el pómulo. Aturdido y agitado, alzó la vista hacia el intruso, hacia el culpable que había irrumpido su sueño para tornar su tranquilo paisaje mental en un cuadro sin sentido y una espiral de pesadillas.
 
-¿To...neri?- pronunció el nombre, incrédulo, su mejilla seguía punzando, enviándole pequeños aguijonazos de dolor en todo ese lado del rostro. El interpelado, sin embargo, no se inmutó en lo más mínimo, y antes bien le dirigió una mirada capaz de helar al individuo más indiferente en la faz de la tierra.
 
-Me has cabreado- dijo, consciente de la mirada temerosa del rubio y sus intenciones por levantarse. -En serio me has cabreado.
 
Naruto lo vio avanzar en su dirección. Y a pesar de hallarse agotado y adolorido por el golpe, consiguió arrastrarse hasta uno de los muros, buscando un punto de apoyo mientras su obnubilada mente le exigía que espabilase de una buena vez.
 
-¿Qué quieres?, ¡¿Qué te he hecho?!- gritó mortificado, apoyando las palmas en la pared, flexionando un poco las rodillas para incorporarse, pero Toneri se lo impidió, tomándolo del cabello y arrojándolo al suelo con una fuerza estremecedora.
 
Por varios segundos Naruto perdió la noción de sí mismo, su visión se obstruyó momentáneamente por un manto oscuro que se situó tras sus pupilas, hundiéndole en la más profunda de las desesperaciones.
 
-No te atrevas a gritar de nuevo- lo amemazó Toneri, dando una fuerte pisada sobre su espalda para derribarlo de nueva cuenta. -Mira hasta dónde me haces llegar para que puedas notarme- se agachó y lo tomó de la barbilla, forzándolo a que lo viera a los ojos. La excitación palpitaba dentro de sus pantalones. Naruto lo ponía tanto, aún en ese estado, que no veía el momento por hacerlo suyo. -Tú propiciaste esto. ¿Sabes? Me habría contenido si no lo hubieras nombrado justo cuando te besé.
 
Las palpitaciones se hacían más rápidas e irregulares, el miedo eclipsaba su raciocinio y el dolor le arrebataba hasta el último gramo de fuerza por intentar ponerse en pie otra vez.
 
"Sasuke" pensó por breves instantes. "Ayudame, Sasuke" aún sabiendas de que era un imposible. Sasuke se había ido hacía horas, irritado por su conducta evasiva, sin dejar a un lado su expresión férrea, su mirada estoica. Lo había visto con sus ojos ónices refulgiendo en decepción y tal vez un atisbo de resignación.
 
¿Se había tragado la mentira, o ya estaba al tanto de todo?
 
-¿En qué piensas?
 
Naruto inhaló aire a bocanadas, a punto de hiperventilar, hasta que Toneri lo presionó con fuerza de la quijada y le robó otro beso, uno violento y demandante que Naruto fue incapaz de rechazar en su posición actual. Apretó con fuerza los ojos, y la sensación de asco lo inundó cuando Toneri se abrió paso entre sus labios, usando la lengua para dicho propósito, restragandola sin el menor indicio de pudor.
 
"Te amo, te amo tanto, Naruto" sus labios eran la gloria, no, mejor aún, el paraíso. Y si su boca era tan celestial, ¿cuánto más lo sería su cuerpo?
 
Alentado por el último pensamiento, Toneri se alejó unos centímetros, ayudó a Naruto a incorporarse y sin darle tiempo a nada más, lo empotró en la pared aleñada y se adueñó por tercera ocasión por sus labios.
 
Temblando de pies a cabeza, Naruto intentó pedir ayuda, pero sabía que el único presente sería el portero, y estaría vigilando recelosamente su sitio a varios metros de distancia. Para cuando lo oyera o viniera en su ayuda sería muy tarde.
 
¿Qué podía hacer?, ¿Qué podía hacer?
 
Tímidamente y con la firme intención de no ser lastimado, correspondió los bruscos y lascivos movimientos sobre sus labios, trató de imitarlo, haciéndole creer que se había resignado. Pausadamente, ascendió uno de sus pies por la pared, lentamente, sosteniéndose de los pestillos de la ventana para hacer lo mismo con el otro.
 
-Eres...tan...malditamente perfecto- susurraba Toneri entre beso y beso, dejándose absorber por el apabullante placer, ansiando reclamar cuánto antes lo que le pertenecía desde el inicio. Pero antes de que pudiera bajarse siquiera la bragueta, fue repelido de un firme golpe en el abdomen que lo hizo trastabillar con las butacas y caer de espaldas.
 
Naruto salió corriendo a toda velocidad, pidiendo ayuda tan fuerte como le era posible, limpiándose la saliva que se había impregnado en su rostro. Nadie respondía, nadie lo ayudaba. Miró a derecha e izquierda, topándose con un par de estudiantes que paseaban por las inmediaciones tomados de la mano.
 
-¡Por favor ayudenme!- suplicó exhausto.
 
-¿No eres el ladrón de celulares?- inquirió el chico de cabellos naranjas con mofa. Su acompañante asintió tras recorrer con la mirada a Naruto de arriba abajo.
 
-Es él, Yahiko. Mejor vamonos- rierón despectivamente y se retiraron en la dirección contraria.
 
-No...no- saliendo de su ensimismamiento, Naruto emprendió nuevamente la huída, escuchando claramente ser nombrado a sus espaldas. Calculó que estaba a quince metros de distancia, luego a diez, despues a cinco.
 
Cuando dejó el porton atras, notó que el portero tampoco se encontraba.
 
¿Habría ideado todo con antelación?, ¿Por qué?, ¿Por qué no dejaba de perseguirlo?
 
Pasadas unas cuadras, el sonido del trote se desvaneció. Naruto aceleró sus pasos, sin detenerse ni mirar atrás por miedo a ser interceptado.
 
Llegó a su departamento, rebuscó rápidamente en sus bolsillos y el alivió lo embargó al encontrar las llaves. Con el pánico entorpeciendo sus movimientos, logró abrir la puerta. Cerró inmediatamente despues de haber entrado, sus piernas cedieron al cansancio, haciéndolo deslizar al suelo. Un jadeo ahogado escapó de su boca, despues vino un hipido y posteriormente las lágrimas empañando su visión, humedeciendo sus mejillas hasta decender por su mentón.
 
El primer impulso que tuvo fue el de llamar a la policía. Asi que se hizo del teléfono, buscó entre los números y marcó a la espera de una contestación.
 
-Buen día. ¿En qué puedo ayudarle?
 
Naruto separó los labios, se frotó el rostro con ambas manos y vaciló en el último segundo.
 
-Disculpe- gimió. -Número equivocado- colgó la bocina y se sentó al pie de las escaleras. Si la policia acudía, harían una investigación, indagarían sobre su vida y más específicamente sobre su tutor. Al no estar Jiraiya, y no existir manera alguna de contactarlo, seguramente le quitarían la patria potestad, lo acusarían por ausentarse, y las represalias serían aún mayores.
 
Además...
 
¿Le creerían?
 
Últimamente incluso él dudaba de sí mismo.
 
Nuevamente tomó el telefono, con menor prisa esta vez. Marcó un nuevo número y al oír el tono intermitente, rogó porque atendiera. Pero no ocurrió.
 
"Después del tono, deje su mensaje"
 
-Iruka Sensei- gimoteó, enredando el cable entre sus dedos, mirando el suelo insistentemente. -Ya había llamado antes, de veras, pero no era tan importante. Sé que...sé que esta ocupado, pero de veras quisiera hablar con alguien- sollozó, cortó la llamada y hundió el rostro entre sus manos, sintiendose débil y patético.
 
Estaba sólo. Se había dicho que podría lidiar con ello y ahora estaba tragándose sus propias palabras.
 
Tras unos minutos, llamaron a la puerta. Naruto se sobresaltó. Ya había pagado el alquiler y ninguno de sus vecinos acudía nunca a su casa.
 
Se quedo quieto, notando la sombra que se proyectaba debajo de la puerta
 
-¡Alejate, bastardo!- exclamó, enfurecido y a la vez temeroso de que intentara algo más.
 
¿Por qué demonios lo perseguía?
 
-¿Naruto?
 
Su rostro se tensó al reconocer el timbre lacónico y, enseguida, corrió a abrir la puerta.
 
Sasuke parpadeó desconcertado cuando Naruto se aferró a su cuerpo en un desesperado abrazo que correspondió al instante.
 
-¿Qué pasa?- le acarició la espalda de arriba abajo, instandolo a hablar al sentir su hombro derecho empapado en lágrimas.
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).