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Seduciendo a un vago. por RLangdon

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Aburrido, ahogó un sonoro bostezo contra la palma de su mano. Pasaba apenas de las seis de la mañana, pero la Hokage no atendía excusas de ningún tipo cuando se trataba de completar una encomienda de relevancia. 
 
Shikamaru fue pasando uno a uno los exámenes, desechando en la papelera aquellos que estaban desacreditados, mientras anexaba en las carpetas los que si habían aprobado. 
 
En su meticulosa (Pero extremadamente aburrida) labor, se percató de haber llegado al examen de cierto rubio atolondrado. 
 
Sonrió para sus adentros, recordando cómo había terminado cambiando de parecer respecto al apoyo que le había dado. 
 
La etapa final de la exámenes se presentaría dentro de dos días más, hasta entonces no tendría noticias suyas. Aunque era lo de menos, pues interiormente sabía que Naruto no necesitaba ninguna clase de ayuda cuando se trataba de combates. 
 
Por unos instantes, el Nara se sintió curioso. Quería ver qué tanto había mejorado Naruto en esos tres años de ausencia. Saber cuánto había mejorado sus habilidades de ninjutsu. 
 
De repente, sintió un leve codazo en el brazo. Se incorporó, dejando a un lado el examen del Uzumaki para encontrarse con la mirada penetrante de la fémina. 
 
Se había abstraído tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta de la llegada de Temari. 
 
-¿Tan aburrido es?- preguntó ella en un intento de entablar conversación, tomando asiento en la silla de junto. 
 
Shikamaru trató de desperezarse. Estiró los brazos y se masajeó un poco el cuello.
 
-No tienes idea- vio la enorme pila de papeles que aún quedaban pendientes. Realmente Tsunade era una mujer estricta y mandona. Quería que los resultados estuvieran listos ese mismo día. 
 
Hastiada, Temari comenzó a hojear los papeles restantes. 
 
-Usaste tu jutsu de sombras para ayudarlo- comentó, viéndolo fijamente. Shikamaru sintió que espabilaba por completo ante semejante afirmación. -¿Por qué?
 
Era una buena pregunta, pero Shikamaru nunca se imaginó que sería ella quien se la haría. Ni siquiera él mismo había llegado a una conclusión convincente luego de replantearselo varias veces consecutivas. 
 
Resignado al saberse descubierto, se encogió neutralmente de hombros. Si Temari hubiera querido, le habría delatado en ese mismo momento. Sin embargo, no lo había hecho, y dudaba que lo hiciera en lo sucesivo, simplemente sentía curiosidad por su respuesta. 
 
-Supongo que no podía dejarlo perder- reconoció, llevando los brazos tras de su nuca. Había visto el enorme potencial que tenía Naruto. El como mejoraba y se superaba constantemente a sí mismo con el paso de los días. 
 
Incluso recordaba haber reaccionado con escepticismo la primera vez que Naruto expuso delante de todos en la academia que quería convertirse en Hokage, convirtiéndose en el hazmerreír de todo el alumnado. 
 
Y en cambio ahora. Naruto los había rebasado a todos ellos. 
 
Naruto era noble, quizá demasiado bondadoso, crédulo y algo infantil, pero tenía sus ideales muy bien definidos, y no se permitía disuadir tan fácilmente. Era, en suma, una de las tantas cosas que admiraba de él.
 
Shikamaru se sorprendió a sí mismo suspirando ante el recuerdo. Se irguió en la silla, confuso por la suave pero audible risa de la rubia.
 
-¿Es posible que siendo el cerebrito que eres, no lo notes?- inquirió, sosteniéndole la mirada. 
 
Shikamaru se limitó a observarla, cada vez más confundido. Había apoyado la mejilla sobre la palma de su mano en un intento frustrado por evitar dormirse en el escritorio. Y ahora presentía que se había perdido de algo importante en alguno de sus párpadeos y múltiples ensoñaciones matutinas. 
 
-Te gusta Naruto.
 
No supo si fue la afirmación en si, o la forma tan tajante de Temari al pronunciar aquello. Lo único de lo que Shikamaru se enteró, fue de haberse levantado súbitamente de la silla, movido por unas ansias desconocidas y un nerviosismo interno que, hasta entonces, desconocía presentes en él.
 
-No es así- se apresuró a aclarar, apartándose del escritorio para ir a la ventana en un intento por deslindarse de una situación tan comprometedora. Siendo un individuo racional y analítico, consideraba aquella premisa un tanto ridícula. -Naruto es mi amigo. Y...
 
-¿Por qué no lo invitas a salir?
 
La pregunta de Temari lo paralizó momentáneamente. 
 
¿Él y Naruto en una cita? 
 
Extrañamente, la idea no le desagradaba en lo absoluto. 
 
**
 
Las calles estaban solitarias. La aldea estaba sumida en la mayor de las calmas. Varios Shinobis se habían agrupado en los campos de entrenamiento para prácticar. Sin embargo Shikamaru ya había acudido allí previamente y no había visto a Naruto por ninguna parte. 
 
Sólo le quedaban dos sitios en los cuales buscarlo. Y uno de ellos era su departamento. 
 
Indiferente, caminaba con las manos en los bolsillos. Estaba pensativo y algo indeciso. En realidad no tenía la más remota idea de lo que hacía. Quizá incluso se precipitaba en sus razonamientos. 
 
De lo único de lo que el Nara estaba seguro, era de querer ver a Naruto. 
 
La afirmación en extremo punzante de Temari, no dejaba de hacer estragos en su cabeza. Y sabía que no estaría tranquilo consigo mismo hasta no averiguar si tal lógica era cierta. 
 
Aunque aquello no cambiaría en nada las cosas. No era como si pudiera proponerle ...
 
¿El qué exactamente?
 
A mitad de otro paso, se detuvo. 
 
Naruto acababa de salir de su departamento. Shikamaru se hizo a un lado y quedó varado a orillas del callejón. 
 
Vio al Uzumaki sonreír a todo lo que daba momentos antes de echar a correr hacia un lugar incierto en la aldea. 
 
Shikamaru abandonó su escondite tan pronto el rubio se hubo alejado lo suficiente. 
 
¿Debería seguirlo? 
 
Qué problemático...
 

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