Desde que tiene uso de razón constantemente ha recibido halagos.
Una cara bien perfilada, cabello de color marrón con reflejos que parecían como la miel, ojos amarillos como gemas, piel blanca de porcelana. Una completa muñeca sin ningún defecto o imperfecto. Nada estaba fuera de lugar, todo encajaba como si se tratara de un ser celestial.
Todo el mundo que lo veía por primera vez siempre decía el mismo tipo de cosas sobre su apariencia. Que es hermoso, tierno, lindo, adorable, un sinfín de palabras semejantes las cuales en un punto comenzó a sentirlas vacías. Por supuesto que tiene buena apariencia ya que en la mayoría de aspectos se asemeja a su madre la cual es una belleza deslumbrante y él al parecerse en casi todos los sentidos, también tuvo buena apariencia. Al principio no le molestaban los halagos, porque le hacían sentir de cierta forma bien, pero en un punto esos halagos comenzaron a convertirse en algo más que simples palabras.
En un punto, las personas por halagarlo se sintieron con el derecho de poder tocar aquello que solo debían admirar. Pronto Ruslan conoció el peor lado de las personas, siendo tocado de una forma que lo hacía sentir incómodo y teniendo sobre él miradas que de cierta manera le provocaban temblores ligeros en el cuerpo. El asco por las demás personas comenzó a crecer en su interior, desde el momento en que tuvo que dormir encerrado en un escaparate por su seguridad. Tener ese tipo de experiencia en tu propia casa es desagradable.
Su madre al principio estuvo orgullosa de su buena apariencia, pero cuando empezó a notar que llamaba más la atención que ella, el despreció salió a flote, siendo lo que comenzó a recibir de parte de su propia madre. Que aquella mujer que debía protegerlo no lo hiciera debido a su orgullo y agregado a eso no le prestara la suficiente atención y eso terminara en no notar el hecho de que sus diferentes novios lo acosaban, hizo que lentamente Ruslan se quebrara.
Sabía que aquellas palabras de halagos venían con una doble intención.
Esos toques en sus hombros, en su rodilla, a Ruslan le toco aprender demasiado joven a cuidarse de todo el mundo. Constantemente se tenía que bañar o limpiar, porque se sentía asqueroso cada vez que alguien se le acercaba o lo mirara, en un punto comenzó a odiar su propia apariencia. Constantemente los espejos de su cuarto tenían que ser cambiados porque Ruslan tendía a romperlos todos en un ataque de ira.
Creyó que no podría escapar de aquel precipicio donde parecía que se encontraba parado, pero llegó a descubrir que estaba equivocado. Por primera vez desde que recordaba, no recibió un halago, sino que lo que le dijeron fue palabras crueles y groseras. Algo dentro de él se agito por completo y pudo apreciar como su corazón se agitaba dentro de su pecho. Por primera vez en mucho tiempo sintió que pudo sonreír sinceramente ante el halago de una persona.
Sin importar cuánto se esforzara, nadie le dedicaba esas palabras desagradables y horribles, todos solo lo felicitaban constantemente por su belleza. Por eso mismo se encapricho con aquel joven que lo único que hacía era insultarlo, decirle constantemente lo horrible que se veía o actuaban, lo patético que le parecía que siempre pretendía una sonrisa. Muchos se sienten mal por ser ofendidos de esa manera, pero por su parte él se sentía satisfecho.
Entonces de pronto las cosas comenzaron a cambiar… Ese niño empezó a dejar de mirar a él y darle su desprecio.
Se convirtió en un pianista reconocido, la familia que lo odiaba comenzó a aceptarlo, se estaba alejando de su ideal, si conocía el amor, significaba que no podría volver a despreciarlo correctamente. Al darse cuenta de eso, tomó la decisión de no permitirle ir a un mundo donde él no se encontraba, así que escogió el primer instrumento que le pareció interesante y se dedicó a tocarlo. Rápidamente se encontró en aquel mismo puesto de genio.
Todos comenzaron a alabarlo nuevamente por su talento, no solo por su belleza, pero a él no le importaban palabras vacías como esas. Constantemente cambiaba de maestro porque Ruslan desarrollo una personalidad explosiva, al primer toque con doble intención, no dudaba en alterarse y golpear a la otra persona. Por supuesto que al principio no quiso que el otro se enterara, ya que quería mantener la imagen que ya tenía en el otro chico.
Cualquiera que los viera pensaría que Mark seguía todo el tiempo a Ruslan, pero la realidad era completamente diferente, el que siempre siguió a alguien fue Ruslan. Lo siguió a ese instituto de música solo para seguir a su lado, porque particularmente él no tenía un puro motivo para encontrarse ahí, no le daba el suficiente valor a los estudios, porque su madre obtenía todo lo que quería a través de otras formas y no por su talento o capacidad.
Al momento en que un nuevo punto de inflexión apareció, Ruslan otra vez estuvo desesperado, no podía soportar el hecho de que Mark avanzara a un lugar donde no le pudiera ver y él se quedara completamente solo en esa zona donde lo único que buscaban de él se trataba de su cuerpo, certificar si solo se trataba de una cara bonita. El destino le dio la oportunidad de volver a repetir el mismo patrón.
En clases, un profesor le hizo quedarse con una excusa, la cual no reconoció hasta que fue demasiado tarde. Para cuando se vino a dar cuenta, se encontraba acorralado contra la pared. Pensó en alejarlo, como bien lo hizo en otras ocasiones, pero en eso, su cínica mente tuvo una idea. Si se convertía en ese tipo de persona fácil, entonces lograría obtener nuevamente ese odio que tanto anhelaba.
No se resistió ante aquel acto desagradable, porque al final, sin importar lo que se pensara, un acto sexual sin consentimiento y a un menor solo podía ser una aberración.
Obviamente duro todo un día tomando un baño para limpiarse de aquella desagradable sensación, aunque eso llegó a hacerlo luego de que lograra su objetivo. Escuchar aquella forma en que lo llamo cuando le dijo que se había graduado, fue lo mejor que pudo oír, pudiendo sentir dentro de su pecho su corazón palpitar como si hubiese un mañana. Después de eso, siguió con su papel de un patán mujeriego o como bien le decían a su madre, un prostituto. Ruslan no tuvo ni un poco de decencia o control con las personas con las que dormía.
Claro está, que con ninguna de esas personas entablo una relación, aquello solo se trataba de una relación física y nada más, para lograr sus retorcidos objetivos. Le podría entregar su cuerpo a cualquiera, pero eso dentro de su pecho jamás se lo entregaría a alguien o por lo menos eso es lo que pensaba Ruslan, sin notarlo, en realidad si se lo había dado a alguien en específico. Por mucho que no se quisiera aceptar, todos anhelan amor.
El tiempo pasó y su encuentro con cierta persona llegó. Uno de sus ligues lo había invitado a un bar que frecuentaba y debido a que no tenía más nada que hacer decidió ir aun cuando todavía seguía siendo menor de edad. A esas alturas la edad podía interesarle poco. El lugar le pareció normal, nada del otro mundo, por lo menos hasta que inició la tocada de la esa noche, ninguna le gusto a excepción de aquella persona que abrió como telonero. Al principio no se podía creer que alguien de esa edad pudiera tocar, pero al momento de oír la primera nota, quedó completamente atrapado en la canción.
Esa pieza que escuchó la sintió como si le hubiesen dado un balazo en el pecho. Algo dentro de él se agito por completo, pero quizás no lo suficiente para darse cuenta de su propia situación.
Cuando llegó el momento de irse y pasar a segunda base, no pudo continuar, porque seguía pensando en la sensación que causo aquella melodía. De cierta forma se sintió como si fuese un libro abierto el cual era fácil de leer, una sensación completamente inexplicable. Salió del bar con aquel chico que lo invitó, aunque en realidad la situación fue que él se marchó de ese lugar sin siquiera dar aviso, por eso el otro chico se enojó y lo terminó acorralando en un callejón.
-Detente.
Por primera vez no deseaba hacer ese tipo de cosas, pero el otro pareció no entender la clase de ambiente que había.
» ¡He dicho que te detengas!
Forcejeo para poder liberarse, pero el otro chico por obvias razones era mucho más fuerte que él. Se sintió de la misma forma que aquella vez con ese molesto maestro. Respiro hondo, antes de sentir que tenía solo que rendirse y aceptar aquello, después de todo él lo había provocado.
-¡Ahg!
Escuchó al otro chico quejarse y para cuando se vino a dar cuenta el otro se encontraba tirado en el suelo. Aquello evidentemente lo sorprendió, ya que no esperaba que hubiese alguien por ahí que pudiera verlos. Cuando se giró a un lado, pudo notar que se trataba del mismo chico que al tocar removió algo dentro de su pecho.
-Tal parece que no sabes escuchar –le escuchó decir -. Debería darte otro golpe para que queden las cosas claras.
Amenazó a su acompañante y este no dudo en salir corriendo, tal vez porque si la cosa se agraviaba, terminaría preso ya que él seguía siendo un menor de edad. Se quedó a solas con el otro chico que apareció de la nada, este solo suspiro un poco al notar que no diría nada y decidió continuar con su caminata lejos de allí. Antes de que se diera cuenta, había detenido la partida de ese chico.
-Yo… No te he agradecido correctamente, así que si hay que quieras entonces haré lo que este dentro de mis posibilidades.
No supo que lo llevo a decir eso, solo lo hizo.
El otro joven se le quedó mirando un instante, evidentemente había dicho eso con otra clase de intención, normalmente nadie lo rechazaba cuando hacia eso, pero en esta ocasión se equivocó. Recibió un fuerte manotazo para que lo soltara y le mostró una expresión de completa repulsión.
-Lo siento, pero no eres para nada mi tipo –le escuchó decir -. No me gustan los tipos cínicos… prefiero los que lloran y se aferran a mí.
Por segunda vez en su vida desde que tenía consciencia, alguien más terminó rechazándolo. Aquello causo que Ruslan tuviera aún más curiosidad por ese chico, que sin agregar más nada se marchó abandonándolo.
Esa sería la primera vez de muchas otras en las que interactuarían.
Porque ese chico le llamo la atención, Ruslan comenzaba a creer que cualquier persona que lo rechazara abiertamente haría que se concentrara en él/ella. Aunque, sin importar cuánto trato con Yaroslav, nunca sintió esa misma sensación que tenía con Mark, solo cuando ese chico lo insultaba algo se agitaba dentro de él. Con Yaroslav se sentía solo aliviado, porque sabía que podía encontrar en ese joven un buen amigo y no se equivocó.
Al momento en que Yaroslav le mencionó sobre formar una banda, ni siquiera lo dudo en ayudarlo, de todas forma el cello no le gustaba tanto como para dedicarse a él toda su vida. Además, con esa noticia un nuevo asunto vino a su mente, un pensamiento fugaz invadió su mente y se quedó por un largo tiempo, sin importar el tiempo, Ruslan quería seguir comprobando algo que ya era más que obvio.
Renunció a todo lo que había logrado hasta ahora para estar en la banda de Yaroslav, esperando con eso certificar que aún seguían en ese círculo vicioso, aunque también buscaba confirmar algo. Obtuvo la reacción que esperaba al momento de dar la noticia, pero no dijo toda la verdad, en realidad renunció a todo eso en parte porque su madre quedo completamente arruinada, así que no tenía ni un centavo para seguir en ese ambiente. Ruslan le guardaba una gran cantidad de secreto a Mark.
Se sintió dichoso al momento en que comprobó lo que puso a prueba.
Mark terminó siguiéndolo, uniéndose también a la banda de Yaroslav, juntos formaron un grupo llamado MRT, el cual se elevó en la fama bastante rápido, literalmente el éxito estuvo a la vuelta de la esquina. Aunque con ese suceso, Ruslan no le quedó de otra que aceptar algo que había decidido ignorar en su vida. Le hizo feliz que Mark lo siguiera, porque significaba que él no era el único detrás de algo invisible. No pudo seguir negándolo, ya que lo supo todo el tiempo.
Mark fue y todavía seguía siendo su primer amor.
Pero él no deseaba el amor de Mark, porque no sabría qué hacer con él y tampoco conocía una bonita forma para corresponderlo, por eso prefería que lo siguiera odiando, porque el odio se trataba de una emoción que sabía controlar y sobrellevar.
Aun sabiendo que quería su amor… Lo único que anhelaba era su odio.