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Juegos de seducción por RLangdon

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Inhalando una buena cantidad de aire, Naruto procuró poner cara seria, se mordió el labio inferior y soltó despacio pero conciso.
 
-Kakashi Sensei, tenemos que hablar de algo importante-  trató de apaciguar su nerviosismo y ansiedad al mirar la silueta frente a él. -Creo que ya no debemos...- negó con la cabeza en desaprobación, demasiado tartamudeo, y además, se estaba liando él solo.
 
Caminando en círculos, intentó pensar en algo más certero, pero nuevamente se encontró con ideas volubles y confusas. Mente en blanco, consecuencia de sus contradicciones y confusión respecto a lo acontecido.
 
¿Qué es lo que quería exactamente?
 
Puede que años atras fuera el chico estúpidamente infantil y soñador que piensa con cambiar las cosas proponiendoselo, sin embargo, ahora todo era diferente. Podía seguir teniendo un montón de sueños y metas, pero la vida real le había demostrado cuan crudas eran las cosas.
 
Al menos tres cuartas partes de los habitantes de la aldea lo odiaban. Cuanto y más con su regreso. Otros tantos le temían, y una minoría dudaba de él y su sueño por convertirse en Hokage. Después estaban Jiraiya y Tsunade, quienes habían pasado horas y horas dialogando a solas con él en su afán por sacarle la verdad de aquel cansancio extremo que venía presentando desde que empezara a tener relaciones con su mentor.
 
Naruto no negaba haberse sentido muy confundido con toda la presión que implica saberse el blanco de largas peroratas que no llegaban a ningún lado. Jiraiya había propuesto enviarlo a una aldea lejana por tiempo indefinido con la futil esperanza de que Akatsuki no diera pronto con su paradero. Por otro lado, Tsunade apoyaba la idea, pero insistía en el riesgo que acaecía su estado y exigía una resolución rápida.
 
Con los labios levemente fruncidos en una mueca de disgusto, Naruto volvió a confrontar seriamente el espejo, imaginandose que realmente era Kakashi quien le escuchaba y no su simple reflejo.
 
-Ya no debemos...- se miró al espejo. Las pronunciadas ojeras delatando su actual cansancio, y articuló forzosamente. -Voy a volver a mi departamento. Me he exigido mucho estas últimas semanas y...
 
De repente, sintió ganas de llorar. No quería que lo relegaran con los civiles, y Jiraiya había insistido en el tema de Akatsuki en su proposito de hacerlo desistir de salir de la aldea para participar en las misiones de grupo.
 
Ellos querían que no saliera más de Konoha, por su propia seguridad, pero al mismo tiempo involucraban otros factores externos para inducirlo a quedarse y olvidarse, al menos temporalmente, de las misiones. Desde los posibles fallos de salud, hasta la posible interferencia de Akatsuki.
 
Sorbiendo por la nariz, Naruto reprimió otro sollozo. Todo esto pasaba por haberle pedido a Kakashi que lo instruyera en las artes sexuales. De no ser por ello, seguiría entrenando y recibiendo misiones cada cierto tiempo.
 
Y es que Naruto veía un imposible el quedarse en la aldea, ahora que dos personas de confianza como Jiraiya y Tsunade, le daban la espalda.
 
Desde siempre a Naruto le había hecho mucha falta una familia. Jiraiya, Tsunade, Iruka y Kakashi, eran de los pocos Shinobis que realmente creían en él, pero no era suficiente, nunca lo era y a veces, Naruto si que necesitaba de un abrazo cariñoso y unas palabras de afecto. Pero jamás lo decía, porque entonces lo tomarían por débil e inmaduro.
 
"¿Por qué yo no tengo mamá y papá?"
 
Y quizá acertaran en ello.
 
**
 
Saltando de rama en rama, Kakashi era seguido de cerca por Pakkun. Llevaban acaso diez minutos desplazándose cuando se  giró bruscamente sobre sus talones, haciendo que el perro ninja frenara en seco a mitad de otro salto.
 
Y fuera por el compañerismo o quizá debido a los años de trabajo en equipo juntos que Pakkun determinó que algo malo le sucedía al Jounnin. No, el silencio desde que partieron de Konoha en pos de realizar una misión no era del todo normal, mucho menos lo era el hecho de ver tan tenso a Kakashi en tan corto lapso de tiempo.
 
¿Sería pues la misión motivo del palpable pesar en Hatake?
 
Pakkun creía que si, pero siendo apenas un miembro de relevo, no osaba entrometerse más de la cuenta. No sabía de qué iba la misión, y tampoco había preguntado. Era su deber de camarada mantenerse al margen del asunto y obedecer sin poner reparo. Fue por ello que ni siquiera parpadeó cuando Kakashi dio una orden demasiado extraña y contradictoria.
 
-Pakkun, regresa y asegurate de mantener ocupado a Naruto. No quiero que me siga.
 
-Como tú digas, Kakashi- respondió el susodicho con su usual expresión de tedio, mirando de soslayo como el Jounnin emprendía el viaje por su cuenta.
 
Si, definitivamente algo marchaba mal en el copyninja.
**
 
-¿A qué te refieres conque salió a entrenar por su cuenta, dattebayo?- con el ceño fruncido, Naruto miró inquisitivamente al can que le cerraba el paso. Había decidido buscar a Kakashi por toda la aldea y no lo había encontrado. Pero realmente necesitaba hablar con él antes de que las cosas se complicaran, o de que Tsunade cumpliera con su promesa de aislarlo en alguna isla hasta que le dijera qué era lo que le pasaba.
 
-Eh, pues...dijo que pondría en práctica una tecnica íncreible para enseñartela a su regreso- y pese a que Pakkun había sonado convincente respecto a aquella inocente -y falsa- excusa, Naruto trató una vez más de hacerlo a un lado para seguir su camino hacia la entrada de la villa, queriendo escudriñar por sí mismo los alrededores. Por primera vez no se trataba de un tonto capricho suyo, el tema era de mucha relevancia y si no actuaba ahora, terminaría arrepintiendose de su desición.
 
-Escucha, chico, ¿por qué no entrenas conmigo entretanto?, te aseguro que Kakashi no tardara.
 
Cerrándole nuevamente el paso, Pakkun intentó hacerlo desistir de que abandonara la aldea. Y es que no podía darse el lujo de quedarse sin sus croquetas especiales o las galletitas de carne que Kakashi le obsequiaba siempre que cumplía al pie de la letra algún encargo. Sin embargo, tambien estaba convencido de que la situación debía ser delicada para que el Jounnin decidiera emprender solo el viaje y con aquel semblante de preocupación y nostalgia. Puede que Naruto estuviera en peligro, y bien sabía Pakkun cuanto apego le tenía Kakashi al chico cabeza hueca e inmaduro que se hacía proclamar el futuro Hokage.
 
-No entiendes- refunfuñó Naruto, cruzandose de brazos en expectativa de que el perro lo dejara pasar. De cualquier manera Pakkun le inspiraba ternura y no quería usar la violencia con él. -Es algo serio, de veras. Tengo que decirle algo muy- hizo enfasis en lo último. -Importante.
 
Pakkun ladeó la cabeza y se rascó una oreja con su pata trasera, añorando hacer más tiempo o, en su defecto, conseguir que el chico se hartara y cediera con la busqueda.
 
-No creo que sea asi- Naruto frunció más el ceño al oírlo. -Kakashi me ha dicho que tiendes a dramatizar en exceso las situaciones, y por lo tanto, restas importancia a lo que realmente lo merece.
 
Lentamente una imperceptible venita empezó a marcarse en el entrecejo del Uzumaki. Asi que ese bastardo ninfománo había dicho esas cosas de él...
 
¡Que dramatizaba las cosas!
 
Bueno. Tal vez en ocasiones si que se alteraba por nada. ¡Pero ahora no era su culpa!
 
Iban a enclaustrarlo, y encima ese pervertido le hacía las cosas más dificiles al largarse de entrenamiento en plena crisis emocional.
 
-Oye chico, ¿por qué no juegas conmigo un poco?- inquirió Pakkun, recostandose boca arriba con la firme intención de ser mimado. Naruto sin embargo pasó de largo, con los puños fuertemente apretados a los costados de su cuerpo y una mirada de incipiente determinación que no admitía replica alguna.
 
Pakkun, angustiado al dar por sentado su fracaso en el método distractor, se levantó de un salto.
 
-¿Chico?
**
 
Relámiendose los labios en una pose seductora, Kakashi dejó la copa de vino tinto sobre la mesita de centro. Dirigió una mirada penetrante a su acompañante y la instó a sentarse a su lado.
 
-Tiempo sin vernos, Hanare...
 
La chica de mirada dulce y largo cabello caoba esbozó una sonrisa serena al tiempo que se acercaba a él, contoneando las caderas con el suave vaiven de su caminata.
 
-Te he extrañado tanto- murmuró, avergonzada de la mirada tan lujuriosa que el Jounnin tenía puesta en ella, como si se tratara de un valiosisimo objeto de su deseo. -Creí que no...que tu...
 
Pero Kakashi la hizo callar con un beso, rodeandola entre sus brazos para apegar más sus cuerpos -de por sí calientes- por el encuentro.
 
-No quiero que digas nada- se apartó de ella, mordiendo ligeramente la clavícula, paseando cautelosamente los dedos en la rodilla de Hanare, ascendiendo con lentitud hasta abrirse paso entre su falda.
 
Tenía que concentrarse. Necesitaba apegarse al plan para recopilar la información solicitada por la Hokage. Era bien sabido por Kakashi que el amor eterno que le profesaba su ex serviría como señuelo para inducirla en el genjutsu llegado el momento idóneo. Mientras tanto era menester seducirla, llevar a cabo el coito de ser necesario. Era una misión de seducción al fin y al cabo, y él era un ninja de élite, era su deber como Shinobi obedecer lo estipulado por la quinta, de otra manera sería relegado nuevamente a labores nimias y no le sería posible proteger a Naruto de Akatsuki cuando el momento llegase.
 
Al comienzo se había negado. Joder si lo había hecho, pero era el único capacitado para completar esa misión ya que, estaba vinculado con Hanare. Pasado y futuro los unían nuevamente. La traidora encargada de extraer información mediante pergaminos prohibidos para despues delegarla a ninjas desertores. ¿Y él?, él solo era una incognita más en la ecuación, destinado a robar los datos profanados y asegurarse de que nadie más se hiciera de ellos.
 
En menudo rollo se había metido. Pero Naruto no era un Shinobi racional y calmo, y seguramente no entendería razones. Asi que Kakashi se abstenía de darselas. Solo cumplía la misión y regresaba como si nada hubiese ocurrido. Naruto no se enteraba de nada, y él no le daba explicaciones falaces y banales que incluían -casualmente- a su ex. En fin. Labores de un ninja.
 
-¿Te gusta lo que hago?- preguntó Kakashi en un jadeo ahogado, besandola vez tras vez. Excitación y goce, eran las fórmulas para concretar lo que pretendía desde el comienzo.
 
-Ah, Kakashi...
 
Afuera y con ojos vidriosos por el llanto contenido, Naruto se alejó de la ventana.
 

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