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Juegos de seducción por RLangdon

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Ya era muy tarde, claramente habían pasado las dos horas esclarecidas por Tsunade para la búsqueda. La quinta había enviado tres diferentes grupos pertenecientes al escuadrón Anbu, asignandoles un tramo de varios kilometros como objetivo, de tal modo que lograran abarcar todo el perimetro cinrcundante de la aldea, inmediaciones incluidas.
 
-¡Kakashi!
 
Kakashi se detuvo a la mitad de un nuevo salto. La adrenalina bullía constantemente por su sistema, pero él no quería detenerse, no había querido hacerlo para evitar caer de nueva cuenta en la desesperación y la angustia. Sentimientos aparte,una norma básica de todo buen Shinobi.
 
-Es suficiente- jadeó Yamato, quitandose la máscara blanca para encarar directamente a quien fuera asignado líder temporal del equipo. -Ya nos hemos alejado demasiado de la aldea, no podemos saltarnos órdenes, escuchaste claramente a Tsunade. Debemos regresar, entregar el reporte y esperar el relevo.
 
-No- negó Kakashi a la brevedad. -Se trata de Naruto, y si Akatsuki esta detrás de todo esto, lo último que podemos perder es tiempo.
 
-Pero Kakashi- intentó hacerlo entrar en razon. Todo en vano. En apenas unos segundos, Kakashi se había servido de una buena cantidad de chakra para invocar a su grupo de perros ninja. Ocho ninken en total aparecieron tras desvanecerse la neblina.
 
-Bisuke- llamó Kakashi, extrayendo el protector de Naruto que había quedado tirado afuera de Ichiraku. -Rastrea el aroma de Naruto- le extendió el objeto con la finalidad de que memorizara la escencia.
 
-Kakashi, aún hay algo que debo decirte- refutó Pakkun con semblante entristecido. No obstante, el peliplata alzó la mano para interrumpirlo.
 
-Ahora no, Pakkun. Lo primordial es encontrar a Naruto.
 
Yamato suspiró pesadamente. Esto no le gustaría a la Hokage, definitivamente.
***
 
-¿En dónde estoy?- poco a poco abrió los ojos, enfocando aquella base sólida y angosta que lo rodeaba. -¿Qué?- trató de sentarse, y entonces si pudo visualizar mejor el lugar. Estaba en una cueva. Pero ¿Cómo?
 
-Ya despertó, Itachi- la risa ronca llegó acompañada de dos infames personajes a los que Naruto reconoció enseguida. -¿Seguro que no puedo romperle las piernas? Nos daría menos problemas asi.
 
-Kisame- lo disuadió el Uchiha en tanto depositaba los trozos de leña junto al futón. Tenía que ir con cuidado, un paso a la vez. Aún no estaban muy alejados de la aldea, en cuanto Kisame bajara la guardia, usaría su genjutsu en él como método distractor, posterior a ello liberaría a Naruto. Solo debía ser paciente.
 
-Ustedes- gimió Naruto en shock. -¡¿Por qué me trajeron aqui?!, ¿Qué es lo que...mng?!- Itachi le cubrió la boca con una mano, lo instó a mirarlo a los ojos y volvió a inducirle un nuevo sueño para tranquilizarlo. Lentamente Naruto dejó de forcejear, cerró los ojos y se sumió en un profundo y agradable sopor que nubló cada uno de sus sentidos.
 
-Es un ruidoso de lo peor- escupió Kisame, apoyando la samehada contra uno de los muros de piedra. -Será un placer deshacernos de él, ¿cierto, Itachi?
 
Forzosamente Itachi asintió. Activó una vez más el sharingan y permaneció silente junto al rubio. Acababa de percibir varios flujos de chakra provenientes a diez kilometros al sur. No pasaría mucho tiempo para que algún ninja de élite los encontrara.
 
-Parece que Pain se quiere poner en contacto- comentó el Hoshigaki al notar el brillo que despedía su anillo. Itachi se incorporó, aparentando tranquilidad cuando el holograma se hizo más nítido.
 
***
 
-Maldición- se desplazó a una velocidad constante, manteniendo la guardia en alto y la vista fija al frente. Yamato cubría la retaguardia mientras que Izumo y Kotetsu cubrían los laterales.
 
Los ninken llevaban la delantera, guiados por el sutil aroma que dejara atras el Uzumaki.
 
-Naruto- cerró ambas manos con fuerza, tensando la mandíbula ante la impotencia de saberlo en peligro y fuera de su alcance. Debió estar ahí para protegerlo, se juró a sí mismo cuidarlo y ahora su promesa flaqueaba.
 
Obito...
 
Cerró momentaneamente los ojos, trayendo su recuerdo consigo.
 
Rin.
 
Se impulsó con más fuerza, moldeando una mayor cantidad de chakra en la planta de sus pies.
 
Minato.
 
Levantó su protector, dejando al descubierto el sharingan, omitiendo la nueva advertencia de Yamato en cuanto a que ahorrara energía. Para entonces podría ser demasiado tarde.
 
Naruto.
 
Se concentró en detectar al portador del Kyuubi. Aquel chakra cálido entremezclado con matices oscuros y siniestros. Amor y odio refulgiendo del mismo cuerpo, fluyendo a traves del torrente sanguineo y desplazandose a cada punto especifico.
 
-Lo tengo- aceleró el ritmo de su desplazamiento, rogando porque no se tratara de una falsa alarma.
 
O de una trampa.
***
 
Nada más contemplar la difusa imagen de Pain fue acción suficiente para que la situación tomara un rumbo extremadanente complejo para el desertor del clan Uchiha, quien se vio forzado a actuar una vez más bajo presión. Abandonando el futil escóndite para continuar el recorrido de vuelta a la guarida de Akatsuki, siendo seguido (y seguramente tambien vigilado) de cerca por su compañero.
 
-Están muy cerca. Nos estan pisando los talones, Itachi- de forma abrupta, Kisame se frenó, viró el cuerpo y alzó la samehada, dejandola suspendida horizontalmente frente a sí a modo de escudo.
 
-Solo es uno- sonrió de forma grotesca e instó a Itachi a retirarse con un simple movimiento de mano. -Puedo encargarme yo solo.
 
Itachi evaluó el despejado claro con gesto indiferente. Llevaba a Naruto sujeto sobre su espalda, la ansiedad empezaba a consimirlo por dentro. Pain ya estaba al tanto de todo y no tardaría en actuar, asimismo, un solo ninja no representaba amenaza alguna para Kisame. Como las cosas siguieran igual...
 
-Hijo de puta- Itachi reaccionó a tiempo para ser testigo del certero puñetazo que fue directo al rostro de su compañero de equipo. Kisame derrapó varios metros al recibir el poderoso impacto, pero no tuvo tiempo de reponerse del ataque cuando ocho perros ninja lo interceptaron, saltando todos a la vez para asirlo entre sus mandíbulas. Dos en los brazos, dos en las piernas, dos en los hombros y uno más en la espalda. Solo el ninken pequeño permaneció leal junto a su dueño.
 
-No...puedo moverme- se quejó el Hoshigaki, mirando de soslayo a los sacos de pulgas responsables de su actual bloqueo de chakra.
 
Itachi alzó ambas cejas en fingida perplejidad, aferró a Naruto con firmeza de las muñecas y emprendió la retirada con el firme próposito de entregar al Uzumaki más adelante, fingiría su derrota de ser necesario, pero era menester crear un enfrentamiento falaz.
 
-No lo haras- espetó Kakashi, ascendiendo a otro de los robles para no perderlo de vista, saltó de rama en rama, ideando un patrón mediante los movimientos del Uchiha (fácilmente legibles gracias al sharingan).
 
-¡Kakashi, espera!- ladró Pakkun a su costado, anticipando las intenciones del copyninja en pos de realizar un ataque directo.
 
Kakashi, sin embargó, no escuchó razones, moldeó la cantidad idónea de chakra, adaptandola a uno de los elementos más recurridos en sus técnicas. El ruido ensordecedor del trinar de aves lo aturdió por fracciones de segundo, halos de tonalidad cobalto empezaron a tomar forma.
 
-¡Kakashi!- en su desesperación por detener la realización de aquel letal jutsu, Pakkun se adelantó varias ramas más. -¡Matarás también a Naruto!- al instante, el jutsu se revirtió. Kakashi impactó su brazo sobre la corteza de uno de los árboles, su expresión antaño furibunda, denotó un alto grado de estupefacción. El dilema se ceñía sobre su rostro semicubierto.
 
A merced de la rabia, se había olvidado por completo de Naruto.
 
Más aliviado, Pakkun suspiró. Había escuchado a Naruto sollozando en su recámara, hablando consigo mismo sobre su relación con Kakashi minutos antes de que se decidiera a abandonar el departamento.
 
Eran pareja.
 
Las piezas se unían por si solas, no obstante, creyó prudente callar para evitar entorpecer la -ya de por si arriesgada- misión.
 
-Sígueme, Pakkun.- ordenó el copyninja mientras retomaba la persecusión. No podía mantener el sharingan por demasiado tiempo y lo último que necesitaba era llegar a su límite ahora. 
 
Se frotó el rostro con ambas manos y decidió interceptar a Itachi Uchiha por tierra.
***
 
-Mmh- lentamente el efecto de sopor fue desapareciendo. Naruto abrió los ojos y esgrimió un mohín de alerta cuando Itachi lo dejó sobre el césped.
 
Desorientado, miró en derredor. Luego se volvió hacia el Uchiha, dispuesto a darle batalla de ser preciso. Pero apenas lo vio, cualquier intento de ataque quedó en el olvido. Itachi estaba inclinado sobre uno de los matorrales, sufriendo un sofocante acceso de tos mientras se cubría la boca con las manos.
 
Sangre. Fue lo primero que notó Naruto al verlo retroceder tambaleante. En apenas un parpadeo, Itachi había sacado un pequeño pomo con píldoras del cual extrajo una para tomarla en seco, ignorando que estaba siendo visto en todo momento.
 
Visiblemente contrariado, Naruto lo estudió detenidamente.
 
¿Estaría enfermo?
 
La lógica apuntaba a una respuesta positiva, pero no quiso procesar ese hecho y, en cambio, se irguió imponente. Era su oportunidad, podía acabar de una vez por todas con el objetivo de Sasuke, destruir aquello que tanto daño le había hecho en el pasado, la razon de que se fuera con Orochimaru en busca de poder. Quizá así Sasuke regresaria, además, Itachi era una amenaza para la aldea, un críminal, y su actual oponente.
 
-No pelearé contigo, si eso piensas- dirigiendole una mirada que pretendía ser amenazadora, Itachi se acercó más a él. Naruto preparó ambas manos para realizar la serie de sellos que le permitirían invocar sus clones, pero desistió, haciendo caso omiso al hostil escrutinio del Uchiha. 
 
-Kakashi Hatake viene por ti ahora mismo- reafirmó Itachi, alzando poco a poco su dedo para señalar la orilla de la pared rocosa. 
 
Naruto farfulló una maldición por lo bajo y apartó de inmediato su vista del anillo, a sabiendas de que se trataba de un truco para sumergirlo en otra de sus ilusiones. 
 
Itachi lo observó.
 
-Si demuestra ser un digno rival, podrá llevarte a casa- fanfarroneó, pero entonces ocurrió lo impensable, Naruto sonrió con ironía segundos antes de emitir una suave risa que, lejos de evidenciar preocupación, exteriorizaba diversión.
 
-¿Y quien dijo que quiero ir con él?- lo retó, esgrimiendo un gesto zorruno.
 
Las pupilas escarlata brillaron en incertidumbre.
 

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