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Juegos de seducción por RLangdon

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Eliminando todo rastro de hilaridad en su semblante, Jiraiya se plantó con inusitada seriedad frente al escritorio de la fémina.
 
Tsunade asintió, hizo un gesto con la mano para que se sentara y, cuando el Sannin acató la muda petición, exhaló un agotador suspiro.
 
-Es sobre Naruto.
 
Se instaló un silencio pesaroso entre ellos. Jiraiya volvió la mirada hacia la ventana y reprimió a tiempo una mueca de melancolía.
 
-Ya me lo suponía- acotó, inclinandose hacia el frente. La rubia se había quedado mirando el vaso intacto de sake junto a ella. Por primera vez en mucho tiempo, no le agradaba la idea de beber. Tenía que estar en sus cinco sentidos para hacer frente a una desición certera respecto al bienestar de Naruto y la aldea entera.
 
Saliendo de sus reflexiones, Tsunade situó su mirada ambarina en Jiraiya.
 
-Akatsuki no tardara en aparecer. Ya han dado indicios de estarse acercando- bufó, visiblemente contrariada. Jiraiya la escuchó atento, aunque no le sorprendía en lo más minimo la situación. -He enviado ocasionalmente que se registre el perímetro y se refuercen los mecanismos de defensa, pero...
 
-No es suficiente- completó Jiraiya la frase, y su mirada de preocupación se encontró con la angustiada de la Hokage. -Nada es ni será suficiente. Estamos hablando de criminales de cuidado. Itachi Uchiha se encuentra con ellos...- y recordó con amargura como hace tres años, estuvo a punto de perder a Naruto en su vil descuido. -Y creo que uno de mis discipulos tambien- concretó sus sospechas mientras cerraba los parpados con pesadez. Demasiados errores acabarían pasándole factura.
 
-Los aldeanos no estan conformes con su regreso- Tsunade externó un tópico secundario para eludir momentaneamente los hechos. Detestaba sentirse impotente. -Es cuestión de tiempo para que surjan nuevas riñas.
 
-¿Qué sugieres?- inquirió Jiraiya, turbado.
 
Tsunade arrugó el ceño antes de responder.
 
-Tenemos dos opciones- se irguió lentamente sobre el respaldo de la silla, procurando mostrarse serena y firme pese a sus vagos temores. -La primera consiste en mantenerlo oculto. Evitar que salga de la aldea, bajo ningún concepto puede abandonar la villa. Lo daría de baja de manera temporal en las misiones y...- se detuvo al notar que Jiraiya sonreía irónicamente en tanto sacudía la cabeza en contundente negativa.
 
-Conoces bien a Naruto, sabes que se opondrá. Las cosas resultarían peores...si le exiges quedarse, le estarás arrebatando aquello que lo impulsa a alcanzar su sueño.
 
-En ese caso, será la segunda alternativa- concluyó Tsunade con altivez. -Naruto estará en constante movimiento dentro y fuera de la aldea. Será restituido a un equipo de élite en donde será constantemente vigilado durante las misiones de alto rango.
 
Jiraiya denotó incertidumbre por unos segundos, hasta que comprendió a lo que la rubia se refería.
 
-¿Te refieres a...?- sin dejarlo terminar la obvia interrigante, Tsunade asintió a lo dicho.
***
 
Naruto había estado acomodando sus pertenencias esa mañana. Poco a poco había ido instalandose en la casa del Jounnin más pervertido de la aldea de Konoha, pero ya no le importaba. Era incluso preferible estar con él y compartir su mismo espacio a permanecer en la asfixiante soledad de su departamento.
 
-Listo- colocó el retrato del equipo siete junto a la cómoda y miró en derredor, aun incrédulo de hallarse en la casa de Kakashi, su maestro, y uno de sus modelos a seguir desde niño. Era verdaderamente rídiculo como se habían dado las cosas entre ellos. Días antes solo follaban y ahora Kakashi le pedía mudarse a su casa.
 
Naruto resisitió las nuevas ansias por espiar el interior de la estancia. Kakashi se encontraba ocupado en una misión peligrosa, pero había prometido entrenarlo una vez que cumpliera su objetivo.
 
-Quizá si espío un poco- mordiéndose los labios, Naruto quiso buscar en donde estaban las armas de su Sensei. Quería ver si eran tan guay como su indumentaria.
 
Sin pensarselo dos veces, se dirigió al pequeño estante que contenía una parte considerable de las novelas icha icha paradise, perfectamente apiladas según el número de cada tomo. A Naruto le parecía una desfachatez que Kakashi se calentara tanto con aquella basura erótica. De ahí sacaba todas sus depravaciones antes de ponerlas en práctica con el Shinobi más ingenuo de todos...él.
 
Lo peor de todo era que...comenzaba a gustarle lo que su Sensei le hacía.
 
-Exactamente ¿qué crees que estás haciendo?
 
Naruto soltó uno de los libros al dar un fuerte sobresalto que lo hizo retroceder en automático y estrellarse de espaldas contra el fornido cuerpo del copyninja.
 
-Y...Yo- balbuceó, dandose vuelta para quedar de frente a un sonriente Kakashi. Fácilmente se adivinaba la burla en los dimimutos hoyuelos que enmarcaban los labios ocultos bajo la máscara. Naruto se sonrojó y apartó la mirada del rostro semi expuesto de Kakashi.
 
-Es que acaso...- lentamente el Jounnin fue acortando la distancia entre ambos, acorralando a Naruto entre su cuerpo y el sólido muro adyacente. -¿...quieres aprender otra lección?
 
-N-No....yo solo...- Naruto tragó en seco al tener las manos enguantadas de Kakashi a los costados de su cabeza. Le costaba respirar en esa posición y sobretodas las cosas, no quería tener contacto visual con el. Se sentía expuesto ante aquella mirada escrutadora e impávida.
 
Similar a la de...
 
-Agh...- Naruto se cubrió la boca con ambas manos, un escalofrío reptó por su columna en tanto Kakashi se inclinaba sobre su cuerpo para lamerle la mejilla en una clara insinuación sexual.
 
¿Hasta cuando seguirían con ese juego?
 
¿ Y por qué ansiaba tanto que lo marcara?
 
-Se...nsei- la voz le tembló. Su cuerpo se estremecía con la simple cercanía del cuerpo ajeno. Últimamente Kakashi tenía ese efecto en él, lo desarmaba con unas cuantas palabras y unas pocas caricias para, posteriormente, pasar a la acción. -¿Qué no tenía una misión?- Naruto intentó apartarlo, pero todo fue en vano. Las caricias en su cuerpo cesaron repentinamente, y Naruto solo atinó a levantar la mirada hacia el imponente ninja de mirada bicolor. Había enfado en las pupilas bicolor de Kakashi, un dejo de irritación que no había notado hasta entonces.
 
-Llego la hora de poner en práctica lo aprendido, Naruto- vociferó Kakashi con voz ronca. Sentía los pantalones apretados por la creciente erección y el repentino enfado, pero aun con todo, supo controlarse lo suficiente. Tomó a Naruto de los hombros y lo instó a arrodillarse delante suyo.
 
La mirada cristalina del Uzumaki era todo un dilema en aquel instante. Su rostro estaba brutalmente sonrojado. Y acaso Kakashi se sintió más excitado al reparar en ello.
 
Mecánicamente, bajó la bragueta de sus pantalones, poniendo al descubierto su notable erección, masajeandola sin miramientos.
 
Aunque Naruto había tratado de apartar la mirada, se sentía irremediablemente atraído a observar. De un momento a otro, Kakashi lo sostuvo de la barbilla para escudriñar con aplomo los ojos azules que brillaban en lujuria y verguenza. Naruto supo al instante lo que el Jounnin pretendía.
 
Rápidamente apoyó las palmas de las manos en el suelo, pero no tuvo tiempo a incorporarse cuando Kakashi empezó a enredar los dedos en los cabellos de su nuca.
 
-¿No te enseñé adecuadamente como se debe complacer a tu amante?
 
Trataba de humillarlo...¡Eso era!
 
Naruto se sintió estúpido por no haberlo deducido antes. La férrea mirada del copyninja se lo confirmaba.
 
-Kakashi Sensei- fue a replicar, sin embargo, el susodicho terminó por acercarlo a su excitada hombría. Los colores le subieron al rostro.
 
¿Cómo se atrevía?
 
-Abre la boca, Naruto.
 
Molesto, Naruto se rehusó a acatar. Le costaba asimilar que Kakashi hiciera aquello solo para imponerse y hacerlo sentir inferior de algún modo. Eso no había sucedido antes.
 
-No- apretó los labios y apartó el rostro hacia un lado. De pronto quería hallarse en su casa, solo de nuevo, sin que nadie le exigiera qué hacer.
 
Repentinamente, Kakashi volvió en sí. Todo vestigio de excitación y cólera habían desaparecido para dar paso al remordimiento.
 
Y maldecía interiormente haberse quitado el protector antes de volver a su hogar, porque de otra manera no habría indagado en la mente de Naruto, y mucho menos se habría sentido ofendido al saberse comparado con el bastardo Uchiha.
 
-Lo siento- la disculpa abandonó sus labios sin previo aviso. Naruto se levantó sin mirarlo una sola vez a los ojos, mortificado y defraudado en tan solo unos cuantos minutos. -Naruto, no quise...- Kakashi lo sujetó a tiempo del brazo para evitar que partiera.
 
No podía estarle ocurriendo eso precisamente a él. Se acababa de poner celoso por semejante estúpidez, y no conforme con ello iba a desquitar su posesividad con Naruto.
 
-No ha sido mi intención- repitió en voz baja, casi monocorde. El silencio de Naruto le hería tanto o más que la verguenza que le generaba su reprobable conducta.
 
Tenía treinta años...¡por amor al cielo!
 
Era un adulto y se sentía amenazado por una idiotez. Su subconciente le decía que Naruto ya no solo era su alumno y amante, sino mucho más. Era la primera persona con la que Kakashi sentía plena necesidad de proteger. No obstante, lo habían acometido las dudas de que alguien más pudiera tener a Naruto, especialmente si se trataba de Sasuke Uchiha.
 
¿Podía equipararse su actual relación al vínculo que los unía a esos dos?
 
Kakashi no quería obtener respuesta a ello. Prefería mil veces vivir en la ignorancia. Se había alterado por un mero arrebato de celos y había tratado de someter a Naruto en contra de su voluntad.
 
"¿Qué me está pasando?"
 
Con ojos llorosos, Naruto se dejó abrazar. Era la primera vez que Kakashi exteriorizaba un gesto afectuoso y que no estuviera ligado al mero placer carnal.
 
No entendía sus razones para haber actuado de esa forma, pero en parte sentía que tenía algo de culpa...
 
**
 
Por la tarde Naruto había ido a comer a Ichiraku. Kakashi había accedido invitarle todos los tazones que pudiera comer en recompensa por haber actuado como un bastardo sin escrúpulos.
 
Todavía no terminaba el tercer tazón cuando Yamato lo interceptó para pedirle que se presentara en la torre Hokage a la brevedad posible. Naruto había pestañeado consternado, presa de la mortificación de que lo hubieran pillado haciendo algo "impropio con Kakashi"
 
Sabía en el fondo que estaba muy mal...pesimamente mal mantener ese tipo de relación. Sobretodo teniendo en cuenta sus posiciones dentro de la aldea.
 
Minutos más tarde, Naruto entraba en la sobria oficina de Tsunade, con el estomágo revuelto por la incertidumbre y un nerviosismo que hacía tiritar sus manos.
 
-Abuela- saludó en tono cordial. Tsunade le devolvió el gesto con menor efusuvidad. Y Naruto notó que había una bolsa plástica negra sobre la mesa que, generalmente, se hallaba tapizada de papeles de toda índole.
 
-Sientate- pidió la Hokage en tanto esbozaba una sonrisa inexpresiva. Naruto asi lo hizo.
***
 
Kakashi deambulaba por la aldea con el firme próposito de olvidar el incidente de la mañana. Llevaba una mano enfundada en uno de sus bolsillos mientras con la otra sujetaba frente a sí el nuevo volumen Icha Icha paradise.
 
Caminaba ajeno a los sucesos en derredor, centrado en la excitante lectura, reemplazando en su mente pervertida los textos convenientes y modificando los nombres de los protagonistas por los de Naruto y él.
 
"-Es muy...grande.
 
-¿Te gusta- preguntaba él en tono provocativo. A lo que Naruto asentía lentamente, mordiéndose el labio inferior y tendido boca arriba sobre la cama, semidesnudo y con la mirada fija en su urgida hombría.
 
-Quiero que..."
 
-...Te fijes por donde vas.
 
-¿Eh?, ¿cómo?- sacado abruptamente de su lectura, Kakashi se vio forzado a levantar la mirada para toparse con Gai sonriendole de oreja a oreja.
 
-He dicho que te fijes por donde vas. No pienses que el ser rivales, te da derecho a chocar con la gente con tal de evadirme.
 
Kakashi se rascó la nuca en actitud relajada. Hasta allí llegaba su bella distracción por olvidar aquel arrebato de celos que casi termina en abuso.
 
-Perdona, Gai- se excusó, sin sentirlo realmente. -Llevo algo de prisa.
 
Gai negó con la cabeza.
 
-No te irás hasta que te haya humillado. Un piedra, papel o tijera decidirá el irreversible castigo.
 
Infantil. Fue lo primero que pensó Kakashi al ver la expresión retadora de su absurdo y declarado némesis. ¿Por qué no podía estar tranquilo por un mísero día?
 
Pero sabía de sobra que nada haría desistir a Gai de sus burdas intenciones por derrotarle, asi fuera en una trivialidad como aquella. Asi que, sin mostrar demasiado ánimo al respecto, Kakashi se sumó al nimio movimiento de manos.
 
-¡Kakashi Sensei!- el grito lo hizo detenerse el seco. Kakashi buscó el orígen del llamado al reconocer la voz chillona de su aprendiz (y perdición sexual). Lo vio varios metros hacia su derecha y su único ojo al descubierto no pudo despegarse del cuerpo de tentación ceñido bajo el uniforme grisaceo. Naruto corría en su dirección con una sonrisa radiante, llevaba la máscara blanca sobre su cabeza y sus ojos resplandecían en dicha. -¡Soy un Anbu!
 

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