Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lovers. por RLangdon

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ouch...
 
Las espinas fueron saliendo, una a una de su lomo cobrizo, propiciándole una sensación de ardor y quemazón insoportables.
 
-Dos más- farfulló Kushina a sus espaldas. Y Naruto se contuvo de replicar que había dicho eso desde que comenzó a quitarselas.
 
-¡Cachorro llorón!- reían sus hermanos al unísono, uno al lado del otro, como si fuesen un par de molestas hienas.
 
Naruto hizo oídos sordos, aunque una lágrima resbaló de uno de sus ojos con el último tirón que dio Kushina con los dientes en pos de retirar una espina más.
 
Había estado jugando en los rosales toda la tarde, persiguiendo diminutos roedores y olfateando el delicado aroma que desprendían las coloridas flores. Entonces oyó un ruido encima de él. Lo siguiente que Naruto supo fue que un enorme Àguila buscaba engullirlo a toda costa. Claro que, no fue esa la versión que dio a sus hermanos cuando lo encontrarón indefenso y gimiteando adolorido entre un arbusto lleno de espinas. Las garras de aquel Águila habían estado muy cerca de atraparlo, como un par de tenazas que se ciernen sobre su objetivo. Afortunadamente Naruto era muy rápido y astuto, lo suficiente para encontrar un refugio seguro en medio de tan expuesto prado.
 
-Listo- Kushina escupió hacia un lado la espina y lamió cuidadosamente el pelaje enmarañado. -Tesoro, te he dicho que tengas cuidado cuando pretendas cazar y nunca me escuchas, dattebane.
 
Y vaya que se lo había dicho muchisimas veces.
 
Aun resentido por las ruidosas risas, Naruto se lamió las patas delanteras y fingió no verlos al pasar a su lado. Sin embargo Menma y Naruko se interpusieron en su camino, aun divertidos con la situación y la actitud en extremo esquiva del pequeño zorro.
 
-Eso sucede cuando te apartas de nosotros- exclamó Naruko, saltando de izquierda a derecha para hacerse notar. Al igual que sus hermanos, tenía los ojos azules, su pelaje era más fino y de un tono almibarado, similar al de Minato. Menma por su lado se vanagloriaba de poseer una tonalidad oscura y única en la camada. Sus ojos eran mas fríos y calculadores, pero con todo ello no dejaba de ser sobreprotector con su hermano pequeño. ¡Y tanto que lo era!
 
A veces incluso gustaba de imponerse cuando su padre estaba ausente. Y es que siendo el hijo mayor podía hacerse del rol paterno siempre que fuera necesario.
 
Naruto largó una mirada de incriminación hacia ellos y echó a andar hacia su mullida cama que no era otra cosa que un agujero en la tierra cubierto de musgo para mantenerle oculto de los depredadores.
 
-Aun no me has explicado nada sobre aquel extraño olor- gruñó Menma, bloqueandole la entrada a su guarida.
 
Los ojos de Naruto brillaron con nerviosismo. Tarde comprendió que solo un Alfa podía reconocer tan bien el aroma de sus semejantes. Recién había conocido a una potencial amistad y ahora sus planes se veían nuevamente ofuscados. Pero Naruto no desistiría esta vez, porque ya había renunciado a varias amistades antes, ¡y siempre era culpa de sus hermanos!
 
-Si no contestas, lo tomaré como un acto de rebeldía- presionó Menma mientras se paseaba alrededor de su pequeño hermano. Tan hermoso e ingenuo de los peligros que acechaban en todo momento. -Cuando vuelva papá de su viaje a las montañas se enterará que has roto tu palabra de permanecer en el grupo, le diré además que llevas impreso el aroma de otra especie...y no creas que no reconozco ese olor tan varonil que te ha acompañado a casa esta mañana- se detuvo en seco para inspeccionar la expresión transparente del otro. Naruto trataba de resistirse de cualquier modo, pero en el fondo seguía siendo un cachorro incomprendido y con fuertes deseos de independencia. -Es por eso que decidiste recorrer los rosales esta mañana...¿me equivoco?..
Tratabas de disfrazar el aroma
 
-¡Mentira !- Naruto dio un salto y su nariz se rozó con la fria y humeda de su hermano. El aroma de Itachi se había impregnado inevitablemente en él cuando procuró sanar su herida. ¡Cuan tonto había sido al olvidar que los Alfa desprendían un olor tan penetrante y fácilmente reconocible!. -Sabes, Menma, que me gusta revolcarme en los prados todo el tiempo, ttebayo, ¿No has pensado que tal vez algun Alfa durmió anteriormente en el mismo cesped en el que jugué?
 
La mirada de Menma siguió siendo firme, glacial e incredula ante el relato. Entonces Naruto temió que alguien más les oyerá. Naruko se había ido en busca de una mariposa y Kushina yacía recostada sobre un montón de musgo, aguardando impaciente por el regreso de su pareja. Aun tenía la nariz congestionada por la caceria entre el polen, pero Naruto sabía que si no se deshacía pronto del aroma en su pelaje, al regreso de su padre, tendría serios problemas.
 
No habían hecho nada malo. El solo había curado a un Alfa mientras que este apenas si le había dirigido la palabra y solo para contestar algunas preguntas. Ojalá su familia no fuera tan recelosa y sobreprotectora con él.
 
-Fue una coincidencia lo de los rosales, dattebayo- pero no vio atisbo de convencimiento alguno en el rostro severo de Menma.
 
Esa noche, tendido bajo el frio manto estelar, Naruto se encontró con la mirada decisiva de su hermano en dos ocasiones. Más tarde descubrió que Menma estaba haciendo guardia, y que no dormiría para vigilar que no escapara por la mañana. ¡No podía ser tan cruel!
 
Había acordado reunirse con Itachi por la mañana para jugar, justo cuando su herida hubiese sanado. Naruto nunca faltaba a su palabra, a excepcion de escasas promesas que añoraban tenerlo cautivo a merced de los suyos. Pero esta vez era diferente. Quería tener amigos y jamás lograría su proposito si no vivía a cuestas de sus hermanos.
 
Naruko era más flexible en ese sentido. Ella gustaba de hacerlo enfadar y reñirlo cuando era imprescindible. Sin embargo mantenía su distancia en lo concerniente a él. Lo acusaba cuando se ausentaba, y bien que lo hacía, pero no se empecinaba en averiguar por cuales motivos no había seguido durmiendo, o qué era de pronto tan importante para que él prefiriera aislarse de la camada.
 
-¿No piensas dormirte?- ante la pregunta hostil de su hermano, Naruto cerró los ojos. Lo hizo con la firme intención de no dormir, de despistarlo un poco. Lo suficiente para que Menma tambien se durmiera en vez de poner sobre aviso al resto, su madre incluída.
 
Cuando estuvo totalmente seguro de que Menma había sucumbido al sopor nocturno, Naruto se deslizó suavemente hasta la pendiente. Las estrellas aun titilaban en el oscuro firmamento cuando el pequeño Kitsune se decidió a dormir en el lugar del encuentro. Por la noche tuvo algunas pesadillas angustiosas que lo hicieron despertarse. Una de ellas era sobre Itachi, lo veía alegre, surcando los cielos con sus esplendidas alas negras, y entonces una detonación se abría paso hasta su ala derecha, perforandola y provocando que Itachi perdiera el equilibrio y fuera a parar a un claro.
 
El segundo sueño no fue menos inquietante que el primero. En el Naruto había visto a Itachi y a su hermano enfrascados en una pelea, los dos haciendose daño por su causa, hiriendose hasta sangrar.
 
Naruto despertó de golpe cuando una gota de rocío cayó sobre su entrecejo. Miró atentamente la ramita de la que pendían aquellas gotas cristalinas, producto de una noche helada y un amanecer nublado.
 
Recorrió la orilla del lago con inquietud, visiblemente desorientado por el cielo cubierto de nubes grises. Ahora no podía discernir si era tarde o temprano. Pero supuso que lo sabría con la llegada de aquel cuervo. Fue entonces que surgió otra preocupacion que alertó y deformó el estado de ánimo del Kitsune.
 
¿Y si no se presentaba?
 
Entonces tendría que buscar otro amigo, quizá algun conejo. Aunque usualmente le temían y se escapaban antes de que Naruto pudiera identificar si había algún Alfa u Omega entre sus madrigueras. No era culpa suya que sus orejas fueran tan suaves y esponjosas. Muchas veces le daban ganas de roerlas un poquito...
 
-¿Naruto?- de un salto, el pequeño kitsune se giró. Y ahí estaba el cuervo engreído, mirandolo atentamente desde la rama de un árbol. Sus ojos negros brillaban, pero había algo en ellos que Naruto no comprendía. Nostalgia, angustia...¿Qué era?
 
-¡Viniste!- sin embargo Naruto se olvidó muy rápido de sus indagaciones, la emoción de verlo de vuelta superaba cualquiera de sus expectativas. ¡De verdad tendría un amigo!
 
Dio vueltas y vueltas sin parar por la alegría, sonriendo jocosamente al tiempo que perseguía sus propias colas.
 
El cuervo descendió lentamente, guardando una distancia prudente por si acaso. No entendía el afán de ese zorro por hacer amigos, ni mucho menos comprendía que alguien pudiera ser tan feliz con algo tan simple como lo era la amistad.
 
-Volví para agradecerte por sanar mi ala- lentamente, Naruto dejó de girar, se tambaleó de un lado al otro y se tumbó en la hierba para tratar de enfocar mejor a Itachi.
 
-Hay muchas cosas que podemos hacer, dattebayo. Pero mejor dime que te gustaría jugar a ti.
 
-Yo no juego...
 
-Oh...- Naruto inclinó la cabeza hacia un lado, ligeramente decepcionado con la respuesta. -Podemos perseguir conejos...o correr por las flores. Tambien me gusta revolcarme en las hojas secas porque crujen cuando lo hago.
 
Itachi pensó que aquello era demasiado infantil, aunque no le sorprendía del todo. Lo extraño era que él decidiera volver solamente para verle de nuevo. Su especie jamás brindaba ayuda a no ser que esperaran recibir algo a cambio. Terrenos, alimento, tratados de armisticio entre especies dominantes...
 
Por consiguiente le resultaba hilarante que ese cachorro se conformara con algo tan insignificante.
 
-De acuerdo- aceptó de buena gana. No perdía nada por devolverle el favor que le había hecho, y además...
 
-Ya verás que te divertirás mucho y querrás volver mas a menudo, ttebayo.
 
Era agradable...
 
Adelantandose unos metros, Naruto miró a la distancia, agachando sus orejas cobrizas en señal de desánimo al ver la fuerte corriente del río. Generalmente el agua fluía a un nivel muy bajo por esa parte del bosque, tanto que Naruto apenas si necesitaba dar brincos cortos sobre las rocas para cruzar del otro lado. No obstante, la llovizna de la noche había propiciado algun desbordamiento en la zona norte. La corriente ya no se veía cristalina, sino turbia, y el ritmo de desplazamiento era mucho más veloz, sin duda tendrían dificultad para cruzar.
 
-¿Qué ocurre?- preguntó Itachi, posicionandose junto al kitsune, notando su repentino cambio de humor.
 
-Tú puedes volar, Itachi- las nueve colas zigzaguearon cuando Naruto habló. -Solo tienes que cruzar el río y esperarme del otro lado.
 
Itachi extendió sus alas, y al volver la vista al frente, frenó su impulso.
 
-La corriente esta muy fuerte. ¿Cómo piensas cruzar?
 
-Creo que puedo saltar al otro lado.
 
-¿Y si no llegas?- Itachi entornó sus ojos en dirección a la orilla, calculando dos metros como minimo. Definitivamente no era buena idea. -Escucha, no necesitamos cruzar el río para jugar.
 
-Es que allá están las flores más bonitas- susurró Naruto, agachando aun más las orejas. Sus colas dejaron de agitarse. La emoción se había ido.
 
Itachi lo observó, aun intrigado.
 
-¿Y?
 
-Que quiero hacerte un regalo- acabando de decir lo último, Naruto retrocedió varios pasos. A Itachi le tomó relativamente poco darse cuenta de lo que el kitsune pretendía.
 
-No lo hagas- se inquietó, desplegando nuevamente sus alas. Pero Naruto ignoró deliberadamente la advertencia, primero trotó y despues corrió con todas sus fuerzas hasta estar en el borde del río, donde posteriormente se impulsó con sus patas traseras.
 
"Maldición" Itachi planeó al otro lado de la orilla, Naruto había conseguido llegar, pero sus cortas patas le impedían aferrarse bien de la tierra y ahora la mitad de su cuerpo pendía del monticulo.
 
-Sube- lo presionó Itachi, agitando las alas con desespero.
 
-No puedo- jadeó el pequeño zorro, impulsandose una y otra vez hacia arriba, la corriente amenazaba con arrastrarlo si no se daba prisa.
 
-Te dije que no lo hicieras- Itachi se acercó lo suficiente para cerrar su pico sobre el pelaje del pecho, tironeó con fuerza, sintiendo su corazón latir cada vez más rápido. Naruto hizo un esfuerzo más para trepar, apoyando una de sus patas traseras en una roca inestable.
 
Los dos rodaron en la hierba cuando Itachi volvió a tironear con su pico. Un puñado de pelo cobrizo fue arrastrado por el aire.
 
-Owwn- Naruto se incorporó velozmente, estaba adolorido y mojado. Y todo intento por sonreír quedo en el olvidó cuando vio la mirada severa que el cuervo le dirigía.
 
-¿Cuál es tu problema?...pudiste haber muerto.
 
-Lo siento- por primera vez Naruto rompió en llanto. Sus ojos azules se cubrieron de una pelicula salina que se desbordó rápidamente por las comisuras de sus parpados. -Solo quería impresionarte, dattebayo.
 
-¿Impresionarme?- era el colmo. Itachi iba a decirle que era una estupidez y que debía madurar, pero entonces reparó en la tristeza que empañaba los ojos de quien se decía su amigo. -No llores- Naruto sollozó aun más. -Por favor no lo hagas.
 
-¿Estás molesto conmigo?
 
Itachi vaciló. En el fondo sabía la verdad, no lo estaba. Simplemente se había preocupado en exceso de que algo malo le ocurriera.
 
-No- suspiró abatido. -Pero no vuelvas a hacer algo asi. Esperaremos a que la corriente baje antes de cruzar, ¿entendido?
 
Naruto sonrió y se secó las lágrimas en el cesped al frotarse el rostro contra el suelo.
 
-Si- rodó sobre las hojas secas y se sacudió el pelaje. -Ahora vamos por tu regalo...
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).