Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lovers. por RLangdon

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Itachi, ¿lo estoy haciendo bien?
 
Itachi sonrió ante la adorable escena, se adelantó un poco y esperó pacientemente a que Naruto se acercara.
 
-Lo estas haciendo de maravilla- lo alentó a seguir caminando hacia él.
 
Con pasos torpes e irregulares, Naruto pudo acercarse. Se había tambaleado un sinfin de veces y caído otras tantas, pero despues de intentarlo varias veces, ya podía andar por cuenta propia.
 
Se sentía algo extraño por tener que desplazarse sobre dos extremidades solamente. Ya no era tan ágil y rápido como antes pero empezaba a adaptarse a su nuevo cambio.
 
-¿Y tengo que usar estos todo el tiempo?- dando el último paso, Naruto consiguió llegar hasta el joven. Se señaló las sandalias que Itachi le había proporcionado junto a una rara vestimenta que consistía en una sencilla yukata para abrigarlo del frío de la intemperie.
 
-Es absolutamente necesario que las uses- Itachi resisitó las tentadoras ansias de abrazarlo. No sabía hasta que punto podía contenerse con el Omega si es que llegaba a tocarlo deliberadamente. Y es que, decir que Naruto se veía hermoso era ínfimo. El pequeño Kitsune era increiblemente atractivo, poseía una belleza sin igual. Sus expresivos ojos azules despedían ese brillo de pureza e inocencia propio de su especie. Sus cabellos cobrizos se habían decolorado al grado de semejar un tono rubio cenizo, y aunque Naruto todavía no dominaba bien su nueva forma, seguía conservando rasgos de su apariencia animal, tales como las simpaticas lineas simetricas de sus mejillas, sus orejas de zorro no se habían adaptado a la transformación, únicamente se habían amoldado a su nuevo tamaño, lo mismo que las nueve colas, las garras, y los colmillos.
 
Quizá con la practica, Naruto llegaría a alcanzar su apariencia humana definitiva, pero por el momento bastaba con eso. Itachi no quería que se desgastara y terminara lastimandose por un perfeccionismo utopico y sin importancia.
 
-Mientras las uses, no te harás daño en los pies- explicó, haciendo referencia a las sandalias. Naruto atinó a levantar un pie y mover los dedos. Su piel se había vuelto mucho más sensible y no aprendía a controlar bien sus funciones motoras.
 
-¿No debería usar tambien en las manos?- preguntó inocentemente, alzando un poco los brazos. Itachi se limitó a explicarle brevemente que no era indispensable, aunque si existía una prenda diseñada especialmente para cada parte del cuerpo. Despues condujo a Naruto por un sendero oculto entre el riachuelo del río.
 
Era la segunda vez que Naruto se transformaba en humano, y la primera en que Itachi sentía la necesidad latente de mostrarle un poco más sobre su vida.
 
Recorrieron un par de kilometros, siguiendo la vertiente de agua que zigzagueaba entre las rocas. Naruto había tropezado un par de veces cerca de la orilla, pero pudo retomar la caminata con mucho entusiasmo, emocionado por lo que descubriría de la vida del Alfa.
 
-Por aqui- Itachi anunció el fin del recorrido dentro de una cueva oculta por una cortina de hiedra y musgo.
 
Naruto hizo una mueca de decepción al ver el interior frio de la enorme cueva. No había nada de interesante allí, pero el Alfa no le dio tiempo de exteriorizar su queja, puesto que señaló uno de los extremos cuya saliente rocosa estaba agrietada.
 
-Una puerta secreta- exclamó Naruto con brío, y acto seguido, se aproximó en esa dirección. Itachi lo guió por los peldaños esculpidos en piedra hacia el subterraneo. Le dijo a Naruto en qué momento agacharse para avanzar a gatas por estrecho camino que conducía a las ruinas de alguna civilización antigua.
 
Naruto estaba tan absorto y anonadado con todo que no reparó en que momento llegaron al centro de lo que simulaba ser una especie de dojo, rodeado a su vez de naturaleza muerta y guijarros.
 
-¿A-Aqui vives?- Naruto cuestionó aquello con una seriedad impropia que hizo reír a Itachi. La suave risa provocó que las orejas del Kitsune se erizaran de pura y regocijante felicidad. Adoraba la risa de Itachi, era una pena que no riera tan a menudo...
 
-No- Itachi negó con la cabeza, instando a que el pequeño mirara bien en derredor. -Mi familia descubrió este escondite y lo ha mantenido en secreto por varias generaciones. Solo quería mostrartelo.
 
-¿Tú familia viene aqui?- Naruto se sorprendió de ver más de cerca la fachada derruida de la infraestructura. Jamás había visto algo semejante, todo era nuevo para él y le emocionaba enormemente que Itachi compartiera sus secretos con él. -Yo no diré una sola palabra, dattebayo- prometió en tanto se acercaba a Itachi. Este vaciló por unos instantes, pero se decidió a tomar a Naruto de la mano para guiarlo de vuelta al exterior.
 
Sin ser conscientes de ello, ambos compartieron la misma cálidez del suave tacto entre sus pieles.
 
**
 
Esa misma noche, Naruto había descubierto más secretos sobre la vida de Itachi. Supo que la manada a la que pertenecía solía desplazarse a la ciudad varias veces al mes, mezclandose con la sociedad en sus formas humanas, conviviendo con desconocidos y estudiando los patrones de comportamiento, asi como las diferentes culturas y el avance de la tecnología.
 
Naruto no sabía que opinar al respecto porque desconocía gran parte de lo que el apuesto Alfa le relataba. Apenas entendía una minima parte de todo. Itachi le había contado sobre su experiencia en la zona rural y urbana, asimismo le habló sobre una organización de la que formaba parte, junto a otras especies que figuraban en el tratado de armisticio de su clan.
 
Lo que más sorprendió a Naruto, fue saber que el padre de Itachi había conseguido un convenio para evitar que una parte considerable del bosque fuera explotado con fines meramente lucrativos. No obstante, de vez en cuando los humanos se adentraban al bosque para cazar especies que les eran de utilidad.
 
Terminado el relato, Naruto tenía muchisimas más dudas en mente. Pero cuando quiso preguntar qué hacían los humanos con los Kitsunes, Itachi se quedo repentinamente callado, lo golpeó suavemente en la frente con dos dedos y lo instó a revertir la transformación con la firme promesa de verse al día siguiente.
**
 
-¡Todo es culpa tuya!
 
-¡No lo es, ttebane!
 
Naruto despertó más temprano de lo habitual al oír la discusión que se llevaba a cabo. Salió de su madriguera velozmente y vio a sus hermanos gruñendose mutuamente y en posición de ataque.
 
-No debiste enamorarte de otra Omega. Va en contra de las reglas- refunfuñaba Menma al borde de la histeria mientras acorralaba a Naruko sobre la superficie de un tronco. -Ahora nos obligaran a Naruto y a mi a buscar pareja.
 
-¡No es mi culpa el que no pueda controlar mis sentimientos- de un momento a otro, Naruko rompió en llanto.
 
Conmovido por las lágrimas de su hermana y el semblante furibundo de su hermano, Naruto trotó hasta situarse en medio de los dos.
 
-No peleen- pidió, tratando de apaciguar la disputa. Menma se relajó rápidamente, lamió la mejilla de Naruto y regresó a su lecho como si nada hubiese ocurrido. Naruto no salía de su asombro cuando Naruko lo rodeó de manera afectuosa con su cuerpo.
 
-¿Crees que soy extraña por enamorarme de otra hembra?
 
Naruto negó a la interrogante. Y deseó, por un segundo, preguntar si no era más incorrecto enamorarse de otra especie.
 
Pero...¿por qué quería él saber algo asi?
 
-Ya se le pasara, dattebayo- con las orejas gachas, Naruto miró en dirección al escondite de su hermano. Últimamente Menma estaba más irritable de lo normal, se peleaba con Naruko, discutía con su padre, se molestaba con mamá, y a él...a él simplemente lo ignoraba, como si ya no mereciera la pena.
 
Aunque la verdad escondía todo lo contrario.
 
-¿Cómo se llama?- quiso saber el Kitsune, a lo que Naruko se tranquilizó más, e incluso denotó emoción por la pregunta.
 
-Se llama Ino. La conocí en mi última cacería de mariposas y desde entonces no hay un solo día en que no nos veamos.
 
Naruto se alegró de ver los ojos iluminados de su hermana. Verdaderamente estaba enamorada. Y él definitivamente no la juzgaba, pese a que su desición repercutiera en su futuro. Ahora entendía por qué su mamá estaba empeñada en encontrarle a su alma gemela antes de la primavera. Quería asegurarse de que sus hijos tuvieran descendencia.
 
-No importa que pase- dijo Naruto, atrayendo la atención de su hermana. -No te rindas, ni renuncies a tu amor, ttebayo.
 
-Gracias- Naruko le lamió la otra mejilla y se alejó hacia la pendiente.
 
Por un momento Naruto permaneció estatico. Sentía que lo que acababa de decir, tambien aplicaba para él mismo.
**
 
Esa noche, Itachi no se presentó al lugar del encuentro. Naruto pasó horas esperando su llegada, charlando con algunas lechuzas, oyendo cantar a los pajaros y persiguiendo un par de liebres. Cuando se convenció de que Itachi no asistiría, sintió fuertes deseos de adentrarse en territorio prohibido. Pero no lo hizo.
 
Porque sus padres se molestarían.
 
Porque metería a Itachi en problemas.
 
Y porque...tenía miedo.
 
Una extraña mezcla de temor y frustración se apoderaban de él cada vez que imaginaba como sería el hogar de Itachi. Lunas atrás, el Alfa le había contado que disponía de dos hogares, privilegio del que gozaban escasos miembros de la manada.
 
Itachi decía vivir en una cueva cerca de las montañas, junto a sus familiares. Sin embargo, de vez en cuando frecuentaba una cabaña a orillas de la zona oeste. Era ahí donde conservaba varias cosas de humanos, como la ropa y algo de comida.
 
Naruto agradeció mentalmente el hallarse cansado, o de otra manera se habría adelantado con la transformación y todo habría sido en vano.
 
"Me pregunto si Itachi estará bien"
 
Trotó hasta la planicie en un último intento por vislumbrar al Alfa. Todavía no llegaba a la cima cuando se estrelló de frente con una forma peluda y grande, cayendo de espaldas al instante.
 
-¡Ita...!- Naruto dejó de sonreír. Frente a él se hallaba un macho Alfa de su especie. Grande, muy grande, de penetrante mirada rojiza, su pelaje oscilaba entre el rojo y el naranja, pero lo que más atemorizó a Naruto fue su expresión adusta y burlona.
 
-Al fin te encuentro- masculló el altivo zorro mientras ensanchaba una sonrisa siniestra. -Le dije a Minato que tarde o temprano nos encontraríamos.
 
-¿Quién eres?- preguntó Naruto a la defensiva, trató de mostrarse firme y seguro pero por dentro temblaba de miedo. -¿Qué quieres?
 
El zorro dio un paso al frente, y Naruto retrocedió, anticipandose al peligro.
 
-Mi nombre es Kurama- caminó en circulo para rodear el cuerpo indefenso del Kitsune. Podía oler fácilmente su miedo y le encantaba. -Y vine a reclamarte como mi pareja.
 
El corazon de Naruto se aceleró cuando, en un parpadeo, Kurama se abalanzó sobre él y lo mordió fuertemente en el cuello. El dolor punzante hizo que el Kitsune se sacudiera ligeramente. La sangre brotó de la herida, impregnando su pelaje con el tono ocre que se deslizó hasta su pecho.
 
-Ahora eres mío.
 
Las lágrimas se agolparon en los ojos del Kitsune que, petrificado, miraba con terror a su semejante.
 
Naruto recordó brevemente la normativa de los suyos, y sabía, por tanto, el significado de esa mordida. Era una marca, una huella permanente que lo acreditaba como amante de quien lo reclamara.
 
Pero eso no debía suceder, eso no ocurría a menos que las dos partes estuvieran en común acuerdo y él ni siquiera lo vio venir.
 
-Regresaré por ti en la primavera- Kurama sonrió victorioso antes de darse vuelta para marcharse. Ahora tenía la oportunidad de tener descendencia de un linaje de pura sangre como lo eran los Namikaze. -Si intentas huir, seguiré tu rastro. Conozco perfectamente tu aroma, y no me importa recorrer todo el bosque para encontrarte.
 
Naruto sollozó en silencio, abandonado a su suerte en medio del claro y con un dolor punzante en su cuello que no podría ser sanado con nada.
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).