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Part of me por RLangdon

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Toda la tarde Minato había intentado reconciliarse con su impredescible hijo, lo había ido a buscar al colegio y encontrado con la novedad de que Naruto no había asistido ese día.
 
Quizá aun era muy pronto. Tal vez debió dejar las cosas así.
 
Pero no podía. Minato era del tipo de persona que gusta de arrebatar sonrisas a su paso. Remediar conflictos y ser de potencial ayuda eran sus impulsos rutinarios. Simplemente deseaba que Naruto tuviera lo mejor, que gozara de los mismos privilegios que sus compañeros y, sobretodas las cosas, que no sufriera la carencia de afecto maternal del que se vio privado con la muerte de Kushina.
 
Lo que más temía Minato era ver desaparecer esa energía desbordante de su hijo, aquella infinita alegría que era capaz de reanimarlo en cuestión de segundos luego de un ajetreado y pesado día en el trabajo. Era su hijo por y para lo que él vivía. No solamente se trataba de su deber como padre. Sus sentimientos rebasaban cualquier barrera fraternal y ello tambien le angustiaba sobremanera, pues no podía permitirse el lujo de añorar una fantasía incestuosa e inverosímil con su pequeño.
 
Era enfermo el siquiera considerarlo. Absurdo e impropio de un padre que anhela lo mejor para su hijo, pensarse envuelto en una relación de índole idilica.
 
-Entiendo...- Minato permaneció largos y angustiosos segundos con la bocina del telefono junto al oído. Tenía la mirada perdida en un punto de la sala, finalmente reaccionó al verle cruzar el umbral. -Te lo agradezco, Shikaku- dijo antes de colgar, volviéndose bruscamente hacia la escalinata. -Naruto...- lo siguió hasta su habitación, haciendo uso de su veloz maestría en desplazarse de un sitio a otro.
 
Naruto había estado a nada de cerrar la puerta cuando Minato derrapó en su dirección, poniendo con astucia la punta del pie en el resquicio de la madera. Naruto hizo una mueca de molestia con los labios, entrabrió un poco la puerta y nada más ver a su padre separando los labios para hablar, lo interrumpió de forma tajante.
 
-Estoy cansado. Voy a dormir- y cerró, dando un fuerte portazo, dejando a Minato con una expresión de dolo y las palabras atascadas en la garganta
**
 
Tenía la mirada fija en el retrato frente a él mientras recorría despacio cada aspecto del rostro enmarcado, desde la sonrisa angelical hasta su cuerpo de tentación, retornando poco después al brillo de los ojos azules que simulaban ser su propio reflejo...pero no lo eran.
 
-Naruto...- se lo imaginó tendido bajo su cuerpo, en una pose por demás provocadora y sexy, gimiendo su nombre en un timbre agudo, anómalo, rogando ser penetrado en su totalidad, aferrándose a sus brazos en tanto sus labios se fundían en un beso candente, pasional.
 
En menos de tres minutos, terminó todo. Minato se sintió tensar con los últimos movimientos manuales que culminaron en una poderosa descarga que salpicó el borde de la mesa y parte del retrato familiar donde se exhibía la imagen de su hijo, sonriendo a la cámara como el chico bueno que era...
 
El dulce y tierno niño de papi.
 
Muy pronto el placer fue reemplazado por la culpa, y el delicioso mar de placer que bullía por sus venas se eclipsó para dar paso a una sensación de suciedad y repudio.
 
¿Y cómo no sentir asco de sí mismo, si acababa de masturbarse con la fotografía de su retoño?
 
Aquello debía denominarse placer culposo, un acto que se siente condenadamente bien, pero que sin embargo, va en contra de los principios éticos y morales.
 
Un padre enfermo. Eso era Minato. Y pobre de él si dejaba escapar esos sentimientos morbosos del contenedor hermetico en que se había visto forzado a emplear para encerrarlos.
 
Su respiración erratica se fue normalizando gradualmente. Bajo el escritorio su pene seguía goteando por los vestigios del orgasmo. Mordiéndose los labios fuertemente, pensó en solucionar un poco las cosas, puesto que su relación con la pelirroja no estaba funcionando.
 
Y él debió saberlo, desde el instante en que se encontró con ella por intermediario de Jiraiya, las cosas estaban destinadas a ir en declive. Ella era dueña del bar que tanto frecuentaba Jiraiya, era deshinibida, excentrica, coqueta, y "ligeramente" obsesionada en contraer matrimonio. Y no que a Minato le molestara tocar el tema de una boda temprana, simplemente no estaba preparado para ello. Podía, por otro lado, darle largas evasivas y continuar sosteniendo una relación de noviazgo, no obstante, quería dejar de sentirse falso...y sucio.
 
Las escasas veces en que Minato llegó a intimar, lo había hecho pensando en Naruto y temía que todo se saliera de control cuando su fuerza de voluntad y cuerdas vocales flaquearan, o en última instancia, le hicieran una mala jugada.
 
Eventualmente Mei se enteraría del engaño, se daría cuenta de que había algo mal en la perfecta fachada eregida en torno a su novio. Minato prefería dejar el teatro un rato, despejarse y analizar la situación desde una perspectiva menos dañina. No deseaba herir los sentimientos ajenos al involucrarse con alguien a quien no llegaría a amar nunca. Además, sus fantasías sexuales lo estaban matando, lenta, muy lentamente por dentro.
 
Si tan solo dejara de calentarse al pensar en como sería perforar a Naruto sobre su escritorio, en la ducha, en su propia cama...
 
Kamisama seguramente ya lo había condenado al mismisimo infierno por sus pecaminosos pensamientos.
 
-No puedo...evitarlo- musitó en tanto limpiaba el desastre humedecido con su semen. Ahora su expresión se había vuelto sombría, reflexiva. Era menester actuar pronto, o perdería la poca cordura que conservaba como figura paterna.
 
La pregunta era...¿Qué hacer para no sucumbir ante sus egoístas deseos?
 
***
 
-¡Hola, papá!
 
En apenas un parpadeo, Minato había sido tomado por sorpresa a sus espaldas. Un beso en la mejilla acompañado de una sonora exclamación que le hizo sobresaltarse un poco sobre la silla.
 
Estaba en el comedor, había puesto comida récien hecha en los tres lugares, lasaña, chuletas de cordero y puré de papa. Todo dispuesto para la ocasión, todo salvo su disposición por lastimar la buena voluntad de quien fuera su pareja en los dos últimos meses.
 
-Naruto...- Minato se silenció al verlo servir el agua de limón en los tres vasos de cristal para, acto seguido, acomodarlos junto a cada plato.
 
La razón que lo había incentivado a poner fin a las cosas era la falacia de relación que había construido, pero no era todo, Naruto había estado actuando demasiado extraño el último mes y ello incomodaba enormemente a Minato. Ya fuera porque su hijo llegaba tarde a casa, o porque lo veía más ensimismado que nunca.
 
Si Naruto antes lo evadía, ahora mantenía una máscara superficial todo el tiempo, fingía, su sonrisa lo delataba, su cambio brusco de actitud se había suscitado de un día a otro. Parecía tranquilo y hasta alegre, pero entonces dejaba de dirigirle la palabra por días enteros, como si fueran dos simples extraños compartiendo techo.
 
Nada más fuera de la realidad, ya que, aunque alguno de los dos intentara negarlo, el parecido fisíco era indiscutible.
 
-¿Cómo te fue en la escuela?- preguntó Minato en su afán por llenar el silencio. Naruto se había servido una porción de carne y puré de patatas cuando fue interrumpido.
 
-Bien- probó la carne. -Lo normal- se corrigió al recordar su excelente calificación en deportes y la pésima en matematicas. -¿Te dije que estoy saliendo con alguien?
 
El cuestionamiento llegó como un golpe al higado de Minato. Peor aun, como una puñalada.
 
El rubio mayor abrió y cerró los ojos repetidas veces, tratando de digerir aquella información tan relevante.
 
-¿Cómo has...?
 
-¡Ya estoy aqui!- exclamó Mei, entrando al comedor. Minato se le había quedado mirando a Naruto con una expresión que mezclaba confusión y asombro en partes iguales, hasta que reparó en la récien llegada y tuvo que forzar la sonrisa más patetica de todas.
 
¿Su hijo saliendo con alguien?
 
Eso explicaba las escapadas de clase y las veces que había llegado tarde a casa, además de su extraño comportamiento. Era un hecho que tarde o temprano se suscitaría,después de todo Naruto ya no era un niño, estaba en plena adolescencia y era guapo, seductor y espontaneo.
 
Era perfectamente aceptable que Naruto explorara esa étapa, saliendo con alguna chica igualmente guapa de su edad, y él debería sentirse orgulloso, pero no lo estaba...
 
-¿Minato?- inquirió Mei con seriedad, tomando asiento junto al apuesto rubio.
 
Minato, que se había obligado a pinchar un trozo de carne para mantener la boca ocupada, se supo abtraído al notar el sútil y discreto movimiento de labios que hizo Naruto frente a él.
 
"Con un hombre"
 
El bocado no pudo continuar su trayectoria. Minato viró velozmente el cuerpo y tosió estrepitosamente mientras se golpeaba el pecho reiteradamente. Oyó a Mei preguntarle si estaba bien, pero no pudo contestar de inmediato.
 
Tomó agua, y solo entonces se dio cuenta de que Naruto lo había hecho a próposito, esperando el momento oportuno para soltar la bomba sin que él pudiera replicar al respecto, por eso había servido el agua...
 
-Estoy bien- se limpió los labios y los residuos de carne en su barbilla, posteriormente miró a Naruto con reproche, queriendo entrever la mentirilla piadosa dibujada en su sonrisa, la usual travesura, la jugarreta para ponerlo en mal estado. Pero no vio nada de diversión o mofa en el semblante de Naruto, sino todo lo contrario, estaba calmo, serio.
 
¡¿Lo decía de verdad?!
 
Su hijo saliendo con un chico, ¿Era homosexual?, ¿Cómo es que él no se había enterado, por qué no se lo había dicho?
 
Ansiando resolver todas esas interogantes a la brevedad posible, Minato hizo acopio de su autocontrol para encarar a la pelirroja.
 
-Mei, te cité porque tengo algo importante que decirte- en ningún momento apartó la mirada de Naruto, atento en el gesto sugestivo del menor que había empezado a lamer el borde escarchado del vaso con atrevimiento, retándolo.
 
-¿Qué es?- Mei se impacientó, tamborileó los dedos sobre el mantel sin dedicarle una sola mirada al chiquillo impertinente que le había causado más de un dolor de cabeza con sus travesuras infantiles. Primero había sido el laxante en su botella de vino, luego el polvo picapica en sus labiales, pero pronto podría desquitarse, y esperaba con desespero ese momento.
 
-Quiero que terminemos.
 
Silencio...
 
Naruto pestañeó estupefacto, Mei borró la sonrisa de sus labios, recorrió la silla hacia atras y se levantó de un salto.
 
-¡¿Qué?
 
-Esto no está funcionando, lo siento- tratando de imprimir un dejo de franqueza a sus palabras, Minato la tomó de la mano y depositó un beso casto en el dorso.
 
-No hablas en serio- farfulló Mei con los ojos rasos en lagrimas.
 
Minato la soltó poco a poco.
 
-Lo siento...
 
Mei reprimió el impulso de darle una bofetada, se dio media vuelta y notó por el rabillo del ojo que Naruto sonreía ampliamente.
 
-Esto no se quedará así- y salió, dando un portazo.
 

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