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Accidentalmente. por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Hola, perdón por la demora estoy en depresión porque ya estoy en examenes y recuerdo que debo estudiar en lugar de escribir Fanfics, pero no me hago caso y lloror porque no se nada.

El punto es que a partir de este capítulo va a empesar a crecer Naruto, así que despidanse de él, como crece son una serie de shots pequeños como flas backs de ahí hasta la afamada adolecencia y ahora si se viene lo bueno, saber con quien se queda de los pretendientes.

 

Y bueno como ya es costumbre en mi, espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 12.

 

Empezaba el mes de diciembre, pronto sería navidad y Naruto salía de clases 1 semana antes que yo, así que toda esa semana me acompañaría a la universidad, le había rogado para que no les dijera a sus amigos, ya que no quería meter en problemas a Temari o Itachi, sabía que en cuanto ellos se enteraran que estaría asistiendo de inmediato se querrían colar y no es que mis amigos se quejaran, pero a veces me daba pena que Gaara y Sasuke quisieran seguir a Naruto a cualquier parte del mundo, sin contar que al parecer sus hermanos aún no se daban cuenta de los sentimientos que albergaban.

Ese día me tocaba ir a recoger las cosas que habían sobrado del año escolar y los últimos trabajos que había hecho Naruto en clase, me encontré con Mikoto y estuvimos juntos durante todo el día, la acompañe a su casa, siendo honestos si tuviera una madre quisiera que fuera como Mikoto, me imagino que a Naruto también le caía bien, ya que la tomaba de la mano y le sonreía mucho, era bueno saber que desde estos momentos se llevaba bien con la suegra, muchos no tenían esa suerte.

 

-      ¿Pasaran la navidad ustedes dos solos?, porque si no tienen más planes pueden venir con nosotros, ya sabes que en estas fiestas es mejor pasarla con mucha gente – la amable mujer nos sonrió a ambos, pero al ver la reacción de Naruto pensé en no aceptar de inmediato.

-      Aún tengo que hablar con Tsunade – sama y con Nagato, tal vez ellos quieran hacer algo en familia – Mikoto sonrió decepcionada, al parecer ella amaba tener muchos hijos en su nido.

-      La invitación está abierta de todas formas – nos despedimos normalmente, pero Naruto no beso a Sasuke causando que el azabache menor quedara en shock, pobre era el último día que vería al sol y este ni un beso le daba.

-      ¿Estás enojado con Sasuke? – mi pregunta salió cuando nos alejamos de la casa de los Uchihas.

-      Es que bese a Gaara y a Neji para despedirme de ellos por ser el último día de clases y Sasuke me dijo que entonces no lo besara a él – quería reírme de los celos tan posesivos del menor de los Uchihas, pero me aguante, no debía de intervenir.

-      Vaya, que mal – no sabía que decir y el rubio seguía con su cara de enojo – entonces dime ¿qué quieres hacer para navidad? – el rubio me vio emocionado y empezó a saltar de alegría diciendo que es lo que quería comer y sobre todo lo que le pediría a Santa – en caso de que tu familia no pueda, ¿quieres venir con Sasuke a jugar?

-      ¡NO! – dijo con más energía de la normal – ese día es para la familia, mis abuelos hacen lo imposible para estar conmigo – me sorprendió su respuesta – además el tío Nagato a veces llega y me trae un regalo – dijo sonrojado.

-      En esta ocasión deberías de agradecerle con un abrazo – el sol me vio sorprendido, pero sonrojado, al parecer no se sentía con la confianza de abrazar a su propio tío.

 

Al final Tsunade – sama confirmó que la reunión sería en su temible mansión, al parecer se sentía apretada en el inmenso departamento de su hijo, además su esposo iría y algunos amigos de la familia, Nagato acepto acudir a la mansión con sus dos amigos, al parecer se conocía bastante bien, ya que incluso pensaron en llevarle un regalo a Jiraiya – sama.

En lo que llegaba el 24 de diciembre estuve pensando en que regalarle a Naruto, ya le había dado un perro y no podía estar comprando mascotas a cada rato y tampoco quería que viera que le iba a regalar, así que ahora en lugar de dejarlo con el clan Uchiha lo deje con sus abuelos, aprovechando que estaban desocupados y me dirigí nuevamente al centro comercial, en esta ocasión fue más fácil para mi escoger un regalo para el pequeño sol y esconderlo era pan comido.

 

 

 

Al fin era 24 de diciembre había concluido mi semestre apenas 4 días atrás y al fin pasaba todo el día en casa, Naruto parecía feliz de que conviviéramos más tiempo, ya que desde temprano me saltaba encima para ponernos a jugar, habíamos tomado la rutina que después de desayunar íbamos a dar un paseo largo por el parque con Kyubi, después de comer jugábamos con todas las ranas de Naruto y después de cenar nos dedicábamos a ver nuestra serie “El auto increíble” (soy vieja, no me juzguen).

Habían sido días bastante tranquilos y la verdad esta clase de momentos me ayudaba a poder tener mejores migas con el menor, ese día nos levantamos relativamente tarde e hicimos nuestra rutina casi de manera normal, después de pasear a Kyubi nos fuimos directo a la casa de Tsunade – sama, ella nos prestó un carro para llegar, ya que el cachorro que había comprado había empezado a crecer y se veía más intimidante, con tan solo 6 meses de edad el perro ya infundía mucho miedo, cosa que a mí en lo personal me encanta.

Al llegar había un par de autos estacionados en la entrada, por lo cual supuse que serían de los amigos de la familia que había dicho Tsunade – sama, me sentía nervioso, no sabía cómo presentarme y tampoco sabría qué contestar si me preguntaban por qué me habían quedado con Naruto.

 

-      Vaya al fin te dignas a venir – la poderosa mujer me recibió con un abrazo y me invitó a pasar, al entrar mis ojos se fijaron de inmediato en una figura que jamás pensé ver ahí, ¡era el rector de la universidad!

-      Viejo – Naruto corrió a los brazos de Sarutobi, el cual parecía ser como otro abuelo, ya que lo saludó de manera efusiva.

-      Vaya que has crecido mucho en estos meses – me volteó a ver y yo solo salude con la mano, ese niño estaba mejor conectado con los poderosos del mundo. Junto al rector vi a su familia, entre ellos al profesor Azuma, el cual era buen amigo mío, pero no hablábamos mucho, ya que su adicción al cigarro podría matarme.

 

Había varios profesores en la reunión y todos saludaron a Naruto con mucha efusividad, me acerqué al árbol para asegurar que mi regalo estuviera ahí y me di cuenta de que el 90% de los regalos eran para el sol de la casa, seguro tendré problemas cuando crezca, todo el mundo lo consiente.

 

Durante la convivencia el rubio estuvo saltando entre los invitados junto con Kyubi todos parecían felices de verlo recuperado de una perdida tan grande, al parecer nadie estaba enterado de que yo me había hecho cargo del inquieto chico. Después de bastante tiempo conviviendo con algunos de los invitados podía ver que no había llegado Nagato, me preocupaba eso, ya que Naruto estaba emocionado y durante toda la semana me había preguntado cómo podía ser más cercano a él.

Al parecer Nagato era muy serio para el gusto del menor y por eso no sabía cómo tratarlo, así que estuve recordándole que sólo fuera él mismo y que su tío la amaría, así como era, claro que el sol no se veía muy convencido.

Cuando empezó la cena fue el momento de la entrada del tío de Naruto con sus dos amigos, como siempre tenía una cara pálida y parecía enfermo, cuando Naruto lo vio salió corriendo a abrazarlo y le dijo lo feliz que estaba de verlo, el hombre no hizo muchas muecas de felicidad, pero aun así se les notaba a kilómetros que le había encantado la actitud que había tomado el menor.

A la hora de abrir los regalos obviamente la estrella desenvolvedora fue Naruto, ya que como predije el 90% eran para él, lo que me sorprendió fue ver que su abuela le regalo muñecos de peluche en forma de babosas, jamás se me había ocurrido comprar un animal de esos, se veían desagradables incluso en peluches, pero al sol parecían encantarle esa clase de regalos, hasta parecía fascinado con el animal, ganándole a las ranas de su abuelo.

A las 2 de la mañana el sol ya no aguantaba la fiesta, se había podido mantener despierto gracias a que había dormido por la tarde, pero ahora su energía era inexistente, así que Kyubi se encargaba de que no diera el ranazo en el suelo y lo empujaba con su enorme y esponjosa cola, casi parecía que su cola tenía voluntad propia y se dividía en 9 partes, pero una vez la cepillabas podías darte cuenta que solo era una.

Me escapé de la fiesta con la excusa de acostar al menor, no es que no me agradaran las personas ahí presentes, pero no me sentía cómodo, me sentía en un ambiente tan cálido que algo en mi interior gritaba que no pertenecía ahí, los había observado a todos y no eran hipócritas, todos parecían una gran familia y eso me hacía sentir incómodo, por mucho tiempo pensé que había superado la solitaria infancia que había vivido, pero al parecer aún me dolía pensar que en el mundo había lugares así de perfectos, que eran un contraste monstruoso a la realidad que yo viví.

Sin darme cuenta solté un par de lágrimas, ahora entendía que mi maestro no me había dejado a Naruto, me había dejado una familia, sin el pequeño sol seguiría solo por la vida pensando que la felicidad no existe, pero ahora a su lado, no solo sé que existe, sino que también puedo sentirla.

 

-      Kakashi, ¿estás bien? – al parecer el niño estaba medio sonámbulo.

-      Gracias a ti, siempre estaré bien.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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