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Amor por Omisión por Dan Hale

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Notas del capitulo:

Este nuevo capítulo es el que más me ha costado, quería que los sentimientos quedaran bien plasmados y me costó un par de dolores de cabeza, pero espero que les guste.

 

ya saben, opiniones, críticas y comentarios son bien venidos.

Capítulo 4. Redimiendo Transgresiones.

 

Aun se preguntaba ¿Cómo había aceptado aquella tontería? Sobre todo, cuando veía al moreno correr de un puesto a otro maravillado con las luces, los premios, los juegos y la comida.

Estaba en un festival, todo porque su tonto amigo le había “forzado” acompañarlo… bueno no tanto como forzarlo… mhhh, más bien le había acorralado dándole 3 opciones, la primera era una pijamada, pero él consideraba que ya estaban grandecitos para esas tonterías y que dormir con el pelinegro no sería nada bueno para su salud mental, la segunda era ir a ver una película de acción y terror, de esas donde hay zombis y muchas armas, petición a la cual contesto un rotundo no pues le parecían del todo aburridas y una gran pérdida de tiempo, la tercera pues, acompañarle a la feria a lo cual se hubiera negado de no ser porque había prometido cumplirle al menos una como regalo de cumpleaños, y esa era la opción que sonaba menos horrible.

 

Era una noche preciosa, sin viento, sin nubes y con una hermosa luna llena. La feria estaba en todo su apogeo, eran casi las 8 de la noche e iban llegando, ambos vestidos con los yukatas tradicionales para esas fiestas. El llevaba uno color gris con verde y detalles en color blanco, el moreno llevaba uno azul obscuro con detalles en un azul más claro.

Aquello le causaba una nostalgia brutal y los recuerdos de su primer festival comenzaban a agruparse en su mente, en esa ocasión su Sensei lo había citado para una misión y cuando llego se quedó cuando menos boquiabierto, le habían engañado, todos con yukatas preparados para el festival y el en ropa de batalla, incluso lo obligaron a vestir uno y no le dejaron ni objetar, a pesar del enojo inicial esa noche fue para el inolvidable, uno de sus mejores recuerdos.

 

-          ¡mira Kakashi! ¡quiero ese! – señalo Obito apuntando a un peluche, un perro ninja en color gris que hacia una gran semejanza al peli plata, cosa que para Kakashi no pasó desapercibida y le causo esa sensación de calorcito agradable, reacción que siempre conseguía el otro con sus tonterías.

 

-          ¿Qué eres? ¿un niño pequeño? – le pregunto negando levemente con la cabeza queriendo dejar de lado los sentimientos provocados.

 

-          ¿y que si lo soy? – le replico el otro mientras le sacaba la lengua, exactamente como un niño pequeño.

 

Inevitablemente logro en Kakashi una risa traviesa, a pesar de todo lo que habían pasado, seguían siendo aquellos chiquillos de 13 años que no podían llevarse bien del todo, pero tampoco soportaban la distancia entre ellos.

-          ¡Vamos! – le dijo el peli plata, caminando hacia el puesto donde estaba el premio que tanto anhelaba el moreno, después de todo era su cumpleaños, si tan solo pedía como regalo el que le acompañara, que jugaran, comieran y se divirtieran, podía cumplir.

El dichoso perro de peluche era el primer premio en un juego de puntería con dardos, aunque parecía sencillo, constaba de atinar a 3 dianas justo en el centro con solo tres intentos, Obito probo suerte confiado, su sharingan debía bastar para lograrlo de una.

Pero pronto rompieron sus esperanzas, cuando vio el antifaz que le entregaba el que atendía, ¡sí! Era un juego a ciegas. Aun así, no le importo y trato, una, dos, tres y hasta 7 veces, pero no lograba atinar a una sola diana.

-          Dame, yo lo hago – le ordeno Kakashi, extendiendo las manos para recibir el antifaz y los dardos.

Mismos que Obito le entrego a regaña dientes, tan pronto estuvo preparado comenzaron a caer los blancos, uno de tras de otro, los dardos daban justamente en el centro, haciendo chillar de envidia al pelinegro.

El peligris se levantó el antifaz solo para descubrir lo que ya sabía, que había ganado del puesto entero el premio que quisiera, como no podía ser de otra manera pidió el perro que tanto añoraba su amigo.

-          ¡claro! Yo te mostré como hacerlo – dijo Obito algo celoso de que el otro lo hubiera hecho a la primera.

 

-          Si, si… lo que tú digas… perdedor… -le pico con una sonrisa de superioridad que ocultaba su máscara.

Justo cuando el uchiha estaba por decirle sus “verdades” a ese engreído, recordándole como él era mejor y bla, bla, bla… Kakashi le extendió el peluche, haciendo que el moreno lo mirara con ilusión. No perdió ni un segundo y lo tomo abrazándolo con fuerza.

-          Te llamare bakakashi… - le comento al peluche como si su amigo no estuviera parado frente a él, con una cara de pocos amigos.

 

-          Ya lo pensé bien… ¡devuélvemelo! – replico Kakashi fingiendo enojo, aunque con ese sentimiento de nuevo surgiendo en él, para cuando quiso darse cuenta el moreno ya corría lejos de él.

 

-          En verdad es un niño pequeño… - bufo cansado mientras se masajeaba la cien con los dedos y se disponía a ir tras él, caminando claro.

 

Así transcurrió la noche, entre juegos, premios y sobre todo comida, porque había que reconocerle a Obito su capacidad para comer montones colosales de comida y no perder el apetito.  Ya habían recorrido todo el festival unas dos veces, mientras Obito luchaba incansablemente por ganar obsequios. Pero solo había conseguido un par, dos peces dorados y el peluche de perrito que para aumentar su frustración había ganado Kakashi y le había regalado. Aun así, se le miraba muy contento cargando 3 yakitoris en su mano derecha y los obsequios en la izquierda mientras caminaban hacia un árbol cerca del rio, alejado del bullicio y de la gente.

Tras unos minutos de caminata llegaron a su destino, el moreno casi de inmediato se sentó en el suelo con el árbol a sus espaldas, depositando los peces a un costado y el pequeño peluche entre sus piernas, estaba claro que lo atesoraba. Así mismo Kakashi le siguió, sentándose a su lado, pero recargado en el tronco con las manos por detrás de la cabeza ya que él no cargaba nada.

 

-          ¿estas satisfecho? – le pregunto con voz calmada y sin votarle a ver, con la mirada fija en el agua que reflejaba el cielo y la luna.

 

-          Si… ¿quieres? – le ofreció estirando en su mano una de las brochetas, al tiempo que el masticaba la propia.

El Hatake acepto la oferta sin ofrecer respuesta, bajando su máscara para dar el primer bocado. Solo Obito y sus padres alguna vez lo habían visto sin mascara, así que con el ya no tenía caso que guardar el secreto y en parte eso lo hacía sentir cómodo.

Kakashi estaba disfrutando aquello que en un principio le parecía tan mala idea y ahora había que sumarlo a su colección de buenos recuerdos.

-          Gracias, ha sido un cumpleaños ¡espectacular! –canturreo el moreno una vez hubo terminado su comida.

 

-          Me alegro – le dio como respuesta Kakashi quien también había terminado la comida, mientras hacía ademan de levantarse - es tarde, debemos irnos.

 

-          ¡espera! – le detuvo con rapidez tomándole de la muñeca para devolverlo a su lugar. - aun no me felicitas…

La cara del peligris parecía un poema, incluso se vislumbraba enojo en su rostro.

-          ¿Qué más felicitación quieres? ¡Ya eh echo todo lo que querías este día! – replico con algo de enfado, ese bruto era insaciable, ¿poco le parecía todo lo que había hecho ya? Se había vestido con esas ropas que tan poco le gustaban, había jugado en cada juego que el blondo quiso, incluso le había conseguido un regalo ¿y quería más?

 

-          Todo, menos felicitarme, como es costumbre…- le dijo con una sonrisa malvada al tiempo que habría sus brazos hacia el Hatake con los ojos cerrados y sacando un poco los labios en espera del abrazo y los dos besos de regla.

 

-          ¡estás loco! ¡ya te eh felicitado! - dijo apresurado el peligris al tiempo que desviaba la mirada tratando de ocultar el naciente sonrojo que se apoderaba de él.

 

-          Nooo, tu no me has felicitado, si te tuve que obligar a venir conmigo a costa de mi regalo - el uchiha sonaba triste y hasta desilusionado y eso era algo que Kakashi no soportaba ver.

 

-          ¿Por qué te importa tanto un tonto abrazo? – le pregunto con sinceridad, es que él no le veía el caso, parecía un tonto protocolo que nada tenía de especial.

 

-          Porque es tuyo – le respondió como si nada, encogiéndose de hombros y con la mirada fija en su interlocutor.

Aquello a Kakashi le callo como agua helada, no dudaba que el moreno fuera tan bruto como para decir esas palabras sin ningún significado oculto, pero era imposible que él no las malinterpretara.

-          Además, soy el único al que le niegas una felicitación, con Naruto y Sakura ni siquiera te lo pensaste. – y tenía razón, es que el problema no era ni el abrazo ni los besos, no, el problema era a quien.

¡eso! eso es por… - no supo que decir, estaba acorralado, ¿Qué le iba a decir? ¿te amo? ¡no! Obviamente no.

 

Pocas personas eran capaces de sacar de sus casillas al Hokage, mas pocas aun lograban dejarlo sin palabras, pero Obito podía hacer las dos al mismo tiempo.

Cuando no pudo responder, al menos no con sinceridad opto por mirar molesto a un lado, ¿y molesto por que? Pues porque tenía años con ese sentimiento luchando por salir, él nunca se permitirá algo así, perder a su mejor amigo solo porque el de tonto se enamoró del menos indicado, y es que si, aunque le doliera admitirlo el moreno era una de las personas más importantes en su vida y no soportaría que lo odiara ni tampoco sus miradas de lastimas, así que igual que todos esos años esta vez también callaría.

-          ¿eso es por…? – cuestiono el otro que no era consciente de la contienda moral que el otro estaba teniendo en su cabeza. – Kakashi mírame…

Acompañando esa voz que resonaba tranquila y calmada venia el cálido roce de sus dedos en la mejilla del Hatake, haciéndolo mirarle finalmente y aunque trato de desviar su cabeza nuevamente el moreno lo impidió con su mano.

-          ¿es por?... –volvió a cuestionarle sin apartar sus ojos del contrario, esperando una respuesta sincera, no creía capas a Kakashi de mentirle a la cara. – es porque… ¿te gusto?...

 

Continuara…

 

Y ahora volvamos a la programación habitual jejeje

Se sentía tan tonto, parado frente a la tienda de su compañero, repitiendo internamente diálogos que pudieran servir para abordar al moreno y acabar con las hostilidades entre ellos de una vez por todas. Pero no conseguía nada, su cerebro no estaba cooperando en lo absoluto, incluso había perdido la noción del tiempo, pero había pasado ya bastante de eso no tenía dudas.

Cada vez que estaba seguro de que lo haría, se le revolvía el estómago de pura angustia haciéndolo retroceder y vuelta a empezar, pero ¡ya no más! Esta vez si iba hablar con el bastardo. Inspiro profundamente como quien respira fuerza de voluntad, dio un paso hacia delante tomando la orilla de la tela que hacía por puerta de aquel refugio, solo lo abrió un poco apenas para dejar pasar un tenue rayo de luz.

-          Sasuke…. Estas… ¿dormido? – susurro aun desde fuera esperando una respuesta que nunca llego.

-          Quizá si lo está… - hablo consigo mismo aun en ese tono de susurro y como le había costado media vida animarse, ahora no se podía echar para atrás.

-          Sasuke voy a entrar. – L e dijo en un tono autoritario y con mucho más volumen que la vez anterior. Dando un paso adelante para cumplir su amenaza.

-          ¡Légrate! – gruño el moreno con voz rasgada que solo podía augurar desolación y muerte, mientras se vislumbraba entre la obscuridad de la casa de campaña un par de ojos rojos como la sangre, advirtiendo al blondo de su inminente fin.

Pero Naruto tenía una especie de inmunidad a esos mensajes que bastarían para que cualquier otro saliera corriendo del lugar, aun así, podía notar que para Sasuke aquello significaba mucho más que solo tener al rubio compartiendo su espacio, el moreno se sentía vulnerable y acorralado, aquella tienda era su ultimo bastión de defensa y quizá podía ser demasiado brusco el quitárselo, más si sus planes eran los de arreglar las cosas.

 Dejando de lado las palabras del que podría ser recordado como su asesino, soltó la tela entendiendo que nada lograría invadiendo su zona segura. Por el contrario, opto por ser sincero, abierto y transparente, tomo asiento en el suelo justo frente a la entrada que se había negado a violar, visiblemente nervioso, repetía en su fuero interno cosas como “tu puedes” “solo dilo” “no es tan difícil” pero para el pedir perdón si lo era, más si tenía que hacerlo con su mejor amigo – mayor rival.

 

Sentencio mentalmente que debía hacerlo y no se dio opción a recapitular y cambiar de opinión. No como una obligación, sino como una necesidad…

-          ¡Sasuke! Lo siento… - soltó apresurado, pero a medida que las palabras salían de su boca el sonido se atenuaba ahogando la última silaba en su boca.

Con las palabras aun obstruyendo su garganta cayo en la cuenta de algo, un detalle que le cayó como cubeta de agua fría, el necesitaba estar bien con Sasuke por una simple razón, ese engreído, orgulloso y egocéntrico pelinegro, constituía gran parte de su equilibrio mental, paz y felicidad. Por eso el rubio se sentía tan intranquilo cuando estaban peleados.

Por parte de Sasuke no hubo respuesta, claro que, con su entrenado y agudo oído había sido capaz de escuchar la frase entera y eso le había dado un vuelco al corazón, estrujándolo con fuerza y haciéndolo latir desbocado. Por eso mismo se negaba a responder, Sasuke Uchiha se sentía aterrado.

-          Entiendo si no quieres responder, pero solo escúchame…. –  suplico el blondo con total sinceridad, su voz sonaba tan distinta, tan cargada de sentimientos y emociones, tan pura.

Aunque el rubio no podía ver a su interlocutor, ni saber qué opinaba ante su petición, algo le decía que el pelinegro estaba de acuerdo.

-          Sabes… yo sé que soy… ruidoso, molesto y como siempre me dices, un idiota… - hacia pausas de vez en vez pues buscaba las palabras perfectas, para describir justo los sentimientos que le inundaban.

-          Sé que puedo sacar a cualquiera de quicio con facilidad… que no me tomo las cosas en serio, casi nunca… que probablemente para ti más que nadie soy… un dolor de cabeza… - las palabras volvían ahogarse en su garganta, eran apagadas por las ganas de llorar que ahora tenía. Ese ardor y las lágrimas amenazando por salir no lo dejaban hablar y tampoco quería mostrarse tan débil, no frente a Sasuke, así que no pudo continuar, y aun cuando nadie lo veía bajo el cabeza apenado.

Pero no podía quedarse esas cosas dentro, él sabía que ahora más que nunca necesitaba ser sincero, decirle la verdad a su amigo, volver a su relación de siempre, esa donde Naruto se sentía el mismo todo el tiempo, donde nada ocultaba.

Así que nuevamente se armó de valor para continuar, diría lo que siente, daría explicaciones y se disculparía, porque ahora no había otra forma de verlo, él tenía la culpa de lo que estaba pasando, el solo le había hecho eso a ambos y debía enmendarlo.

-          Y por eso te agradezco Sasuke… - su voz sonaba quebrada y voluble, un tono apenas audible y las emociones a flor de piel.

Por su lado Sasuke escuchaba atento las declaraciones del Uzumaki. Para el uchiha no pasaban desapercibidos esos detalles tan ligeros, pero tan reales, como su voz había cambiado radicalmente, el que contuviera la respiración antes de hablar para tranquilizarse, el miedo y la incertidumbre en cada frase, también la valentía para confesarle todo lo que sentía, esas cosas que nadie notaria, excepto Sasuke que conocía tan bien a Naruto.

-          Te agradezco… porque tú siempre me has visto con los mismos ojos, sin importar cuantas estupideces o bromas de mal gusto haga… sin importar el monstruo que soy… - le dijo lo último en un suspiro, prueba clara de que se sentía avergonzado por ese hecho.

El joven Uchiha no esperaba ni de cerca una disculpa así, cuando mucho pensaba que podía llegar a darle una nota escrita, con solo un “perdón” dentro, pero todo aquello lo había descolocado, algo grave tenía que estarle pasando al rubio para dejarse ver así de frágil. Y ese último comentario no le había gustado ni un pelo.

-          No eres un monstruo… solo algo feo. – le dio por respuesta finalmente el moreno, no que no tuviera más que agregar, pero su orgullo apenas le permitía decir esas cuantas palabras.

El otro al escuchar lo que dijo no pudo evitar sonreír de oreja a oreja, verdaderamente ese moreno orgulloso era su felicidad, pero aun con todo y lo dichoso que podía sentirse el rubio aun quería aclararle algo más.

-          Sasuke… sé que te molesto el que me desapareciera sin decir una palabra… más cuando siempre soy yo el que insiste para que hagamos cosas juntas… sinceramente no puedo darte una explicación, por mi bien y por el tuyo… solo esta vez, te pido que confíes en mí, que no lo hice por herirte, pero debía hacerlo.

Según iba diciendo eso su mano se aventuró nuevamente hacia la tela dividida en dos que colgaba del techo, abriéndola lentamente, dejando ver dentro de aquella obscuridad unos ojos azules como el cielo, que pronto se encontraron con unos color carbón, ambos se miraron fijamente por unos minutos, era su manera más franca de conversar, entonces Sasuke se dio cuenta, Naruto decía la verdad.

-          Es tarde Usuratonkachi, debemos dormir. – no dijo más, se cubrió con la manta y se dispuso a dormir.

Naruto hábil como era para entender ese idioma no verbal supo perfectamente que el moreno había aceptado sus disculpas y que todo estaba bien.

El rubio se apresuró en llevar su saco de dormir dentro de la tienda y lo más cerca del moreno posible y este lo permitió por única vez, ciertamente también había extrañado la compañía de su “mejor amigo”.

 

Continuara…

 

Notas finales:

como verán en este capítulo ya entran en juego Obito y Kakashi como pareja, solo que me pareció que estaba de más desarrollar una pareja donde los sentimientos el uno por el otro están latentes hace muchos años, preferí pasar a la parte donde se animan a decírselo de frente.

 

¡gracias por leer!


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