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Katze por Arwen Diosa

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Capítulo 17 
 
-Muy bien echo, excelente. Ahora pasemos a esto – Iason dejó los papeles sobre la mesa con satisfacción de otro problema resuelto y cedió paso a Katze para que tomará su lugar frente a la computadora – Sólo intenta romper este portal sin utilizar contraseñas.
Iason se quedó cerca viendo al pelirrojo tomar el camino equivocado e insistió en ello varias veces, luego probó una táctica que era demasiado lenta para sus rápidos intereses.
-No, así llamaras la atención.
-Deja que lo intente  - dijo Raoul desde su cómodo asiento cerca al ventanal – Katze puede con todo.
-¡No te metas Raoul! – Katze siempre era grosero, Iason arrugó el entrecejo ante eso y los molestos retrasos del camino equivocado que tomaba el pelirrojo. 
-Has vuelto a cometer el mismo error.
-No quiero nada de esto – para su sorpresa que pronto se convirtió en enojo Katze empujó la pantalla -¡Es una mierda! No sirves como tutor Iason.
Era demasiado… sin pensarlo,  con la conciencia que nunca tuvo que asumir consecuencias severas en su vida Iason tomo con el puño cerrado los cabellos detrás de la nuca de Katze y bajó su cabeza con fuerza a estrellarse en el escritorio, no paro hasta que todo se salpico de sangre.
-¿Qué estabas diciendo?   - le dijo al borrón ensangrentado.
Su propia voz burlona y codiciosa lo sobresalto, Iason se despertó en su cama y en medio de la noche. Seguramente el movimiento brusco del colchón despertó a Riki también.
-¿Una pesadilla?
-Si
-¿Y de qué era?
Iason miró con amargura a su mestizo que se abrazaba a las mantas.
-Katze otra vez, ese niñato me volverá loco o lo mataré primero.
Riki resoplo una risa, sabía muy bien de que hablaba su rubio amante. Estaba tan acostumbrado que todo el mundo le haga reverencias, cuide de sus palabras, modales y hasta las miradas que era un verdadero reto asumir que Katze nunca más le haría las venías del pasado. Riki se hubiera reído un poco más si no tuviera tanto sueño.
-No debe ser tan malo Iason. Te acostumbraras -   Sin decir más se dio la vuelta y continuó durmiendo. Iason miró unos momentos la nuca negra y despeinada, bueno Riki tenía razón… no era así de malo como en su pesadilla. Katze lograba comportarse pero no dejaba de ser respondón sin siquiera pedir permiso para hablar, lo interrumpía y lo desobedecía. Iason sabia que Katze no sería más su humilde mueble pero separar esa cara de la conducta a esperar en ambientes de trabajo era diferente.
Desde hace unas semanas habían empezado a reunirse cada tarde para presentarle a Katze la conflictiva vida de Amoi de sus retos comerciales y políticos. Al principio fueron solo largos periodos de lectura, ávida lectura. No se podía entender sin zambullirse en todo el proceso y luego vieron las preguntas y poco a poco lo introdujo en los problemas del pasado, aquellos que ya estaba resueltos. Al ver que no estaban perdiendo el tiempo la tutoría de Iason dio frutos, Katze podía ser un gran político.
Pero…
El pero radicaba en lo otro que se esperaba de él, quizá sus expectativas estaban siendo altas considerando los antecedentes de su mueble Katze descubriendo lo que llamó el “El Secreto de Tanagura”. Ahora Katze no lograba esa chispa natural e instintiva de pasear sus dedos en el teclado, cualquier cosa que hiciera era mecánico y aprendido. 
Paciencia…
Ahora con dieciséis años Katze se destacaba en su sentido analítico y deductivo, la intuición innata para resolver y entender complejas situaciones comerciales que a otros sólo la experiencia de años los hubiera favorecido. Se equivocaba y mucho pero tenía visión general de las cosas, y un hambre de conocer y saber más. 
Iason de alguna forma disfrutaba ser absorbido por esa tenacidad, pregunta tras pregunta, alimentando su curiosidad. Perfecto… hasta ahí.
No sólo su irreverencia era el problema, podía lidiar con eso después de convivir tanto tiempo con Riki. El problema era su testarudez estúpida de pretender tener la razón siempre y perder el tiempo intentando salirse con la suya. 
Un suspiro pesado… si, Riki tenía razón, no era tan malo. Katze todavía estaba madurando, quizá un poco más de tiempo y está faceta rebelde se termine. Iason sonrió para el mismo mientras se deslizaba en la cama y abrazaba a Riki. Además faltaba muy poco para la sincronización de memorias, Katze iba a recordar porque antes tenía una llamativa cicatriz adornando toda su cara… 
Tomando a su mestizo cerró los ojos, también era muy gratificante el soñar con esas cosas… Al menos en sus sueños obtenía un poco de desquite… si Katze supiera cuántas veces y de diferentes formas en sus sueños lo había matado. 
 
 
Cubiertos chocando, copas depositándose con calma, movimiento de servilletas contra la cara y las manos. A pesar de todos esos sonidos… había mucho silencio en la mesa. 
 Era una cena pacífica para este lado de la mesa, Iason y Riki con tantos años de relación a veces dejaban que el silencio entre ellos no sea interpretado como molestia, Iason leía algo y Riki tenía prisa por comer.
 -Mastica con cuidado – dijo Iason sin levantar la mirada del diario que leía – Tus amigos no te dejarán por llegar tarde.
-Clharjo – algo inteligible respondió el mestizo con la boca llena. Unas cuantas cucharas más y su plato estuvo vacío – Listo… me voy.
-¡Riki espera por favor! – ese era katze -¡Vamos Raoul! Quiero ir con Riki.
Esa era la otra razón, la otra mitad de la mesa estaba en un silencio incómodo y molesto desde que empezó la cena. Iason rodó los ojos ¿Cuántas veces podía preguntar Katze lo mismo? 
-Nunca puedo hacer nada. Si irá Riki, no me separare de él… quiero conocer Ceres.
Raoul detuvo con una mirada dura muy dura, severísima cualquier ocurrencia que pueda venir de Iason a esa declaración.
-Katze… ya hemos hablado de esto. Riki tiene asuntos con su grupo, son serios y necesita privacidad.
-¡Nada de eso! – Riki contestó divertido – Sólo jugar cartas y reír un poco.
-¡Lo ves! Raoul por favor – Katze había pasado por tantos estados de ánimo para pedir su autorización que realmente Raoul ya no sabía que decir. Desde la súplica honesta con promesas de buen comportamiento y trabajo duro hasta la molestia con amenazas de escapar y no volverlo a ver jamás…
Raoul se cubrió la frente con la mano. No cedía porque no confiaba en el grupito de pacotilla que frecuentaba Riki. No era tonto, seguramente habría alcohol y cigarrillos… ¿Otro tipo de drogas? Tal vez no eran malintencionados sino Iason no permitiría, pero aún así… su Azafrán montado detrás de Riki en una motocicleta camino a Ceres donde tantas, tantas, tantas pero tantas cosas malas podían pasar.
-Raoul… por favor… - parecía que la vida de Katze dependía de esto.
-No.
Cuando Katze estaba por replicar con toda la fuerza de sus pulmones Riki volvió al salón vestido de cuero negro listo para salir. Hizo un gesto a Iason para que interfiriera, él también quería llevar a Katze a dar un paseo… parecía que vivía en una jaula como un pajarillo triste sin poder salir a divertirse un poco. Salir a hacer compras con el mueble de Raoul no era precisamente divertido.
-Raoul, deja que acompañe a Riki a dar una vuelta. Son tantas veces las que va y vuelva sin problemas… - Iason dijo levantando la mirada, al final no le interesaba el asunto pero podía contentar un poco a Riki. Además, ver a Katze lidiar con Ceres sería interesante para el experimento… - Así podemos extender nuestra charla mientras ellos vuelven.
-¡Vamos Kat! – Lo animó Riki. Katze casi saltó de su silla.
-Alto jovencito – Raoul se puso de pie cruzando los brazos sobre el pecho, no quería, pero tampoco podía seguir negándose sino se arriesgaba a más rebeldía. Últimamente Katze se estaba comportando muy bien y estaba tomando con calma la sincronización de memorias ¿O tal vez no pensaba en eso?, como sea… debía confiar en Katze  – conoces las reglas, nada de beber ni fumar, cero perforaciones y perderás la cabeza si vuelves con algún tatuaje… estarás pegado a Riki y volverás con él.
-Claro, claro – Katze estaba tan contento que hubiera aceptado de buena gana que le raparan la cabeza. Además ni siquiera había pensado en todas las cosas que mencionaba Raoul.
-También llevarás rastreador.
-¡¿Qué?!
-Riki lo lleva así que no te quejes – Raoul saco de su bolsillo el diminuto aparatito.
-¿Llevas contigo esa mierda todo el tiempo? Por favor Raoul estas paranoico – se rio Riki mientras lo veía poner la cosa metálica adherida a la chaqueta que vestía Katze. 
Raoul hubiera querido acompañarlo hasta el estacionamiento, verlo montar seguro y con casco en la motocicleta, darle algunas recomendaciones mas pero Katze se fue corriendo detrás de Riki dejando algunas despedidas. La puerta se cerró y Raoul… se sintió tan vacío.
 
-¡Siiiiiii! 
El grito de alegría de Katze era mitigado por el casco y la fuerte corriente del viento que rompían a toda velocidad pero aún así escuchó la risa que soltaba Riki ante su escandaloso acompañante ¿Quién en su sano juicio estaría feliz de ir a Ceres? Quizá Katze solo quería sentir un poco de normalidad.
Hicieron una parada y Riki entró a una tienda cerca al camino que los llevaría a Ceres. Al salir le quitó el casco a Katze y agitó delante de él una lata de aerosol.
-Para tu cabello, es muy vistoso si lo dejamos así – sin más explicaciones y con cuidado cubrió cada hebra roja por un negro azulado. Katze se dejó hacer pues confiaba en Riki y hasta ahora no había pensado precisamente en su apariencia. 
Quería conocer Ceres pero también era una oportunidad de hacer amigos, eso era seguro… vio a Riki vestido con ropa negra de cuero y de apariencia ruda… él, su chaqueta también era de cuero pero era de un café pálido ¿Se veía bien? Su pantalón azul era sencillo de corte recto  y, ¿por qué rayos se había puesto una camisa hoy y peor en color celeste claro? ¡Por supuesto! Raoul lo había convencido de llevar algo de ropa formal para sus reuniones con Iason ¡Maldición! Estuvo tentando a pedirle a Riki ir a una tienda o algo pero supuso que eso seria un retraso, mejor era callarse sus inseguridades.
Una vez que todo su cabello estuvo pintado Riki le colocó el casco y partieron de nuevo. 
Había visto Ceres en imágenes y vídeos pero la realidad plausible era sorprendente, lo miserable que era se quedó corto pues las imágenes no hacían arrugar su nariz ante el olor a basura y algo quemado, pensó que lo mejor era acostumbrarse rápido pues no quería quedar como un “blando” ante la pandilla de Riki, según lo que le contaba eran tipos muy rudos. Miraba como un verdadero turista mientras la moto serpenteaba por algunas calles de aspecto grisáceo y abandonando. 
-Con todo lo que te conté de ellos es como si los conocieras – le dijo después de parar la moto delante de un edificio de apariencia más estable que las demás. De echo era una calle bastante decente considerando Ceres. Katze se bajó mientras Riki pasaba a la acera del frente y entraba a lo que parecía una especie de tienda de alimentos. Se sacó el casco y se arregló un poco la ropa desordenada por el viento. Preguntándose si debía seguir a Riki o quedarse al lado de la moto. Para su suerte antes de empezar a ponerse nervioso por la sensación de que lo observaban desde las múltiples ventanas oscuras de los edificios aledaños Riki salió de la tienda cargando una bolsa.
-Toma- le entregó la bolsa que estaba un poco más que pesada y él empezó a mover la moto empujando por el frente hacia la puerta del edificio más cercano.
Tocó la puerta en una especie de código y esta se abrió desde adentro. Riki entró primero y Katze esperó afuera dando un último vistazo. 
Riki dejó la moto en un rincón de la amplia habitación, era grande y estaba iluminada por una fuerte luz blanca. La única ventana daba hacía la calle por la que acaban de pasar y estaba cubierta por una pesada cortina que impedía cualquier intrusión de luz o curiosos del exterior. Mientras Riki saludaba ruidosamente a su pandilla Katze se quedó casi pegado a la puerta cerrada, observando de lejos tanto a esos chicos como al lugar. Definitivamente eran como Riki los había descrito, hombres rudos con fuertes brazos pero no parecían unos desalmados, más como feroces animales guiados por sus instintos. El lugar no estaba sucio, pero tampoco era como si lo limpiaran a diario, muebles por aquí y allá sin ordenar, sólo apiñados. Algunos equipos para hacer ejercicios en los extremos y algunas cajas más…
Katze captó el movimiento de cabeza que le hizo uno de ellos a Riki señalándolo. El tipo era el único de cabello largo sujeto en una coleta baja, por la camiseta sin mangas que llevaba estaba expuesta una enorme cicatriz a la altura del hombro izquierdo, dibujaba toda la circunferencia de su brazo. 
Riki les dijo algo y luego se giro.
-Ven Kat ¿Por qué te quedaste tan atrás? 
“No sabía si avanzar”, “no conozco a tus amigos”, “no sabía que era tímido” eran algunas respuestas que prefirió no dar, sólo se calló y avanzó. Cuando terminó de dar unos veinte pasos no más, ellos ya se habían dejado caer despreocupadamente en unos sofás verdosos un poco raídos. Rodeaban una mesa baja llena de  botellas y ceniceros llenos de colillas. 
Estaban hablado entre ellos animadamente y Katze aún estaba de pie con la bolsa que Riki le había dado, era un poco incómodo que no lo notarán ¿O quizá no sabía como comportarse? 
-Riki toma – se animó a decir alcanzando la bolsa que ahora sabía que tenía botellas de alguna bebida. 
Riki le dijo algo al mestizo de colita que hizo reír a todos mientras se acercaba a Katze y pasaba su brazo por los hombros. El pelirrojo (ahora teñido de negro) ya era más alto que Riki, tenía una complexión juvenil a comparación de los Bison pero su figura era esbelta. Su misma ropa formal le daba un aspecto elegante y algo suave pero sin duda llamó  la atención de más de uno en esa habitación. 
-Es Kat y es un amigo ¡Muy buen amigo! No lo jodan. No conoce Ceres y lo traje a dar una vuelta. Kat ellos son los Bison, este  es Guy, Sid, Norris y Luke.
Hubo unos murmullos por parte de todos como saludo. Riki se dejó caer de nuevo en un sofá al lado de Guy y Katze miró donde podía sentarse.  Había espacio en el sofá de al lado cerca de Riki y parecía ser grande como para no molestar a Luke… Katze se sentó ahí y espero… los chicos hablaban entre ellos a veces dos al mismo tiempo y se entendían porque recibían una respuesta. Parecía que la cosa iba a seguir igual por un buen rato así que Katze se obligó a escuchar… 
 -En unos meses tal vez, hasta entonces sobrevivan sin mi – dijo Riki medio en broma,  Guy tenía un brazo pasando por sus hombros – ¿Las cosas han cambiado mucho? 
-Sigue siendo el mismo hoyo sucio pero todos hablan del tipo que movía las cuerdas.
-Era tu amigo Riki, ese Marcado – dijo Guy – Escuche que lo están buscando.
- Todos dicen que desapareció por eso, se metió en la mierda hasta el cuello –  dijo Luke – Cazó como animales a unos hombres uno por uno y ahora lo busca su Jefe.
El ambiente se puso serio, y Riki  no quería eso, evitó mirar a Katze por la incómoda sensación de que básicamente estaban hablando de él… o algo así y no había forma de que lo sepa. Por eso había pintado su cabello de negro para que no reconozcan sus parecidos rasgos con Katze que lideraba el Mercado Negro y los Bison conocían. Con dieciséis años Katze ya tenía los rasgos que lo acercaban al rostro del que una vez fue su amigo… con la cicatriz no habría ninguna diferencia. 
-Olviden esa mierda, mejor empecemos a jugar – Riki dejó las botellas sobre la mesa mientras un rubio despejada las vacías dejándolas en el suelo, sacaron sus cigarrillos y empezaron a llenar el aire de tabaco.
-Toma – le ofreció una botella destapada Sid, Katze la alcanzó murmurando un gracias.
-Bueno, qué vamos a apostar – dijo Riki después de un largo sorbo. Katze también se llevó la botella a los labios. Había bebido antes las cervezas que Riki le ofrecía, no mucho porqué siempre tenía que ocultarse de Yumi y Raoul, también de Cal y Maku, así que nunca había probado una botella entera, tampoco quería probar mucho está vez… 
No pudo evitar hacer una mueca ante el desagradable y picante sabor, toda su cara se contorsiono de disgusto. Para su mala suerte lo habían estado mirando y hubo algunas risas.
-¿Cómo dijiste que te llamabas? ¿Primera vez con Stout? 
-¿De dónde eres? 
De repente todos lo estaban mirando con una sonrisa en la boca.
-Soy…
-Su nombre es Kat, es un turista que se queda conmigo unos días – interrumpió Riki guiñándole abiertamente un ojo a Katze que sólo afirmó con la cabeza.
-Así que turista ¿Eh? Primera vez con Stout de Ceres.
-Si, no lo había probado antes.
Luke que estaba a su lado le ofreció un cigarrillo de sus labios.
-¿Fumas? 
-Algunas veces – dijo aceptando el palito blanco, por alguna razón quizá instintiva mintió en eso, decir en cambió “- Nunca, no me dejan” le pareció tonto. Se llevó el cigarro a la boca y aspiró como lo había intentado la anterior vez.
El salón explotó en risas cuando se atragantó con el fuerte sabor picante que quemó su garganta y no pudo evitar toser hasta doblarse contra sus rodillas. 
Se recompuso rápido dando un pequeño sorbo a la bebida para pasar un poco la sensación. Para su sorpresa Luke estaba sentado cerca de él  y pasó una mano por sus hombros.
-Alguien aquí es muy nuevo en varias cosas… ¿Qué edad tienes? – su mano se apretó sobre la carne de su hombro
-Dieciséis – respondió queriendo alejarse un poco ante la intrusión que se sentía demasiado cercana, Luke estaba casi respirando su mismo aire, la mano que lo abrazaba le impidió retroceder.
-¿Qué haces?¿A qué te dedicas? – preguntó Norris inclinándose sobre sus rodillas, estaba sentado en frente de ellos.
-Nada  - se encogió de hombros, explicar que estudiaba política, comercio e informática con Iason Mink no le pareció correcto – Sólo pierdo el tiempo - por suerte el abrazo de Luke se soltó y de nuevo perdieron interés en él. 
-Bien aquí están las cartas. Conoces el juego Kat – le dijo Riki con un cigarrillo en la boca, habló perfectamente con eso en los labios y sin usar las manos. Delante sobre la mesa un grupito de cartas lo esperaba. 
-¡Alto! – dijo Luke antes que todos tomarán  sus cartas – Hace mucho que no jugamos algo más… picante ¿Un juego de gigolo? 
Hubo un brillo en su mirada que Sid, Norris y Guy captaron. El lenguaje mudo entre ellos fue significativo. Riki también entendió lo que querían y se percató de las señales… había traído carne suave, fresca y deliciosa de oveja virgen a una cueva de lobos hambrientos. Katze obviamente no entendía nada.
-¡Olvídalo! - Dijo Riki – No gigolo.
-Un juego… Riki – dijo Sid apoyando todo su cuerpo contra el sofá - ¿Qué dices Kat? Todos queremos un poco de gigolo.
-Otra cosa – negó Riki sin dejar que Katze diga nada.
-Bien, bien – intervino Luke  - No te enojes ¿Qué tal gigolo prenda? Sólo sin final feliz, pero en bolas de todas formas. 
La mirada que Riki le dio a Katze fue intensa, el pelirrojo teñido se levantó de hombros pues no sabia que diferencia hacia pero si Riki decía que no… por su parte el líder de Bison pensó que estaba actuando con severidad aquí… Katze no era un niño y diariamente era tratado así y eso era abrumador, apenas habían logrado salir de la Torre ¿Tal vez un poco de diversión? Sólo una payasada entre amigos, igual nadie haría nada en contra de la voluntad del otro.
Katze tenía que vivir sus propias experiencias. A su edad Riki ya robaba, había cortado algunas gargantas y de echo había tenido su  primer encuentro con Iason Mink en Midas.
-¡BIEN! – aceptó – escucha Kat, es el mismo juego pero cada que pierdas te sacas alguna prenda. El primero en quedar en bolas pierde y el último en quedarse con algo gana ¿Vale?
¿Ese era el juego? ¿Estos tipos querían desnudarse? Seguramente se notó la vacilación en su rostro, estaba seguro que no se estaba sonrojando y de nuevo Luke lo abrazó, pero esta vez lo atrajo hacia su cuerpo.
-¿O eres tímido?
-No. 
-Hace mil años que no veía a nadie sonrojarse – se rio Norris -¿De dónde vienes? En Ceres a los trece años ya has visto de todo. 
Katze buscó a Riki con la mirada pero estaba entretenido con Guy en una conversación. Parecía que para ellos no había nadie más en la habitación y para él cada vez esos tres estaban más cerca. 
-Entendemos porque Riki no quiere jugar gigolo, tiene a su Blondie y eso debe ser jodido ¿Qué tal tú? Podemos jugar sólo los cuatro – Luke le habló muy suave aprovechando el abrazo. 
Katze aún no sabia por que este abrazo era tan extraño para él, era diferente a como lo tocaba Riki, no había camaradería y menos al toque de Raoul que parecía natural. Katze sólo quería quitarse ese brazo de su cuerpo.
-¿Cómo es gigolo? – se aventuró a preguntar y tomó la botella para beber y hacer espacio, Luke parecía estar muy cerca.
-Si ganas te follas al perdedor en el acto – explicó Sid. 
Ahora estaba seguro que sus mejillas brillaban, los tipos a su alrededor se rieron entre dientes, Riki y Guy dejaron de conversar entre ellos. 
-¿Qué le están diciendo pequeñas mierdas? – Riki los apuntó a los tres pero su tono carecía de enojo.
-Sólo conociendo mejor a kat, - respondió Sid.
-Empecemos – finalizó Guy el asunto y cogieron sus cartas. 
Katze respiro profundo, intentando recuperar la calma, no tenia idea que estos tipos eran así de intensos pero le resto importancia al asunto, tal vez era natural ser así con el nuevo, pensó ¿Por qué  se comportarían diferente? En todo caso él debía adaptarse y ganar un lugar si es que lograba regresar alguna vez. Hasta ahora se sintió ignorado y luego sofocado pero bueno… ahora en el juego podía concentrarse y dejar de parecer un tonto sin experiencia.
Los chicos silbaron de gustó y placer cuando fue su líder el que perdió de nuevo, Katze también se lleno la boca de una sonrisa enorme ante Riki que sin disgusto y disfrutando de la atención dejó que la camiseta negra se elevará con calma sobre sus brazos extendidos arriba de su cabeza, poco a poco la piel exquisitamente bronceada se expuso en todo su esplendor. Los huesos de la cadera, el fino bello bajando por el ombligo, el fuerte paquete de músculos marcándose aquí y allá. Riki se mantuvo de pie para dejarse observar un poco más. Guy motivado por los fuertes silbidos levantó una mano y acarició desde la línea que separa los pectorales hasta el ombligo, Riki lo miró con ojos brillantes.
-¿Cómo va el asunto ahí abajo? -se aventuró a preguntar Guy levantando la mano y sonriendo a su líder.
-Mejor que antes – Riki le guiño un ojo. Se sentó terminando con el espectáculo y continuaron con una nueva partida.
Hasta ahora Katze había perdido tres veces, primero se sacó los zapatos, luego los calcetines y ahora la chaqueta. Entendía porqué los demás preferían sacarse la ropa de arriba antes que los zapatos, estaba helando ahí y sus pies ya estaban congelados. Entonces un poco más acostumbrado al sabor del Stout dio sorbos más largos. 
No estaba ebrio, para nada, el juego era fácil para él, pero siempre le llegaban las cartas equivocadas, tal vez si fuera un poco más experimentado se hubiera percatado que estaba bajo un complot de los demás. Riki no participaba pero tampoco podía evitarlo. 
Cuando le tocó sacarse la camisa lo alentaron a ponerse de pie y cuanto hubiera deseado no ponerse rojo de nuevo. Expuso su piel fina y nívea con calma pero no menos nervioso ante tanto vitoreo, igual no se sentía avergonzado de su cuerpo se sabía guapo y en forma pero aún así fue raro desnudarse para ellos.
-Se huele que es virgen – declaró Guy con seriedad ante tanto escándalo de sus amigos –Si tienes que cuidar su trasero mejor hazlo Riki, si lo note yo, lo chicos también. 
A estas alturas todos estaban sin nada de la cintura para arriba, y la ropa estaba esparcida por varios lugares. El tabaco venía y se iba en finas serpientes en el aire y más de uno iba por su cuarta botella de alcohol, menos Katze que notó esto y se preguntó cómo volverían si Riki olvidaba que estaba en motocicleta… cuando se animó a decírselo un poco suave para que los demás no oyeran Riki reaccionó y fue al baño a lavarse la cara y refrescarse. 
Los lobos se dieron cuenta que la suave oveja estaba sola y a estas alturas su hambre era voraz. 
Katze quedó en medio de Luke y Sid que se sentaron a cada lado llenando el sofá. Uno lo abrazó por los hombros y el otro por la cadera. Guy no se inmutó y Norris los miraba entretenido. 
-Entonces Kat ¿Qué tal? Te gustaría probar un poco de esto.
-Qué tal unos besos para empezar.
No estaba seguro de cual dijo que cosa pero pronto Luke le sujeto la barbilla con fuerza medida y bajo su boca a la suya. 
El sabor, el olor y todo eran desagradables, usando sus dos manos alejó a Luke y se puso de pie. Ellos lo dejaron ir. No era como si lo fueran a obligar, tampoco eran tan mal intencionados.
 -Tranquilo Kat – le dijo Norris alcanzándole su botella – Sólo estaban probando suerte. Hay niños a los que les gustaría estar al medio ¿Entiendes?
Sid y Luke dejaron de hablar entre ellos para mirarlo de nuevo.
-No pasa nada - dijo Luke – Es asi cuándo no tienes experiencia ¿No? 
Katze sentía que se sonrojaba de nuevo ¿No podían simplemente pasar a otro tema? 
-¿Primer beso? – adivino Guy sintiendo curiosidad de pronto ante ese chico que podía adornar su cara con varios tonos de rojo – Nunca he conocido a nadie que fuera tan inocente a esa edad.
-Entonces nunca has tenido sexo – Sid se levantó y se quedó cerca de él, Luke hizo lo mismo.
Katze podía ver diversión en sus ojos, estaban disfrutando mucho tenerlo así de desconcertado ante sus inapropiadas preguntas. Nunca fue tratado así, nada lo expuso para estar preparado para enfrentar algo parecido. Con que armas iba a defenderse, claramente carecía de experiencia y eso se notaba. Y se enfadó con el mismo… por sentirse tan fuera de lugar en donde pensó que podía encajar ¿Qué tenían ellos que él no? 
Eran mestizos normales de Ceres.
-Eres un chico lindo Kat – Luke intervino ante el silencio – No tendrás problemas para encontrar quien te quite tu “flor”, pero debes saber que hay algunos que no saben hacerlo.
-Y te dolerá como el infierno. 
¿De verdad le estaban hablando de eso? Katze se tenso cuando Luke lo abrazó de nuevo.
-Se nota que eres listo, cuando quieras búscame. Los niños sin experiencia me buscan para darles una buena primera vez, sin dolor y puro placer – Sid y Norris  rieron pero Katze no estaba seguro de que – te lo aseguro.
Riki volvió en ese momento, ellos se dispersaron y volvieron a sus sitios en los sofás. Katze también tomo asiento con un poco de vacilación, se sentía enfermo y extraño, como si acabará de recibir un fuerte insulto aunque no había sido así. Estaba herido pero no sabia porque… le entregaron su botella de stout y terminó por vaciar la bebida en su garganta. Eso tenía, se dijo… no era normal. No podía responder porque no sabia cómo y tenía ese nudo en el estómago porque en algún momento deseo estar en su hogar, con Raoul. ¡Maldición! Que inadaptado…
¿No podía ser como Riki? Tan natural como ser su líder…
Continuó el juego y Katze empezó con una nueva botella, no le importó las reglas, saco de su mente las palabras de Raoul e intentó vivir el momento… casi al mismo tiempo la sensación de malestar se fue disolviendo y parecía que se adaptaba más. Cuando le toco sacarse el pantalón no lo pensó y se felicitó mentalmente por elegir ese día los boxers negros que lo entallaban a la perfección, exponiendo sus delgadas caderas y su redondo trasero. Luego fue el turno de Riki  y así siguieron los demás…
Hubo muchas risas pues la anticipación era grande.
-Todo afuera ¡Perdiste Kat! 
Tomando un gran sorbo de su bebida se puso de pie mientras pensaba que pues ¡A la mierda todo! Sin dejar de sonreír y no muy dueño de su equilibrio se dispuso a desnudarse por completo. 
 

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