Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Katze por Arwen Diosa

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 
Capítulo 19
 
Antes de poder recordar algo más acerca de ese símbolo en la puerta,  la abrieron por dentro  y con un  fuerte empujón Katze cayó dentro de esa habitación. Se desplomó por completo, cuando empezó a querer levantarse escuchó una voz áspera.
-Ese culo es inconfundible. Y follado… ¡Así es cómo lo vi por última vez! Sobre la mesa –  dio la orden e inmediatamente levantado por un par de manos o mas le dieron la vuelta y lo depositaron sin cuidado contra una superficie de madera. Unos certeros golpes en ambos lados de la cara, maltratando  también sus oídos lo dejó casi al borde de la inconciencia, su cuerpo se volvió ligero y sin oponer resistencia. 
Demasiado asustado para empezar a razonar qué estaba pasando muchas caras lo miraron como un espécimen cuando todo dejó de moverse ante sus ojos, su visión doble se enfocó y el chirrido en sus oídos se apaciguo. No perdieron tiempo, aseguraron su cuerpo por las manos encima de la cabeza y los pies separados a esa dura superficie. Esta vez con grilletes.
Un alto techo de concreto frente a su cara, una habitación grande y oscura, algunas luces a medias apenas necesarias y muchos rostros ilegibles. 
-Si, eres tú… - el sujeto que habló al principio se acercó desde la oscuridad. Un rostro viejo pero duro, labios gruesos y oscuros acompañaban unos ojos locos. Se miraron por largos segundos... Katze constreñido de miedo sin poder apartar la cabeza de esa  intensa que lo perforaba, y luego se acercó más viajando por su cuerpo, su entrepierna recibió demasiada atención, una vez más su rostro. Sin esperarlo empezó a reír mostrando todos los dientes – Debo admitir que casi te escapas pero,  te vieron con tus amigos Blondies hace unos días, hicieron un buen trabajo ¡Sólo mírate, perra! Más joven y con pene. Te estabas  escondiendo ¿No es así? ¿Pensaste que esto te iba a salvar?  Vas a pagar por todo lo que hiciste y desearas estar muerto – con una mano callosa le acarició la cara, pasó por sus labios, se rio de sus ojos humedecidos y la caricia se convirtió en un puño que se cerró sobre su cabello - La última vez jugué mucho ¿Recuerdas? hoy no tengo tiempo.
-Jefe, mire…
-¡Qué! 
Uno de los hombres que lo habían atado a la mesa señalaba la pulsera de crecimiento acelerado que Katze tenía en la muñeca. 
-¡Desata esa mordaza! Y tú trae el agua.
Recuperando la movilidad de la mandíbula adolorida los labios empezaron a temblarle por el miedo y el frío, aunque estaba seguro que todo su cuerpo temblaba involuntariamente. Descubrió que su garganta estaba tan apretada por el miedo que en realidad no sabia si podía formular alguna palabra.
-Se... Señor… yo… 
Sin ceremonias le pusieron una tela ligera en la cara y empezaron a vaciarle un chorro constante de agua encima apuntando en particular a la nariz y la boca. Le sujetaron la cabeza por los cabellos y pronto sólo su pecho se agitó en agonía. 
Le sacaron la tela y pudo recuperar el aire que le faltaba, sus pupilas dilatadas desenfocadas por el interminable ahogo. 
-¿Qué es eso? ¿Tiene rastreador? ¿Quién te buscará? 
Demasiado conmocionado no encontró hacer funcionar su ingenio y sus maltratadas cuerdas vocales no hicieron dos sílabas seguidas. Lleno de pánico el procedimiento se repitió pero está vez fue horriblemente más largo. Cuando le sacaron el trapo mojado apenas registró las preguntas. Pero respondió lo mínimo que entendió.
-¡Pulsera! No tiene rastreador…
-Para que sirve.
-¡Me da  hormonas y vitaminas! Todo para estar sano – dijo tan rápido como pudo por temor a ser ahogado de nuevo. Esos hombres que lo confinaron a la mesa intentaron sacarla  pero estaba adherida a su piel, buscaron botones o rendijas cualquier cosa para poder abrir la pulsera pero sólo era una fina tira de metal pulido -¡Lo juró! ¿Qué quieren de mi? 
-Agua.
-¡No! Esperen…
El trapo mojado se le pegaba a la cara  como una segunda piel, ni una sola bocanada de oxígeno lograba pasar solo humedad y humedad que caía con fuerza llenándolo de pánico.
-¿Cómo se quita?
Sabía que tenía que hablar pero las palabras no salieron tan rápido para salvarlo. Le cubrieron la cara y lo llevaron al límite de su resistencia.
-No se puede.  Es por las hormonas y vitaminas que está adherido a mi piel. Por favor... por favor, es la verdad – habló tosiendo después de recuperar algo de aliento.
El hombre viejo hizo señas a alguien y la mordaza volvió a su boca. 
Hasta ahora Will y Clint estaban cuidadosamente cerca a la puerta, el hombre  viejo se les acercó y Katze pudo escuchar que les pagaba por traerlo aquí y se iban sin más. 
Cerró los ojos un momento reuniendo sus fuerzas e intentando calmar su errático corazón. Sentía que había caído de la sartén al fuego ¿Qué querían? ¿Por qué pagarían por él? ¿Iba a morir? ¿Qué tenía que podía significar tanto dinero para tenerlo aquí? Estos tipos estaban interesados particularmente en él, no era un víctima al azar, pero ¿Por qué? Rápidamente su mente empezó a trabajar con la poca información que tenía, este viejo canoso dijo que lo vio antes ¿Tenía que ver esto con ese accidente que había sufrido y que parecía irreparable? ¿Algo de esos recuerdos que se suponía iba a recuperar?  Iason había dicho también que ese símbolo en la puerta era de un criminal peligroso que quería abrirse campo a toda costa en el Mercado Negro y que estaba siendo buscado desde hace mucho tiempo atrás.
-Señor Vladimir - dijo otra vez el mismo que mostró su pulsera – No estoy seguro, puede que no tenga cicatriz y ahora le cuelgue un pene pero… está a punto de vomitar, cagar u  orinarse encima, o todo a la vez ¡Míralo! Bien, se ve más joven pero aquella noche para sacarle un grito al Marcado tuvimos que drogarlo. Este bebé gritara.
¿Marcado? Estaba seguro que escuchó ese título antes. ¡Donde los Bison! Habían dicho que un tipo llamado Marcado estaba en problemas por cazar como animales a unos hombres y su Jefe lo estaba buscando.
Vladimir no desechó las palabras de su primer hombre, a pesar del tiempo pasado recordaba bien al líder del Mercado Negro, un sujeto duro que no había dudado en disparar y a pesar de tener días de tortura y humillación su mirada había sido  lúcida desde el principio hasta el final. Ahora tenía aquí a este “bebé”, el parecido era increíble pero ¿Era en realidad él? Pudo haber pasado por un procedimiento de rejuvenecimiento o ese tipo de cosas que se hacían algunos hombres ricos. Incluso esa pulsera explicaba su aspecto de alguna forma. Reconstruido y sin cicatriz. Verlo caminando junto a un Blondie era una razón de peso para suponer todas esas cosas.
-Yo vi lo que les hizo a los hombres que lo atacaron – continuó el otro – Al tipo que le cortó la polla y se la hizo tragar fue el que menos sufrió. Este bebé no tiene esa mirada.
Katze tomó largas respiraciones por la nariz mientras Vladimir no dejaba de mirarlo, sabía que lo estaban ninguneando, que pensaban que estaba temblando de miedo.
Si, Katze seguro que se veía lamentable y estaba pálido como la muerte. Había llorado y escupió la verdad sobre la pulsera sin resistir un poco. Pero esas escasas palabras le dieron información. ¿Entonces esto era una venganza? ¿O había algo mas? ¿Esos recuerdos que tenía que recuperar eran de él aplastando a estos sujetos como insectos? Una especie de orgullo retorcido nació dentro de Katze, Iason le había dicho que era importante para él y que siempre le gustó su inteligencia. Debía estar relacionado de alguna manera.
-Sácale esa mano y trae un cuchillo. – Vladimir le sonrió tan ampliamente con todos los dientes, su rostro macabro mando tantas olas de miedo ¿Cuchillo? La mano que tenía puesta la pulsera fue liberada y extendida por un hombre que la sujetó con fuerza por el codo y la muñeca – Tendrás solo una oportunidad miserable hijo de la desgracia. Si siento que me mientes un poco perderás la mano a todo mi pesar ya que odio la sangre pero no me importará – un cuchillo láser tomo posición justo al borde inferior del metal pulido – Te cortaran la mano si mientes. 
Tenso y a punto si desmayarse vio con ojos grandísimos sobre su piel la filosa luz del láser, nada ofrecería resistencia a esa cosa, sería como cortar mantequilla. Encogió los dedos de miedo y espero  con toda la gracia de Júpiter conocer la respuesta. No iba a mentir. 
Como una quemadura su piel ardió ante el contacto abrasivo, cuando un hilo de sangre empezó a filtrarse le sacaron la mordaza.
-¿Cuál es tu nombre? 
-Katze, soy katze – gritó. 
La excesiva angustia lo dejó mareado cuando vio que el cuchillo se alejaba y la mordaza volvía a su boca. No vio la mueca dudosa que aún tenía Vladimir o el resto de sus hombres. 
-Entonces Katze – dijo con  tono de desprecio su nombre - ¿Te gusta ser un hombre completo? 
No había palabras para describir el horror que sintió cuando uno de los hombres de Vladímir volvió a poner el cuchillo contra su carne, esta vez  levantó su flácido pene y ajustó el filo del láser en la base. 
A su alrededor había tantas caras pero en ninguna encontró algo de compasión, estaba a punto de ser castrado y sólo vio maldad. Lo sujetaron del estómago y las rodillas para evitar que  se sacudiera con fuerza y botó la cabeza atrás cuando el filo hizo un corte.
-¡¿Para quién trabajas?! – la mordaza salió de su boca.
-Para Iason, ¡Iason Mink! 
Estaba con los nervios destrozados, no sintió cuándo dejaron de sujetarlo y la mordaza volvía a su boca. Entre las náuseas y las olas de dolor elevó un poco la cabeza para asegurarse de continuar completo, era así pero al igual que con su mano habían cortado un poco dejando que hilos finos de sangre se escurrieran lentamente. 
Entre los latidos de su trepidante corazón también sintió culpa… ¿Esto significaba que estaba traicionando a Iason? Esa idea también lo enfermó pero en un grado diferente, sintiéndose más repulsivo consigo mismo ¿Y la lealtad? Respondió con la verdad para evitar el dolor… pero, ¿Y si moría de todas formas?
¿Cobarde?
Cobarde…  
Intentó recomponerse y no dejar que el miedo lo consuma, no podía ceder… además de romper la confianza depositada en él, también por su propio orgullo. Un ideal algo absurdo considerando su precaria situación y lo sabía, pero a algo tenía que aferrarse.
-¿Entonces para Mink? ¿Eh? El líder del Sindicato relacionado con una basura como tú ¿Qué cosas más interesantes  tienes que  decir? – dijo Vladimir pero su tono tenía tintes sarcasticos, era difícil saber si le creía o no –  Trae las imágenes – dijo Vladimir a alguien en la habitación, estaba molesto – Si resulta que no eres Katze el líder del Mercado Negro te venderé a Rayana Hugo. No perderé más tiempo ¡Al suelo boca abajo! 
 ¿Katze el líder del Mercado Negro? Entonces… se trataba de eso. El bajo mundo de Amoi. Ahí estaba la pieza que faltaba, ese era el trabajo que hacia antes para Iason. 
Otra vez una par de manos lo movieron, para disuadir cualquier intento de rebeldía le dieron un solo golpe en la boca del estómago que lo dejó sin aliento, sin retrasos quedó atado con ambas manos torcidas  detrás de la espalda, codos con muñecas juntas. Rodillas al suelo y tobillos separados, unas manos sujetaban con fuerza su cabello.  Al nivel de su cara pusieron una cubeta llena de agua.
Estaba entrando en pánico otra vez al entender que iban a ahogarlo ahí, pensar en Raoul y mirar la puerta esperando por él sólo le provocaban ganas de llorar otra vez ¿Iba a morir aquí?
-Antes de empezar vamos a asegurarnos tu amplia cooperación presentándote un viejo amigo tuyo – le dijo Vladimir y uno de esos tipos frente a Katze puso una píldora blanca, de mediano tamaño y punta ovalada –  ¿Recuerdas? Evitará que te desmayes entre otras cosas interesantes ahí detrás. 
Bufidos sin sentido salieron de su garganta y tuvo que usar mucha de su fuerza para no llorar cuando la píldora desapareció de su vista y sentía que manos torpes y dedos largos la introducían a su recto, lo manosearon un poco más  dándole pellizcos en las nalgas y apretando sus muslos mientras dejaban largos momentos la intrusión para asegurase que la píldora no saliera. Aún cuando se retiraron continuó doliendo como si lo hubieran penetrado. 
Tenía tanto miedo y angustia sobre lo que le hacían y lo que iban a hacer que apenas podía aferrarse a un pensamiento coherente.
-Escucha pedazo de puta – le dijo Vladimir mientras le sacaban la mordaza – Refrescaremos un poco tu memoria y cuando salgas te mostraré una imagen, tendrás unos segundos para decirme todo lo que sepas relacionado a eso. Y así seguiremos por un buen rato, si no dices nada  nos pondremos creativos, mis chicos siempre han querido follar el culo de alguien ahogándose, y el agua podría dejar de ser agua y meteremos tu linda cara en mierda ¿Entiendes? Esto será así hasta que este seguro que has dicho TODO. 
A pesar de ser una venganza también querían información. Estaba claro, esto estaba relacionando con el trabajo qué se suponía hacía para Iason ¡Mierda! ¿Qué iba a hacer? Estos meses estudiando con Iason aprendió cosas…. Era información valiosa y peligrosa en manos equivocadas ¿Querían algo de eso? Obvio, ¡que más! Por un lado quería pedir que le mostrarán las fotos antes de sentir que se estaba muriendo de nuevo, antes de llegar a la agonía, antes de que le hicieran algo mas… ¡Estaba tan asustado! y por otro resistir cualquier cosa para mantener una especie de orgullo que aunque se sentía ajeno, podría volverse propio. 
Sintió que el agarre en su nuca se apretaba hasta arrancarle algunos cabellos y el empuje fue certero, metieron su cabeza a esa cubeta.
 Una patada en los genitales  le hizo vomitar el aire que había tomado y la agonía del ahogó comenzó. 
Sacaron su cabeza dos o tres minutos después dejando que cuelgue en el piso frío de cemento,  inmediatamente le pusieron delante de los ojos unas fotos. Incluso mientras escupía agua de sus pulmones e intentaba respirar reconoció al hombre de las diversas  imágenes.
¡Raoul! Que mierda…
¿Por qué querían información de Raoul?
-Lo reconociste ¿no? ¡Habla!
El agarre se apretó otra vez y sintiendo el pánico recorrer su alma ante sus ojos tuvo el fondo de la cubeta, mover la cabeza no servía, patalear tampoco, entrar en pánico sólo lo acercaba más a la muerte. 
Sabia todo sobre Raoul, TODO. Además de su rutina diaria tenía los códigos de su departamento, las contraseñas de sus tarjetas y sus cuentas financieras, códigos de teléfonos, número personal y también de su automóvil, sabía sus horarios y preferenciales sobre restaurantes y salidas. Había manejado algo de información sobre sus experimentos y laboratorio, tenía los datos sobre su personal de trabajo, cuáles eran sus élites de mayor confianza, y tal vez lo que estos hombres querían, la relación de Raoul Am con el Mercado Negro ¡Maldición! Conocía hasta los detalles personales más inusuales. Cuando salió de la cubeta le volvieron a estrellar en la cara las mismas fotografías. Obstinadamente apretó los labios y no dijo nada… 
Al final… con  un nudo en el estómago y con pesar en su corazón tenía que reconocer que esto que estaba viviendo era por su propia culpa. Algo de lo que Raoul lo había protegido siempre y ahora estaba en ésta habitación rodeada de enemigos y personas desalmadas sólo por su propia estupidez ¿Cómo si quiera iba a involucrar a Raoul? No podía ponerlo en peligro, se negó a hacerlo y resignó a una posible muerte si con eso lo protegía. Ya no era una cuestión de orgullo. Al menos un último acto de amor y agradecimiento por cómo lo llenó de felicidad y cuidado  cada día  ¿Lo estaría buscando? Si lo encontraba aquí… podría resultar herido de todas formas “Raoul no me encuentres”, pensó entre agonía y oxígeno.
No diría nada.
Y cuando lo sacaron del agua por quinta vez empezaron a perder la paciencia. 
-Tenías razón, este bebé no sabe nada. Es una pérdida de tiempo, un error su parecido ¡Hagan lo que quieran! – Vladimir le escupió en la cara, Katze tomaba bocanadas necesitadas al lado de la cubeta – Que quede lo suficiente para llevarlo a Rayana Hugo.
Había más hombres entre las sombras,  rieron ante la noticia y se acercaron para empezar la fiesta.
Katze rechino los dientes. Todo el pánico  y debilidad que sentía se transformó en una fuerza desconocida que surgió desde su pecho, lo ayudó a estabilizarse y poder hablar a ese hombre a la cara.
-¡No soy un bebé! – le gritó con voz ronca y fuego en la mirada. Vladimir se impresionó por el cambio de actitud pero no dio la orden de callarlo - Soy Katze y si. Conozco todo sobre Raoul Am y nunca te diré nada, no te tengo miedo puedes hacer lo que quieras maldito perdedor de mierda ¡Raoul Am ni siquiera te conoce y vive cómodo y feliz! Y tú en la podredumbre  buscando algo de su sombra ¡Hijo de perra! Eres….
Le bajaron la cara al agua.
Vladimir estaba procesando eso, ¿Era verdad o un triste intentó de prolongar su agonía? Dio señas a sus hombres y vaciaron agua sucia de desechos bañándole la cabeza y rebalsando la cubeta. Inmediatamente el cuerpo que se sacudía se convulsiono más.
El otro tipo, el primer hombre de Vladimir tomó posición detrás de Katze y ajustando un poco el ángulo lo sujetó por la cadera con fuerza y  lo penetró.
 
 
 
Las puertas del balcón estaban cerradas, era de noche y la luna brillaba en su cabeza. Katze abrazaba sus piernas sentado en el  piso detrás del cristal. En silencio contemplaba la oscuridad a medias del cielo. 
-¿Katze? ¿Estás bien? – Raoul se asomó por el pasillo vestido en pijama y una gruesa bata, se sorprendió al verlo ahí. Era casi la mitad de la noche -  ¿Qué pasó?
-No puedo dormir, eso es todo – respondió el joven que rodeaba los catorce años. Esbozó  una sonrisa algo triste, giró la cabeza para mirar de nuevo el cielo y limpiar de sus ojos la humedad pero ese movimiento no pasó desapercibido para Raoul – ¿Y tú, por que te levantaste? 
El Rubio se acercó hasta quedar frente a su Azafrán y le tocó una mejilla. Estaba fría. 
-Tampoco puedo dormir, iba a mi oficina a leer o algo – respondió sacándose la bata y colocándola sobre los hombros del pelirrojo. Se sentó frente a él que miraba de nuevo el cielo, ojos perdidos y pensativos. Raoul lo miró por un tiempo más, admirando la piel de Katze, pálida bajo el brillo de la luna, sus pestañas húmedas reflejando un poco su luz, algunos mechones le adornaban las mejillas y la frente, sus labios un rojo puro al igual que su cabello, Raoul  suprimió un suspiro y miró al cielo también.
Un año… 
Desde el accidente de la maceta. 
Raoul recordaba haber abrazado como si fuera su corazón el cofre con las cenizas de Katze que luego liberó sobre el mar de Amoi… esos días realmente creyó que éste vacío en su pecho sería eterno.
 Ahora un año después estaba sentado mirando a Katze frente a él… pero, ¿por qué el joven estaba tan triste? Tanto como para sacarlo de la cama y llorar en mitad del silencio nocturno.
-¿Hay algo más? Estuviste en silencio durante la cena ¿Algo que te quite el sueño tal vez? – se animó a preguntar, Katze  negó con la cabeza guardando sus pensamientos y palabras, abrazo un poco más sus piernas apoyando las mejillas ahí y mirando el cielo. 
Raoul no quería presionar pero veía la tristeza en los  ojos dorados ¿Qué había pasado?
-Me gusta mirar las lunas, eso es todo – respondió katze.
Raoul junto sus finas cejas en un leve seño. Estaba seguro que había algo más que perturbaba a su Azafrán, era la primera vez que lo veía con tanta tristeza en sus ojos.
-Raoul – dijo al fin sin mirarlo, la cabeza gacha con los cabellos desordenados caían hacia adelante –  ¿Hay alguien más usando o que usó una pulsera así? 
-No ¿por qué? 
-Soy un mestizo pero no hay nadie más con  esta pulsera, me preocupa no poder ser un chico normal y vivir una vida normal – levantó la mirada y Raoul le ordenó los cabellos de la frente, entonces de eso se trataba... Quería decirle que su vida era normal, que a pesar de crecer rápidamente tenía todas las facultades de un joven de su edad y que una vez la pulsera fuera sacada  sería como cualquier otro mestizo.
Pero Raoul no dijo nada. Vio como las lágrimas se asomaban a sus ojos dorados pero las retenía obstinadamente y apartaba la mirada.
-Tendrás una vida normal, ahora mismo también, claro, tu mismo has logrado destacarte y estas cimentando un futuro muy grande Katze, lleno de oportunidades, tu esfuerzo tendrá maravillosos resultados para ti mismo y para Amoi. Debes saber que muy pocos tienen el privilegio de hablar a Iason como a un igual, también podrás tener amigos, explorar más actividades, hacer las cosas que te gustan, ahora mismo tienes muchas opciones…  – acarició un hombro bajando por el brazo – Ojalá pudiera hacer algo más para hacerte sentir mejor, pero la verdad es  que nunca te dejaré sólo. 
-¡Lo se! – dijo Katze sin poder contenerse más y dejando salir su angustia en respiraciones entrecortada y gimoteos. Lloro tapándose la cara pero sin apartar a Raoul que le acariciaba la espalda. Tampoco duro mucho, a los minutos estaban en silencio otra vez.
Raoul recordaba está noche vívidamente como si ahora mismo estuviera en su departamento en medio de la noche y con Katze entre sus brazos. No era así… si tan sólo hubiera prestado atención a los detalles  hubiera entendido lo hambriento que estaba Katze de sentirse normal y lo mucho que deseaba no estar solo, saberse único no siempre era algo bueno. 
Raoul estaba caminando en el infierno de la culpa ¡Si tan solo no lo hubiera golpeado! Si hubiera controlado su genio y no hubiera interrumpido esa reunión, bastaba con saber que estaba bien, luego pudo haber hablado pero no así, imponiéndose como lo había echo. 
¿Katze estaría pagando a lo que fue empujado? Por favor no… su Azafrán ¿Qué hice? ¿Qué hice?  Hasta tener a Katze seguro junto a su pecho Raoul no dejaría de pensar en eso.
¿Perderlo por no haberlo visto antes?
 
 
 
Riki se bajó de su motocicleta con cuidado sin romper el silencio y entró  a un edificio envejecido. Subió algunas gradas y apuntando con su linterna enfocó en una puerta el símbolo en rojo pintado en la superficie. 
Tomo su comunicador y llamó a Iason.
-Tengo otra ubicación – tomando una bocanada de aire se pegó a la puerta y suavemente la empujó.
-Riki no actúes solo, voy en camino. 
-No espera, aquí no hay nada – esa habitación amplia y sucia estaba vacía. 
-¡Riki! Es peligroso. Te dije que esperaras.
El mestizo no respondió. Ajustó su chaqueta y salió de ahí. Iason estaba en el calle del frente, moviéndose tan sigiloso como él. No era el momento de ponerse sobreprotectores, conocía el tipo de salvajes que había en Ceres y también podía manejarlos. Tenía el comunicador directo con Iason y además su rastreador. Su Rubio élite había sido algo difícil en entender eso y tuvieron una discusión pero Riki se negaba a volver a Eos y esperar noticias ahí. Él sería útil aquí, buscando a katze.
 Desde que todo esto había empezado les informó a los Rubios la noticia que los Bison habían dado. Katze estaba  siendo buscado por un tal Vladimir por problemas relacionados al Mercado Negro. No se sorprendió cuando ambos rubios estaban al tanto de esto y Raoul casi convoca a todos los guardias de Tanagura y policía de  Midas para dar la vuelta Ceres. Una vez más, Iason tuvo que ser la voz de la razón y desistir de tal herramienta. Los mestizos se revelarían y habría una revuelta cuando el primer policía ponga los pies en Ceres. Raoul podía pagar el precio pero Iason no. Tomando toda la ayuda a su disposición usaron a los Bison y les mostraron el extraño símbolo que usaba Vlad para marcar las puertas donde hacían sus reuniones.  No era una gran pista y tampoco sabían si era buena idea seguirla pero estaban con las manos vacías  
Más allá de suponer que Katze se había subido a una camioneta para huir no tenían más, intentar obtener información sobre el vehículo era imposible en Ceres, nadie llevaba registro de nada. Incluso en ese lapso de distracción que tuvo Raoul, Katze pudo haber corrido en cualquier dirección. 
No tenían ninguna pista y cada minuto que pasaba Raoul sentía que la vida se le escapaba, que le estaban drenando el alma. La preocupación era algo vivo y rugiente que aceleraba su corazón. ¡Como paso todo esto! Habían transcurrido casi doce horas desde que desapareció. 
-Tenemos algo ¡A Depravets ahora! – sonó la voz de Guy en todos los comunicadores. 
 
 
Había sido idea de ellos ir al bar conocido y frecuentado por todos los mestizos, el echo de que alguien hubiera visto a  Katze vagando solo era una noticia que nadie iba a callar y menos si ALGO sucedió. Los detalles específicos y obscenos de su follada a un pelirrojo de dulces ojos era la conversación del momento, las historias sexuales eran pan de cada día y los detalles exagerados casi siempre mentiras, pero la ropa del otro… el pantalón de corte recto y la camisa celeste fue definitivo.
Se dio la señal a Riki y a los Rubios y los miembros de Bison sacaron a esos dos mestizos a empujones por la puerta de atrás hacía un callejón oscuro.
Raoul e Iason con Riki llegaron desde sus respectivas zonas de rastreo y apenas los vieron reconocieron la ropa que usaba Katze. 
Con el hielo   corriendo por sus venas hicieron preguntas exactas. Iason tuvo que utilizar su fuerza  para impedir que Raoul aplastara el cráneo de uno de ellos. Desde los Bison y obviamente los Rubios no habían sido amables, esos dos mestizos, Clint y Will cada minuto obtenían otro golpe.
Pero Clint loco como había sido con Katze no comprendía aún la magnitud de las consecuencias que iba a pagar y todo lo dijo por bravucón, relató firmando su sentencia de muerte cómo lo golpeó en la cabeza, el despojo de su ropa, la forma en que lo ató a su cama y lo que había  echo después. 
Continuó vivo por un regalo prestado de sólo una diferencia de horas mientras casi se quedaba sin dientes. El otro mestizo, Will orinado en los pantalones comprendió que era su final de todas formas, solo intercambio una muerte rápida y los llevó donde Katze. 
El corazón de Raoul sangró al escuchar que Katze fue arrastrado a las fauces de Vladimir.
 
 
Estaba muriendo y lo sabía, no iba a aguantar otra sumersión, estaba fuera de la cubeta, boca abajo en el suelo intentando respirar pero parecía que tenía tanto líquido y detritos en sus pulmones que se estaba asfixiado de todas formas. Había vomitado convulsionando su cuerpo apenas le sacaron la cabeza pero ahora hacía respiraciones forzosas atrapando cada bocanada de oxígeno…  ¿Por qué seguir luchando? Era mejor irse… no sabía si podía aguantar más. 
 Ahora Vladimir  estaba gritando algo cerca a su cara pero su audición también estaba deteriorada o ¿era su cerebro que se quedaba sin oxígeno? ¿Todo se estaba apagando? Cerró los ojos que le ardían, el agua sucia seguramente había dañado algo y no quería mirar a Vladimir. Sabía que lo seguían violando pero tampoco tenía sensibilidad en su cuerpo, al principio había dolido como si fuera un hierro caliente el que lo atravesara pero a medida que dejaba de recibir aire solo su pecho ardía, las pulsaciones de su corazón eran dolorosas. 
¿Las fotografías de Raoul? Como una balsa que lo llevaría al otro mundo decidió ver su rostro por última vez antes de perder la vista también. Tenía una bajo su frente, estaba un poco mojada pero el papel no se vio afectado, en la imagen era un día soleado y al parecer lo habían fotografiado saliendo de un edifico en Midas, Raoul usaba esas gafas oscuras que recordaba haberlas partido cuando las aplastó contra una ventana, le había dicho que fue un accidente pero Raoul siempre le creía todo cuando era niño, en realidad Riki mencionó que eran muy resistentes, él lo desengañó. Llevaba esa ropa vistosa de colores claros que usaba siempre, cabello abundante brillando en dorado y sonreía…   un poco más atrás se reconoció a él mismo, solo se veía la mitad de su cuerpo y a Yumi sujetando su mano, tendría  tres o cuarto años,  llevaba esos zapatos que tenían luces. Hubo algo que no había notado antes pero no había error, Raoul tenía en una mano esa rana verde de juguete que tanto le gustaba de niño. 
Nunca más vería a Raoul… 
Katze sentía que si tuviera fuerzas podría llorar amargamente…  siempre supo era  amado… Raoul le dio la mejor vida que hubiera deseado, fue relativamente corta por esto de la pulsera, pero para Katze fue toda su vida, lleno de cariño y rodeado de lujos, a un experimento…  comprendió hace algún tiempo que él era un experimento y que Raoul entregaba informes periódicamente a Júpiter por la sincronización de memorias, en la oficina de Iason encontró algo de información, también donde Raoul y después sólo fue  cuestión de atar cabos.
 Hubiera querido entender porqué Raoul lo amaba tanto.
Tanto como Katze también lo amaba.
Pero el tiempo nunca perdona, esta historia estuvo destinada a ser  una de amor y se transformaba en líneas de horror. 
Y está vez no habría una segunda parte. 
Una fuerza mayor le desdibujo todo o quizá fueron los golpes de Vlad  en su cabeza, sin sentir nada mas que dolor en su corazón agonizante la oscuridad lo tragó.
-¡Bastardo! No mueras, imbécil ¡Te dejaste morir! ¿No? – gritó Vladimir mientras dejaba algunos golpes sobre la cabeza de ese niño que empezaba a botar esputo rojo por la boca y luego poco a poco su cuerpo quedaba flácido y sin más espasmos. Sus ojos dos corindones negros sobre una de las fotografías. Lleno de rabia agarró la cabeza por los cabellos y la dejó caer dentro de la cubeta. El bastardo pelirrojo había gritado todos los títulos de Raoul Am, le dio detalles que sólo comprobaron su conocimiento y su tenacidad de morir con ellos –  Mierda eres, a la mierda volverás – le dijo a katze, mientras su primer hombre daba las últimas embestidas. 
Casi nunca habían visto a su jefe perder la compostura, en las largas sesiones de tortura que administraba a sus víctimas está fue la primera vez que gritó con odio y era evidente el porqué. Este niño se llevó la información con él… cuándo por fin podían tener algo acerca de Raoul Am y la relación que existía con el Mercado Negro. Ahora tenían que limpiar el lugar y dejar el cadáver en algún lugar vistoso para que todos sepan que con Vladimir Echen no se juega. 
Pensar todo eso llevó solo segundos, apenas cayó la cabeza de Katze a la cubeta otra vez, se hizo una luz roja en los ojos de todos, el primer hombre de Vlad apenas logró darse la vuelta  saliendo del interior de Katze, el propio Vlad no entendió en que momento apareció aplastado contra la pared con las extremidades rotas. 
Fue una cacería muy sangrienta que Raoul no pudo disfrutar, con la cápsula médica que lo esperaba para afrontar la carrera contra el tiempo más ardua que tuvo, se llevó el tesoro de su corazón directo al hospital
 

Notas finales:

Si estás ahí gracias por seguir el fic.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).