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Katze por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Hola! 

Hoy es día de publicación doble

Disfruta

 
 
La habitación estaba en penumbras, solo se escuchaba la acompasada respiración de Iason. Profundas inhalaciones que inflaban su pecho para ser soltado muy lento. Dormía boca arriba con las mantas cubriendo toda la longitud de sus poderosas piernas hasta su torso musculoso. Estaba desnudo debajo de la delicada manta violeta satinada. Sus largos cabellos sueltos por la superficie de la cama estaban superpuestos como si alguien hubiera acomodado el cuadro. Ríos de oro que lo adornaban a la perfección.
Riki suspiró, ¿que podía hacer? Estaba loco de amor por Iason y hasta pensaba tontas cursilerías sin pretenderlo. Deleitaba sus ojos con la imagen de su amante dormido, por lo general era Iason el que lo miraba fijamente hasta sonrojar sus mejillas. Ahora podía llenarse de Iason.
Riki se acomodó mejor sobre un codo y pasaba sus dedos pensativamente por las hebras doradas, jugando con el mechón mientras veía la fina línea del cuello marcarse con cada respiración hasta subir por la mandíbula perfilada. Líneas esculpidas que gritaban perfección y masculinidad, cubiertas por piel  nívea. 
Riki deseaba poder conciliar el sueño admirando ese cuadro, cerrar los ojos y olvidarse de los pensamientos que le quitaban la calma. Pero no era tan optimista, era raro en Riki que reflexione sobre el futuro y repase sus pasos y consecuencias… él vivió el día y asumió responsabilidades como un reto que representaba su determinación y carácter. En esta ocasión era diferente… todo se había acumulado y explotado dentro de él. Dana Bhan era diferente porque no tubo alternativas, la única decisión que tomó fue morir junto a Iason y todo fue decidido por los demás. Las situaciones lo llevaron por delante, después de ser regenerado cara a cara frente a su amo, las máscaras cayeron y pudieron verse como amantes. Ahora podía decidir, actuar… ya no quería morir junto a Iason, quería vivir…
Eso le quitaba el sueño…
Riki simplemente no podía sacarse de la cabeza lo echo por Iason y Raoul. Iason le había dicho que Raoul tenía fuertes sentimientos por Katze pero, ¿era eso una razón suficiente? Si Riki aceptaba esa premisa, es decir, si aceptaba a éste nuevo Katze estaría aceptando lo echo como un antecedente sobre sí mismo.
¿Iason haría algo parecido con él si algo pasara?
Recordaba vagamente algunos detalles de Katze cuándo estaban juntos y por alguna circunstancia  tenían que  encontrarse con el Segundo al mando, Señor Neurocorrector de Amoi, Raoul Am. Katze arreglando su cabello frente al espejo retrovisor del auto, intentado cubrir la vistosa cicatriz o alisando la chaqueta, cuidando detalles que sólo él veía. Para Riki era una pérdida de tiempo esperando que arrancara el auto.  Recordaba la vez que en su oficina le despeinó los cabellos rojos después de verlo arreglarse demasiado tiempo sólo para molestarlo. Entonces no fue la imaginación de Riki que vio a Katze sonrojarse cuando Raoul cruzó inmediatamente la puerta.
Lo lamentaba por Katze… al parecer sentía algo por Raoul y a causa de eso existía ese niño. “Lo echo esta echo, olvídalo” quería pensar Riki, pero terco a su primera reacción pensaba que no podría aceptarlo nunca. A pesar del accidente de la anterior noche sólo profundizaba la lástima que sentía por el niño Katze, era una víctima de Raoul.
Riki levantó la mirada cuando la respiración de Iason cambió y se volvió irregular, pronto su mirada que parecía el cielo ahora y no el frío hielo lo acompañó en su desvelo.
-¿Estás despierto Riki? ¿Pasó algo? 
El mestizo se acercó un poco sin salir de las mantas y abrazó a Iason por el torso, uniendo sus cuerpos desnudos.
-No puedo dormir – confesó – ¿Por qué despertaste, otra pesadilla?
Iason miró el rostro de su mestizo, desde su perspectiva era visible la nariz recta y el centro de sus labios carnosos. Al parecer tenía los ojos cerrados, sus largas pestañas sobresalían. Sin embargo, Iason quedó sorprendido por las palabras de Riki.
-Creí que no te habías dado cuenta.
Riki levantó la mirada y la unió a la de Iason.
-Lo parece, pero no Iason, yo observó las cosas. Sólo que es… extraño hablar de ello.
Iason se sentó, aún abrazando a Riki y le acarició la espalda con ternura, repasando los omóplatos que sobresalían por la posición de sus cuerpos. Consideró las palabras de Riki, 
-¿Por qué sería extraño?
- Nunca hablamos de nada – explicó Riki – Quiero decir, hablamos pero… hay cosas que están ahí y no mencionamos.
-Como que tengo pesadillas – punteo Iason pensando que si no lo mencionaba no era por falta de confianza, solo un patrón de repetición.
-Tus pesadillas, también sé que tienes insomnio - Riki se mordió el labio – Hay un montón de cosas mas que… ¿Por qué no hablar?
-Bueno, es cierto que hay temas que no mencionamos – Iason se dejó caer de espaldas de nuevo y Riki aprovechó para ponerse en su encima, acomodando la barbilla entre sus manos juntas, sin dejar de mirarse – Empecemos con lo básico ¿Cómo estás? 
Riki resopló divertido.
 -No así rubio, empecemos contigo. Ya mencioné dos cosas para hablar sobre ti ¿Con qué sueñas cuando tienes pesadillas?
-Dana Bhan – mintió Iason, si bien soñaba antes con eso, ya era algo del pasado. Sintiendo que estaba mal engañar a Riki cuando pretendían ser honestos, corrigió su respuesta – Katze. Antes era Dana Bhan ahora es Katze.
Riki alzó las cejas sorprendido. 
-¿Cómo son tus sueños? – se animó a preguntar, la base de la comunicación entre parejas era profundizar lo importante, razonó.
-Complicados y sangrientos – resumió Iason – Creí que al llegar a la determinación de hacer las cosas bien con éste nuevo Katze mi “consciencia” estaría tranquila, pero nada ha cambiado Riki.
-¿Determinación de hacer las cosas bien, qué significa eso?
Iason pasando la mano sobre los hombros cincelados explicó la decisión de actuar con Katze como un individuo libre y con derecho a elección. Que de alguna manera sentía que estaba corrigiendo errores de esa forma, cuando Riki se quedó muy callado lo ánimo a exteriorizar sus pensamientos.
-¿Te sientes culpable de su muerte? Es por eso ¿No? 
-Si.
Una larga mirada compartida. Iason suspiró, lo que menos quería era que Riki sufriera ¿Entendería Riki que fue un accidente el haber empujado la maceta? ¿O lo odiaría y consideraría un monstruo? El temor a ser juzgado y rechazado por Riki era lo que mantenía su lengua quieta.
Riki compartió el suspiro largo,  casi como desinflando sus pulmones con pesar.
-También me siento así, pero  sé que fue un accidente – dijo al final – No se cómo explicarlo Iason, en mi cabeza suena diferente, es complicado y me pesa pero al hablar sólo puedo decir que: la culpa esta ahí, luego se va y vuelve… hay días donde importa y otros donde no. Por favor no te sientas culpable Iason, nadie quería que Katze muriera, fue un accidente. Tu mismo me dijiste todo eso… Supongo que el tiempo hará su trabajo igual que con todo. 
 Hubo un momento de silencio. 
- ¿Piensas así Riki? ¿Qué el tiempo ayuda? 
El mestizo sólo movió la cabeza en respuesta, era complicado y extraño para él poner sentimientos en palabras y catalogar emociones. Especialmente extraño cuando la mayor parte de su vida tuvo que sobrevivir mostrando los dientes con rabia, solo defendiéndose.
Tener la libertad de hablar con Iason de está forma era agradable. 
-¿Por qué sonríes? – Iason no pudo evitar preguntar mientras acariciaba los mechones de cabello negro, Riki por lo general sonreía sin gracia o con amargura. Muy rara vez porque el sentimiento de su corazón era cálido.
-Fue agradable.
-¿Qué? 
-Conversar – respondió Riki sin dejar de sonreír - ¿Te  das cuenta que no hablamos de verdad? Conversar… muchas veces simplemente dejamos que las cosas nos lleven por delante o tenemos sexo.
Iason sonrió entre dientes afirmando con la  cabeza.
-Es estúpido pero hablar de estos temas me hace sentir mejor – confesó Riki agarrando la mano de Iason y acariciándola en lugar de apartarla.
-No es estúpido Riki – besó sus suaves labios queriendo absorber toda preocupación, se separó antes de arruinar el momento - ¿Quieres hablar de algo más? 
-De Guy – Riki se sorprendió por la rapidez de su propia respuesta, Iason automáticamente entrecerró la mirada, encogiendo el corazón de Riki, pero no se intimidó - Bueno… quiero hablar de eso.
Iason sabía que éste día llegaría, Riki preguntando por su antigua pareja, extrañamente los celos que pensó que iban a consumirlo nunca llegaron. 
-¿Extrañas a tu antigua pandilla Riki? ¿Quieres verlos?
La propuesta fue inesperada pero no era el Iason que tendía trampas para medir sus respuestas, está fue una pregunta honesta.
-Si, me preocupan. A pesar de darles trabajo en el Mercado Negro, la vida en Ceres es difícil – a petición de Riki, Iason había dejado a Bison abrirse camino en el bajo mundo - En todo caso, no se si ellos quieran saber de mí. 
Al ver la mirada de ojos oscuros perderse en sus temores Iason cambio de lugares poniéndose encima. Asalto su boca con caricias y ligeros mordiscos. Dejo sus labios para perderse por su mandíbula y seguir el camino al suave pabellón de su oreja.
-Te apoyaré en lo que decidas Riki. Puedes ir a verlos si quieres – susurró – Con algunas precauciones…
Las manos de Iason exploraban lentamente el cuerpo dispuesto debajo del suyo. Atendiendo cada detalle que tocaban sus dedos, sin olvidar presionar y succionar la piel que alcanzaban sus labios dejando marcas que se pintaban en crecimiento al igual que su erección y la de Riki. Qué juntas se frotaban y reconocían en toda su longitud.
-Espera, espera – Riki puso ambas manos sobre el pecho de Iason intentando sacarlo de encima. El rubio se levantó sobre un codo dejando salir a su mestizo que pronto se puso de pie y abandonó la cama. Iason se deleitó con la vista de las nalgas redondas en movimiento mientras Riki se alejaba - ¿Vas al baño? 
Sin responder Riki se quedó cerca del armario donde de un cajón superior sacó unos grilletes con superficie cubierta por una tela de leopardo. 
-Vamos a solucionar tu otro problema Iason – dijo en un tono versado con una sonrisa de lado – Hoy vas a tener el orgasmo más espectacular de tu vida.
La sorpresa se fue pronto para dejar en Iason la promesa de placer. Dejó las preguntas a un lado para pasar a la acción, imaginando en que formas suculentas podía atar a Riki y además probar algunos juguetes sexuales que no usaban en algún tiempo. De sólo pensarlo su pene sufrió algunos espasmos que lo irguieron hasta tocar su ombligo. La punta lloró… 
Riki se acercó haciendo dar vueltas los grilletes, sus músculos casi como un felino hambriento se dibujaban entre sus brazos y piernas. Se quedó parado al pie de la cama compartiendo la mirada lasciva que era objetivo.
-Ven a la cama Riki - su suave voz como seda. Sin embargo, no esperó que el mestizo haga el corto recorrido a sus brazos, se puso de pie y pronto estuvo sosteniendo la figura musculosa que amaba. Pasando sus dedos por las espalda delineo sus vértebras una a la vez, la otra mano fue interceptada en su camino.
Iason rompió el beso que los unía para mirar curioso a su mestizo.
-Esta noche los grilletes serán para ti - terminó diciendo Riki mientras juntaba las dos manos con las muñecas sujetas. Un suave “clic” finalizó el asunto – Ven a la cama.
Riki sabía que con la fuerza de Iason era como sacarse pulseras echas  de papel y la fina cadena que colgaba de los grilletes parecían un simple hilo cualquiera. Pero entre el jugueteo de mordidas y caricias Iason permitió que Riki lo até a la cama con las muñecas juntas por encima de la cabeza. 
Esto era tan diferente a lo que estaban acostumbrados los eventos que guardaban estás paredes, que en verdad prometía…
Riki se acomodó entre las piernas separadas de Iason, pasando su lengua y tocando con la yema de los dedos los poderosos muslos. Una serie de pellizcos con los dientes hasta llegar al centro del placer.
-¡Oh! Iason ¿Alguna vez te he dicho que me encanta tu pene?  Fue la cosa más malvada y gloriosa que jamás haya tenido – la suave lamida que dio Riki a la punta hizo que Iason encogiera los dedos de los pies, más esas palabras nunca antes dichas… Iason sintió otro espasmo de placer quemando sus entrañas – Me encanta.
- Cuidado Riki – exhaló Iason mientras que, sobre su pene descendía una húmeda lengua trazando cada vena expuesta – estas ataduras no son nada para mí, si me provocas…
-¿Es una provocación? – interrumpió Riki agarrando la majestuosa erección, colocándola sobre su mejilla, y acariciándola con toda la palma de la mano, como si fuera un abrazo – Vamos a decir lo que pensamos  ¿No? – volvió a usar su boca para dejar besos por todo el tronco. Con las manos ocupadas, agarró los testículos de Iason con suavidad, los amaso, primero uno y luego el otro, sin olvidar usar su lengua en largos trazos de saliva. Un trabajo completo de labios, lengua y manos - ¡Oh! Iason tu sabor es incomparable, podría chupártela todo el día.
Pronto desde la punta de la uretra donde se filtraba gotitas de pre semen recorriendo todo el tronco, hasta la tersa piel del perineo brillaban de saliva. Iason había pasado de apretar y soltar los dedos de los pies y las manos, dejando que Riki entregue su pasión, llenándolo de sensaciones que lo acercaban al límite. 
Riki se detuvo en el escroto, usando sus labios para besar la piel sensible,  no se atrevía a ir más lejos y explorar lo inexplorado, como la pequeña abertura que escondía Iason entre sus nalgas, sin una invitación explicita por parte del rubio, temía que si se abalanzaba a lamerle el ano, Riki podía morir aplastado entre esos muslos.
Con sus manos dio masajes a  la base del pene de Iason que no podía entrar en su boca, su tamaño sobrepasando su tolerancia al atragantamiento que exigía todo de sí sumando la gruesa circunferencia ¿Cómo es que todo esto le entraba por el culo y aún estaba vivo? Eso era algo que no dejaba de sorprender a Riki.
Un ritmo constante de chupadas apretadas. Esto tenía que ser infalible, pensaba Riki viendo a Iason exhalando suspiros quedos, la fina piel de su frente arrugada sobre el puente de su nariz, los párpados casi caídos que mostraban ojos locos perdidos por el placer.
-Si mi amor, vamos   - lo ánimo Riki tragando de nuevo la poderosa erección.
Iason registró la palabra nueva “amor" sintiendo que el cosquilleo familiar en sus entrañas crecía y se hacía incontrolable.
-¡Oh! Si Riki, ya viene.
Fuertes sonidos de succiones ensalivadas, casi como chapoteos mezclados con gemidos reprimidos de Iason y la respiración por la nariz de Riki… tantos sonidos obscenos concentrados en la lujuria que se concentraba en la cama…
Y la puerta sonó.
-¡Fuera Cal! – Iason gritó sujetando a Riki por los cabellos, rompiendo en el acto la cadena que lo unía a la cama y manteniendo a su mestizo entre sus muslos.
Riki se atragantó y soltó un bufido en protesta, incapaz de articular palabra. Mientras la suave voz algo insegura de Cal sonaba tras la puerta.
-Lo siento tanto maestro, pero… Júpiter está en el comunicador. 
Iason soltó el agarre que tenía sobre Riki que inmediatamente apartó la cabeza tosiendo mientras se agarraba la garganta.
-Lo siento Riki – Iason se acercó pasando la mano en caricias por la espalda – Perdí el control por completo.
-Estoy bien – dijo con media sonrisa,  si no le quemara la garganta apreciaría el humor negro de la situación - Ve a ver que quiere.
Iason poniéndose una bata ligera, componiéndose un momento en el baño y una última mirada de preocupación salió de la habitación. Riki se dejó caer en la cama mirando hacia el techo, su mirada perdida en el blanco infinito. 
Júpiter.
¡Mierda! ¡¿Tenia qué arruinar el momento?!
Cubriendo su mirada se perdió en sus pensamientos.
Iason le había explicado que fue Júpiter la que había abierto las puertas esa noche de tormenta, para conducirlo a ver el “nacimiento” de Katze. ¿El por qué? La maldita supercomputadora lo dejo a su interpretación. Diciendo algo parecido a: “- Lo entenderá en algún momento”.
Poniéndose de lado casi abrazando una almohada vio que detrás de las pesadas cortinas el amanecer se asomaba. Estirando los músculos se puso de pie, a pesar de la odiosa interrupción no podía llamarse una noche desperdiciada por completo. Por fin habían comenzado a conversar con Iason, ahora debía mantener esa aura de comunicación y no retroceder.
 
 
Entre los percheros llenos de ropa de diversos colores que estaban distribuidos ordenadamente en filas, la gente hacía con tranquilidad sus compras habituales. De vez en cuando eran ligeramente empujados por una figura menuda de vistosos cabellos rojos que corría y se ocultaba entre las estanterías de ropa. Sus risas se escuchaban a pesar de la música que acompañaba a los turistas y demás Midasianos en esa famosa galería.
Detrás de Katze, que se divertía en el entorno abierto y lleno de cosas nuevas estaba Yumi y Maku, sin perder detalle ni un segundo del escurridizo niño que corría demasiado rápido a pesar de sus cortas piernas.
Yumi revisó su lista.
-Sólo faltan las toallas y ya terminamos – suspiro de alivio, no creía que salir de la Torre con Katze iba a ser tan complicado – Luego el maestro Am sugirió ir a comer algo.
Sin previo aviso, Raoul Am tuvo que retomar con normalidad sus funciones de trabajo, volviendo al Laboratorio casi todos los días. Con pesar dejaba a su Azafrán bajo el cuidado de Yumi. El joven mueble atribuía este cambio a una conversación que Lord. Mink protagonizó donde mencionaba que Júpiter estaba indagando los motivos de su cambio de actitud. 
Ahora estaban en esa enorme galería en el centro de Midas que tenía diversas tiendas para hacer algunas compras y entretenerse. 
Maku se las arregló para sujetar a Katze antes que hiciera caer un perchero sobre si mismo. Le arregló la chaqueta y le compuso el cabello de la frente.
 -Cuidado pequeño, pronto iremos a casa. 
Maku, a diferencia de Yumi, vestía ropas civiles en diferentes tonos de marrón y gris, su maestro Gideon Lagat no lo obligan a usar uniforme de mueble cuando estaba en sus días libres.
Sujetando la mano de Katze subieron por la escalera eléctrica a la sección de “Hogar” para buscar entre miles de toallas las predilectas de Raoul Am. Cuando estaban a una altura considerable Katze vio algo increíblemente maravilloso que despertó su curiosidad. Jaló la manga de Yumi con persistencia hasta llamar su atención y luego señalar algunos pisos de abajo. Para su completo alivio Yumi entendió lo que quería y rápidamente descendieron los pisos hasta llegar a una grande y fabulosa piscina llena de pelotas de colores.
Después de pagar al dependiente, le sacaron los zapatos a Katze y lo sumergieron entre las bolas de colores.
Yumi y Maku se quedaron atrás de la línea permitida observando. Había algunos niños más que llenaban el ambiente de risas.
Maku ajustó sobre su hombro la bolsa de compras, tomó la que cargaba Yumi, aunque era más pequeña y liviana.
-Gracias Maku – le dijo al joven de cabello cenizo – A pesar de no tener el cabestrillo aún molesta un poco. 
-¿Cómo te esta yendo con la fisioterapia?
Yumi se mordió el labio, su mente juvenil fue asaltada por muchos recuerdos que pintaron inmediatamente sus mejillas pálidas. Para Maku que no desprendió sus ojos color canela de su amigo no pasó desapercibido todo eso.
-¡Oh! Maku por favor no preguntes – Yumi se cubrió las mejillas que le ardían con ambas manos, abrumado por su natural reacción y aún más por tener que dar explicaciones - ¡Mi maestro Raoul no lo sabe!
Más curioso que al principio por la escandalosa declaración acompañada por la expresión de ojos agrandados Maku no desprendió la mirada de esas pupilas que brillaban.
-¿Qué pasó? ¿Tiene que ver con la noche que no llegaste para cuidar de Katze y Lord. Am tuvo que dejarlo con Cal?
Yumi desprendió su mirada de Katze que acaba de asomar la cabeza de entre muchas pelotas para arrojar algunas a otros niños, tuvo que esconderse cuando le devolvieron los tiros.
-Por favor Maku, mi Maestro no hizo preguntas específicas así que pude guardar silencio… pero la verdad estoy… - Yumi estaba tan sonrojado, mirando a todas partes menos a los ojos color canela de Maku que pretendían leerlo – ¡Estoy escandalizado!
Detrás de las risas de los niños que disfrutaban de la piscina, Maku se acercó a Yumi lo suficiente hasta rozar sus brazos, siendo más alto Maku se inclinó un poco para hablarle a la altura  de la oreja.
-Qué viste Yumi.
Eso necesitaba, Yumi podía guardar sus recuerdos para él mismo pero cada vez que las imágenes y sonidos se repetían en su mente el calor se concentraba en sus mejillas, dejando en su pecho la necesidad de exteriorizar su impresión.
-Sir. Fler Leso y Lord. Orphe Zawi… 
- ¿Qué hay con ellos? – apuro Maku ante la pausa.
-Estaban haciendo lo mismo que hacen las mascotas…  
Yumi se tapó los ojos como queriendo escapar de sus recuerdos, el calor en sus mejillas cubría ahora parte del cuello y sus orejas. Se suponía que era un mueble, y un simple mueble no debería tener esa información, miró a Maku entre la bruma de su nerviosismo. Extrañamente el joven de cabellos cenizos le sonreía con complicidad.
-Tranquilo Yumi, no diré nada – lo tranquilizó – Pero por favor ¡Cuéntame más! – a Maku el morbo por los detalles detenía su viva imaginación. 
-¡Oh! Maku, ¡Eran peor que bestias! He visto en ocasiones a las mascotas en las fiestas que iba mi Maestro, pero… - mucho calor en las mejillas – en lo personal prefiero el espectáculo tierno y agradable, casi  como un baile debajo de las mantas – Maku sintió que la garganta se le apretaba y en el pecho  su corazón empezaba a retumbar… hablar de sexo no era la gran cosa, pero la forma en que Yumi miraba al vacío con sus ojos violetas describiendo sus gustos decoró a su alrededor una neblina de dulzura – Las mascotas son actores ¿verdad? Me agrada cuando hay pasión sin violencia, por sus gestos y vocalización puedo imaginar qué se siente glorioso Maku, nunca tuve experiencia… también eres un mueble y sabes que no podemos… pero… pero… ¡Júpiter! Lord. Orphe y Sir. Leso ¡Me han traumatizado!
- Yumi – Maku respiró dándose cuenta que tenía la boca seca, se mojó los labios sin dejar de admirar el suave matiz que brillaba sobre la tez pálida – Pero, ¿Te hicieron algo a ti? 
-No, no. 
Maku se sintió aliviado.
-La cita ya estaba programada así que sólo toque la puerta, cuando nadie me abrió pensé que era mejor esperar dentro de la oficina de mi Maestro, para eso tengo la tarjeta que abre su puerta…. Y entre ¡Estaban ahí! 
Maku se sujetó la frente.
-¡En la oficina de Raoul Am!
-¡Estaban desnudos pero usando batas de laboratorio¡ -Yumi casi gritó el recuerdo de dos figuras en batas blancas batidas por el movimiento y los penes erectos sobresaliendo.
-¿Lord. Orphe…?
-¡Estaba usando la bata de mi Maestro, Maku! Puede ver la etiqueta antes de desaparecer tras la puerta. – Yumi recordaba salir de esa oficina casi tropezando con sus propios pies y consciente de lo que sucedía dentro no dejó de escuchar los gemidos lascivos.
-Parecía que estaban matando a alguien pero no, lo gozaban mucho. Si el sexo es así, no quiero saber nunca.
Moviendo sus manos que cubrían sus ojos Yumi alzó la mirada para ver a Maku, extrañamente no lo encontró perturbado como estaba él. Había un brilló en su rostro, su sonrisa se extendía mostrando una bonita fila de dientes. 
-No tienes que dejarte abrumar Yumi – Maku paso el brazo por los hombros de Yumi – Hay muchos tipos de relaciones sexuales. Siempre que sea consensual, dará placer…  créeme, lo sé.
Su tono conocedor no dejaba dudas.
-¿Haz tenido sexo Maku?
-Todo el tiempo – respondió cruzando los brazos sobre el pecho – Mi Maestro me da días libres y tengo la oportunidad de hacer algunas actividades. Por ejemplo termine un curso de Tiro Deportivo hace poco, ahora estaba pensado en entrar a natación.
-¿De verdad? Eres espectacular – Yumi compartió la sonrisa de Maku, mostrando los dientes blancos y dibujando coqueteos hoyuelos que se marcaron aún más ante la curva que mostraron sus grandes ojos violetas.
 Ahí se disparó el gatillo.
Maku estuvo a punto de agarrarse el corazón cuando sintió como era atravesado por esa sonrisa. Fue tanto el shock que no vio venir la serie de pelotazos que recibió en la cara. 
-¡Katze! 
Después de eso fueron a un restaurant que era uno de los favoritos de Raoul, fue complicado para Katze escoger sabores de helados. Él rozando los cinco años había dejado de articular gorgoteos y sílabas para comunicarse, ahora usaba señas y el total silencio. Sus gritos y risas era la única vez donde se oía el vestigio de su voz. Raoul Am al comando de la tecnología y medicina en Amoi había realizado una serie de estudios permaneciendo en total oscuridad sobre la razón del silencio en Katze. Había comprensión y comunicación pero sin verbalizar nada. 
Sentados con Maku y Yumi esperaban que llegarán las órdenes, disfrutar de la oportunidad de comer fuera, ser atendidos y después volver a la Torre Eos. 
-¿Cómo está Zen? Hace mucho que no lo veo -  Yumi ayudó a Katze a subir las mangas de su ropa para evitar algún accidente cuando llegó la comida a su mesa - A Katze le gusta mucho jugar con Zen ¿Verdad Katze? 
Vieron al niño afirmar con la cabeza mientras tomaba la cuchara y la llenaba al tope de helado, para después volcar la cuchara viendo como se formaba una montaña resbaladiza, ambos muebles acostumbrados a verlo jugar con la comida antes de probar bocado no se inmutaron. 
Maku tomó su café y Yumi dio sorbos a su jugo.
-Zen esta bien, le gusta trabajar para Lord. Am – dijo Maku que en ocasiones visitaba a Zen – Tiene sus propios dramas con mi Maestro Gideon, pero no se nada al respecto. Intenté que Zen me contará algo pero me dio una patada en el culo.
Yumi se rio por el lenguaje inesperado. Mientras limpiaba los restos de helado de la boca de Katze.
-Es suficiente saber que está bien. Espero que podamos juntarnos de nuevo y cuidar a Katze todos juntos, eran días muy entretenidos.
-Si Yumi, al Maestro Gideon le agrada el pequeño Katze – Maku se mordió el labio – Además a mi también me gusta… pasar tiempo en la casa de Lord. Am. No dudes en solicitar a mi Maestro mi colaboración en cualquier cosa.
-Lo bueno es que ya sane de mi brazo Maku, temía tanto que mi Maestro se deshaga de mí, un mueble no puede ser otra cosa que perfecto. 
Maku y Yumi bebieron en silencio observando que Katze se concentraba en levantar sólo las chispas de chocolate con la punta de la cuchara.
-¿Hay alguna noticia nueva de Lord. Am sobre el silencio de…?- Maku señaló con la cabeza a Katze.
Yumi negó con la cabeza.
-Mi maestro está tan estresado Maku, solo veo paz en su mirada cuando Katze está cerca. Júpiter  que exigió que vuelva a su trabajo, Lord. Mink haciendo preguntas extrañas, y esperando que Katze crezca para su propio fin, el silencio de Katze y seguramente todos los demás temas que estan lejos de mi compresión lo tienen en el límite. Si algo más sucede… no se que pueda pasar.
-Esperemos que no Yumi.
 

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