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Katze por Arwen Diosa

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Raoul estaba de rodillas en el suelo, todo su majestuoso cabello sujeto en una coleta baja. Ropa formal y ceremoniosa. Respiraba lentamente controlando sus sentimientos y pensamientos. Cerró los ojos para concentrarse en el espacio vacío de su mente y conducir toda cavilación lejos de tanto dolor y angustia. 
Recibió la orden de su máxima autoridad de Amoi y se puso de pie. Con la expresión en blanco escuchó las directrices a seguir por parte de Júpiter y no la contradijo a pesar de querer hacerlo, sabiamente guardó para sí sus palabras. Hizo la reverencia de despedida y salió de la cúpula de Júpiter. Camino alejándose por el pasillo hasta un gran ventanal con vista panorámica y se quedó quieto ahí. Sin nadie a los alrededores se permitió un momento de debilidad, soltó un pesado suspiro, cerró los ojos y se sujetó el corazón. 
Katze…
Tantas cosas sucedieron desde que lo encontraron. Por la adrenalina y desesperación realmente no estaba consciente de cada uno de sus pasos, la mayoría, si no todos, habían sido rápidos, yendo contra reloj. La fina línea entre la vida y la muerte estaba otra vez cruzándose entre sus dedos. No había grumos sangrientos, ni una macabra exposición de un cráneo abierto. Sólo Katze  está vez… con los labios azulados, el cuerpo mojado e hipotérmico, la herida en la cabeza no representaba un peligro en sí al igual que los encontrados por los rastros de sangre coagulada en la muñeca y la ingle,  el riesgo eran sus pulmones maltratados por el agua sucia. La tecnológica medicina de Amoi trabajó contra todo pronóstico en la cápsula médica extrayendo el agua sucia y asistiendo en la respiración artificial a través de oxigenación de emergencia. Tratar infecciones y lesiones  como consecuencia de esas horas de terror fueron tomadas con más calma.
Katze, su Azafrán aún inconsistente estaba vivo y Raoul continuaba funcional sólo por eso.  
Júpiter lo había convocado apenas salió del hospital y sabía porque, sin embargo esta era la primera vez que Raoul Am pretendía ir en contra de su Creadora.
 Sean cuales sean las consecuencias para él.
 
 
Primero sintió un ligero espasmo en los pies, como si alguien o algo los jalara. Pero después fue el agradable olor que lo hizo sonreír. Sin necesidad de abrir los ojos sabía que estaba en su cama, en su habitación , en su hogar.
¿Una pesadilla?
¿Qué más?, pensó contento. El sabor, olor y la  sensación vomitiva a desperdicios pegándose a su boca,  piel y cabello, el frío repugnante en cada hueso hasta la médula, su cuerpo doliendo por cada centímetro completamente vulnerable y expuesto, la agonía de su corazón por falta de oxígeno… nada de eso había sido real. 
Tantas personas macabras sólo podían pertenecer a una pesadilla.
Abrió los ojos y sonrió, estaba en su habitación como lo sospechaba, envuelto en las suaves colchas de su cama. Se llevó las manos a la cara y se frotó el cansancio de los ojos sintiendo confundido el extraño sabor de su boca, algo áspero y un poco desagradable. 
Suspirando se movió un poco estirando sus extremidades, sentía que había dormido demasiado ya que su cuerpo estaba perezoso  pero contrario a eso los ojos le pesaban, parecía que podía quedarse dormido otra vez sin muchas dificultades. A través de las cortinas cerradas se veía un agradable día de sol ¿Qué hora era? Miró en dirección a la mesita de noche buscando su reloj, pero no estaba ahí, en su lugar  algunos artículos médicos ocupaban gran parte de la superficie. Reconoció el escáner que alguna vez vio utilizar a Raoul, una pequeña máquina de lectura de signos vitales, viales, jeringas y  frascos de pomadas. 
Sentándose con algo de esfuerzo empezó a mirar de cerca lo que había sobre la mesa.
Con una corazonada molesta y el ceño fruncido revisó mejor sus recuerdos y escuchó  el lenguaje de su cuerpo. Le dolía la cabeza al tacto donde recordaba recibir el golpe de Clint, pero no había rastros de la herida, el resto de su cuerpo estaba extrañamente pesado. En su mente los recuerdos que parecerían pertenecer a una horrible pesadilla  adquirieron claridad, asentándose en su mente como un bloque pesado.
Antes de entender lo que sucedió la puerta de su habitación se abrió.
-¡Katze! 
Raoul fue tan rápido en sus zancadas en dirección a la cama que apenas terminó de hablar estaba frente al pelirrojo. Se sentó en la cama y lo rodeó con ambos brazos, en un abrazo suave que se extendió por largos segundos. Casi contagiándose el calor del otro.
Raoul hubiera deseado estar presente apenas se abrieran sus ojos no se había separado más que lo necesario, sin embargo había estado tan ocupado junto a Iason que básicamente era un milagro estar en casa ahora.
En esa cercanía era difícil saber cuál de los dos corazones retumbaba con tanta fuerza, tal vez los dos se sentían de esa forma. Katze sintió el cabello abundante haciendo cosquillas sobre su mejilla y el tacto de los dedos fuertes sobre su espalda. El olor de Raoul… La voz Raoul.
Pero también vino la asimilación de la realidad, su visita a  Ceres y subirse a la camioneta para huir… la lluvia, hablar con Clint y el golpe que lo hizo desmayar…
La cabeza le dio vueltas partir de ese punto dándole un rápido recorrido por esas horas de terror que vivió. Con la garganta apretada  no logró hacer el sollozo que clamaba por salir además, sabía que estaba temblando, pero el abrazo de Raoul lo estabilizó, o eran sus propias manos que lo sujetaron por las capas de su ropa y las apretó con fuerza.  
Estaba vivo, se dijo, lejos de todo eso, se repitió y nunca más… quería creer. 
Aplastando todo lo demás rompió el abrazo y miro a Raoul a la cara. 
-Entonces… ¡Me encontraron! – logró decir con una voz algo rasposa evidencia de su maltrato en el agua o su falta de uso, se compuso la garganta y habló mejor está vez - ¿Cuánto tiempo estoy castigado? 
Raoul peinó el cabello rojo de la frente como solía hacerlo desde que era un bebé, considerando el cambio de actitud como una reacción normal, siendo conocedor de la mente humana muchos escenarios eran posibles y él estaba listo para afrontar cualquiera.
-Hasta que tengas treinta – le dijo sin apartar la mirada de los ojos grandes y dorados que sin duda intentaban ocultar el dolor que atravesaba su alma. Katze también unió la mirada a los verdes de Raoul, aquel lugar donde siempre encontraba refugio, comprensión, bienestar y…
Katze podía fingir que estaba bien, que no había pasado nada serio, que lo importante era estar vivo y que era necesario disculparse con todos para finalizar el asunto. 
Su corazón dolió como si hiciera una pausa ¿Raoul sabía todo lo sucedido? ¿Cuánto? Obviamente había sido tratado médicamente y los rastros en su cuerpo dejaron suficiente evidencia para hacer un cuadro de todo.
Ante ese pensamiento descubrió con horror que podía haber perdido el cariño de Raoul, además que Iason lo viera como un traidor… sólo eso lo hizo temblar.  Ni siquiera intentó engañarse a sí mismo de tantas emociones amontonadas, el dolor de TODO estaba tan fresco y mezclado que cuando empezó a llorar no estaba seguro de porqué. Hundió la cara en el pecho de Raoul abrazándolo de nuevo y dejó que todo lo acumulado saliera en forma de lágrimas.
El miedo al rechazo era tan agresivo que fue un alivio ser abrazado de nuevo por Raoul. Rechazo por la grave falta de respeto al huir y su poco sentido común al internarse en Ceres, rechazo por ser un insensato que “permitió” que lo violaran, rechazo por dejarse capturar por enemigos peligrosos que buscaban información, rechazo por ser un cobarde que entregó lo que querían, rechazo por haber sido bañado en desperdicios y ser violado de nuevo.
-Perdona, Katze perdóname.
Levantó la cara creyendo que además de todo ahora también estaba loco ¿Porqué Raoul le estaba pidiendo perdón? Sin poder hablar aún por la necesidad de llorar sólo negó con fuerza con la cabeza y continuó gimoteando  con amargura, gota tras gota empapo la ropa de Raoul mientras este apretaba el abrazo, susurraba disculpas, palabras reconfortantes, limpiaba las lágrimas y mocos con papel desechable en suaves caricias.
Nunca le dijo que parara, que dejará de llorar o que era suficiente, aceptó sus lágrimas como la reacción normal a lo sucedido y dejó que fluyera al ritmo de su dolor. Largos fueron los momentos de enojados sollozos que se hacían lentos porque parecía que había terminado de llorar toda su angustia y pena pero sus pensamientos arremolinados lo devolvían al dolor, al miedo y a la maldita incertidumbre. Se enojada con él  mismo ahora que podía ver la situación de lejos, que estaba seguro… era difícil identificar todo lo que tenía en su corazón.
-Basta, basta – se dijo entre las sábanas de su cama apretadas en su rostro.
-Katze – la suave voz de Raoul vino desde su espalda – puedes llorar, no te contengas. 
Parecido  a una tormenta, el caos que tenía rugiendo por dentro se fue apaciguando. Todo lo que tenía que llover cayó, las nubes grises se perdieron en el infinito firmamento y poco a poco el consuelo llegó. 
Agotado por el ritmo acelerado y luego pausado, errante de su respiración y las sacudidas de su mente Katze se había dejado caer en la cama, echado de lado arropado bajo las mantas, Raoul detrás de él sentado y acariciando su espalda, pasando los pañuelos y sin dejarlo en silencio para su agobiante mente que se empeñaba por repasar lo sucedido. 
-Raoul… – gimoteo – ellos querían información sobre ti y también mencioné a Iason ¡Perdóname! ¡Fui tan estúpido!
-Sabemos lo que pasó. No fuiste estúpido, fuiste muy valiente – le dijo con voz tranquila pero también rugiendo de dolor, hubiera querido poder llorar por él. Hacer algo más para calmar su corazón. Raoul estaba herido de tantas formas que si  tuviera que escoger un punto para dar la última estocada, no encontraría uno libre de daño. 
-¿Lo saben? – repitió el joven con temor – ¿Cómo? Y no fui valiente – ocultó la cara entre las mantas.
-Vladimir fue detenido e interrogado – resumió Raoul. En realidad sabían todo porqué el cerebro de Vladímir fue echo puré en su laboratorio, entre otras cosas, para conocer cada segundo de lo sucedido. Clint también pero fue más una adición que Raoul tomó como personal - ¿Por qué dices que no fuiste valiente? Aguantaste mucho.
-¡Puse en peligro a todos!
-No dijiste nada a pesar de todo el dolor que te infringían. Casi moriste por querer protegerme – todo esto había destapado un grave peligro de seguridad, Vladimir solo era un peón de una organización más grande. Ahora con él en su poder tenían la información necesaria para solucionar el asunto – No hay otra palabra que valiente para describirte.
Apretando los ojos muchas lágrimas silenciosas mojaron la almohada, él no veía las cosas como Raoul, el dolor de lo sucedido estaba demasiado fresco para apreciar el coraje que tuvo al guardar silencio. Sólo recordaba la humillación y agonía.
Poco a poco como con todo, el llanto terminó. Katze tenía las mejillas y la nariz roja, pero estaban secas y tenía los ojos tristes, sin embargo había  paz en ellos… 
Todo el veneno del momento pareció salir.
Aceptando un vaso de agua que bebió con avidez  parecía estar listo para escuchar y hablar.  Pero antes de cualquier cosa Raoul lo dejo solo unos momentos para volver con una bandeja especial para poder comer sin salir de la cama. Desplegó las patitas y la colocó sobre el regazo del pelirrojo. Después volvió con sólo un plato hondo con tapa y una cuchara.
-Sabíamos que ibas a despertar hoy, Yumi hizo una sopa muy nutritiva. Estaba deseando verte pero no está en casa, salió a hacer algunas compras.
Desplegó la tapa del plato especial que mantenía los alimentos calientes y miró vacilante la comida. No se atrevió a comer.
-Katze has pasado todo el día sin alimentarte. Por favor –  Raoul fue honesto en su preocupación, caminó en dirección a la ventana y mostró el cielo nocturno moviendo la cortina.
La hora había transcurrido tan rápido mientras lloraba, pero no tenia hambre. Se sentía enfermo aún pero sabía que no era un malestar físico.
Era su alma, su corazón.
-Se que es difícil aceptar algo de comida ahora, pero tu cuerpo te está pidiendo alimento – Raoul volvió a sentarse en la cama frente a su Azafrán y con calma tomo la cuchara  - Tu cuerpo no sabe que estas triste aún, no sabe que estas sufriendo por dentro. Tiene su propia carga para mantenerse sano después de lo sucedido, está luchando con todas las fuerzas que tiene… no le quites el sustentó y los refuerzos. Si no comes tu estómago y cerebro se preguntarán qué está pasando, ante eso escucharán a tú corazón llorar… se pondrán tristes también y enfermaras de nuevo.
Katze se sintió un niño  con esa explicación que suavizo su aversión a los alimentos, Raoul puso la cuchara  en sus manos y Katze la llenó  guiando la tibia sopa a su boca. 
Había razón pensó mientras sentía su pecho calentarse cuando la comida empezó a bajar y luego una sensación de bienestar tocó su estómago. Si su cuerpo se mantenía sano y fuerte iba a recuperarse de la lesiones físicas, con el paso del tiempo su corazón también se pondría fuerte y no dejaría que los colores tristes pinten para siempre su futuro. 
Éste era sólo un plato de sopa, nunca le había dado tanta importancia a relacionar su bienestar emocional y tranquilidad mental con lo que comía, pero poder comer como lo había echo desde siempre, como cualquier otro día y de verdad disfrutar el sabor siendo capaz de distinguir las diferentes texturas de los alimentos fue tranquilizador. 
Al terminar Raoul levantó todos los artículos y los dejó en la cocina.
Sentados frente a frente en la cama Raoul empezó a contarle con palabras claras lo sucedido de cómo lograron encontrarlo y lo que sucedió al pasar por aquella puerta marcada, no ocultó detalles y fue conciso en la información, le ahorró el escabroso  paradero final de Vladímir y Clint en su laboratorio, Katze sólo debía saber que esos tipos estaban lejos de su vida para siempre. 
Le explicó que estuvo en la cápsula médica desde que lo encontraron y que quedaría sin secuelas de lo sucedido. 
-¿Cuánto tiempo me quedé ahí?
-Estuviste conectado aproximadamente cuarentena y ocho horas, tal vez te sientas un poco cansado, fue una recuperación acelerada pero era necesaria de esa forma porque tus pulmones eran principalmente los afectado. Llegado el momento de extracción te traje aquí ya que imagine que querías despertar en tu hogar. Las demás lesiones que sufriste también fueron tratadas pero sin riesgo vital no quería prolongar tu estadía en la cápsula,  es mejor tomarlo con calma.
-¿Es por eso que estoy tan cansado?
-Si, en unos días la sensación debería mitigarse y te cuidaré aquí…
Raoul calló de pronto, sólo pasó la mano de ida y vuelta sobre el brazo de Katze en una caricia, al darse cuenta de eso el pelirrojo miró interrogante al rubio. 
Como respuesta Raoul se acercó al rostro de Katze, muy cerca casi juntando nariz con nariz. El pelirrojo cerró los ojos y sintió el beso depositarse sobre uno de sus ojos humedecidos y luego el otro.
-Todo estará bien.
Escuchó la voz de Raoul en un susurro quedo y luego sus brazos apretarse contra su cuerpo en un abrazo, Katze correspondió. 
Esos besos sobre sus lágrimas se sintieron mejor que todas las medicinas juntas. Lo sucedido había dejado un mapa de  heridas y un daño incalculable que era imposible determinar para los ojos y cualquier estudio médico, aún así iban a sanar… eventualmente su cuerpo olvidaría las sensaciones enfermizas de sus horas de terror y su alma recordaría como vivía antes libre de eso. 
 Con un vaso de agua cristalina en las manos esta vez la bebió con calma mientras Raoul tomaba su pequeño equipo médico de medición de signos vitales y hacia los estudios necesarios, nada invasivo. Katze seguía los movimientos con la mirada que despedía tranquilidad en lo que hacía Raoul. Después de una inyección en el brazo para prevenir infecciones por su exposición a todo tipo de agentes peligrosos, Raoul dejó todo lo médico a un lado.
Como un instinto o algo natural ante el silencio en el ambiente sólo acompañado por su respiración profunda, sabía que tenía que sacarlo, además de llorar Katze quería, necesitaba hablar.  
-Raoul… - murmuró el pelirrojo  algo inseguro todavía, pero se dijo que era necesario empezar a hablar ahora que quería hacerlo  – tu estabas disculpándote pero soy yo quien debería suplicar perdón. ¡Perdóname! Fui tan estúpido… además de lo que me pasó puse en riesgo a todos ¡Lo siento tanto! ¿Están todos bien?  
-Yo te pido perdón Katze, interrumpir tu reunión fue la pieza que empezó a derribar las demás en una  cadena de eventos – pedir perdón nunca sería suficiente y eso lo sabía – Respondiendo a tu pregunta todos están bien, de echo tus amigos Bison te esperarán para la unirte a alguna reunión de nuevo – lo animó Raoul pero la respuesta del pelirrojo  fue negar con la cabeza sin mucho convencimiento. Era demasiado para asimilar en tan poco tiempo.
¿Volver a Ceres?
Al ver la confusión y el miedo aflorar Raoul habló de nuevo – Te dije que  tenemos la información de lo sucedido con Vladímir y dadas las circunstancias estoy seguro que tienes  preguntas, puedes hacerlas sin reprimirte – Katze cerró los ojos sintiendo el vuelco en su estómago y las náuseas que le siguieron.
La oscuridad de mantener los ojos cerrados era tan inútil como negar las palabras de Raoul. Katze quería saber, sí, siempre quiso entender. Nada iba a hacer desaparecer el dolor mágicamente, pero hablar con Raoul siempre podría funcionar.
Empezó a contarle sobre las palabras de Vladímir, con cierta dificultad de citar los hechos y también lo que dijo su primer hombre sobre  el parecido que le encontraron y las dudas que poco a poco se iban resolviendo en ese momento. En ese terrible lugar y angustiante situación sus pensamientos tenían sentido para su alterada mente pero ahora  dejaban dudas a medias…
-Iason dijo una vez que tuve un accidente que parecía irreparable ¿Fueron ellos?
-No, ellos te lastimaron, pero terco como eres desde siempre, saliste de ahí.
-Si no fue Vladímir, ¿Un asunto del Mercado Negro tal vez?
- Trabajaste en el Mercado Negro bajo órdenes de Iason y era terriblemente arriesgado pero ninguno de esos peligros fue la causa o el accidente que sufriste.
-¿Entonces que pasó?
-Una maceta te cayó desde un alto edificio justo en la cabeza.
Katze soltó el aire que estaba conteniendo parpadeando confundido,  creía  que cualquier cosa que había llevado a Raoul a tomar esa decisión debía estar relacionada a un trágico evento tal vez hasta parecido a esas últimas horas. 
-¿Una maceta? – repitió sin creerlo. Raoul afirmó con los labios apretados.
-Completamente sorpresivo y sin nada que se pueda hacer excepto traerte de vuelta de esta forma.
Parpadeando en el vacío Katze agitó la cabeza un poco sin querer complicarse  por esos detalles. Había asumido su particular existencia hace un tiempo entendido que sin ese conjunto de cosas él no estaría vivo y está vida fue buena, nunca tuvo razones para sentir “rencor” o algo parecido por ser un experimento ¿Y la pulsera que lo hacía crecer aceleradamente? Cómo fue algo que tuvo desde que nació no vio el hurto del tiempo de los que muchas otras personas se quejarían. 
-¿Y quién era? – preguntó después de organizar sus pensamientos – Dijeron Líder del Mercado Negro, pero, ¿qué más?
Raoul había tomado la mano de Katze para acariciarla y darle masajes reconfortantes.
-Eras un mueble, servías en la casa de Iason, él se percató de tu inteligencia y decidió ponerte al comando del Mercado Negro entre otros trabajos que hacías para él – Raoul tomó aire mientras veía cómo el pelirrojo asimilaba la información, casi podía ver a Katze armando el rompecabezas que era él mismo. Lastimosamente no había tiempo para tomarlo con calma – Katze, escúchame… todo lo sucedido recientemente, verás… Vladimir es solo una muestra del tipo de trabajo que enfrentabas muy seguido, debo admitir. Tenías varios protocolos de seguridad, en raras ocasiones tu trabajo te permitía ir sin escoltas… en fin. Una vez que recuperes esos recuerdos el Mercado Negro ya no es una parada obligatoria para ti. Serás un mestizo libre de tu antigua condición de mueble de Iason sin embrago… ¿Por qué llenar tu mente con esos recuerdos? 
Hasta ahora Katze se había mantenido escuchando sin saber que era precisamente lo que quería decir Raoul, al comprender frunció el ceño.
-Naciste en Guardián, la selección de muebles te trajo a la casa de Iason, cuándo fuiste más allá de lo debido el bajo mundo de Amoi fue tuyo, pero Katze ahora básicamente terminaste pagando por algo que solo tu exterior físico es el responsable, tu “yo" en esencia esta libre de toda culpa. Esa vida… esos recuerdos que te esperan, están  llenos de carencia y tristeza. Yo te amo ¿Por qué te haría eso? 
-¿Hacer qué?
-Tu eres perfecto como estas ahora, nada te hará falta y no vales menos por no tener esos recuerdos… pero esa vida no es tuya – su exterior calmado y voz suave no demostraba las mil formas que esto hería a Raoul, estaba terminando de destruir o matar, así lo sentía él, a Katze. 
Para ver volar al nuevo Katze libre de un pasado que no debía cargar como una pesada cruz. 
-No entiendo… siempre supiste que esos recuerdos me estaban esperando ¿Por qué cambiaste de opinión?
-Veía el beneficio de una memoria con valiosa información para cimentar un buen futuro, llena de experiencias ricas en todo lo que te hizo de mil maneras especial, no sólo para Iason, también para mí – Raoul tragó grueso – Mi objetivo fue darte una buena vida, cuidarte para que siempre tengas buena salud, nunca te falte nada, también librarte de tu condición de servilismo a Iason, que tuvieras opciones y hacerte… feliz. Los enemigos de ese pasado no te pertenecen y que sufras así… jamás lo quise, ni antes o después de la sincronización. 
-¿Es por mi culpa? Si no hubiera huido y caído en manos de Vladímir tú no habrías cambiado de opinión.
Raoul torció los labios considerando esas palabras. Pero era firme su posición y debía explicar todo lo necesario, no habría otra oportunidad.
-Los problemas con Vladímir son muy antiguos, ambos se estaban buscando y sin importar las circunstancias se habrían encontrado antes o después. Incluso Iason y yo también lo estábamos buscando, lo sabes, esto no es tu culpa – un momento de silencio, Raoul organizó sus pensamientos y habló de nuevo –  Katze… esos recuerdos no son nada para ti, vive libre de ellos ¿Está bien?
-Pero… -  dijo en un murmullo, casi soplando las palabras entre sus labios – ¿Podré hacerlo?
- Si, con normalidad ¿Cómo te sientes con la pulsera?
Después de unos segundos Katze se dio cuenta de la pregunta, su mente estaba tan cansada por todo el remolino de cosas… quería… quería, no sabía ni que quería.
-No sé – dijo después de otra pausa – ¿Cómo se siente un ave por tener plumas? Creí que era algo natural.
Cuando era más joven sentía que lo convertía en un extranjero del mundo pero a medida que dejó de ser tratado como un niño todo el tiempo y empezó a estudiar con Iason expandiendo sus fronteras mentales el peso ligero de la pulsera dejó de significar un ancla para su vida. 
-Katze – “Quiero alejarte, quiero protegerte y daré mi vida si es necesario pero  Júpiter no te alcanzará”, pensó Raoul sin poder decirlo. Todo eso asustaría a cualquiera y debía dejar  ir a su Azafrán sin que sienta miedo. Había razones más poderosas que no compartiría con el pelirrojo – Voy a sacarte la pulsera.
No estuvo en desacuerdo, de echo Raoul no se lo preguntó pero no encontró argumentos para dejar eso sobre su piel. Raoul sacó de su bolsillo una especie de tubo pequeño, era una linterna de mano y dejó caer una luz azulada sobre la pulsera que reveló unos botones en la fina superficie pulida, tras unos toques suaves en un patrón específico la pulsera con un leve tirón de su piel que no dolió, el metal se expandió sin siquiera hacer un leve sonido. Ahora era sólo un círculo metálico que cayó a la cama.
-Por unos meses tendrás que tomar algunas vitaminas hasta que tu cuerpo se acostumbre al ritmo normal del tiempo. Será normal que también te sientas inusualmente cansado en algún momento pero con dormir lo suficiente no deberías tener problemas. Bueno… está echo.
Raoul suspiró un poco mientras katze miraba sin expresión plausible el círculo de metal que era antes una pulsera.
-¿Cómo estás?
-Creo que… necesito ir al baño.
Cerró la puerta por fuera después de ayudarle a levantarse y caminar los primeros tramos. Se mantuvo cerca en el pasillo esperando a Katze para asistirlo si era necesario pero en ese momento Raoul se apoyó contra la pared sujetando su rostro. 
“Falta poco” pensaba “Sólo un poco más, cuándo Katze este a salvo nada más importará”.
 
 
Katze se miraba en el espejo repasando los eventos más frescos, por buena suerte o no su mente estaba en otra cosa ahora. Sin pulsera y sin la sincronización de memorias… quería sentir algo, estaba buscando algún sentimiento pero… nada.  Sólo estaba terriblemente cansado.
Enjuago su boca repetidas veces,  se lavó  la cara y salió apoyándose en las paredes.
-Hola Yumi – saludo al joven mueble que escuchaba con expresión un poco temerosa las palabras de Raoul. Katze no se dio cuenta que acababa de interrumpir una conversación muy sería.
-¡Katze! – a pesar de todo lo que sentía Yumi ante las noticias que daba Raoul sonrió con felicidad al ver levantado al pelirrojo. Se enteró de lo sucedido en Ceres que lo dejó con sentimientos de rabia y dolor.
Yumi había cuidado a Katze desde que era un bebé, dándole todas las atenciones con cariño y dedicación, bastaba con decir que cuidaba su delicada piel hasta de los rayos de sol ¿Por qué había personas tan crueles? Dañando con saña lo que para otros era tan querido.
Katze paso los dedos por el marrón claro de los cabellos de Yumi mientras se abrazaban y el joven mueble gimoteaba en su hombro.
-Que gusto que despertaras ¡Katze estaba tan preocupado! – sollozo.
-Perdona Yumi – se disculpó Katze mortificado pensando en las consecuencias de sus actos podían afectar a todos a los que les importaba – Perdona en verdad.  
-Volvamos a la cama – interrumpió Raoul viendo los rasgos un poco cansados de Katze – Estaba diciéndole a Yumi que podrían ir de viaje unos meses a algún planeta vecino ¿Qué te parece la idea? 
Caminó apoyado en Raoul hasta llegar a la cama y volvió a meterse arropándose con todas las mantas. Su cuerpo le agradeció la suave superficie y quería cerrar los ojos para darle el descanso que le pedía pero las palabras de Raoul lo impidieron.
-¿De viaje? -repitió cansado.
-Sólo Yumi y tú los primeros días, más adelante me uniré a ustedes. Será una buena forma de que descanses y te distraigas un poco, conocer otros lugares y será divertido. 
Si Katze no estaría tan cansado tal vez se hubiera percatado del temblor en las manos de Yumi al servirle un copa de agua, o las lágrimas que clamaban por salir.
-Si la idea te gusta podrían partir mañana mismo.
Yumi sabía lo que estaba haciendo su maestro y dolía tanto…
No sólo dejaría atrás a Maku para siempre.
Este viaje sería sin retorno.
Y perdería a su Maestro todo para salvarlos a él y a Katze de las  leyes de Júpiter
 

Notas finales:

Ya casi acaba el fic.


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