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Katze por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Hola! El capítulo 7 y 8 los subí hoy. Disfruta la lectura!

 
 
Si lo que Riki había dicho era cierto no existía amnistía que absuelva a Raoul Am, iba a conocer la verdad. 
Escaneando su propia mano e insertando el código de su rango que abría cualquier puerta en Eos ingresó al interior de la vida privada de su amigo.
La casa de Raoul siempre se había destacado por los colores más vivos, elegancia en verde y oro. Más cálida que la suya, ahora la penumbra creada por las sombras del amanecer pintaba todo en distintos tonos de grises. 
La fina nariz de Iason se arrugó unos momentos, en el aire había en suave pero distintivo olor, casi dulce que no era propio de una flor o algún otro aromatizante, este era diferente pero desconocido para Iason. 
-Durme ya… duerme ya… 
Iason no necesitó meterse en las habitaciones para encontrar lo que buscaba. El lento arrullo venía de Raoul, que sentado en una silla mecedora tatareaba mientras se balanceaba, tenía el cuerpo frente al ventanal despejado de cortinas, casi de perfil a Iason que podía ver que tenía la cabeza ligeramente inclinada mirando algo entre sus brazos. 
El largo cabello de Raoul estaba sujeto en una gruesa trenza que dejaba expuestas sus facciones armoniosas, tenía ropa cómoda de algodón blanco y entre sus brazos había un pequeño bulto de mantas también blancas.
Raoul susurró algo inteligible mientras sonreía y acercaba el rostro al bulto, Iason vio una pequeña mano con forma humana salir del abultado nido de mantas para que unos dedos perfectos y rosados rozaran la mejilla de Raoul.
-Duerme ya… mi pequeño azafrán.
-Katze – Iason se acercó lo suficiente hasta que la luz del amanecer que entraba por la ventana lo bañe por completo, resplandeciendo en toda su aura inseparable de superioridad y poder – Su nombre es Katze.
- Iason.
Raoul se puso de pie con deliberada calma, mirando directamente a los ojos de Iason. El bulto en sus manos pegado a su cuerpo al nivel del corazón. 
-Estaba esperando tu visita, pero creí que tendrías la consideración de tocar la puerta. No voy a mentir, no te escuche entrar. 
Mientras Raoul hablaba con la calma que mostraban sus facciones Iason torció los labios sin despegar sus ojos de la forma humana que sujetaba Raoul. Era tan pequeño. 
-Acércate, es Katze. 
Si es Katze, que interesante que lo digas hasta ahora Raoul, pensó Iason.
Con marcados pasos avanzó la distancia que los separaba. Raoul con cuidado sujetó el pequeño bulto de forma que se expusiera a Iason. 
Sea por una coincidencia o porque era Iason Mink, cuando avanzó hacía Raoul llevó con él la luz del sol, el movimiento de una nube provocó tal efecto. Iason iluminó también el dorado cabello de Raoul que miraba embelesado el peso ligero de sus brazos.  
Cuando Iason miró, era un bebé humano. Era la primera vez que Iason veía un bebé, de mejillas rosadas y largas pestañas rojizas, hubo un parpadeo mostrando un color de ojos indefinidos por un velo azulado.
El bebé bostezo.
-Está demostrando ser difícil para dormir si no se lo balancea. Terco desde la cuna.
Ante la escases de respuesta Raoul alzó su mirada. Sabía que era inútil intentar encontrar alguna emoción en las facciones de Iason pero debía intentarlo. 
Ambos hielos celestes permanecían sobre el bebé, sus labios una línea recta. Pero cuando tras lo que pareció un contacto visual el bebé parpadeo lentamente hasta quedarse con los ojos cerrados, finalmente dormido, la comisura de sus labios se elevaron un poco. 
Resultaba que Iason podía sonreír, pensó Raoul.
-Mira – destapando un poco las mantas sobre la cabeza del bebé mostró un despeinado y sedoso revoltijo de cabellos pelirrojos – Nació con mucho cabello. 
Iason no respondió, no entendía la importancia de tal comentario pero no pudo evitar sentir algo. Su corazón artificial emulando las características humanas había dejado de retumbar en su pecho para sentirse extrañamente menos frío.
-Sígueme Iason.
Avanzaron por los pasillos hasta una habitación contigua a la de Raoul, la puerta se desplegó sola.
No era la de una mascota, tampoco una que ocupará un mueble. 
Raoul caminó hasta el centro de la habitación para dejar al bebé sobre la superficie mullida de una cuna de madera blanca. Lo hizo con tanto cuidado como si temiera romperlo.
Iason no era un hombre que hiciera preguntas, casi nada salía de su comprensión pero esto era diferente. Desde la extraña cama que guardada al bebé con murallas acolchadas y suaves por los cuatro lados hasta toda la indumentaria que tenía está habitación pintada en crema y celeste. 
Había muchos artículos de colores sobre los estantes, que parecía que no tenían otro propósito a parte de verse bonitos. 
Una mesa cerca a la cuna tenía acolchada la superficie y a los lados productos de limpieza. 
Sobre un estante había un artículo que no pudo pasar desapercibido para Iason, parecía un pezón de algún material suave  con la base circular y de colores vivos.
Tomándolo lo miró de cerca.
-Cuidado con tocar la punta, todo está desinfectado – Raoul se lo quitó colocándole un protector – Es un chupón y aún no he decidido si dárselo o no.
-Si, eso es algo a discutir Raoul – Iason se cruzó de brazos sobre el pecho, molesto por la falta de coherencia y lógica de la situación – Antes de que me digas cómo y porqué hiciste esto con Katze explícame qué harás con ese pezón de goma. 
Captando la molestia y el evidente sarcasmo Raoul afirmó con la cabeza.
-Vamos afuera.
Raoul observó detalles aquí y allá cerca al aposento del bebé. Como algo tan natural que Iason no pudo evitar mirar de nuevo a la forma dormida. Con los ojos cerrados sus pestañas rojizas se veían más largas y ligeramente curvadas, su boca abierta formaba un corazón.
Luego salieron de la habitación.
Yumi estaba en la cocina, se inclinó y saludó a ambos rubios, si se impresionó al ver a Iason no lo demostró.
-Yumi prepara el desayuno para dos.
-Si maestro Raoul.
Cuando llegaron a los sofás Raoul se veía cansado pero prestó atención a cada señal que exteriorizaba Iason.
-Conseguiste su ADN del banco que tiene tu laboratorio de la época que llegó de Guardián y se analizó como requisito.
-Si - Raoul respondió, sabía que a estas alturas Iason ya lo tenía todo armado en su cabeza, solo tenía que confirmarlo. Sin embargo, muchas cosas no eran así. El ADN que uso era más reciente obtenido por su propio temor que algo pudiera ocurrirle a Katze. A medida que pasaba el tiempo se daba cuenta lo peligroso que era el trabajo de Katze… y cómo temía perderlo. El accidente que finalmente se lo llevó fue tan estúpido que no se arrepentía. 
-Este bebé es un clon mejorado con alguna característica élite.
-No, es puramente orgánico. Como Katze lo era – eso si era cierto.
-¿Por qué lo hiciste Raoul? ¿Por qué traer a Katze de vuelta?
-Tú me lo pediste Iason – Raoul continuó cuando Iason arrugo su ceño – Lo hiciste ayer en la noche, tu mascota llegó herida y me dijiste que querías a Katze de vuelta, que lo extrañabas, incluso mencionaste si no tenía algún tipo de experimento.
A pesar de tener los recuerdos nublados, Iason recordaba esa parte. 
-Ayer – repitió Iason - ¿Cuándo…?
-Exactamente una hora y veinte minutos después de eso Katze “nació”, podemos decir – Raoul levantó una pierna mientras la cruzaba y acomoda mejor su espalda – Mira Iason, voy a decir algunas cosas obvias, tú eres el sol para Júpiter, madre vio que habías cambiado desde el día del accidente y me pidió tener todo preparado para poner en marcha un experimento. Sabía que tarde o temprano necesitarías a Katze de vuelta ¿O no? 
-¿Qué experimento?
Raoul humedeció sus labios mientras unía la realidad con sus disfrazadas razones. Fue Raoul el que acudió a Júpiter para pedir autorización y poner en marcha un experimento, uso la razón que el humano objetivo del experimento era el mismo que era representante de Tanagura para el mercado negro y elegido por Iason Mink, que tras su muerte estaba disponible material genético valioso y la oportunidad de lograr la sincronización de memoria en humanos.
Júpiter había dado su aprobación y Raoul confiaba que Iason estuviera tan ocupado con su mestizo y las reuniones con Júpiter que no interferiría con su propósito.  
-Raoul qué experimento. Responde que aún tengo muchas preguntas.
-Claro. Cuando llegue el momento y Katze tenga la edad apropiada se hará la sincronización de memoria del antiguo Katze a éste. 
-Sincronización de memoria en humanos - repitió Iason, era algo que solía hacerse a las élites con relativa normalidad implantando conocimientos en sus cerebros mejorados – Sería la primera vez que se haría en un humano que tenga el mismo código genético. 
Se conocían experimentos de implantación de recuerdos de una persona a otra, las consecuencias psicológicas eran diversas y por lo general todas derivaban en problemas mentales.
-Pues he usado mascotas antes de poner en riesgo a Katze, no habrá problemas – respondió Raoul como algo tan natural – Será su mismo rostro, el mismo cuerpo, las mismas personas que conoce. No habrá superposición de recuerdos, sino un enlace.
-Bien. Sin embargo, su memoria no la tengo – Iason tenía un banco de informes que Katze extraía se sus propios recuerdos para ver las negociaciones más importantes, pero un largometraje de treinta horas de trabajo no reemplazaban una vida entera.
-Tu también las tienes.
-No, tengo extractos de sus recuerdos, y sólo de reuniones importantes. 
-Cuando le ordenaste usar esa máquina para sacar los informes, Katze sin saberlo cada vez que la usaba mandaba una copia de su vida entera al cerebro de la computadora central de mi laboratorio y también a tu computadora. De todas formas esa máquina salió de mi laboratorio ¿No? Así funciona.
Iason no aclaró que él no ordenó que Katze usará esa máquina. Había presionado para que los informes sean cada vez más precisos y Katze apareció con esa solución
Raoul por su parte estaba tan orgulloso con haber previsto las cosas que puso la máquina en manos de Katze, claro que iba a aliviar su trabajo y Katze no lo decepcionó cuando antes de usarlo comprobó el software y hardware de la máquina. Pero no encontró la programación que rescataría toda su memoria de los años de su vida.
-¿Cuándo será el momento indicado de implantar sus recuerdos? – Iason ya veía a Katze de nuevo liderando en el mercado negro, ocupando el lugar que resultó ser tan grande incluso para los mismos hombres que había entrenado - Lo quiero ocupando el lugar que dejó.
Iason no era crédulo y menos un iluso, algo más estaba ocultando Raoul y se atrevía a ponerle disfraz de “cumplimiento de órdenes” sin embargo, siendo objetivo, ese bebé ERA Katze después de todo y Katze era SUYO. 
Los motivos de Raoul no iban a eclipsar los suyos.
La culpabilidad que había mencionado Júpiter que existía  dentro de Iason empezaba a querer disolverse, la muerte de Katze dejó por primera vez culpa en Iason, que trajo remordimiento, ¿Cómo perdonarse? Iason sentía que podía dejar ir, soltar de si mismo, el sentimiento de luto ¿O no?
Iason estaba tan metido en su propio dilema que no se percató de la mirada molesta y dura que  Raoul le dedicaba.
-En un año Iason – Raoul se puso de pie cuando Yumi se acercó e hizo una reverencia - ¿Asumo que el desayuno esta listo? – le dijo a su mueble. 
-Pueden pasar al comedor, maestro.
Iason no tenía intenciones de comer con Raoul,  no quería interrupciones o distracciones en un tema tan delicado. Pero sin objetarse  siguió a Raoul  hasta la mesa ataviada con una elegante vajilla y delicadas porciones de pasteles. 
Tomaron asiento frente a frente y por algunos momentos sólo se escucharon el chocar de los cubiertos y los movimientos de Yumi para servir bebidas calientes a ambos rubios. 
-Prefiero algo de fruta.
-Si, maestro Iason.
Yumi abandonó la habitación.
-¿Un año entonces? Eso es excelente Raoul. Entonces cuando entrará a crecimiento acelerado y animación suspendida.
Era lo lógico, se hacía con las mascotas. Máquinas parecidas a huevos gigantes albergaban al individuo que conectado todo el tiempo a censores dormía, mientras era alimentado, crecía rápidamente y aprendía conocimientos básicos. Nadie iba a criar a las  mascotas mientras crecieran normalmente, incluso era más barato conectarlas a animación suspendida.
Raoul tomó un largo sorbo de su té caliente mientras sujetaba la pequeña taza con ambas manos, su mirada verde sin despegarse de Iason. Tras un sorbo más, cortaba con el tenedor un trozo de pastel y se lo comía.
-Iason, Katze tendrá una pulsera de crecimiento acelerado. En un año aproximadamente tendrá la edad de diecisiete o dieciocho años, estará listo para la sincronización de memoria. Pero eso no significa que vaya a conectarlo a animación suspendida. 
Iason no se mostró sorprendido, incluso se aburrió con la larga pausa de Raoul, era claro que éste no pretendía poner al bebé que llamó “pequeño azafrán”  a una máquina y verlo crecer detrás de un cristal. Incluso la extraña silla que se movía y la habitación acondicionada eran muestras que Raoul QUERÍA a Katze viviendo ahí. 
-En un año entonces, eso significa que en seis meses aproximadamente tendrá la edad para ser cortado. Lo quiero tal y cómo era Raoul.
Raoul Am necesito todo su autocontrol para no estrellar la cabeza de Iason contra la fina porcelana. Apretó los puños librado su expresión de emociones, sabía que está era una batalla que no podía ganar ahora. Si Iason se ponía testarudo sería peor.
-Bueno Iason, dejémoslo crecer en PAZ por ahora – el tono algo filoso de Raoul fue lo que terminó de molestar a Iason.
Yumi regresó con una bandeja y dejó cerca de Iason un plato con diferentes porciones de frutas. 
-Gracias Yumi, por favor encárgate de revisar lo que te dije.
-Si maestro.
Una vez más estaban solos.
-Veo que te has preparado Raoul – Iason tomó un poco de te y dejó la tasita con algo de fuerza sobre el platillo, ¿Raoul lo estaba tomando por tonto o qué? – En más de un sentido.
-¿De qué hablas? – Raoul podía ver la calma peligrosa en Iason, la taza sonando sobre la porcelana en sí ya era una demostración explícita de molestia.
-Ayer me diste algo para dejarme casi inconsciente ¿Porqué querrías dejarme fuera del camino?  Tu tenías todo listo antes de mi supuesta solicitud de traer de vuelta a Katze ¿Por qué? El día que murió Katze, tú Raoul Am estabas más afectado que una mascota sin amo… y la pregunta sigue siendo ¿Por qué? Además de lo obvio, catalogaste a éste bebé como un experimento ¿Por qué no está en tu laboratorio?
Raoul aceptó el reto y unió miradas a Iason.  El celeste y el verde en un duelo silencioso, estaba claro que era una batalla de voluntades. 
Incapaz de soportar la falta de respuesta a tantas preguntas Iason se puso de pie, lentamente dejó su silla y se alzó en toda su altura. Cuándo Raoul comenzó a hacer lo mismo sin ofrecer explicaciones Iason se hartó.
Tomo la fina taza de té y con un movimiento rápido la arrojó a la pared más cercana. La porcelana se hizo añicos como una explosión ruidosa mientras el contenido pardo manchaba la pulcra pared y formando surcos que descendía en gotas.
 De inmediato el llanto característico de un bebé retumbó.
Raoul exhaló cansado.
-Fabuloso Iason, acabas de interrumpir su sueño, se despertó con tres horas de adelanto.
Raoul le dio la espalda y se encaminó a las habitaciones interiores, en medio paso fue detenido por Iason que lo sujeto por encima del codo. El agarre carecía de fuerza en sí, pero era firme. 
-Responde Raoul, no hagas que me repita – la voz de Iason se mezcló con el llanto exigente. 
Raoul se volteó sin intención de sacarse el agarre de encima. Correspondió la mirada molesta antes de empezar a hablar.
-Acabas de destrozar una invaluable porcelana de cientos de años de antigüedad Iason. Esa es la razón por la que te dejé afuera ayer por la noche, fue PRECAUCIÓN – dijo dibujando sus labios – Si algo de todo esto que estaba siendo preparado por solicitud de Júpiter te molestaba podías destrozar el experimento. No eres capaz de controlar tu ira. Simplemente no corrí riesgos.
Iason soltó a Raoul cuando el llanto imparable se hizo más fuerte cuando Yumi se acercó con el bebé en brazos. Hacia un ruido con los labios mientras lo balanceaba, sin embargo parecía no surtir efecto para callarlo. 
-Dámelo Yumi – pidió Raoul con amabilidad.
-Lo cambié de pañal maestro pero continúa llorando, estaba revisando la temperatura de la habitación y se despertó por un fuerte ruido – Yumi se veía un poco alterado, mientras pasaba al bebé envuelto en una ligera manta. Iason vio mejor la anatomía pequeña y el desordenado cabello completamente descubierto. Toda la cara roja por el llanto.
-Prepara una mamadera Yumi por favor, recuerda prestar atención a la temperatura.
El joven casi fue corriendo a la cocina.
Raoul con Katze aún llorando desconsolado en sus brazos caminó a la habitación. 
Iason los siguió.
-Basta, basta azafrán.
Cuando entraron a la habitación Raoul dejó al bebé sobre la mesa acolchada y empezó a despojar de mantas y ropas dedicadas.
Iason quería irse, miraba con desapasionado interés lo que hacía Raoul pero no iba a tolerar una pausa a su conversación. Necesitaba respuestas ya. 
Claramente Katze tenía otros planes. 
-Qué pasa, porqué no se calla – dijo Iason exasperado. Su dolor de cabeza estaba incrementando por los gritos exagerados.
Raoul volvió a cargarlo y transformó sus brazos en mecedora.
-Esta molesto porque no se lo atendió con la debida rapidez. Si pequeño – le habló a Katze – lo sé, lo se, estabas dormido.
A Iason le tembló la ceja ¿Debida rapidez?
-Maestro – Yumi entró corriendo a la habitación con una botella de vidrio en las manos tenía la punta con otro pezón de plástico.
Iason se cruzó de brazos mientras Raoul persuadía a Katze de abrir la boca y aceptar el precioso líquido blanco. Hubo silencio y sólo el sonido de succión presente.
Raoul sonrió e Iason cerró los ojos aliviado.
No duró mucho, casi unos segundos después Katze rechazó la leche y continuó llorando.
-¿Qué pasa? ¿Qué quiere? – Iason quería volver a sus asuntos pero Raoul no parecía dispuesto a entregar a Katze a su mueble. Yumi por su parte estaba detrás de la puerta esperando indicaciones.
-Raoul vamos, debes ser capaz de contestar todas las cuestiones. Deja a Yumi a cargo. 
Hubo un sonido característico y Katze dejó de llorar.
-Así que eso era – Raoul jugueteo con la punta  de la nariz respingada antes de dejarlo en la mesa acolchada. 
Taparse la nariz no fue suficiente, Iason abandonó la habitación pero no demasiado pronto antes de sentir el olor penetrante.
-¡Pudiste esperar que me vaya!  - protestó desde el pasillo – O darme una advertencia al menos.
-¿Por qué? – contestó Raoul tan tranquilo. 
Yumi no sabía si reprimir una sonrisa o fingir ser una pared. Toda esta situación era tan loca para él… su maestro atendiendo un bebé… Iason Mink perturbado por el olor a pañal sucio. 
Iason se apoyó contra la pared del pasillo y se cruzó de brazos cerrando los ojos. Iba a esperar ahí.
Estaba pensando en llevar a Katze a su departamento, si Raoul podía tener todas estas cosas para criar a un bebé, él también, los recursos no eran problema. Cal debía ser capaz de mantener todas las necesidades cubiertas y quizá tener a otro mueble de apoyo… pero… 
El llanto era una forma de comunicación, exigiendo cubrir una necesidad… con dos muebles tendría que haber cero llanto…  
Iason se mordió el labio desarticulando sus ideas… él iba a trabajar temprano y volvía tarde. Casi no tendría contacto directo sólo una constante supervisión bajo su mando, pero… ¿Qué opinaría Riki que estaba más tiempo en casa?  
Riki nunca aceptaría esto, se dijo. Ni viviendo aquí, ni donde sea. Para Riki, Katze estaba muerto. 
Bien, abajo la idea de llevarse a Katze al ático. 
¿Cómo iba a explicar toda esta situación a Riki? Tal vez no decirle nada solucionaría el problema pero tarde o temprano esto explicaría como una bomba.
Yumi que estaba asistiendo a su maestro, después de unos minutos salió cargando un pequeño paquete blanco.
Cuándo Raoul tardó en salir más de lo esperado, Iason volvió a entrar a  esa habitación. El olor claramente había desaparecido para dejar dominar el dulce aroma que no podía identificar desde que ingresó temprano por la mañana. Ahora sabía que era olor a bebé.
-Bien Raoul habla – dijo Iason mientras Katze terminaba su botella de leche con fuertes succiones.
Raoul alzando la mirada del bebé asintió.
- Recapitulando, te deje fuera del camino por precaución. Júpiter ordenó empezar los preparativos hace muchas semanas atrás. La respuesta a tu tercera cuestión es que Katze me agradaba y no sentí que fuera malo exteriorizar mi conmoción cuando ocurrió el accidente y por último, al no estar en animación suspendida necesita cuidados y no en un laboratorio, Iason, este bebé es… un experimento importante, analizare cada particularidad personalmente – a Raoul le costó tanto decir que era un experimento, contra su propio ser habló, incluso tapando con discreción las orejas del pequeño Katze. 
-¿Qué estás haciendo?¿Por qué haces eso? – Iason vio a Raoul poniendo de manera vertical a Katze y con cuidado apoyar su cuerpo contra el hombro para luego darle golpes en la espalda. La mamadera vacía la dejó sobre la mesa.
- Debe sacar el aire que ha tragado, de lo contrario no podrá dormir.
Iason sólo negó con la cabeza, si éste era otro sueño extraño debía despertar ya, Raoul con un bebé en manos haciendo eso era sacado de la realidad. 
Iason recordó su último sueño, el grito de Katze diciendo “-Iason, no dejes que Raoul me ponga pañales” era obvio que no se trataba de Katze intentando comunicarse desde un plano astral diferente o lo que sea, Iason sonrió de lado al darse cuenta que era él mismo resolviendo un problema en su subconsciente. Había visto las señales e intentó ponerse bajo aviso.
Abriendo los ojos vio a Raoul limpiando a Katze la boca mientras retiraba una toalla de su hombro.
-Muy bien azafrán - Volvió a mecerlo – Ahora a dormir.
-Raoul – Iason tenía una última pregunta – ¿Por qué dejaste que Riki viera su nacimiento?
Raoul dejó sus relajadas facciones para mirar sorprendido a Iason. 
-Riki no pudo escabullirse solo hasta tu laboratorio – dijo Iason viendo que no fue obra de Raoul.
-No estaba al tanto de que tu mestizo vio nacer a Katze. Ningún protocolo de seguridad sonó, debía estar encerrado.
-¿Júpiter? – Iason pensó en la única alternativa – Si fue ella la que abrió las puertas seguro me dirá sus razones. 
Raoul se encogió de hombros desechando el misterio, los problemas de Iason y Riki le importaban un comino. Viendo que Iason tenía más disposición hacia Katze le ofreció cargarlo.
Iason Mink no negaría un reto.
-¿Puedes cargarlo un momento? – Raoul no preguntó si quería sino si podía. Iason extendió los brazos cuando Raoul hizo el ademán de pasarlo.
Era tan ligero. 
El bebé apenas consiente de las manos que lo sujetaban se dejó cargar sin emitir sonido. Iason con su carácter imperioso lo elevó un poco para ver mejor sus ojos, deseaba ver la inteligencia que siempre brillaba en dorado, y…
Sucedió lo obvio.
-Raoul… - Iason devolvió a sus brazos a Katze que no se enteraba que acababa de vomitar a Iason Mink.
 
 
 Cuándo Iason por fin se fue, Raoul se quedó largo tiempo en medio de la habitación con Katze aún entre sus brazos. Angustiado, creía que la parte más difícil iba a ser lograr el primer encuentro con Iason, para su alivio la situación estaba controlada. 
Iason…
Raoul cerró lo ojos acunando más fuerte sobre su pecho a Katze que dormía de nuevo. ¿Es que Iason no había extrañado a Katze realmente? ¿No había lamentado su muerte?
El rubio favorito ya veía a Katze de vuelta en su anterior vida, con el trabajo extenuante, disponible todo el tiempo y bajo la obligación muda de obedecer órdenes. 
Incluso mencionó la castración ¿Acaso también pensaba en cortarle la cara?
¿Cómo iba a lograr Raoul que Iason viera en Katze algo más que un fiel sirviente? No era para eso que Raoul había echo todo esto…
-Katze… - le dijo – Lo prometo, tendrás una buena vida.
 
Notas finales:

Estos rubios están un poco locos no?

Bueno hasta aquí termina la publicación diaria. Ahora será cada tres días aproximadamente. La historia la sigo escribiendo así que di tienes sugerencias hazme saber. Tan sólo tres o cuatro capítulos para el final.

Besos!


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