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Katze por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Hola!

Un poco de Ank para la tarde????

Intentaré publicar todos los días a la misma hora.

 
 
 
 
Capítulo 3.
 
 
 
Cruzó la puerta entrando al espacioso  departamento del edifico Eos. El lujo sobrio y de colores suaves se veía opaco por la falta regular de luz, pasando su vista de un lado a otro encontró estéril el lugar donde vivía.
Estéril… sin vida.
Nada había cambiado dentro de esas paredes a pesar de que mucho cambió en su vida personal. Tenía a Riki ahora.
 Iason miró la variedad de muebles que componían su día a día. En realidad no sentía apego a nada material, era superfluo e inútil preguntarse siquiera sobre el mullido sofá blanco donde a menudo pasaba Riki sus tardes, leyendo o simplemente durmiendo. Lo mismo pasaba con la imponente mesa del comedor con su doce sillas con diseño tallado. 
Eran sólo cosas, ni siquiera estaba seguro de cuándo llegaron al lugar que ocupaban y que tan nuevas o antiguas eran. Eran sólo muebles.
Muebles.
Era el nombre con el que se denominaba a los jovencitos seleccionados de Guardián a los trece años para servir en Eos a todas las élites después de ser castrados. Y no eran tratados de manera diferente, nunca se ofrece un agradecimiento a la cafetera por preparar café o al microondas no iba a pedir permiso para usarse. Y si no cumplen las expectativas se obtiene un modelo nuevo… al igual que los muebles vivientes que hacían de sirvientes. 
¿La muerte de Katze, significaba algo más para Iason? O sólo un inconveniente parecido a cuando el refrigerador se averiaba. Sin duda tendría que buscar un reemplazo para su puesto en el mercado negro y también en las diversas funciones a lo largo de todos sus negocios y deberes. 
-¿Amo puedo servirle en algo?
Iason había olvidado a Cal, el jovencito rubio pálido que era su mueble ahora, había vuelto con él del centro médico después de llevarle ropa limpia. 
Conocía que Katze y Cal eran amigos, sabía que conversaban de lo que sea que conversan un mueble y un viejo mueble. A pesar de mantener su expresión tranquila, inculcado por el duro entrenamiento, la postura de los hombros delataba a Cal. Caídos, casi encorvado. Parecía que soportaba el peso del mundo en su espalda. Seguramente alguien le informó en el hospital sobre lo sucedido.
-Puedes retirarte a tu habitación Cal – Iason vio cansancio en las expresiones aún infantiles mientras bajaba el cuerpo en una reverencia – Cal.
- Si amo. 
- Katze murió. 
Al joven mueble fue atropellado por las emociones y no alcanzó a moverse cuando el dolor brotó en forma de lágrimas. Ya lo sabía y sólo quería encerrarse en su habitación para lidiar con el luto pero al escucharlo en voz alta se hizo real de nuevo, como en el hospital que había seguido a su amo hasta las puertas de la morgue y por temor de encontrar el nombre de Riki en las listas de fallecidos revisó los papeles disponibles para ser el nombre de Katze el que encontró. 
Iason pensó que era muy apropiado poner su mano enguantada sobre el hombro del joven, quieto y ligero mientas el jovencito gimoteaba convulsivamente. Una especie de consuelo. Le explicó el desafortunado accidente de manera simple para que Cal entendiera lo sucedido.
 
 
Riki observó la escena desde el balcón, fuera del alcance de la vista de ambos. Casi oculto entre los doseles blancos. 
Vio a  Cal llorar un poco más y luego retirarse a su habitación mientras intentaba controlarse. 
Riki caminó algunos pasos llamando la atención del rubio, se miraron como si se vieran por primera vez, encontrando reconocimiento en las expresiones del otro. Ciertamente en Iason todo se reflejaba en lo ojos. Riki más gesticular sufría por cada parte de su cuerpo.
-Es bueno encontrarte en casa Riki – dijo, temía que lo siguiente hacer era buscar a Riki por el rastreador que el joven usaba en las botas de manera voluntaria a sabiendas que alguien podría atacar a Iason a través de él. Algo parecido a lo sucedido en Dana Bhan.
-Es bueno que estés de vuelta – respondió sin apartar la mirada de Iason 
Fue Iason el que caminó la distancia que los separaba hasta rodear al joven en un abrazo reconfortante, rozar sus mejillas y permanecer ahí. Riki subió las manos estrujando el cuerpo fuerte de Iason, pero sin importar qué tan fuertes eran, necesitaban este abrazo.
Consuelo.
Ambos estaban tan agradecidos por el silencio de su pareja. 
Iason sentía que Riki sabía que era culpable, Iason era el único que vio como cayó la maceta.
Riki sabía que era él era  culpable por llevar la estúpida planta donde Katze y sugerir fumar en la calle.
Sin embargo, no dijeron nada. Intentando lavar culpas en un abrazo mientras se aferraban a la palabra accidente.
 
 
Paseaba sus dedos desnudos de manera perezosa por el cabello oscuro de su mestizo, entrelazado los dedos, formando patrones desordenados. Riki tenía la cabeza en su regazo, con los ojos cerrados y la nariz oculta entre la ropa de Iason, apoyado de lado. No dormía pero parecía que lo intentaba.
Iason apoyado contra el mullido sofá intentaba ordenar sus pensamientos, estaban esparcidos y le dificultaba concentrarse. Parecía que todas sus ideas habían caído de una bolsa perforada, como una fuga de pequeños granos que se escapan y caen sin control.
Una idea siempre se interponía sobre la otra.
Iason mentiría si decía que no tenía planes de respaldo ante la muerte de Katze, el hombre ponía todos los días su vida en peligro por la naturaleza de su trabajo. Iason nunca dejaba nada a la deriva y ciertas cosas por muy frías que parezcan tenían que hacerse. Como recuperar las pertenencias importantes relacionadas a los negocios de su residencia habitual y las demás deshacerse como basura. El mismo Katze tenía planes asegurados ante su muerte o desaparición forzada para facilitar la transición a Iason.
Un reemplazo, tal vez dos o tres para todo el trabajo de Katze.
-¿Iason?
-Mmmm
-¿Qué pasó con el cuerpo de Katze? -había mucho que leer en esa mirada de ojos grandes y oscuros, su tono quedo saliendo detrás del esternón apretado por las emociones.
-Dejé que Raoul se haga cargo de este asunto Riki. Él está actuando de…
-¡Raoul! – Riki se incorporó tan rápido que Iason se quedó con la mano sobre una cabeza faltante -Pero Iason ¿Cómo pudiste hacer eso a Katze?
La conmoción en Riki fue lo que alteró a Iason. Cuando Raoul le había dicho que él se encargaría del cuerpo de Katze no encontró objeciones, Raoul era científico y asumió que el blondie científico hurgaría un poco en la anatomía de Katze antes de reciclarlo. Raoul siempre mostró interés por el color puro de su cabello rojo o el extraño matiz de sus ojos, incluso su intelecto claramente superior para ser un mestizo. Era lo que se hacía, siempre y a todos. 
-Riki.
Iason claramente contuvo su genio, ya era bastante malo que Raoul le haya alzado la voz sin consecuencias y ahora Riki. Sin mencionar que su lacayo más fiel había tenido el atrevimiento de morirse el mismo día.
-Raoul está mostrando… interés – dijo Iason a falta de una palabra mejor – en este asunto, sabrá aprovechar el cuerpo de Katze.
-¿Aprovechar?
Muchas cosas explotaron dentro de la cabeza de Riki, retrocedió mil pasos en la carrera hacia la igualdad, honestidad y amor que tenía con Iason
-¡Mierda!
Flexionando la rodilla sobre el estómago Riki descargo una poderosa patada sobre la mesa baja que tenía delante.
El cristal rompiéndose en migajas ahogó el sonido de madera astillándose sobre sí misma. Sólo quedaron los restos sin forma de vidrio pulverizado, palos pulidos y sueltos.
-¡Por supuesto, era sólo un jodido mueble! – gritó Riki sin intimidarse cuando Iason se alzó sobre él pasando sobre lo que era una mesa de centro - ¡Soy un estúpido por esperar que tengas un poco de respeto por Katze! – “respeto por Katze, respeto por mi”, pensó Riki – Todos a tu alrededor no somos más que putas cosas.
Iason sólo movió las finas cejas de su rostro, uniéndolas sobre el puente de la nariz. Sus ojos como hielo congelaron a Riki por un momento mandando olas de dolor fantasma a su pene por la constricción del anillo de mascota. En oportunidades pasadas ante este arrebato y tono de voz ya se estaría retorciendo en el suelo.
-Te calmaras ahora Riki – no fue una sugerencia – Las cosas se hacen de esta forma en Amoi. Tú lo sabes, no tengo que explicarte nada.
Podía gastarse en gritos y demostraciones de dolor pero Riki se sentía tan cansado de repasar la verdad de su historia con Iason… Iason siempre seria el amo.
Ante todo pronóstico Riki sonrió, pero sin gracia. Torcida y triste, luego resoplo pasando sus dedos por el cabello, sus dedos peinaron y cuidaron sus mechones. Le dio la espalda y se alejó con las manos en los bolsillos.
Se detuvo antes de que Iason lo alcance y lo miró por encima del hombro. 
-Las cosas se hacen así en Amoi ¿No Iason? Pero… las cosas se hacen como lo dices tú. Una palabra tuya y millones de vidas serían mejores de un día al otro… Júpiter está cómodamente en su pedestal pero alguna vez miraron abajo para ver  lo infeliz que es la vida de otros. Ustedes élites son los niños mimados de Júpiter, los demás somos mierda.
Con la velocidad parpadeante Iason estaba sobre él al segundo siguiente, lo tomó por los hombros y lo sacudió.
-Basta ahora – Lo instó cuando Riki unió miradas, el reto abierto estaba ahí. El sonido de sus respiraciones alteradas fue lo único que sonó en la habitación – No tolerare estos insultos Riki, puede que te parezca que vivimos cómodamente, pero esta existencia esta llena de reglas y deberes, cada élite fue creada bajo un propósito. A diferencia de los mestizos.
De repente Riki dejo de ejercer fuerza en sus músculos, algo tan impropio de él, casi como un muñeco, flácido con pies estables.
-Cuándo alguien que te importaba moría en Ceres – dijo sin mirar a Iason - te hacías cargo del cuerpo. Sepultura… un lugar físico para recordarlo. Por respeto, por responsabilidad. 
Iason lo soltó y Riki se alejó sin dar la espalda.
-Una palabra tuya Iason y Katze pudo haber tenido algo de eso. 
Riki se encogió de hombros disfrazado su dolor, no iba a llorar ahora. Volvió a sonreír con amargura mientras caminaba al balcón abierto. 
Iason vio al mestizo alejarse dando pasos pequeños, como si temiera caerse en cualquier momento. Rápidamente valoró lo expresado por Riki, a pesar del acto de la mesa rota encontró coherencia y validez a sus palabras. 
Fuera de ofenderse por la alusión a ser un mal gobernante, sabía que Riki se refería a la vida empobrecida de los mestizos en Ceres, toda su frustración mezclada con el dolor de perder a Katze.
La vida en Amoi era buena para las élites y algunos ciudadanos, Ceres ni siquiera aparecían en los mapas oficiales del planeta. 
Los mestizos y las mascotas no eran reconocidos como personas, sin derechos ni un futuro plausible, restringidos de libertades y hasta cierto punto constituían una granja humana para Amoi. 
Mestizos y mascotas… Riki era ambos.
Esta era su oportunidad de involucrar a Riki en buscar una solución al problema que lo había estado molestando desde hace un tiempo, respirando con moderación  aclaró su mente por unos segundos.
Se unió a Riki en el balcón, dando un poco de espacio para lograr una conversación. 
-Respeto y responsabilidad – Iason hablo a pesar de que Riki no se giró al saber que estaba detrás de él – mencionaste eso. El mercado negro que manejaba Katze es una clara muestra de lo cubiertas que están las necesidades de los mestizos bajo mi propio ojo. Comida, ropa y demás suministros, todo pasando por el mercado negro. 
-Que altruista de tu parte Iason – Riki casi vómito las palabras.
-De ninguna forma es desinteresada – aclaró Iason cerrando los ojos por un momento – Si no me hago cargo pronto otro lo haría, Katze estableció una red segura y ordenada donde antes sólo había caos, el mercado negro es un negocio muy rentable. 
Riki se giró mirando al blondie con irá. 
-¿Qué quieres decirme con todo esto Iason? Mierda que no te entiendo.
- Una palabra mía y puedo hacer que me escuchen, pero podrías estar detrás de todo esto – Iason sonrió de lado ante el cambio de expresión de Riki. Más calmado hasta sorprendido – Eres inteligente Riki, un líder. Estudia, edúcate y lee mucho. Podrías encontrar una forma de lograr un cambio significativo. Planifica. Ser un líder es también ser visionario, si te concentras lograrías algo importante.
 - ¿Me estás jodiendo Iason? 
- Cuándo tengamos una base para modificar, cambiar o implementar nuevas leyes en Amoi iré a ver a Júpiter. 
Riki pensó rápidamente cómo le hacía sentir todo esto y encontró principalmente miedo.
-Si vas donde Júpiter con una mierda tan grande, te arriesgas a enojarla ¿Sí luego quiere borrarte la mente? 
Iason sonrió pasando el brazo detrás de la cintura de Riki y atrayéndolo en un abrazo, busco sus labios a pesar de que el joven alejó su cabeza. 
-Júpiter ya ha cambiado las reglas por mi antes ¿No? Ante un beneficio mayor Júpiter será racional.
-¿De verdad crees que puedo lograrlo? ¿Que podemos hacer algo para… cambiar a Amoi?
-Eres un mestizo y conoces la vida de las mascotas. Puedes hallar la base para una reforma en Amoi.
-¿Yo? 
Riki bajo la mirada, permitiendo que se nuble con repentinas lágrimas, su boca una línea recta.
-katze sería un maldito bastardo en esto. Tendría una nueva ley en dos días con su ayuda.
Iason apretó su abrazo.
-Si, Katze nos hará falta.
 
 
 
Notas finales:

Déjame saber lo que piensas!

Nos leemos


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