La idea de Dumbledore de llevarlos a todos a Grimmauld place como un lugar más seguro aquella noche a Lucius no le pareció la mejor idea. El ambiente festivo había sido roto por el ataque de los mortífagos, pero para él más que ninguna otra cosa fue el bombazo del embarazo de Tonks.
Remus se había mantenido callado y taciturno toda la noche, a su lado, sí. Pero ausente, la del pelo rosa se había ido con su madre, su padre y el gnomo gruñón de pelo rojo, que parecía ahora su guardaespaldas.
Sus planes de copular hasta el alba tenían pocos visos de realidad, pero Remus no soltaba su mano, y eso, dada las circunstancias era bastante.
¿Habían roto? Para Lucius sí, pero claro que la chica estuviera embarazada lo complicaba todo, al menos no parecía querer la presencia de Remus en sus vidas. Gracias a Merlín.
Si Dumbledore volvía a ofrecer una ronda más de caramelos de limón Lucius iba a robar una varita y hacérselos comer todos. ¿Y ese hombre le hacía cagarse en los pantalones a Voldemort?
Vio a su mujer y a su hijo hablando y apretó la mano de Remus, este le miró casi sin verle. Su veela ya estaba empezando a lloriquear, pero Remus estaba allí con él, ¿no?
El veela le sacó la lengua, ¿por qué le había tocado esa criatura de todas las que existían?
Narcisa le sonrió y Draco compuso una sonrisa complice.
—¿Te sirvieron mis consejos, no?—dijo con una ceja alzada y el pescozón que le dio Lucius no lo pudo esquivar.
Narcisa sonrió y no pudo evitar pensar en que en el fondo, pasara lo que pasara ellos serían su familia y se habían arriesgado los unos por los otros. Quizás él no había tomado las mejores decisiones pero siempre pensó en ellos y en ponerlos a salvo aunque fuera en el bando más peligroso, pero el que le había tocado por herencia.
Miró a Remus, ¿no merecía él algo similar ahora que su ex pareja había revelado que el hijo que esperaba era suyo?
Su parte más egoísta le decía que no, pero la otra, la que haría cualquier por su familia le decía que sí.
—Cariño, no es buen momento, estamos en medio de una guerra.
—Por eso mismo, madre. ¿Y si nos morimos?—contestó Draco.
—Aquí nadie tiene permitido morirse—se reincorporó a la conversación Lucius.
—Quiere casarse—le dijo Narcisa.
—No.
—¿Cómo que no? Soy mayor de edad, puedo casarme con quien quiera, Harry es mi destinado y vamos a vincularnos.
Lucius lo miraba costándole no ver al niño de cinco años que hacía berrinche por cualquier cosa.
—¿Sabes lo que le pasa a un veela que se vincula si su destinado se muere?
Draco corrió los ojos hacia Harry que no dejaba de mirarle junto a los Weasley.
—Te mueres, Draco, te mueres entre un dolor indescriptible—contestó por él Lucius.
—Pero yo le amo—gimió compungido.
—Pues si él lo hiciera no te dejaría cometer una estupidez tan grande cuando tiene una diana en la frente.
Draco volvió a mirar hasta Harry que ya se estaba acercando preocupado.
—No lo sabe—reconoció Draco.
Narcisa asintió, Lucius miró a Remus que aún estaba cabizbajo mientras Greyback, que se había acoplado a ellos, le miraba.
o0o
—Cachorro, arriba ese ánimo, estamos vivos y conservamos los huevos—le gruñó Fenrir a Remus.
Remus sonrió de lado, ese hombre estaba como una cabra pero era lo más parecido a un padre que tenía.
—Además, ese niño es tuyo, y va a seguir siéndolo estés con ella o no. Yo creo que has salido ganando, un hijo y un novio caliente—le dio un codazo alzando sus gruesas cejas—. Estoy orgulloso de ti.
Remus miró a Lucius que estaba siendo tajante en algo respecto a su hijo, la mirada fija de Harry al trío le dijo que iba a ser mejor que se enterara pronto.
—Oye, y ese—señaló a Bill Weasley—el rojito, ¿tú sabes si le van las varitas? Tiene cara de que le gustan las grande, ¿no?
—¡Fenrir!—exclamó Remus con el gesto torcido, para él Bill no era más que un niño aunque debía tener veintimuchos.
—¿¡Qué!?—se sobresaltó—.Me he enamorado. Y yo creo que le gusto, mira, ves, me mira.
Remus cabeceó, pero lo cierto es que Bill los estaba mirando que fuera porque le gustara el lobo más mayor era ya mucho decir. Lo mismo quería arrancarle la cabeza como su hermano había intentado.
No sabía qué sentir sobre que Tonks se hubiera ido con él, no eran celos por ella, al menos eso lo tenía claro. Pero él... él parecía muy cercano y por añadidura a su futuro hijo.
Menudo desastre, pero no podía obviar que una parte de él estaba alucinado, y emocionado. ¡Un hijo! Iba a tener un hijo.
—Si los hombres pudieran quedarse embarazados a ese rojito le hacía un par de camadas seguidas.
Remus cabeceó, Fenrir era tan animal que al final hasta tenías que reírte. Y reírse en ese momento tan tenso a Remus le vino bien, también su enorme brazo dándole un consuelo mudo que solo él sabía dar.
Lucius le estaba mirando, y sintió que aunque la celebración había ido de mal en peor no tenía porqué acabar tan mal.
Lucius brilló, literalmente brilló, y a Remus le pareció el mejor regalo de Navidad.