Tonks estaba vistiéndose con el uniforme reglamentario de auror, Charlie la miraba ceñudo.
—No creo que debas ir a trabajar en tu estado—por la cara de Tonks sabía que la estaba cagando.
—Estoy embarazada no enferma—dijo ella en un tono bajo y peligroso. El color de su pelo en su habitual rosa chicle llevaba demasiados días de un rosa muy oscuro.
—Es que no quiero que te pase nada.—Se levantó desnudo de la cama Charlie.
—No va a pasarme nada.
Para Charlie aquello no había comenzado como a él le hubiera gustado, pero al menos había comenzado, e iba a quedarse, él sí iba a quedarse. Al menos hasta que Tonks le dejara, y últimamente tenía la sensación de que él solo estaba siendo un arreglo pasajero.
—Nena...
—No me llames así—se quitó a Charlie de un manotazos.
Al parecer lo de quedarse estaba a punto de irse a la mierda.
—Mira, esto no está bien—dijo Tonks—. No está bien.
—¿Por qué?—se cruzó de brazos Charlie—Porque todavía piensas en él, ¿no?
—No, no es solo por eso, tú y yo somos amigos y a este paso nos vamos a cargar hasta eso.
—Quizás ha sido un poco pronto—terció el pelirrojo—. Lo sé, pero tu amigo voy a ser, ahora y siempre. Si no quieres que sigamos acostándonos, vale. Pero no voy a dejar de estar aquí, para ti—le acarició el hombro—y para él—acarició su vientre—, o ella.
—Él.
Charlie abrió los ojos, y luego sonrió.
—Lo supe la semana pasada, es un niño.
Charlie la abrazó, le había gustado Tonks desde que iban a la escuela, creía conocerla un poco y que se defendía atacando era algo muy típico en ella.
Y últimamente atacaba mucho.
—¿Cuando vuelves a Rumanía?
—Estoy pensando en pedir un traslado, la distancia empieza a pesar, y las cosas por aquí se están complicando de verdad.
—Entonces no es solo por mí—dijo como si eso le quitara un peso de encima.
—Tonks, tú decide por ti, yo lo haré por mí, y quiero volver a Inglaterra.
Tonks le besó y ese día después de su turno volvió con él, volvió a sus brazos, a su cuerpo, y a sus brazos.
o0o
Ese fin de año Remus llevó a Lucius, Harry y Draco con la manada a celebrarlo.
Era un momento único para ellos, saberse vivos y juntos. Quizás al año siguiente pudiera llevar a su hijo pensó al ver a Sam y Lucas hacer el tonto delante de Harry.
Los miembros de la manada estaban contentos de tenerlos allí, y Harry se había convertido en toda una atracción. Draco no se movía de su lado, de un modo bastante protector, de hecho no le extrañaría que de un momento sacara sus alas y los cubriera a ambos.
Miró a Lucius, y le apretó la mano, ¿cómo habrían sido sus alas? Tenía que verse impresionante con ellas, estaba seguro.
Fenrir los saludó, no llevaba tanto lejos de la influencia mortífaga pero se le veía bien, bastante bien. Él le había pedido que los dejara, que encontrarían otro modo de solucionar sus problemas como hombres lobo. Y una traición como la suya no iba a ser rápidamente olvidada, tampoco la de Lucius.
Se inclinó para robarle un beso al rubio que le miró complacido después.
—Este sitio no está tan mal, siempre y cuando no nos acerquemos a la parte de recolección—dijo Lucius mirándolo todo decorado con cientos de pequeñas luces.—Explotador.
—La vida aquí es bastante dura, algún día podremos salir, podrán tener una vida mejor.
Lucius no dijo nada, su historial de aceptación era dudoso, lo cuál era sorprendente a ser él mismo una criatura, pero Remus no juzgaba los secretos de los demás. A él le había costado mucho aceptar quién era y a dónde pertenecía.
Pero se sentía bien tenerlo allí, en su hogar, como ya le había dicho Fenrir.
Las celebraciones fueron divertidas, llenas de cantos, risas y mucho alcohol, la resistencia de los lobos al alcohol era muy alta.
La mañana del 1 de enero de 1998 fue muy placentera, se había enterrado en el cuerpo de Lucius y este le recibía gustosamente ¿se podía volver adicto alguien a otra persona? Para Remus parecía ser que así era, y una pequeña parte de sí mismo se quejaba de no haber podido hacer eso antes, de haber encontrado a Lucius, de haber desencadenado todo aquello. ¿Qué hubiera pasado si ellos dos hubieran estados juntos desde Hogwarts?
Pero los "y si" solían hacer más daño que bien, él lo sabía por experiencia.
Los excesos de la noche anterior se notaban en la tranquilidad del campamento, unos momentos de calma bastante agradable. Su lobo necesitaba la naturaleza, y llevaba demasiado tiempo sin dársela.
La cabaña de Fenrir estaba en el centro, como la de cualquier buen alfa, por eso verlo salir junto a Bill Weasley no iba a ser algo discreto. Fenrir sonrió, Bill parecía que quería que la tierra se lo tragara.
Pero al alfa le importaba una mierda que Remus los mirara, ni lo soltó ni le dejó de besar. Remus se fue hacia las cocinas, a donde se dirigía para llevarle algo de desayunar a Lucius.
Fenrir acompañó a Bill a la zona de desaparición y luego se reunió con Remus en las cocinas.
—Al final sí resultó ser de varitas—sonrió Remus.
—Y de varitas grandes, muchacho.
Remus se puso tras los fogones y Fenrir le iba dando ingredientes cuando vieron aparecer la cabeza despeinada de Harry.
—Buenos días—saludó.
—Los mejores cuando un hombre entierra su hacha en un buen culo—sonrió Fenrir alzando su taza de café.
Harry abrió muchísimo los ojos, Remus solo cabeceó, era lo que uno solía hacer cuando llevaba mucho tiempo con Fenrir.
—No le hagas caso—contestó Remus.
—Pero si él chico sabe perfectamente de qué hablo, ¿a que sí Potter?—le dijo Fenrir giñándole un ojo—. Lo que no te recomiendo es el lugar en el que lo hicisteis, las ortigas te joden las rodillas.
Harry enrojeció, al parecer Fenrir los había pillado en un momento de emoción, y lo que pensaban privado no lo era tanto.
—No te avergüences, es natural y lo mejor que hay en esta vida.
Al menos dejaron el tema sexual por un rato, y hablaron más sobre planes de guerra y cómo estaban las cosas por allá afuera.
Cuando Harry volvió a la cabaña donde había dejado a Draco con huevos, baicon y café, el rubio aún dormía.
Lo dejó todo sobre la mesa y se inclinó para besarle.
La noche anterior no había sido su primera vez, ellos, bueno, ellos habían hecho cosas. Pero sí había sido diferente, no sabía si era por la noche, por estar debajo de las estrellas, pero algo había sido diferente y especial. Había sido la mejor noche de su vida, se había sentido conectado con Draco a un nivel tan íntimo que no era algo solo de cuerpos, era de almas, de magia, se habían tocado, se habían unido y separado.
Harry estaba loco de amor, más si cabía y quería casarse con Draco. Se lo había propuesto en un arrebato de romanticismo en una de sus escapadas al bosque para que Draco volara.
Lo había visto descender hasta él, brillante, hermoso y queriéndole tanto que se lo había propuesto y Draco lo había elevado con él diciendo que sí.
Pero lo de la noche anterior, lo de la noche anterior había sido "mágico".
Besó el pelo de Draco cada vez más largo, y este arrugó la nariz quejándose en sueños.
—El desayuno está servido—le susurró.
Draco se removió haciendo que sus pestañas claras se agitaran acostumbrándose a la claridad.
Harry tardó unos segundos en darse cuenta, pero los ojos grises de Draco ya no lo eran, eran completamente verdes, verdes como los suyos.
—Draco, tus ojos—gimió haciendo que Draco acabara con las hebras de sueño que aún le atrapaban.
Dio un salto saliendo de la cama para ponerse delante de un espejo.
Se miró, abrió mucho los ojos, giró hacia izquierda y derecha.
—¡Por las sagradas pelotas de Salazar Slytherin! Mi padre me va a matar.
Harry estaba a su espalda, mirándolo de un modo incrédulo.
—¿Qué pasa?
—Nos hemos vinculado, mírate.
Harry se miró en el espejo, él no notaba nada extraño, hasta que se acercó más y rodeando sus pupilas había una línea clara, del mismo tono que habían sido los ojos de Draco.
Harry le abrazó, sintiéndose la persona más feliz del mundo. Draco nunca le contó lo que significaba para él vincularse. Y quizás ya fuera un poco tarde.
Draco tomó su varita y se lanzó un pequeño hechizo para camuflarlo, no lo había hecho de un modo voluntario pero prefería darles la noticia a sus padres tras la protección de los muros de Hogwarts. Un veela enfadado no era lo mejor para comenzar el año.