El cricante sonido del fuego ambientaba la sala, dejando un leve olor a ceniza de puro y restos de cigarro. Nubes de humo enfrentándose entre sí empañaron la imagen de dos hombres, uno sentado frente al otro, separando el espacio del otro con la pesada mirada.
Haruki daba otra bocanada al puro, sin separar la mirada del menor frente a él, que con una seductora mirada, también tomaba una bocanada a su cigarrillo. Pudo sentir un escalofrío recorrer su espalda ante la mirada del pelinegro, que por alguna razón le ponía los pelos de punta, pues aún siendo más bajo que el y a palabras de su padre “ un debilucho” la verdad es que era bastante intimidante.
.-Bienvenido- interrumpió sus pensamientos la voz de Damián, quién le brindaba una suave sonrisa dejando a un lado su cigarrillo.
.-¿Bienvenido?-preguntó Haruki inocentemente ante el repentino cambio de actitud de Damián hacía su persona.
.-¿Eres mi guardaespaldas no es así? Bienvenido entonces- si bien sus palabras parecían cálidas y acogedoras, Haruki no podía ignorar el sentimiento de amenaza que Damián le causaba, como si esa fuera una introducción hacía su mayor pesadilla.
.-Me alegra mucho reconsideradas mi propuesta, mis intenciones no son malas-explicó con una sincera sonrisa, cosa que hizo alzar la ceja instintivamente a Damián.
.-Reconsiderara-corrigió.
.-¿Perdón?-
.-Reconsiderara, soy tu jefe, por lo que no puedes tutearme o tener ese tipo de confianzas conmigo- explicó levantándose lentamente de su lugar y una vez de pie caminó hacia él, paso a paso, a manera sigilosa, tal vez amenazante, cuál espiritualidad felina.
.-Reconsiderara- se corrigió Haruki, tragando saliva al encontrarse con un pelinegro bastante cerca a su cuerpo.
.-Aprendes rápido-burló, para entonces tomarlo de la barbilla- Estás aquí gracias a mi padre, y así como llegaste, tan solo en unos segundos, así de fácil puedes irte. Mi seguridad nunca ha sido un problema, por lo que es probable seas un simple adorno-expresaba con una retadora sonrisa mientras desviaba la mirada a los labios del mayor- Hoy eres un simple perro, como todos mis empleados ¿Entendido?-le ordenó haciendo a Haruki fruncir el ceño, vaya que el chico lo hacía enojar, con su terrible complejo de superioridad y egocentrismo, siempre recordándole las maneras en las que Damián era mejor que él y que al final del día él siempre sería el verdadero hijo de Hugo.
.-Entendido-contestó Haruki alzando la mirada, clavándola fijamente a la de Damián, para después tomar la mano del menor, que se encontraba en su barbilla y posarla frente a él, para después hacer algo que sabría haría perder la cabeza al chico.
La mano de Damián fue suavemente besada por Haruki, dejándolo helado, con una expresión de tal vez ira, sorpresa, verguenza, ni siquiera él lo podía descifrar.
.-Lo cuidare con mi vida, hasta exterminar la mía, joven Damián-expresó en promesa sin soltar su mano, tal gesto hizo rabiar a Damián, haciendo que con un gesto rápido arrebatando su mano de la de él, provocando que se alejase.
.-tch-expresó entre dientes, acomodando la manga de su camisa, un sonrojo recorría su rostro, uno que por supuesto se lo atribuiría a la ira ante tal gesto.
Tres golpes contra la puerta, hicieron a los chicos volver en sí, dirigiendo la mirada hacía ella.
.-Damián, el consejo tiene que hablar contigo-informaba una voz desde el otro lado de la puerta.
.-Iré en un rato-respondió, instintivamente volviendo a alzar la barbilla y acomodando su ropa, para después caminar hacia la salida.
.-Espere-caminó más rápido Haruki, colocándose frente a él- lo acompañare, desde hoy no puede ir a ningún lado sin mi compañía- explicó.
.-Que molesta mosca, entonces haz tu trabajo y camina conmigo-dijo a regañadientes caminando hacia la puerta.
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Entre bucherios y comentarios al azar se podía traducir un poco lo que acontecía en la junta, pues a opinión mayoritaria Damián no era la persona correcta para liderar el negocio.
.-No podemos dejar un negocio tan grande en manos de un mocoso, es irresponsable, inmaduro, delicado-explicaba un hombre de bigote grueso, apoyado por su amigo.
.-Al primer disparo saldrá huyendo, y a la primera rabieta nos disparara a todos ¿Qué nadie recuerda lo de la mañana? Estuvo a punto de asesinar a nuestro colega-explicaba el amigo con gran ira.
.-Damián se ha criado en este negocio desde pequeño, y da igual lo que nosotros opinemos, pues fueron ordenes de Hugo-expresó Tomas.
.-¿Y qué más da lo que haya ordenado Hugo? Ya está muerto, y este negocio necesita alguien de zapatos firmes, no un mocoso-explicó Paco.
Desde fuera Damián se encontraba frente a la puerta, congelado, apretando el puño, consciente de aquellos comentarios, y temeroso ante perder la oportunidad de demostrarle al mundo, de demostrarse a si mismo, que era capaz.
Esto no paso por alto ante Haruki, quién lo veía congelado frente a la puerta, finalmente tirando esa fachada con la que se solía cubrir, revelando a este pobre chico que tuvo que nacer en la familia equivocada, a este chico solitario que hoy debía comportarse como alguien aún más grande que Hugo, un mafioso experimentado desde hace años. Le gustaría negarlo, pero por unos segundos, Haruki moría por darle consuelo a aquel, que apretaba su camisa y miraba fijamente la puerta con temor.
Damián alzo la barbilla, aflojo las muñecas y echó un suspiro, repitiéndose una y otra vez lo que se decía cada mañana “tu puedes” y entonces, abrió las puertas, callando las bocas de los presentes.
Quería gritar, estallar, y amenazar con su arma a los presentes, quería golpear en iracundia a aquellos que tomaban a su padre como otro perro más, muerto, quería explotar, quería que le temieran, pero eso, solo les daría la razón.
.-Buenas tardes a todos- saludó mientras acomodaba el botón de su saco y proseguía a sentarse, Haruki lo seguiría para después permanecer a su lado de pie.
.-Es el chico de la mañana- comentó Paco mirando a Haruki.
.-¿Qué hace acá el hijo de Hugo?-preguntó un hombre, la verdad Haruki no lo podía negar, cada vez que se le describía como el hijo de Hugo, su corazón saltaba en alegría.
.-¿Hablaremos de mi empleado, o de lo que realmente les concierne, que es el liderazgo del negocio?-preguntó Damián arqueando la ceja, para después sacar un cigarrillo del bolsillo y encenderlo.
.-Tienes razón niño, debemos hablar sobre-
.-Damián-corrigió el pelinegro dando una bocanada a su cigarro.
.-Damián-repitió el hombre- tu no puedes ser el líder de este negocio-expresó.
.-Y lo entiendo completamente-contestó Damián, dejando perplejo a los presentes, incluso al mismísimo Haruki, quién le dirigía una mirada confusa-Soy un hombre de menor edad que ustedes, además de tener un muy mal carácter y una paciencia medible con un grano de arroz, así que comprendo el temor-explicaba soplando una bola de humo de sus labios-Si bien, este negocio se trata de una magnifica inteligencia, también requiere el suficiente carácter, expresó entregando su cigarro a Haruki.- Y también, se necesita confianza-explicó- No soy un simple mocoso, no soy un simple niñete de papi que heredara los millones, tal como todos ustedes, me crie aquí, pero contrario a muchos de los presentes, no fue por decisión propia. Mientras muchos de ustedes hacían amigos en secundaría, yo aprendí a diferenciar las armas, mientras muchos de ustedes, aún sin estar conscientes en donde terminarían en un futuro, disfrutaban pijamadas, bailes de graduación, yo me encargaba de cuidar el dinero de la familia, aprender a lavar dinero y a manipular a gente con el triple de mi edad. Mientras muchos de ustedes, tuvieron que renunciar a una vida normal a los 30, 20s, yo lo tuve que hacer desde los 3 años, al saber que mis estudios serían en casa, y con una palabra clave “rosas” sabría que tendríamos que huir. Si bien, no soy como ustedes en lo absoluto, soy mucho mejor, pues mi personalidad, mi inteligencia, y mi habilidad fue entrenada desde el momento de mi nacimiento, ahora yo les digo, si buscan a alguien leal, alguien que de verdad pueda entregar su vida a esto, mírense alrededor, con familias, y millones, yo, tengo esto, esto es mi familia, y esta es la única memoria que me quedará de mi abuelo, mi padre y mis sucesores, por lo que mi fidelidad es casi una broma cuestionarla. Entonces los invito, a verme como algo más que niño, sino, como su líder más capacitado hasta el momento y si me lo permiten demostrar, mejor que el mismísimo Hugo-Concluyó para después tomar de nuevo su cigarro de la mano de Haruki y darle una Bocanada.
Un silencio llenó la sala, un largo silencio, y pesadas miradas de sorpresa que se dirigían a Damian, con una extra, la de Haruki, quién lo veía con admiración, pues no podía creer cómo alguien tan joven, podía darle frente a tantos hombres en sus 40 y dejarlos callados en su propio asiento, era admirable como alguien de apariencia tan bella y delicada que hace apenas unos minutos se encontraba en la entrada temblando, hoy se paraba con pasos firmes frente a un grupo de mafiosos.
Unos lentos aplausos felicitaban a Damián, se trataba de Tomas, que con una sonrisa le apoyaba desde su lugar.
.-Este chico, tiene las agallas suficientes para el negocio, la inteligencia, la perspicacia, y el talento, y yo, me comprometo, a entrenarlo como es necesario-explicó Tomas desde su asiento.
.-¿Y si falla?-preguntó Paco.
.-Entonces yo pagaré las consecuencias-explicó Tomas.
.-No tienes que-
.-Así va a ser Damián-interrumpió Tomas al pelinegro, quién le agradecería con la cabeza.
.-Pues felicidades- replicó Paco de mala gana.
.-Si es todo, me retirare compañeros, mañana mismo estaremos acá con un nuevo plan de negocios- dijo levantándose de su asiento-Estarán conformes con su decisión- exclamó para después caminar hacia la salida, haciéndole un gesto de seguimiento a Haruki.
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El día era soleado, algo de poco agrado para Damián, y al parecer también para Haruki, que no podía actuar su cara de molestia mientras recorrían los jardines de su casa.
Pronto llegarían a lo que parecía el final del jardín, pero Damián daría la señal de seguir, ambos pasarían una pared de hojas que los llevaría a un pequeño escondite con una fuente en el medio y grandes arbustos. El olor a rosas adornaba el sitio, y el canto del agua acompañaba la tarde.
El pelinegro prosiguió a tomar asiento en la fuente y cerró los ojos, Haruki lo admiraba de pie.
.-Siéntate-le ordeno, por lo que el mayor obedeció-Ya puedes irte- le sugirió Damián.
.-Como le comente, no puede estar a solas por un minuto joven Damián, es mi trabajo-explicó.
.-Ya veo-contestó en un tono de voz bajo, para después dirigir su mirada al agua-¿Te gusto el show?-preguntó.
.-Fue muy admirable para mi la manera en la que se expresó joven Damián, además de increíblemente fuerte para-
.-¿Para alguien como yo?-cuestiono sin separar la mirada del agua.
.-No me refería a eso-contestó Haruki.
.-Se la manera en la que todos me ven, se la manera en la que tu me ves, puedes dejar de ocultarlo- dijo pasando el índice por el agua, mojando un poco la uña-Se que ellos me verán igual- dijo entrecortando su voz, para después echar un suspiro.
.-La manera en la que lo vi, es muy contraria a lo que usted piensa-explicaba Haruki.
.-¿Ah si?-preguntó dirigiendo su mirada hacía el, una mirada nueva, podía apreciar su dolor, incluso aunque no hubiera lagrimas visibles, podía sentirlo-Ilumíname-le reto,
Haruki colocó una mano en su hombro, y sosteniendo la mirada le dijo:
.-Eres un hombre fuerte, con gran valentía, no para alguien como tú, sino para cualquier ser humano, pues yo jamás sería capaz de hablar con tal confianza y capacidad ante un grupo de mafiosos de edad avanzada-dijo con delicado sostenimiento a su hombro, un suave color rosado asomaba por las mejillas de Damián, haciéndolo desviar la mirada.
.-Es porque tu no te has criado en esta mierda, ese grupo de mafiosos para mi son simples conocidos que veía cada fin de semana-explicó.
.-Te equivocas, se equivoca-
.-No necesito tus elogios Haruki-contestó de mala gana Damián-Tu pago será el mismo, y no debes ganarte mi confianza o algo así, tu ya tienes por derecho parte de la herencia de mi padre-explicó el pelinegro frunciendo el ceño.
Ante aquel insulto Haruki tomó la barbilla de Damián, dirigiendo su cara hacia la de él, mirándolo con gran molestia.
.-Se queja de la manera en la que todos lo ven, sin embargo, usted me sigue viendo como una simple rata callejera. Se que esta acostumbrado a la traición y al abandono, y a que los lazos en este mundo se guíen por simple dinero-explicaba.
.-¿Y tu no eres así?-preguntó de manera sarcástica Damián.
.-No-
.-No necesito una lectura psicológica-interrumpió Damián, y apartó la mano de Haruki-Me molesta tu olor a puro, y me molesta la manera en la que crees conocerme-explicó apretando la mandíbula.
.-¿Y qué hay de la manera en la que usted cree conocerme?-contestó Haruki dejando frío a Damián.
Después de un rato de silencio ambos dirigieron la mirada hacia la fuente, escuchando el agua correr. Haruki miraba su reflejo, o eso pretendía, pues usaba el reojo para ver el de Damian, quien apenas lo noto, se encontraba triste.
.-Si vas a estar aquí-susurró en voz baja Damian- solo quiero darte una orden.
.-¿Qué pasa?-cuestionó Haruki.
.-Solo, ignorame-pidió con voz cortada Damián, quien no separó la vista del agua.
Haruki pudo ver la manera en la que pequeñas gotas caían a la fuente, pensando era lluvia, dirigió la mirada hacia Damian tratando de protegerlo, llevándose la gran sorpresa de un pelinegro que tenía lágrimas recorriendole las mejillas.
.-Solo ignorame-pidió nuevamente Damián, haciendo que Haruki desviará la mirada.
El mayor sentía un terrible dolor en el corazón, tal vez había sido demasiado duro con él, o tal vez aquella faceta que aún pretendía tener encima, podía resbalarse en sus momentos a solas. Aquel chico temeroso ante las puertas, estaba aquí de nuevo, derramando lágrimas sin separar la mirada de la fuente. Haruki miraba de reojo a Damian, quien con una expresión de maniqui continuaba derramando lágrimas, era inexplicablemente doloroso y a la vez ¿bello? de alguna manera y por alguna razón Haruki sentía la misma apreciación a las esculturas renacentistas talladas en marmol, pero también sentía un terrible dolor por ver al joven de aquella forma, algo que le molestaba un poco, pues era de suponer que alguien gozaría una persona tan egolatra se encontrara en llanto, pero no era así, solo podía, sentir, por el.
Sabe perfectamente que estaba ignorando ordenes, y que tal vez le costaría un tiro, pero algo lo arrastro instintivamente a tomar entre sus brazos al chico pelinegro. Ante la sorpresa del movimiento Damián daría un pequeño salto como reacción, tal vez por no estar acostumbrado por tal acción, o por quién la realizaría, y quedandose congelado, continuo derramando lagrimas. Damián sabía lo que estaba ocurriendo, y sabía lo que debía hacer, pero se encontraba tan cansado de mantener aquella fuerte postura que la calidez del abrazo de Haruki lo hizo derramar aún más lágrimas, que pronto seguirían con suaves sollozos.
.-Aquí estoy- le susurró Haruki, a lo que Damián intensificaría más su llanto.
Paso un buen rato en el que Haruki y Damian se mantuvieron en esta posición, sintiendo el calor del otro, y el dolor del otro, comprendiéndose tal vez cada vez más conforme pasaban los minutos, hasta que el pelinegro quedó seco y simplemente callado mirando la fuente, como era costumbre, su mente le ordenaba que debía separarse del guardaespaldas, pero algo más, le pidió que no se moviera, estaba cansado, drenado, y solo por hoy, quería ver la fuente en brazos de un desconocido, solo por hoy.