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The serpent born of the horcrux por Ryoshin Di Juri

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Notas del capitulo:

Hey, hola querida/o lector/a.

 

Este espacio es para dar explicaciones y avisos.

 

Para evitar confusiones, la utilización de "" es para los diálogos de la voz en la cabeza de Harry, a la que por fin le da un no

 

Sin más que decir, disfruten la lectura.

Los primeros días en Salem fueron tranquilos.

Saber que el señor Labou conocía tu verdadera identidad y aún a pesar de la mentira sobre quién eras no afectase su cariño por ti, te conmovió tanto como la ruta de escape.

No saliste de casa, si no que, te quedaste recorriendo y conociendo cada lugar. Después de todo, era casi tan grande como el orfanato.

La casa era en realidad una mansión pequeña de 3 pisos.

La primera planta contaba con 2 salas para visitas y un salón de baile, 2 comedores (uno para un total de 25 personas y otro más familiar) y las cocinas; la segunda planta estaba ocupada por una gran biblioteca, 2 estudios, 1 cuarto de entretenimiento y una sala de música dominada por un gran piano de cola negro.

La tercera planta a comparación era muy simple; tenía 8 habitaciones, de entre las cuales elegiste la tuya. Curiosamente, el elfo te comento que esa habitación había pertenecido al señor Labou.

Acostumbrarse a la casa no fue difícil, lo difícil fue acostumbrarse a la soledad.

En la casa de Salem solo estabas tú, la voz en tu cabeza y Yusk el elfo doméstico. Era un gran cambio después de todo, habías estado compartiendo vivienda con otros 47 niños.

Para mitigar la soledad hablabas mucho con Yusk sobre el señor Labou, conociendo más del hombre.

La voz en tu cabeza también se volvió más habladora, al ya no haber riesgo de que te creyesen loco por hablar a la nada.

"Debemos salir"

-pero no conocemos nada-

"Exactamente por eso debemos salir. Hay que reconocer el terreno"

-pero ¿no será extraño que un niño de 9 años este rondando por una ciudad completamente solo?-

El silencio empezó a reinar, ni la voz (a la cual en serio deberías ponerle un nombre, era cansado llamarla la voz en mi cabeza) ni tu sabían cómo proseguir, hasta que la aguda vocecita de Yusk te dió la idea que necesitabas.

-amo Harry, ¿Usted no toma clases?-

Al principio la pregunta los extraño a ambos, hasta que recordaste que justamente Yusk era el encargado de los niños de la familia Labou.

-las tomaba en el mundo muggle- contestaste apenado, recordando cómo actuaba Leopold cuando los mencionabas -pero sin documentos o un adulto capacitado, no sé cómo seguiré estudiando-

-por eso no puede preocuparse amito- soltó alegremente la criatura -Yusk puede hacer que el amo Harry pueda entrar en cualquier escuela muggle de Salem-

-¿Cómo puedes hacer eso?- preguntaste realmente interesado -para hacerlo se necesitan documentos y que un adulto se presente como tutor-

-fácil amito, el amo Leopold me enseñó como debo hacer aparecer documentos que sirvan en el mundo muggle y que si necesitamos algo del mismo debo pedirlo por carta-

La idea seguir estudiando en el mundo muggle no era atractiva en si, pero la oportunidad de no morir por la desesperación de estar encerrado mitigaba el disgusto de hacerte pasar por un niño muggle normal y corriente.

Además sería interesante ver si era cierta esa manera de pensar del elfo, en Inglaterra eso sería una locura.

"Observa y aprende como lo hace, si funciona puede servirnos a futuro"

Le diste la razón a la voz en tu cabeza, ese tipo de conocimientos siempre era útil. Más si tenías que volver a escapar.

Aceptaste la oferta de Yusk y 3 días después de observar como el elfo hacia documentación y envía las peticiones, Una carta con la respuesta la aceptación para tu inscripción llegó a medio día.

-wow eres genial Yusk- felicitaste al elfo, que adquirió un gesto mortificado por el cumplido.

-él amo Harry necesitará comprar útiles- mencionó ya más tranquilo el elfo.

-pero no sé a dónde ir-

-podemos ir al centro amito, yo me mantendré invisible, le explicaré dónde y cómo pagar-

-gracias Yusk- dijiste verdaderamente agradecido -no sé qué haría si no estuvieses aquí-

El elfo avergonzado se retiró después de acordar que irían al día siguiente.

"Bueno, así tenemos una forma asegura de salir de aquí"

-¿no te molesta que tengamos que ir una escuela muggle?-

"No es que sea mi idea favorita, pero es una buena forma de reconocer el terreno y analizar nuestro entorno"

-ahora que lo pienso, ¿Tienes un nombre o algo así?-

"Por supuesto que tengo un nombre, realmente eres un mocoso tonto si es que apenas te das cuenta de que nunca te molestaste en preguntar"

No dijiste nada en tu defensa, solo sentiste el calor en tus mejillas culpa de un muy seguro sonrojo.

"Mi nombre Tom"

-es un nombre común- exclamaste casi decepcionado.

"Que esperabas, ¿un nombre ridículo como Saladim o algo así?"

La burla de la voz compartía mucho de desprecio, era impresionante como algo que solo estaba en tu cabeza podía lograr cosas así.

- ya es hora de la comida- dijiste desviando la conversación sin la más mínima intención de hacer de este nuevo descubrimiento un discusión que, estabas seguro, te daría un dolor de cabeza que duraría todo el resto de la tarde.

El resto del día paso, con una excitación formándose lentamente. La ansiedad se enquistaba en tu interior junto a los planes que armabas junto con "Tom".

La noche paso en un parpadeo, y la ansiedad te hizo despertar con la salida del sol.

-rayos- un simple Tempus conjurado te dijo que apenas eran las 6:20 de la mañana, y no se irían hasta las 10 -y ahora, ¿qué se supone que haga con estás casi 4 horas que faltan?-

La pregunta que hiciste fue pura retórica, pero Tom lo tomo como una oportunidad de regañarte.

"Bien podrías aprovechar el tiempo, no haz estudiado nada desde que Leopold falleció. Ya ha sido suficiente tiempo para lamentos y desidia"

La mención de tu mentor lanzo un dolorcito punzante en tu pecho. Pero sabías que Tom tenía razón, el conocimiento era necesario.

Tomaste una ducha rápida, te vestiste con unos jeans y una playera verde.

"Te ves tan muggle"

Rezongo Tom.

-esa es la idea, no podemos resaltar cuando estemos explorando- le dijiste con una sonrisa socarrona -sabemos que le pasa a las personas mágicas en esta ciudad-

El recordatorio de las horas de estudio sobre historia te hicieron ganarle haciendo a Tom guardar silencio.

Sin más dilación, saliste del cuarto caminaste hasta la gran biblioteca del segundo piso.

No te cansabas de verla, era espléndida con sus altos libreros distribuidos a los costados del ventanal que dominaba un cuarto de la pared central. El señor Labou te había dejado un gran amor por los libros.

Sin saber realmente con que empezar, con un simple accio bajaste un libro de lomo granate.

Al abrirlo descubriste que era un libro sobre criaturas. Su portada impresa en letras doradas rezaba '101 criaturas mágicas del continente americano'.

Te emocionaste y tomaste asiento en una butaca mullida puesta estratégicamente para que la luz del gran ventanal proporcionase una cómoda lectura.

Sin sentir el tiempo pasar, pegaste un bote sobre tu asiento cuando la voz chillona de Yusk te hablo demasiado cerca.

-es hora del desayuno amito- dijo alejándose un poco -después de que coma iremos al centro de la ciudad por sus útiles escolares-

El desayuno transcurrió  casi en un parpadeo. Te alistaste más lentamente, escuchando con verdadero interés toda información que Yusk te daba.

-y la moneda muggle americana es el dólar amito Harry, hay monedas de 1, 5, 10, 20 y 50 centavos, y dólares de 1,5, 10, 20, 50, 100 y 500-

-¿tienen el mismo valor de una libra esterlina 1ue un dólar?-

-no amito, el valor del dólar es inferior-

-bueno sin una base sólida de costo beneficio lo mejor será ver varias tiendas, comparar precios para ver qué es y dónde es mejor comprar-

Un asentimiento del elfo fue toda respuesta, tomaste un monedero que Yusk te había explicado previamente, te proporcionaría tanto dinero muggle como necesitases.

Al salir de la casa te diste cuenta que realmente no estaba escondida del mundo muggle. Tal como mencionase el señor Leopold, no había mejor forma de esconderse que a plena vista.

No estaba justamente en el centro de la ciudad, pero tampoco estaba escondida mágicamente ni alejada del todo de otras personas. Solo lo suficientemente lejos, como para que la magia no llamase la atención sobre el lugar.

Llegar al centro hubiese llevado mínimo una horrible hora de caminata, pero el elfo facilito el moverse usando la aparición para llevarlos a un callejón desierto muy cerca de la zona comercial.

"Mantente alerta, recoge toda la información posible"

Tal como Tom dijo, usando tu fachada de niño curioso en un lugar nuevo, analizaste el nuevo entorno en el que vivirias.

Salem no era una ciudad grande. Lo que si era una shockeante realidad, era como un perpetuo halloween parecía adornar las calles y tiendas.

"Es repugnante como usan la caza de pobres brujas y magos como una forma de ganar dinero"

No dijiste nada, pero estabas completamente de acuerdo.

Ignorando las horribles decoraciones, procediste a buscar lo que necesitarías.

Visitaste al menos 4 tiendas checando los útiles escolares, hasta que te decidiste por comprar ciertos artículos en cada una de ellas.

-gracias por tu compra- la agradable dependienta, una adolescente de unos 16 años te despidió amablemente.

Era la última tienda a la que necesitabas ir. Saliste pensando en sí sería una buena idea comer fuera de casa para analizar más terreno cuando una cuadrilla de chicos con edades similar a la tuya pasaron corriendo junto a ti, casi tirándole en su alocada carrera.

-atrápenlo, es un gato de bruja- la voz de uno de ellos te recordó horriblemente la voz de Duddly, por la malicia impregnada en su tono.

"Vayamos a casa, evita a esos mocosos"

Como una rara situación, ignoraste las palabras de Tom. Seguiste a los niños hasta un parque en donde el pequeño gato negro se encontraba agazapado sobre un alto árbol de gruesas ramas, huyendo de los rufianes que le tiraban rocas en su pueril afán por tirarlo del árbol

-no deberían hacer eso- le dijiste al que estaba más cerca.

Todos pararon al oírte, mirando en tu dirección.

-¿Y a ti quien te pregunto?- te respondió el chico que parecía ser el líder.

-sé que ninguno de ustedes, pero eso no evita que sepa que no deben molestar un animal indefenso-

-mejor lárgate chico, si no te tocará lo que a la bola de pelos- gruño el chico.

Sin duda alguna era un matón en formación.

"Se parece al obeso de tu primo"

No pudiste negar la comparación de Tom.

Los observarse bien. Eran 5 chicos, si bien no eran mucho más grande que tú, te superaban en número.

"Sujeta tu magia, no es un buen lugar para que la muestres"

La advertencia de Tom, te hizo darte cuenta que tu magia empezaba a liberarse.

-¿estás molestando a este chico Jhonny?- la voz molesta de una adolescente, como de unos 15 años, hgles hizo voltear a todos en su dirección - mamá ya te dijo que no puedes ir por ahí molestando a la gente-

La chica en cuestión tenía un gran parecido con el tal Jhonny, así que seguramente era su hermana mayor.

-en realidad no me molestaba- le dijiste, no con la intención de salvarlo, si no con la intención de culpabilizarlo por la falta real -estaba molestando a mi gato-

Si bien lo último era una mentira, una mueca compungida fue suficiente para que ella te creyese y mirara más molesta aún a su hermano.

-disculpa las molestias que este tonto te está causando- se disculpó mientras se acercaba a su hermano y le jalaba una oreja -no volverá a hacerlo-

-gracias- le respondiste con una sonrisa como la que usaban para encantar a tus cuidadoras del orfanato -solo espero que mi gato baje pronto, está aterrorizado- el dramatismo extra con un tono de voz preocupado hizo que ella te viera tal como querías, como una pobre víctima a la que ella debía salvar.

-no te preocupes, bajara pronto- y merecías un premio a tu actuación.

"Sin duda alguna te he enseñado bien"

El tono petulante de Tom casi te hizo rodar los ojos.

-todos ustedes váyanse a casa o le diré a sus madres lo que estaban haciendo- la amenaza fue suficiente para que los 5 chicos salieran corriendo tan rápido como pudieron.

-me llamo Carry Conely, ¿Cuál es tu nombre?-

-soy Harry Labou- te presentaste con el nombre con el que te darías a conocer en esa ciudad.

-Labou ¿cómo de los dueños de la mansión casi a las afueras?- la mirada impresionada de la chica te dió una pequeña satisfacción.

-sí, esa es mi casa- contestaste tranquilo, modulando tu voz para evitar un tono petulante.

-creo que esa casa estaba abandonada-

-bueno, lo estaba- te reíste quedito, tal como sabías que a las niñas del orfanato les gustaba -acabamos de llegar-

-o bueno, bienvenido a Salem, la ciudad de las brujas- ella te dió una gran sonrisa al mencionar lo último.

-gracias, espero conocer alguna- le dijiste, mitad en broma mitad en serio.

-bueno debo irme, disculpa otra vez por el comportamiento de mi tonto hermano-

Ella se fue y tú te quedaste  pensando.

-sería buena idea tener una mascota- soltaste al aire, esperando que Tom respondiera.

"Nunca está de más tener un familiar. ¿En qué tipo de mascota piensas?"

-bueno dije que el gato era mío, tal vez adoptarlo si no tiene dueño sea buena idea-

Mirando a tu alrededor y confirmando que no había nadie cerca, usaste tu magia para atraer al gato a tus brazos.

El felino se comportó dócil, mirándote con sus grandes ojos verdes. Lo examinaste y no encontraste ninguna señal de que tuviese dueño.

-qué te parece ser mi nuevo familiar-

Sin esperar respuesta, llamaste a Yusk y ambos volvieron a casa.

 


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