Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inesperado por iscristin

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! He vuelto con un nuevo capítulo. Este se puso bsatante bueno; el drama se hizo presente, por lo que no se lo pueden perder. Mucahs gracias por su apoyo y por darle la oportunidad a estar historia. 

Se que no es una pareja comun y tal vez no están acostumbrados a ello, pero a mi me agrada el constraste que generan estos dos personajes.  Ojála lo disfruten mucho. Aqui se los dejo.

Seiya se escapó anoche y no le dijo a nadie a donde fue... ¿acaso eso le traerá problemas?

-Despierta pony travieso- Le susurro Deathmask sensualmente a Seiya en el oído, recargado en la cama sobre él.

Era muy tarde. Eran casi las dos, y Seiya estaba profundamente dormido sobre la cama del italiano; su deplorable apariencia lo hubiera hecho pasar por un muerto fácilmente. Aquella noche de excesos iba a costarle bastante cara.

Seiya empezó a reaccionar lentamente, movía su cuerpo como si estuviera reviviendo en vez de despertando; abrió sus ojos lentamente mientras se los tallaba y su mirada se topó inmediatamente con los ojos azul profundo de Cáncer que lo miraban divertido. ¿Qué hacía en su cuarto, en su templo incluso? Era muy temprano y aquel día no tenían que entrenar, no tenía que despertar todavía.

Entonces todos los recuerdos (o los fragmentos que quedaron) vinieron a su cabeza como un tsunami y volvió a la realidad. Había tenido un encuentro de tipo sexual muy ardiente con Deathmask, y se había quedado a dormir en su cama abrazado a él en vez de volver a descansar a su templo. Madre mía.
Y es que, cuando volvían de su noche de juerga, habían corrido desesperados para llegar antes de que todos despertaran, tal vez así nadie notaría que no estuvieron ahí en primer lugar; el plan era que Seiya volviera a su templo antes de que amaneciera. Dormir y fingir demencia total si acaso Aioros preguntaba algo después; pero Seiya estaba demasiado “alegre” y su cabeza no pensaba en hacer cosas inteligentes; cuando llegaron al templo de Cáncer se abrazó del otro como un mono mientras reía atontado, le repartió besos a diestra y siniestra, y como no, se aferró a quedarse ahí a dormir con él. Sobra decir que el otro no le dijo que no. Se quitaron la ropa mojada por la lluvia y durmieron abrazados como un par de novios recién casados.
Se levantó estrepitosamente y todo el peso de la noche anterior lo golpeó con todo a su humanidad, le dio el golpe final, el “fatallity”; le empezó a doler la cabeza como nunca en su vida (y mira que se había dado bastantes golpes en ella), su cuerpo se sentía pesado como una piedra, estaba mareado, asqueado, con una ganas de morir asquerosas y odiando con toda su alma y corazón las bebidas que había tomado ayer. Nunca más, se dijo, iba a volver a tomar.

-Tranquilo, te vas a sentir como una mierda un buen rato, no intentes luchar contra ello- le dijo el mayor con una sonrisa burlona –te dejé algo de desayunar en la cocina, y lavé tu ropa que estaba asquerosa, te la dejé ahí en ese mueble- señalo su buró de cama – te recomiendo que te vistas y comas rápido, seguramente tu maestro debe preguntarse dónde estás.
Aioros.

-Dios mio- Se levantó casi volando, como si tuviera un resorte en el culo, pero termino cayendo ruidosamente, el mayor se largó a reír mientras el otro se deshacía en vestirse como podía, mareado y molesto. -Death. ¿Cómo carajo estas tan tranquilo? Mi maestro va a matarme. Va a matarnos y va a colgar nuestras cabezas en la pared. Dios, ¡no debí beber tanto!
Deathmask al fin se levantó de la cama y se acercó a él; tomó su barbilla delicadamente y le depositó un beso dulce pero apasionado en los labios. Fue entonces que Seiya logró calmarse, su cuerpo dejó su postura rígida y mejor se dejó llevar en los brazos de aquel maravilloso hombre mientras sentía como mariposas volaban alegremente en su estómago con aquel beso. Se separaron y el dorado le dijo mirándolo a los ojos intensamente:

-¿Recuerdas algo de anoche?-

Oh si.

-No se sí recuerdo todo… pero recuerdo lo necesario- Dijo mirando a un lado, totalmente abochornado y rojo como un tomate.

Deathmask le sonrió pícaramente mientras lo pegaba a su cuerpo, le puso una mano en el trasero juguetonamente y le dio una “palmadita”. Le parecía risible que se portara tan tímido y vulnerable ahora cuando ayer se portó como un animal en celo en sus brazos. En fin, la hipocresía. Seiya no podía alcanzar un tono más rojo en su rostro. Le susurro el mayor en el oído:
-Yo lo recuerdo todo perfectamente, incluso nuestra sesión de “limpieza” en el baño pegasito… Espero que no estés arrepintiéndote ahora de ello- dijo sensualmente mientras comenzaba a besaba el lóbulo de la oreja.

Seiya estiró el cuello y se dejó hacer mansamente con los ojos cerrados, su corazón latía con tanta fuerza que creía que se le saldría del pecho en cualquier momento; intentó calmarse para no desmayarse ahí mismo, volteó a verlo con toda la intensidad de sus emociones a flor de piel, y dijo con toda la seguridad que le caracterizaba –No, no he olvidado nada, y mucho menos me arrepiento de lo que pasó… todo lo que hice lo hice con total convicción y deseo; y si pudiera repetir el momento otra vez, tomaría las mismas decisiones que tomé ayer- su voz, sus ojos y su energía no daban lugar a la réplica.

El peliazul vió toda la honestidad y convicción inyectada sobre esos hermosos ojos marrones, en los que podía perderse por la eternidad, y no pudo sino besarle nuevamente con el sentimiento cargado con fuerza sobre sus labios, esas palabras le llegaban profundamente al corazón, incluso si todo había sido tan precipitado, si había sido un arranque de lujuria y pasión, para él ese niño alegre y ruidoso se había vuelto una necesidad básica, lo necesitaba ardorosamente como al aire que respiraba y no iba a dejarlo ir tan fácilmente. Primero que le arrancaran los pulmones.

Estuvieron así un rato bastante largo hasta que retomaron la cordura; Seiya tenía que mostrar signos de vida o probablemente iba a morir ese día en manos de su maestro. Bueno, no realmente, pues Aioros le quería demasiado para hacer algo así pero seguramente iba a reprenderlo como nunca en la vida y le iba a poner el entrenamiento más agotador que se le ocurriera. Qué bueno que hoy no tenían que entrenar aun. Se vistió y desayuno junto con el mayor y se preparó para irse hacia su templo.

Estaba a punto de partir, pero, necesitaba hablarlo, ponerle palabras a aquello que sentía o iba a explotar en cualquier momento, así que volteó a ver al italiano con algo de vergüenza:

-Deathmask…

-¿Qué pasa?- esa mirada tan intensa como un mar profundo no lo ayudaban a calmar sus nervios

-Necesito saber… yo…nosotros-

No necesitó más. Lo tomó por la cintura y con la otra mano lo tomó por la nuca y le obligó a mirarlo a los ojos mientras le decía:

-No hay nada que explicar… tú lo dijiste muy claro anoche mientras gritabas de placer en mi oído.- Seiya se puso rojo nuevamente, el dorado quería hacerlo morir de vergüenza- Eres mío, y no puedes arrepentirte de esas palabras… así como yo soy tuyo, si quieres llamarme novio, amante, pareja, lo que tú quieras, pero nos pertenecemos, y no voy a dejarte ir…-

- No voy a irme a ningún lado... es a tu lado donde yo pertenezco- le dijo mirándolo a los ojos y procedieron a besarse nuevamente, con una posesividad absoluta y la convicción de que se querían el uno al otro intensamente.

Seiya terminó de vestirse lo mas rápido que pudo, estaba disfrutando al máximo estar con el pelizaul pero tenía que dar signos de vida en su templo. Se alistó, comió algo rápido de lo que le había preparado el mayor y se dispuso a irse. Ya en la entrada del templo, simplemente se despidió con la mano, pero el de Cancer no le permitó irse tan fácil; lo jaló del brazo y lo beso con pasión ahí mismo; podía pasar cualquiera y verlos. El pegaso se sentía extasiado y asustado al mismo tiempo.

-¿Estás loco?- dijo el pegaso separándose al fin de él, rojo como un tomate

-Si. Y siempre lo has sabido, no vengas a hacerte el que no lo sabía y aprende a amarme así como soy.

-ya lo hago, y no te cambiaría por nada- Su cuasi confesión le hizo hervir el rostro una vez más, con el corazón en la mano se fue corriendo hacia su templo. Probablemente iba a ser regañado y no sabía muy bien que decirle a su maestro; odiaba mentirle pero tampoco estaba muy seguro que a Aioros le caería de perlas saber las obscenidades que hizo en un bar en la madrugada, borracho, drogado y en los brazos de Cáncer, de quien no tenía la menor idea que pensaba el de sagitario. Las cosas no iban a ser fáciles para ninguno de los dos, lo intuía.

Mientras tanto, Deathmask se encontraba recargado en un pilar de su templo mirándolo partir, no sabía que iba a pasar en un futuro. Probablemente iba a tener que rendirle cuentas a Aioros en algún momento, pero estaba preparado. Así tuviera que luchar contra el mundo entero, iba a hacerlo hasta que no quedaran sino cenizas de su ser; Seiya lo valía eso y mucho más.

Respiro hondo cerrando los ojos con la cabeza recargada en el pilar. Se sentía como una pluma flotando sobre el viento, el peso que cargaba sobre su alma se sentía menos agobiante, y podía respirar sin ahogarse nuevamente. Siempre había estado solo, nunca tuvo una pareja, toda su vida estuvo en el condenado santuario (quisiera decir que haciendo algo bueno por el mundo, pero sería una mentira patética), y se había acostumbrado a esa frialdad y falta de cariño. No era consciente de lo reconfortante que era para el corazón tener alguien en quien recargarte, alguien que te acepte a pesar de tus errores y que te cuide, y desde que Seiya entró a su vida inesperadamente había traído todo eso y mucho más; su mundo se había llenado de colores brillantes, la vida ya no le parecía tan terrible a su lado. Pensarlo solo lo hacía sentir más dichoso. Era tan feliz que era ridículo.

-Vaya vaya amigo… ¿qué te tiene tan contento últimamente?

-Afrodita, Shura… ¿hace cuánto están aquí? – dijo el peliazul volteando a ver al de Piscis que veía hacia el tomado de la mano de su pareja.

-Apenas hemos llegado- dijo Shura amablemente – Estoy de acuerdo con Afro, de verdad que estas más radiante, jo, casi pareces otro.

- No sé de qué están hablando- intentó disimular, pero era una pérdida de tiempo; su rostro gritaba lo que su corazón callaba con recelo. Afrodita no se lo creyó ni por un momento.

-Amigo mío, no intentes engañarme. Te conozco muy bien Death; después de que he intentado sacarte de tu miseria tantas veces no vas a venir a decirme que estas tan activo y sonriente por que sí; anda ya, no quieras verme la cara de tonto. ¿A quién debo darle las gracias por este cambio tan radical en tu persona?

-¿Cambio radical?

-Si Death, haz estado más motivado a entrenar últimamente, y lo haces incluso con interés, estas menos apagado, menos huraño… ¡Ya no te reconozco! ¿Verdad amor? No puedo ser el único en verlo.-

-Que si que si, hombre, no convivimos todos los días pero incluso así yo lo he notado.

El italiano estaba acorralado. Ya no podía negarlo más.

-bueno… tal vez si haya alguien…- dijo con una mano sobre su cuello

Mientras Shura se sorprendió un poco por la confesión del otro, Afrodita hacía mini aplausos con sus manos en señal de aprobación dando unos brinquitos; y es que, él apreciaba mucho al de Cáncer, tenían años de ser amigos y no le gustaba verlo tan solo y deprimido, esperaba que quien estuviera con su amigo lo quisiera en serio y le hiciera feliz.

-Enhorabuena hombre…- le dijo Shura dándole una palmada en el hombro, sintiendo una sincera felicidad por el amigo de su pareja.

-¡Bravo! Ya te habías tardado en salir de tu caparazón Death. Quiero TODOS los detalles inmediatamente…- le dijo el de piscis con su habitual elegancia.
-Yo… no sé si debería… no lo he hablado con él todavía…

-Así que es un ÉL, ¡Grandioso! Y sobre eso… ¿Cuál es el problema? ¿Acaso es un amor prohibido amigo? – le dijo con una sonrisa burlesca - ¿En qué andas metido Maski?

-No estoy metido en nada Afrodita- dijo un poco molesto – pero digamos que aún no sé cómo van a darse las cosas para él, apenas iniciamos esto y no quiero perjudicarlo de ninguna manera- que sí, que a él no le importaba quien supiese o no, era su vida y no era asunto de nadie, pero si le causaba un problema a Seiya eso si no se lo perdonaría.

El sueco lo miró algo sorprendido; él sabía que su amigo era, por decir lo menos, un “insensible” para muchas cosas, no era precisamente un terrón de azúcar, y aquí estaba, poniendo los sentimientos de alguien más que no fuera él en primer lugar, algo que jamás le había visto con nadie. Tenía que conocer a ese sujeto si o si; quería saber quién había logrado tener así a su huraño amigo.

-Bueno Death… Si es tan importante para ti, yo no voy a hablar esto con nadie, si eso es lo que deseas, y mi adorado Shura tampoco. Jamás te faltaría al respeto de esa manera, por mí, que sabe que te aprecio tanto.
-Es la verdad- lo interrumpió su pareja, mirando a los ojos a su “pecesito”-Yo, por mi honor como caballero te prometo que voy a guardar el secreto hasta que estés listo para hablar- le dijo con la seriedad que caracterizaba al de capricornio.

El italiano lo dudó un momento, pero, ¿Qué podía perder? Estaba feliz como no lo había estado antes en su vida, y realmente deseaba compartir con alguien su felicidad, además le vendría bien tener algún aliado en caso de que Aioros quisiera atravesarlo con una de sus flechas doradas.
-Bien, les contaré, tal vez sería buen momento para que te tome la palabra y pasemos tiempo en tu templo, Afro… claro si no te molesta- le dijo con una sonrisa.

Afrodita le devolvió la sonrisa, esto iba por buen camino. Su amigo se estaba abriendo a la vida. –Claro que sí, estaríamos encantados de que pases tiempo con nosotros, ¿Verdad amor?

-asi es amigo- le tomo el hombro- somos prácticamente la única pareja en el santuario y es difícil para nosotros algunas veces, nos encantaría que hubiera una pareja nueva con quien pasar nuestro tiempo aquí.

-¡Es verdad! Con suerte la próxima vez tu enamorado va a estar con nosotros-

Hacerse de “parejamigos” para pasar el rato. Que ridículo y cursi le hubiera parecido hace nada esa idea, nauseabunda incluso. Era una tontería, pero tal vez, solo tal vez muy en el fondo, le daba un poquitín de alegría pensar en que, podría profundizar su amistad con Afrodita, conocer mejor a Shura, y como no, incluir a Seiya en su vida. Esa era la mejor parte. Entonces si, si le gustaba mucho la idea.

Bueno… yo espero lo mismo…- Se dirigieron al templo de Piscis. El italiano estaba bastante nervioso, iba a pasar por el templo de Sagitario inevitablemente y no sabía que era lo que iba a pasar.

………

Seiya llegó su templo lo más rápido que pudo y entró a su cuarto inmediatamente. Se dio una ducha rápida ya que estaba bastante asqueroso, además quería espabilarse un poco porque sus nervios estaban al mil y no sabía cómo calmarlos; al llegar no se había topado con Aioros pero en algún momento tendría que hacerlo y eso lo tenía al borde del precipicio. ¿Qué le iba a decir?

Salió de la ducha, se vistió con algo cómodo y se dispuso a dar vueltas por su cuarto como un león enjaulado. De pronto sintió dos cosmos muy familiares entrar al templo juntos. Salió a confrontar lo que le deparaba el destino.

-Hola maestro… hola Aioria.

-¿Qué tal Seiya? Me da mucho gusto verte- le dijo el León con una sonrisa amistosa. La relación de Aioria y de Seiya era bastante buena, el dorado sabía lo mucho que su hermano le quería y él mismo lo veía como a un hermano menor, por lo que su amistad siempre fue por demás fresca.
-Seiya… Muchacho, ¿Dónde has estado? He estado todo el día preguntando por ti, ¿Sabes lo preocupado que estuve? Quise localizarte por tu cosmos y no había rastro- La voz del mayor era molesta pero más que nada cargada de una gran preocupación.

-Lo siento maestro, no volverá a pasar- dijo el Pegaso profundamente apenado. Adoraba al hombre que tenía enfrente y odiaba decepcionarlo.

-¿Dónde estabas?

-Tranquilo hermano… seguro estuvo con alguno de sus amigos los de bronce y perdió la noción del tiempo, tampoco es necesario que lo tengas tan vigilado, a ikki es imposible si quiera seguirle el paso y no se ha muerto todavía, déjalo que se relaje un poco, lo ha estado haciendo muy bien últimamente, ¿no, Seiya? – le dijo guiñándole un ojo al menor.

Seiya sonrio y asintió. Quería profundamente a Aioria; era su amigo y cómplice del crimen, le cubría la espalda una o dos veces con Aioros, claro que el otro no lo sabía ni lo sabrá jamás.

-Aioria.. te agradezco tu ayuda pero yo tengo mi manera de tratar las cosas con mi discípulo… y tienes razón, Seiya ha hecho un estupendo trabajo y no quiero que baje el ritmo… -le dijo a su hermano mirándolo para luego mirar a Seiya- ayer me dijiste que ibas a descansar y cuando volví no estabas en el templo, y cuando le pregunté a algunos de tus amigos me dijeron lo mismo que tú me dijiste, que ibas a descansar aquí, y que no te vieron después que te fuiste… así que vas a decirme en este momento donde estabas y por qué me mentiste de esa manera.- la furia era palpable, pero más que enojado, se percibía ¿dolido?, quería muchísimo a Seiya y no quería que la confianza que tenían se rompiera.

Seiya tenía un nudo en la garganta. Las palabras de aquel que veía como a un padre se le clavaban en el pecho como dagas afiladas. Quería decirle pero tenía miedo de hacerlo enojar, tampoco quería mentirle y lastimarlo más. Apretó los puños con fuerza y se dio valor:

-No fue precisamente una mentira, tampoco la verdad… yo solo necesitaba descansar de todo, y estuve en el pueblo caminando.

-¿Al pueblo? ¿Para qué? ¿Fuiste solo? Incluso si estamos en un momento de paz ahora mismo ninguno de nosotros tiene la certeza de en qué momento volvamos a estar en guerra y no puedes simplemente salirte a pasear en la madrugada sin avisar. ¿Qué hubiera pasado si alguien te hubiera atacado y hubieras estado solo, sin tu armadura?

Aioria se sentía un poco incómodo, sabía que su hermano solo estaba preocupado por el muchacho pero también a veces podía ser bastante sobreprotector cuando se lo proponía, además Seiya parecía que iba a estallar como una bomba en cualquier momento, así que decidió quedarse a pesar de todo para darle algo de apoyo al menor.

-Hermano, tranquilo…

-no te entrometas Aioria

Seiya empezó a sentirse impaciente y algo molesto, tampoco le gustaba que lo trataran como a un crío –Maestro, si alguien me atacara estando solo, sin mi armadura, aun así yo sé cómo defenderme de quien se me ponga enfrente, no voy a retroceder ante nadie y no voy a morirme sin luchar hasta el último de mis respiros- dijo sacando su orgullo a flote

-¿y crees que es tan fácil? Tú no sabes que tan poderoso puede ser el siguiente enemigo… si algo te hubiera pasado…

-Estoy bien maestro, además yo no estaba solo

-¿Con quién estabas?

-…Con Deathmask 

El silencio que siguió a esa respuesta fue tenso. Los dos hermanos se sorprendieron de esa respuesta, la cual los tomó desprevenidos. Hubieran esperado que dijera el nombre de alguno de los de bronce, Ikki por ejemplo que le daba igual todo y no le importaba en lo más mínimo preocupar a otros con su ausencia… con su antigua maestra Marín, tal vez pudieran imaginar a algún dorado, como Mu, incluso Athena, por Dios…. Pero, ¿Deathmask?

-¿Qué estabas haciendo con él? –dijo Aioros en un tono gélido.

-Como dije, fui a dar un paseo por el pueblo- intentó mantener la calma

-¿Por qué fuiste al pueblo con él Seiya? – estaba cada vez más impaciente y furibundo. No tenía ninguna relación con Deathmask más allá de luchar para la misma Diosa, al menos ahora, pues era consciente de su turbio pasado, y no le puso jamás un gramo de atención. Ahora se arrepentía de ello. ¿Por qué ese hombre estaba rondando a Seiya?

Por su parte Aioria también estaba sorprendido de aquello. Tampoco le prestaba nada de atención al caballero en mención pero jamás imaginó que el pegaso tuviera una amistad con él. Era extraño. ¡Eran tan diferentes! Notó lo fúrico que estaba el de sagitario pero no sabía cómo ayudar al otro así que solo se preparó para la explosión.

-Simplemente fue una idea que se nos ocurrió y como todos estaban de celebración…

.¿Se nos ocurrió?-

-Estábamos hablando en su templo y la idea surgió y simplemente fuimos… lo siento mucho maestro no voy a volver a irme sin…

-Espera… ¿Por qué estabas en su templo? ¿Te llevó él ahí? ¿Te ha hecho algo?

A Seiya la paciencia se le fue de las manos por completo, no sabía si sentirse desesperado, molesto o angustiado, por lo que se paso las manos por el pelo bastante frustrado. Las cosas estaban saliendo terriblemente mal y sentía que en cualquier momento se iba a desmoronar. No quería que las cosas fueran así. Tomó aire y hablo:

-No me llevó ahí ni me hizo ningún daño, yo fui ahí por mi propio pie y voluntad por que quería hablar con él… hace tiempo que somos amigos y ahora…

-¿Amigos? Seiya… tu eres uno de los caballeros más valeroso de esta orden, haz hecho cosas muy importantes y te estas volviendo cada vez más fuerte, tu algún día vas a ser el orgulloso portador de esta armadura. ¿Por qué te relacionas con ese hombre tan despiadado? ¿Sabes las cosas que ha hecho? No quiero que te relaciones con alguien como él y que te lleve por un camino que no es el correcto-

-Él también es un caballero y también ha luchado con nosotros para proteger a la tierra… yo sé que ha cometido errores pero muchos caballeros lo han hecho y se les ha perdonado, ¿No cree maestro que él se merece lo mismo?

-Seiya una cosa es perdonar un error, pero ese hombre ha asesinado inocentes por gusto y placer… ¿Cómo puedes defenderle? No sé qué clase de cosas te esté metiendo en la cabeza pero no voy a permitir que te corrompa de esa manera… no vas a volver a hablar con él, Seiya.- dijo el arquero de manera autoritaria. No podía creer que Seiya defendiera a ese sujeto y estuviera desobedeciéndolo. Aquel miserable iba a vérselas con él.

La frustración se convirtió en importencia, y las lágrimas no tardaron en escapar de sus ojos como torrentes de agua; no esperaba que el otro aceptara al de Cancer con los brazos abiertos pero esto lo rebasaba y no sabía que era lo que tenía que hacer. No le gustaba desobeder a Aioros pero el pensar en estar lejos de Deathmask le rompía el corazón en pedazos. El peliazul se le había metido en las entrañas de una manera que incluso le asustaba. No creía ser capaz de estar lejos de él sin sentir que moría.

-Es un ser humano, Aioros, como yo, yo también he cometido errores, yo… yo no quiero alejarme de él… No voy a hacerlo…-

- Vas a hacerlo, no te estoy preguntando

- ¡NO¡- Si antes estaba enojado el de Sagitario, ahora ni se diga

-¡Seiya!

-Hermano cálmate… Seiya escúchalo por favor. .. El solo…

-¡NO! Ya estoy harto de hacer siempre lo que otros necesitan de mí, de esconderme detrás de una máscara para que estén todos contentos, yo ya no puedo más, me estoy rompiendo en pedazos- Se rompió en aquel momento; intentó mantener la compostura, pero ya no le fue posible – yo no quiero estar lejos de él… incluso si me odia, maestro, no voy a alejarme de su lado... Ayer me fui con él, viví como no había vivido jamás, fuimos a un bar, tomé cerveza y baile como nunc…

-¿¡Un bar!? Seiya....- Se le fue todo la compostura al arquero- ¡¿Cómo pudiste entrar a un bar sin ser mayor de edad!? ¿En que mierda estabas pensando? Tenemos mucho tiempo trabajando en convertirte en un caballero honorable, te has vuelto muy fuerte, responsable, ¿Por qué te prestas para hacer ese tipo de estupideces? Ese infeliz me las va a pagar

-si, fui a un bar y baile con él y bebí tanto que me arrastraba por el lugar…. –en este punto a Seiya ya nada le impotaba- fue uno de los mejores momentos de mi vida… ¿Sabe por qué? Porque estaba con él, porque yo lo quiero… lo quiero como hombre y no como amigo. Yo estoy enamorado de Deathmask y no voy a alejarme de él….

La bomba había sido lanzada.

Mientras tanto Shura, Afrodita y Deathmask iban camino hacia el tempo de Piscis por las escalinatas hablando tranquilamente. Pasaban por cada templo pidiendo permiso a sus respectivos protectores, pero cuando estuvieron más o menos cerca del templo de Sagitario, el cual tenían que pasar, percibieron los cosmos elevados de los habitantes del mismo. El de Aioros estaba al rojo vivo mientras el de Seiya estaba bastante ¿roto? No lo podían identificar.

-¿Qué estará pasando allá adentro?... Tal vez debamos volver y pasar en otro mom…

No lo dejó terminar Deathmask al de Piscis, ya que salió corriendo como alma que lleva al diablo; al sentir el cosmos de Seiya supo que las cosas estaban mal, y sentía que se ahogaba de culpa solo de sentir el sufrimiento de su niño. ¿Tan dramático era el maldito centauro? No iba a permitir que lastimara a Seiya por algo que había sido su culpa. Si tenía que matarse a golpes con Aioros iba a hacerlo. Corrió adentro del templo y los otros dos le siguieron el paso.

Cuando Cáncer entró en el templo y llego hasta donde estaba el conflicto vio a Seiya hecho un desastre; se veía bastante descompuesto y molesto, le escurrían las lágrimas de manera violenta, mientras los otros dos le miraban con caras sorprendidas. ¿Qué estaba pasando? No lo sabía pero no podía soportar verlo así a su niño, por lo que intento acercarse a él a consolarlo:

-Seiya…

Los tres que estaba en el templo voltearon a ver al susodicho. Seiya quería correr a refugiarse en sus brazos pero estaba paralizado; podía sentir como el cosmos de su maestro se elevaba furiosamente.

-¿Qué estás haciendo aquí, miserable? Aléjate de él- la frialdad en la voz de Aioros dejaba en ridículo al cero absoluto de Camus.

Deathmask se detuvo, si fueran otras las circunstancias se hubiera pasado por todo el orto lo que le dijo el idiota aquel, pero no quería causarle más problemas al menor por imprudente. Se quedó quieto pero no se dejó amedrentar por el cosmos del otro mientras elevaba el suyo propio, si quería pelea estaba listo, pero primero tenía que saber que Seiya estaba bien.

Shura y Afrodita entraron al templo pero se quedaron a una distancia prudente; sabían que estaba pasando algo gordo pero no tenían idea de qué, solo podían percibir que Aioros estaba a nada de arrancarle a Death la cabeza… ¿qué carajo pasaba aquí?

-Seiya ¿estás bien? ¿Qué pasa?

-¡Callate! ¡No le hables! –Gritaba el arquero hecho una furia. A sus ojos aquel hombre estaba seduciendo a Seiya para aprovecharse de él, y el otro, ingenuo, cayó en sus redes, y él no lo iba permitir. Mientras tanto Seiya iba desmoronándose cada vez más, lloraba con más fuerza mientras temblaba.

-Hermano…. Ya basta. Vamos a hablar con calma – Aioria le sostenía el brazo con fuerza y trataba de calmarlo, sabía qué en cualquier momento todo iba a estallar y no sabía cómo actuar. Seiya estaba muy mal y no era el momento de peleas sin sentido.

El de Sagitario y el de Cáncer se miraban a los ojos como si fueran a matarse en cualquier momento; los cosmos de ambos estaban ardiendo, iban a llamar la atención de todo el santuario en este punto.

-Lárgate de mí templo

-No me voy a ir sin saber que le sucede a Seiya

-Deathmask… vete por favor…

-No voy a irme y dejarte así Seiya… ¿Qué está pasando?

-Le dije que te amo- Esas palabras dejaron en silencio a todos, incluidos Afrodita y Shura, quienes abrieron la boca realmente sorprendidos, ¿¡Seiya!? ¿Él era la pareja de Deathmask?

-Seiya…Te dije que no le hablaras..-Le miró con ira y decepción, y volteó a ver al de Cancer con todo el odio que pudo- Eres un desgraciado, ¿Qué planeas llevándote a Seiya a bares para drogarlo? ¿Crees que puedes jugar con las personas a tu antojo? ¿Enamorar a quien se te ponga enfrente para jugar con él? ¡NO VOY A PERMITIRLO! ¡No vas manipularlo para aprovecharte de él, miserable basura!-Estaba rojo de la ira, escupía las palabras y parecía que estaba conteniendo la respiración para no terminar asesinando al otro.

-Maestro por favor…. Él no se aprovechó de mí yo…

-¡Callate! Vete a tu habitación ahora mismo o te vas a arrepentir…

-Pero…

Deathmask mando todo al diablo, se acercó a Seiya y lo cubrió con su cuerpo protectoramente mientras le tomaba una mano, con la que intentaba transmitirle todo su cariño e intentaba calmarlo. Seiya le había dicho que lo amaba, era todo lo que necesitaba escuchar, no iba a dejar que le hicieran daño, nadie, jamás.

-Él no se va a ir a ningún lado. Ni yo tampoco, estamos juntos.

Aioros perdió todo el juicio que le quedaba e iba a lanzársele a golpes al otro, pero fue interceptado por su hermano quien lo sostuvo lo mejor que pudo.

-Aioros están no son las maneras, mira como está Seiya, ya cálmate por favor- el león hacia lo mejor que podía para sostenerlo mientras el mencionado estaba hecho un mar de lágrimas abrazado del italiano con necesidad, sentía que si no se sostenía de él iba a derrumbarse en cualquier momento.

-¡Suéltame Aioria! ¡aléjate de Seiya maldito infeliz!

-No… yo no voy a alejarme de él ni ahora ni nunca… ¿entendiste? Si estás tan molesto por lo que pasó ayer descarga tu ira conmigo y mátame a golpes si quieres, fui yo quien lo llevó ahí y voy a ser yo quien pague por eso, pero no voy a permitir que lo hagas llorar más. ¿Esta es la manera en la que le demuestras que lo quieres? ¿Haciéndolo llorar por algo tan insignificante? ¡Fuimos al puto pueblo! Él necesita vivir su vida de manera normal de vez en cuando….

-¡Callate! Tú no sabes lo que él necesita… maldito… ¡te estás aprovechando de él ¡y yo no voy a permitirlo!..¿Creíste que por hacerte el bueno un rato iba a olvidar que eres un enfermo asesino? Seiya no se merece a alguien tan miserable como tú. Eres un asesino y un traidor, no sé qué mierda le metiste en la cabeza a mi muchacho pero yo me voy a asegurar que no lo corrompas y lo conviertas en una basura como tú.

Esas palabras dolían. Fue como una bala que le perforó el pecho al italiano. Él lo sabía; no se merecía a Seiya. Su pasado era demasiado grande y turbio, era una injusticia para el Pegaso negarle la posibilidad de estar con alguien mejor que él, que no llevara una carga tan pesada, que no fuera tan despiadado y ruin. Él lo sabía, y ese conocimiento le quemaba el pecho, le hacía retorcer sus entrañas, pero no podía evitarlo; era un egoísta miserable, y no podía imaginar su vida sin Seiya nunca más; quería aferrarse a él y no dejarlo ir de sus brazos, lo necesitaba.

Antes de que nadie dijera nada Seiya se compuso lo mejor que pudo, y se posicionó enfrente del de Cáncer, ese fuego que llevaba cada vez que luchaba por algo estaba ahí; él amaba a ese hombre y no iba a permitir que lo lastimaran así, ni siquiera Aioros.

-Maestro… usted es todo para mí, lo que piense de mi es mi gasolina de cada día, cualquier cosa que me pidiera hacer yo lo haría con los ojos cerrados… me aventaría de un precipicio si me lo pidiera porque usted lo representa todo para mí, es el padre que toda mi vida quise tener… lo amo y respeto como a un padre,…. Pero esta vez no voy a escucharlo, yo no voy a alejarme de Deathmask aunque me cueste su respeto y me desgarre en pedazos por ello…. Yo sé que Deathmask se equivocó gravemente una gran parte de su vida… yo sé que tomo decisiones equivocadas, que hirió a muchas personas, que traiciono a la diosa a la que yo le soy fiel hasta la muerte, mas muchas cosas que aún desconozco … y no voy a justificar nada de lo que hizo, pero, fiel a la diosa a la que sirvo y a su ideales... yo lo acepto tal cual es… yo lo perdoné por todo, como sé que ella también le ha perdonado… porque es humano, porque está luchando por ser alguien distinto, lo he visto, y yo le tengo fe.. Yo creo en él y es tan grande mi fe que le confiaría mi vida y mi corazón… y eso es lo que voy a hacer.. Yo lo amo, lo amo como no se imagina y como no lo había hecho en mi vida, y por esta ocasión yo no voy a renunciar a mi felicidad por nada ni nadie….- las lágrimas escurrían de sus ojos una tras otra sin piedad; había sacado su alma en aquellas palabras. Ya no pudo con nada más; se fue corriendo con las fuerzas que le quedaban. Necesitaba estar lejos de todo y de todos. No volteó ni una sola vez.

-Seiya…

Deathmask se quedó sin palabras. Todos se quedaron sin palabras.
Nadie se esperaba esa confesión tan ardorosa por parte del Pegaso, ni siquiera el italiano, quien sintió como si sus palabras se metieran dentro de sus entrañas hasta llegar a su alma y alcanzaran las cicatrices más profundas… esas que estaban supurando pus y estaban pudiéndolo todo a su alrededor; nunca sintió un alivio tan profundo ante nada, ni siquiera cuando fue revivido por su diosa, como lo estaba sintiendo en aquel momento. Si antes tenía dudas, ahora sabía que su corazón era propiedad del castaño; se rendía ante aquel muchacho alegre en total rendición… lo amaba. El de Cáncer lloraba como no había llorado en muchos años, enternecido por aquellas palabras. Era más de lo que alguna vez pudo esperar de él.
Eso necesitaba el italiano. Perdón. Amor. Aceptación.

Shura estaba boquiabierto. El arquero y él no tenían una relación muy cercana, por obvias razones, pero con Seiya sí que platicaba un poco, era un chico amable que no le negaba a nadie su sonrisa, y ver esa entrega total ante Cáncer no le parecía incongruente con su forma de ser pero sí que lo dejó sin palabras, a él le costó mucho trabajo perdonarse por sus pecados, y tener a alguien que lo aceptara con todo ello, a su Afrodita, le devolvió la vida, la fuerza, era algo que no cualquiera estaba dispuesto a dar. A su lado, Afrodita miraba esa escena con lágrimas en sus ojos. Ese era el amor que su amigo merecía. Ese que se negaba a sí mismo con tanto ímpetu, y se lo estaba dando quien menos lo imaginaba. Le pedía con el corazón a su diosa que bendijera aquella relación y viera por su felicidad, que nada ni nadie los alejara. Si Aioros no daba el brazo a torcer iba a unirse a su camarada en caso de que se le fuera encima.

-Seiya…- Aioros estaba completamente sorprendido por aquellas palabras. Empezó a derramar lágrimas sin darse cuenta. No sabía cómo sentirse ni cómo reaccionar; no confiaba en aquel hombre, había sido un traidor con su diosa, por quien dio la vida. ¿Cómo podía simplemente perdonarlo? Pero eso era una cosa que tenía que resolver con el susodicho, ahí estaba Seiya abriéndole el corazón y diciéndole que lo quería como a un padre… se le encogió el corazón al verlo irse tan frágil y vulnerable, él no quería causarle ese dolor.

Todos tardaron en reaccionar cuando el Pegaso ya se había ido de ahí, Deathmask se dispuso a perseguirlo pero fue detenido por Afrodita:

-Debes darle su espacio Death

-no puedo Afro, él me necesita.- dijo con desesperación

-Espera…-Aioros se soltó del brazo de Aioria y se acercó al de Cáncer lentamente. Ninguno sabía que esperar de aquello, no sabían si detenerlo, si dejarlo ser; por su parte, Deathmask volteó a verlo y se quedó en su lugar mirándolo a los ojos, esperando con calma lo que sea que Aioros quisiera hacerle o decirle.

-¿Qué es lo que sientes por Seiya?- le preguntó el arquero poniéndose frente a él con una mirada gélida.

Deathmask se tomó su tiempo para responder. Era difícil para él hablar sobre sus emociones, había sido una de sus puntos flacos toda su vida, y en aquel momento sentía como si sus propios sentimientos lo desbordaban hasta al punto de dejarlo sin aire en los pulmones, no sabía cómo ordenarlos.

-Yo sé perfectamente que Seiya es demasiado especial, es demasiado bueno… y yo no me lo merezco Aioros…. Pero lo amo, lo amo con tanta fuerza y desesperación que yo por él sería capaz de dar mi vida, yo sería capaz de cualquier cosa, y yo voy a luchar por ser el hombre que se merezca estar a su lado. Si eso no te parece bien puedes matarme, que yo no quiero ni puedo vivir sin él… solo así, matándome vas a poder alejarme de él…- dijo finalmente antes de ir tras el pegaso.

Aioros se quedó un momento, ahí, viendo a la nada con los puños cerrados. No sabía qué hacer. No era tan fácil olvidar, perdonar como lo había hecho Seiya… pero no podía dejar a su muchacho así por lo que decidió ir tras él también.

-Espera hermano, ¿Qué es lo que vas a hacer?

-No lo sé Aioria, pero no puedo dejar a Seiya así, voy a buscarlo.
Los tres, Shura, Afrodita y Aioria se quedaron ahí sin saber muy bien que hacer. Ya no les correspondía estar ahí; la pareja se fue en silencio, preocupada, mientras el león iba corriendo para alcanzar a su hermano. Estaba preocupado por Seiya, estaba muy mal.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer el capitulo! Estoy muy agradecida por el apoyo que he recibido, espero que haya disfrutado lo que pasó en esta ocasión; en el siguiente capitulo vienen mas dramas y conflictos, ¡No se lo pueden perder!

Les mando un abrazo. Adios!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).