-Feliz cumpleaños, papá-
-Feliz cumpleaños, mi amor-
-Felicidades Aldebarán-
La sorpresa en el rostro del cumpleañero no se hace esperar -Muchas gracias-
Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo…
Revelaciones que impactaron a mucho.
Sorpresas que nadie se imaginó y sucesos que no podían ser para nada lógicos.
Pero como todos saben que en este lugar, nada es lo que se cree o parece.
Para Aldebarán las cosas simplemente eran casi iguales en sí…
No existen mayores cambios, su esposa e hija siguen siendo lo más importante y valioso, pero… De repente dos personas llegaron.
Que en un inicio todo fue una enorme sorpresa.
Pues había pasado algún tiempo desde que varios caballeros de tiempos más antiguos volvieron a la vida.
Un regalo de la Diosa a Atena, como muestra de su generosidad, gratitud y buena voluntad con sus caballeros dorados.
Aquellos que…
Le sirvieron por años y merecían tener una nueva vida.
Aldebarán se lleva bien con casi todos esos caballeros dorados de antaño. Además que con esto supo los orígenes de varios compañeros de su generación y también conoció a quienes son los padres de ellos, pero…
Aunque ya tuviera su propia familia, no pudo evitar sentir envidia…
Un poco de sentimientos encontrados, en donde deseaba conocer su paradero y origen, pero… Shion, nunca le pudo dar las respuestas que buscaba…
No las sabias… Pues al igual que otros dos, el Latino estaba solo, y lo acogió para formar parte de esta familia tan peculiar de santuario.
Aceptó que así iban a ser las cosas… No negaría que tal vez era mejor no saber.
Pero… No por eso deja de doler…
De sentir deseos de tener también lo que otros ya tienen…
Claro que se lo contó a la persona que más ama, y ella lo comprendió totalmente.
---Flash Back---
-Sé que es muy difícil mi lindo torito- Ella estando sentada en el verde pasto, después de un día de campo, con el caballero dorado reposando su cabeza en su regazo, cuidando de no dejar caer todo su peso, mientras la joven mujer le regala suaves caricias en sus cabellos lacios.
-No me mal entiendas, estoy feliz con lo que tengo, Adonia… Pero…- Un suspiro sale de aquellos labios, sintiéndose un poco culpable por añorar lo que otros poseen -Quisiera… Solo saber si… Alguna vez yo… Tuve una familia… Que me amara o… Conocer el… ¿Por qué me dejaron?- Dudas que nunca tendrán respuesta. Se escuchan muy lamentables y dolorosas, claro que sólo tienen ese efecto para quien le tenga un gran aprecio al Toro dorado.
-Son cosas muy difíciles de sacar de tu mente- Una sonrisa triste se dibuja en el rostro de la joven -Lo sé por experiencia-
Abre sus ojos por la sorpresa de lo que ha estado diciendo, sin siquiera tomar en cuenta los sentimientos de la mujer que ama.
No por qué fuera un desconsiderado o le diera igual, sino que también está pensando en sus propios padecimientos.
Y aun así sabe que no está solo, y no es el único que tiene estas dudas.
-Adonia, perdóname… Yo…- Intenta reparar su error que cree que cometió.
La joven rápidamente niega con la cabeza, mirando el rostro de su novio que se ha levantado de su regazo para contemplarla con cierta vergüenza ahora -Esta bien… Sé muy bien cómo te sientes…- Le sonríe, acariciándole el contorno de las mejillas con el dorso de su mano -El pensar que estás solo en este mundo de locos- Una risita se escapa de sus labios -El pasarte miles de noches con preguntas que no tendrán respuesta alguna…- Lanza un suspiro, se había prometido así misma jamás volver a llorar o angustiarse por ese tema, pero… Es uno que difícilmente se llega a superar.
Su corazón le dicta que la abrace y le haga entender que las cosas no siempre serán asa, pero…
¿Qué sucede cuando pasas por lo mismo y aunque trates de ayudar, no sabes si eres el indicado para hacerlo?
-Solo quisiera… Conocerlos aunque fuera por otros o historias que pudiera leer- Abraza a su novia con cuidado, estando el de rodillas para que ella no se levante y sigan disfrutando de la tranquilidad de ese paisaje matutino que les regala el día de hoy.
-Lo sé…- Asiente con la cabeza y corresponde el abrazo, suspirando algo nostálgica y sin quererlo de verdad, derrama algunas lágrimas traicioneras -Sería grandioso saberlo ¿No?- Sonríe más entusiasmada ahora, pero sin apartarse del agarre del Latino -Tal vez… Tus padres fueron campeones de Capoeira- Habla para animar al otro, queriendo con esto también olvidar su malestar.
El segundo caballero dorado, claro que se da cuenta de las intenciones de la joven, y asiente…
El tema es difícil para Adonia, pero no imposible…
También es una huérfana, que a diferencia de él… No tuvo a nadie que se preocupara por ella, hasta que consiguió ese trabajo donde la conoció, las personas en ese local siempre han sido amables.
Conoce el pasado de la joven, y entiende que si pone todo en una balanza, el sufrimiento de ella pesa más, pero… No por ello el de Alde significa menos.
A su manera los dos se comprenden y tratan de hacer lo mejor para el otro.
A veces Alde es el hombro en que ella llora y extraña a quienes no conoció. Y en otros momentos como ahora… Adonia es quien mima al toro dorado y le hace reír.
Sonríe, dejando escapar una sonora carcajada -Puede ser, aunque yo no me muevo tanto para las batallas- Deposita un beso en la frente de la joven -Me quedó completamente quito y espero el ataque del enemigo. Ja, ja, ja, ja- Un pequeño chiste se aprecia de inmediato.
-Ja, ja, ja, es cierto… Pero es tu estilo, mi amor- Una jovial risa, mientras ambos se siguen abrazando.
Intentando que el otro deje de pensar en sus tormentos.
A veces la mejor medicina puede ser una risa, un chiste, la compañía de la persona que amas, y que… Aquello que te atormenta sea de a poco puesto de lado.
---Fin Flash Back---
Aquella vez entre risas y mimos…
Es solo un recuerdo de cuando todo empezó… Y si, le dolía, pero ahora… Ya no era tanto así…
Cuando apenas su hija era una bebé de unos pocos meses…
Los conoció a ellos, aquellos que en cierta forma, empezaron a ser su propia familia… Agregándola a la que ya tenía.
Al conocerlos… Pensó por un instante que Rasgado, sería alguien que tuviera que ver con su proceder, pero… No fue así…
Y aún con eso… La decepción no nubló su juico, ni lo hizo sentir resentido o infeliz, ya tenía a Adonia como esposa y a su pequeña Wenda…
La vida ya era buena con él, y bueno agregar a alguien que fue su antecesor a la fórmula… No representó ningún problemas, pues… En cierta forma el toro mayor sin pensarlo se comportaba como un padre para Aldebarán y Adonia… Y un abuelo amoroso para Wenda.
Así que la pequeña tortita, o mini tortita como le ha puesto de apodo Rasgado, ya no está fuera del club de quienes tienen abuelos que los cuidaran y querrán siempre.
Sintió que estaba más feliz por esto…
Pero luego, conoció a otro antecesor… Que si bien el inicio de concorde y llevarse bien, fue muy… Conocido, eso no quita que ahora sea mucho mejor.
Francisca podría tener un nombre algo femenino, pero… No se dejaba guiar por ello…
Demostró que de los tres Toros dorados, él sin duda tiene de su lado la experiencia y mucha fuerza bruta aunque no lo pareciera…
Entrenamientos entre las tres generaciones se volvían intensas…
Aunque fueran fuertes, existía alguien que derribaba a los tres…
Wenda, solo necesitaba hacer sus entrenamientos rutinarios, pero también trataba de aprender de los tres allí presentes…
Y cuando quería demostrar a que había aprendido muy bien… Cualquiera de ellos se dejaba ganar, para que ella sintiera confianza.
Una relación que sin duda la pequeña niña disfruta, sintiendo a los dos ajenos como sus abuelos…
Que de hecho así los presentaba, y ellos encantados.
Aldebarán, no podía ser más feliz, que si bien… La sangre no los unía, el cariño y amor por la familia sí que lo hacía.
Por eso… El día de hoy…
En él cumpleaños de Aldebarán, todos están reunidos para festejarle a su manera.
Adonia y Rasgado cocinaron platillos y postres exquisitos, los favoritos del Latino…
Francisca, arreglo y limpio un poco, dejando todo presentable en lo que alguna vez fue su templo.
Wenda dedico su tiempo hacer bonitos dibujos para su papá, y también ayudó a decorar…
Todo para que el toro del siglo XX, se sienta de verdad encantado, con una familia enorme…
Si bien, ya antes se sentía parte de una familia, pero lo que siempre quiso fue una propia, como la que ya tiene hoy en día con Adonia, Wenda, Rasgado y Francisca, lo cual lo hace sentir lo que siempre había querido.
No es que no apreciará lo que ya tenía, pero igual que sus amigos, también deseaba tener padres biológicos… Abuelos… Personas de antiguas generaciones que formarán parte de él…
Lo tiene, aunque no sea de sangre, y eso no lo hace menos importante a su ver…
No es que dejara de lado que fue criado por el patriarca, pero… Debía admitir que él no puede ser visto como hijo del peliverde, ya que eso le corresponde a su mejor amigo… Y es algo con lo que no podría competir nunca…
También había pensando que su pequeña merecería tener abuelos propios… Y aunque Shion y Dohko también la aman como si fuera su nieta, sabe que tener que compartirlos no es algo que deseara todo niño…
Agradeció tanto cuando los conoció, a esos antiguos toros dorados…
Que aprecien a su propia familia y se volvieran parte de esta, es algo que le alegra de todo corazón.
Y sabe que ahora podrá pasar muchos cumpleaños así, además que su pequeña también lo hará en compañía de personas que los aman… Y que también aman…
Después de todos…. La familia sanguínea o no, se amara siempre… Cuando existe el lazo de amor familiar genuino.
Y a veces lo demás sale sobrando.
-Que delicioso pastel-
-Mamá y abuelito Rasgado, lo hicieron- La niña de cabellos castaños y piel morena clara, sonríe mientras esta algo manchada del betún de aquel postre.
El gesto sonriente ante esta revelación y la mira a esas dos personas -Muchas gracias-
-No tienes que agradecer, mi Alde-
-Es tu cumpleaños así que disfruta tu día especial, con todos los postres que quieras- No deja de lado su enorme sonrisa y carcajadas el de cabellos blancos y cuerpo bastante corpulento.
Escuchar esas palabras, sentirse que ya no está solo como antes de conocer a la mujer que ama.
Tener a su pequeña…
Y… Que ellos llegarán también.
-Tienes que ver los dibujos que hizo Wenda, para ti- El de cabellos amarillos habla mientras alborota un poco los cabellos de la niña -Los hizo con mucho entusiasmo- Sí que se toma muy enserio su papel de bisabuelo de la menor para animarla siempre.
Una risita de la menor, pero algo sonrojada, encoje sus hombros -No son muy lindos como los que hace Camil, pero los hice con mucho amor para ti papá- Sonríe el Latino… Para levantarse de su silla e ir directamente por los dibujos que le dedico este día a su progenitor.
-Sé que son los más hermosos de todos, mi pequeña princesa- El corazón del actual toro dorado late con una enorme emoción, sentir que ahora tiene lo que siempre soñó, lo que siempre anhelo y quiso…
Que en su corazón ya no sienta esa soledad, solo infinitos momentos de una alegría que jamás creyó conocer.
Sus inseguridades, miedos y preocupaciones… Porque él no fuera suficiente para tener a una familia… Una persona que lo amén por lo que es, y no lo deje de lado por no ser tan atractivo o el más poderoso.
Claramente a sabido cómo superar esos tormentos internos…
Por qué se dio cuenta que no debía ser más para otros, sino para él…
Aprendió a amarse a sí mismo para que de esa forma alguien más también lo ame…
Es una combinación de miles de razones. Por las cuales ahora Aldebarán de Tauro sonríe…
Pero la principal es el amor… Amor propio, de familia, de pareja, de hijos…
Todo eso es lo que se ha vuelto su vida, gracias a las cuatro personas allí presentes…
Y aunque no todos están unidos por la sangre, eso no significa que tenga menos valor que los demás
-Mira papá- Le entrega los dibujos que hizo enrollados en hojas de papel, asimilando un pergamino, sujetadas por un listón de color amarillo.
Esa pequeña, entusiasmada porque su progenitor vea los regalos por su cumpleaños.
-Muchas gracias, mi princesita- Le encanta siempre darle cumplidos de esa índole, pues sabe que su hija los disfruta.
Tener esos regalos en sus manos, desenrollarlos, y estirarlos…
Para ver dibujos muy bien hechos, para una niña de cinco años, plasmando a toda su familia, en la primera hoja.
Claro que conmueve el corazón del grandote, y más al leer la leyenda que está escrita.
“Feliz cumpleaños papi”
Alegra el corazón que alguna vez dudo y temió que tuviera esta vida.
No derrama lágrimas, pues no es algo que crea necesario…
Pues siente la dicha de ser tan amado y querido…
Aldebarán de Tauro ahora sabe muy bien… Que es afortunado pues tiene lo que muchos añoran, y eso es… Que tu familia esté contigo en las buenas y en las malas, independientemente de lo que ocurra o las apariencias, te amarán y a apoyaran siempre.
Ahora lo entiende, porque se lo enseñaron todos aquellos a los que ama.