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HIJOS DE LA NOCHE por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, está que arde uyyyyyyyyyy

Espero que les guste

Capítulo 15.- Hogar… dulce tormento…

 

- Oigo su voz… es como el canto de un ángel, siento que vuelo… - Seiya susurró esto con una sonrisa en sus labios, él acariciaba el agua mientras Ikky remaba el pequeño bote que habían conseguido

- El mar está calmado, por eso sientes que vuelas – contestó el peliazul sin perder impulso, él ya podía ver la isla a la que se dirigían

- Siento su poder… como una plegaria

- ¿De la isla?

- Si… casa, es tierra maldita mi Ikky, en sangre forjaron su destino, en sangre lo pagaron, ninguna criatura nacerá de su seno, arena… piedras… mas no tierra fértil, tierra muerta – Seiya miró la luna y cerró los ojos dejándose bañar de su luz, el castaño se recostó de mejor manera y estiró sus manos, las miró en silencio y luego levantó el pendiente que colgaba de su cuello y lo contrastó con la luna

- ¿Qué te dice la luna?

- Destellos ámbar, destellos dorados, como sus ojos, como los míos, tenemos que llegar al padre

- Ok., ya casi llegamos amor, ¿estás seguro que esa es la isla? – preguntó Ikky, él se veía dudoso, esas islas estaban desiertas desde hacía cientos de años, o por lo menos eso es lo que había podido averiguar en las guías turísticas, era un conjunto de islas desiertas que dependiendo de la marea, desaparecían bajo el agua, ese era su atractivo que podía apreciarse en el día, en la noche era todo más complejo porque la marea subía y fácilmente podían quedarse varados en el mar a merced de los tiburones, y si no tenían cuidado, a merced del mortal sol de la mañana

- Si Ikky, he visto su silueta en mis pesadillas, esa es la isla – contestó Seiya con los ojos cerrados, el peliazul ya no dijo nada más y remó con ahínco, él quería llegar allá lo antes posible, y cuando lo hicieron se encontraron con un desierto de rocas y arena

 

Seiya tomó la mano de Ikky y lo llevó isla adentro, era la más grande de todas ellas y tenía un volcán en el centro, bueno… un nevado en este punto porque hacía muchos años que estaba inactivo, luego de caminar por aproximadamente 15 minutos, llegaron a una planicie desierta, Seiya se acunclilló y acarició la arena al decir:

- ¿Ves?, sangre regó esta tierra y la volvió infértil, este no hubiera sido su destino

- ¿Es esta la isla en dónde naciste? – preguntó Ikky mirando el desolado paraje

- Si… hogar… infierno… castigo… tormento… - Seiya se puso de pie y extendió los brazos a los lados, luego se volteó hacia la izquierda y empezó a caminar, Ikky lo siguió en silencio hasta que llegaron a la base de la montaña, Seiya miró la oscuridad y sonrió, Ikky llegó hasta él y tomó su mano para llamar su atención, el castaño se volteó y dijo: - Secretos se esconden tras la oscuridad

- ¿Qué secretos?

- Ven mi Ikky… sígueme… - Seiya dio un paso hacia atrás, soltó la mano de Ikky y se dejó caer, el peliazul dio un paso y solo vio una grieta en la tierra, era un barranco al que saltó sin pensarlo mucho, su caída que pensó iba a romper todos sus huesos, fue bastante suave ya que cayó en un cuerpo de agua, así que se impulsó y al abrir los ojos pudo ver la superficie del agua, la luz de la luna se colaba por las grietas de la montaña, algo brillaba en las paredes de la caverna, era muy hermoso la verdad, claro… él podía verlo porque un humano no lo podría apreciar, en esos pensamientos estaba cuando sintió a Seiya que lo abrazó por la espalda y le dijo: - Lugares secretos, magia

- La única magia que hay aquí eres tú – Ikky besó a Seiya en los labios y lo sujetó de mejor manera para que no se le fuera

- No… magia… - Seiya movió sus dedos sobre la superficie del agua e Ikky vio como en toda la extensión de la laguna, gotas de agua flotaron y subieron como si fueran burbujas de jabón, la luz de luna se refractó en mil colores, era una visión muy hermosa

- Yo creo que la sorpresa eres tú – Ikky besó a Seiya en los labios y juntos nadaron por algún tiempo, el agua no estaba tan fría, claro… a la final estaban en la base de un volcán dormido

 

Ikky llegó hasta la orilla y se sacó la ropa, no podía nadar cómodamente con zapatos ni mucho menos, una vez desnudo volvió a entrar al agua, Seiya flotaba mirando las luces de colores que él mismo había creado, movía sus manos y sonreía porque las gotas se movían a su placer

- ¿Siempre supiste que podías hacer magia? – preguntó Ikky al llegar hasta Seiya y tomar su mano

- No… tomo la magia que llega a mis manos, de mí no la puedo tomar, estoy roto por dentro Ikky, al igual que tú, la magia no fluye por nosotros, pero la podemos tomar y hacer nuestra 

- Ohhhhh… ok., ¿quieres crear magia? – preguntó el peliazul tomando a Seiya de la cintura y besándolo profundamente, el castaño rodeó la cintura de Ikky con las piernas y dijo:

- Siempre…

 

Ikky nadó con Seiya a cuestas hasta una piedra bastante grande que estaba cerca de la orilla, allí se arrimaron y se dedicaron a besarse y acariciarse con soltura, el peliazul ayudó a su amante a sacarse la ropa y con propiedad acarició ese cuerpo que tan bien conocía, que sabía cómo y dónde tocar para arrancar suaves gemidos de su garganta, y para complacencia de Ikky, Seiya gimió cuando sintió la mordida de Ikky en su cuello

- Mmmmm… Ikky…

- Seiya… mi Seiya…

- No no no… - el castaño meneó la cabeza y escaló por el cuerpo de Ikky que se había recostado en la piedra y había abierto las piernas, todo obseno e invitante

- ¿Me quieres dentro? – Ikky preguntó acariciando la mejilla del castaño que asintió al decir:

- La luna quiere sentir tu escencia, no no no… - Seiya puso una mano en el pecho de Ikky recostándolo en la piedra nuevamente, pero sentándose sobre su regazo

- ¿Así lo quieres hacer? – Ikky se acomodó de mejor manera y sonrió al sentir las pequeñas manos de su amante estimular su ya erecta hombría, el castaño solo asintió y besó a su amante en los labios, para luego llenar de besos y mordidas su pecho entero, antes de acomodarse de mejor manera sobre él y buscar la invasión, Ikky gimió al sentirse dentro del compacto cuerpo de Seiya que gimió también haciendo su cabeza hacia atrás, el peliazul se incorporó sosteniendo a Seiya de las nalgas, y así fundidos en apasionados besos y mordidas se empezaron a mover acompasadamente en el frío de la noche a la orilla de la laguna

 

La caverna entera se llenó de jadeos y gemidos, la pareja hizo el amor la noche entera, y solamente la salida de los rayos del sol hizo que se detuvieran y buscaran una cueva dentro de las cavernas para pasar el día.

 

Ikky no había tenido mucho contacto con otros vampiros desde que fue creado, él vivía por y para su Seiya, era su compañero, su confidente y más que todo, su amante.  El peliazul no había sido tan enamoradizo cuando fue humano, este sentimiento lo descubrió con fuerza arrazadora con el castaño que llenaba sus pensamientos todos los días, Ikky estaba muy consciente de que Seiya estaba maldito, y tenía limitaciones varias, había noches en las que no tenía voluntad para moverse, otras en las que el dolor en su cabeza era tan fuerte, que no podía pensar, no podía sentir, pero noches como la que acababan de pasar, compensaban todo lo demás.  Seiya fue su maestro en más sentidos que uno, a la final tenía milenios de experiencia en todos los ámbitos, incluido el sexual, juntos se habían explorado mutuamente de la manera más satisfactoria posible, Ikky vivía convencido que que Seiya lo había reclamado como suyo, y ese era el lugar en el que siempre querría estar.

 

Ikky despertó y se encontró solo, una fogata estaba encendida cerca de la entrada a la cueva, así que se levantó y desnudo como estaba caminó hasta el fuego, al llegar allá, vio a Seiya que estaba de pie en la orilla de la laguna, él vestía una túnica que Ikky no había visto antes, así que fue hasta su amante, lo abrazó por la espalda y le besó el cuello al preguntar:

- ¿De dónde sacaste esto?

- Tesoros escondidos – Seiya señaló un baúl que yacía abierto no muy lejos de dónde ellos estaban, Ikky se acercó y arqueó una ceja al ver una cantidad significativa de monedas de oro, joyas, un espejo de plata antiguo y algunas túnicas, las miró y tomó la más grande que encontró, le quedaba un poco justa, pero era preferible a estar desnudo en el inhóspito paraje

- Todo esto está muy bien, pero, ¿cómo lo vamos a sacar de aquí? – Ikky se acunclilló para ver de mejor manera el baúl, se incorporó abruptamente y se puso de pie protectoramente frente a Seiya cuando escuchó una muy masculina voz decir:

- En bote por supuesto

- ¿Quién eres tú? – preguntó Ikky sin bajar su pose defensiva, frente a él estaba un hombre muy atractivo, alto, de blanca tez, ojos y cabellos azules, que ladeó la cabeza e hizo una reverencia al decir:

- Es un gusto volver a verlo, mi maestro

- Julián… - dijo Seiya con una leve sonrisa, ahí Ikky entendió quién era este sujeto, porque dijo con desdén:

- ¿Así que este es Julián?, pensé que sería… no sé… un poco más alto tal vez – Ikky se cruzó de brazos y miró a aquel vampiro con una mezcla de curiosidad y rabia

- ¿Más alto?, está bien… no vine a discutir contigo muchacho, acudí al llamado de mi creador, así que aquí estoy para lo que disponga maestro – Julián habló primero con Ikky, pero luego se dirigió directamente a Seiya que se acercó a Julián y le acarició suavemente la mejilla al decir:

- Quiero ver la luna Julián… no puede encontrarme aquí abajo

- Tus deseos son órdenes Aleksei… - Julián hizo otra reverencia y extendió su brazo, con la clara intención de que Seiya lo tomara, pero Ikky se paró en medio de ambos al decir:

- Ya no se llama así, ahora se llama Seiya

- ¿Seiya?

- Ikky lo escogió para mí – dijo Seiya caminando primero y señalando el baúl a su paso, Julián e Ikky fueron por él y ambos lo cargaron

- Como sea, ¿Qué te trae a casa… maestro? – preguntó Julián señalando el camino, a lo lejos Ikky pudo ver una antorcha clavada en la arena

- Tú… - respondió Seiya simplemente caminando en la oscuridad, eso hizo rabiar a Ikky, en cambio Julián lo encontró muy divertido.  Cuando llegaron a la antorcha, vieron otra a lo lejos que se adentraba a la oscuridad

- ¿A dónde lleva este camino? – preguntó Ikky a Julián que respondió:

- A la superficie, no es una caminata tan larga, tengo un bote que nos espera y nos llevará a mi isla

- ¿Una de estas islas es tuya? – preguntó Ikky todo escéptico

- No… - dijo Julián frunciendo el ceño

- Es mía… casa… llegamos a casa mi Ikky… - dijo Seiya caminando presuroso adentrándose en la oscuridad

 

Julián tuvo razón y la caminata no fue tan larga, al salir tuvieron que atravesar la isla entera hasta llegar a una especie de muelle, allí estaba un bote no muy grande a motor, los tres subieron a él y Julián arrancó, estuvieron en alta mar cerca de una hora antes de que pudieran ver luces a lo lejos, Seiya sonrió y señaló la isla a Ikky que la vio también, a él esto no le agradaba en lo más mínimo, no confiaba en Julián, en cambio el peliazul de largos cabellos sonreía al acercarse a casa

 

Esta era una isla de acceso exclusivo, había pocas mansiones en ella, y a la que llegaron era la más grande de todas, varias personas los esperaban en el muelle y sin hacer preguntas ayudaron a Seiya a bajar del bote y tomaron el baúl para meterlo a la casa

- Bienvenido Seiya, hacía mucho tiempo que no venías – dijo Julián liderando el camino a través de verde pasto y muchos árboles, el jardín era inmenso, enormes perros corrían sueltos, dos de ellos vinieron corriendo amenazadoramente a los intrusos, pero Seiya extendió su mano y los canes se calmaron, luego se acercaron despacio y lamieron su mano, el castaño sonrió y acarició sus cabezas, Ikky los miró de lejos, él no podía hacer eso, había visto a Seiya hacerlo muchas veces, pero él no tenía ese poder

- Mira Ikky… este es mi manzano, ¿crees que mi búho voló hasta aquí? – Seiya se acercó a uno de los árboles y acarició su corteza, tenía tallado un símbolo en un lenguaje que el peliazul nunca había visto en la vida

- No lo sé, pero podemos buscarlo si eso te complace – respondió Ikky con una dulce sonrisa

- Lo extraño… ¿será que él me extraña a mí?

- Todo aquel que te conoce te extraña amor - Ikky dijo esto y miró a Julián que arqueó una ceja al decir:

- Mandé preparar la habitación principal para ti, puedes tomar un baño, tengo ropa que sé que podría gustarte y todas las comodidades, conseguiré ropa para tu acompañante en un momento, pueden pasar a refrescarse y descansar si es su gusto, deben tener sed

- Muchas gracias… - dijo Ikky cruzándose de brazos nuevamente

- No tienen que darlas, veré que todo sea de su agrado, los espero en el salón subterráneo cuando estén listos – Julián miró a Seiya cuando dijo esto, el castaño simplemente asintió y acarició nuevamente la corteza del árbol y dijo:

- Ven Ikky… camina conmigo…

- No me dijiste que Julián vivía en una mansión que era tuya – dijo el peliazul, que estaba molesto y no lo podía ocultar, a la final ellos habían sobrevivido por años con lo que la luna proveía, como bien Seiya solía decir, ellos no tenían comodidades, y realmente no les hacía falta, a Ikky todo lo material no necesariamente le interesaba, pero esta situación si le sorprendió

- Piedra y madera… todo se pudre y desaparece, no es por eso que estamos aquí, necesitamos algo más importante

- ¿Qué?

- Sangre…

 

Una vez que Ikky y Seiya tomaron un baño y se vistieron con la ropa que Julián les había conseguido, bajaron por las escaleras de caracol, pero no se quedaron en la planta baja de la mansión, sino que por una puerta secreta en el estudio, siguieron bajando y bajando hasta que llegaron a un salón inmenso iluminado por antorchas, Julián estaba de pie en medio de todo, tres muchachas también estaban ahí, al verlos entrar se acercaron y literalmente ofrecieron sus cuellos a los recién llegados

- ¿Un bocadillo tal vez? – ofreció Julián, Ikky asintió y tomó a la muchacha que más cerca estaba de él y le mordió el cuello, la chica cerró los ojos sin emitir ruido alguno, Seiya hizo lo propio, él tomó a la muchacha más bajita de las tres, Julián tomó a la otra, cuando los vampiros se alimentaron, caminaron hasta una pared que tenía varios nombres escritos en cajoncitos, y cada cajoncito se abría para dar paso a más nombres, más y más nombres

- ¿Qué es esto? – preguntó Ikky, porque él no entendía el idioma en el que estaba escrito

- Sangre… - dijo Seiya y acarició uno de los nombres, era el suyo propio, y con el dedo siguió su línea sanguínea directa

- Bueno… este es un hobbie mío la verdad, Aleksei lo ha encontrado muy útil por años, este es su árbol genealógico, son todas las generaciones de su familia desde los inicios de los tiempos, este de aquí es él mismo, yo estoy mucho más abajo

- ¿Tú?, ¿tú eres de la línea sanguínea de Seiya?

- Claro que sí, ¿qué es lo que él te ha contado de mí?

- Nada, no eres importante al parecer

- Niños… no… - dijo Seiya sin regresarlos a ver, él estaba ocupado siguiendo la línea de sangre de su familia, tenía fechas, nombres, y demás datos útiles

- Yo soy descendiente directo de la misma línea sanguínea de Aleksei, así como él, yo nací en una familia de brujas, la magia corría por mis venas al igual que la suya, con la diferencia que mi madre no me abandonó a mi suerte para que muriera de hambre en una isla desierta, yo no era tan poderoso como Aleksei si lo fue, pero eso es inconsecuente, nada se compara con la vida que llevo ahora, no lo cambiaría por nada

- ¿Tú puedes hacer magia ahora? – preguntó Ikky frunciendo el ceño, Seiya se volteó y simplemente meneó la cabeza

- No… los vampiros no podemos canalizar o crear magia, la magia en si proviene de la naturaleza, nosotros estamos literalmente muertos por eso no podemos canalizarla, eso es sabido

- Aquí estás Julián – Seiya señaló un punto en la pared, Ikky se acercó a verlo y el nombre no lo pudo leer, pero las fechas si

- Tienes más de 1000 años Julián

- Si, déjame adivinar, tú no tienes ni 100

- No es de tu incumbencia la verdad – Ikky lució molesto, él tenía poco más de 300 años, en un enfrentamiento directo, Julián barrería el piso con él, claro que Seiya podría matarlos a los dos sin romperse ni una uña, pero… esa es otra historia

- Está bien, está bien… no te estreses… yo solo decía… - Julián se encogió de hombros y sonrió confiado

- Mmmmm… Marin, Pandora y Alexandre, ¿son ellos los últimos?

- Solo Pandora, Marin, su madre, murió hace un par de años, Alexandre, su hermano, murió hace menos de dos meses, Pandora es la última – Julián fue hasta el centro del salón y aplastó un botón en el Atril de piedra que Ikky pensó era de adorno, y un holograma se hizo visible y pudieron ver la noticia de un accidente de auto en donde hablaba de la muerte de un muchacho, y la fotografía de una muchacha de blanca piel, negros ojos y cabellos se pudo apreciar, era muy hermosa, Seiya sonrió al preguntar:

- ¿Dónde está ella?

- Buscó refugio en la Orden de Aurelius, estaba en el edificio que volaste hace un par de semanas, pero no murió en la debacle, mis fuentes me dicen que viajó a América con Saori Kido, ella es la nieta de Mitsumasa Kido, él era uno de los benefactores de la Orden, en teoría está en New York aún bajo la protección de la Orden

- Enemigos antiguos… se entrometen donde no deben – Seiya se llevó una mano a la cabeza y cerró los ojos, Ikky lo abrazó buscando sostenerlo, el castaño se apoyó en el pecho de su amante y gimió de dolor

- No te preocupes, al menos sabemos dónde buscar

- No es lo único que debemos buscar…

- ¿Qué más debemos buscar maestro? – preguntó Julián mirando preocupado a Seiya, él sabía de su maldición, sabía lo que había pasado con él, y esa era una de las razones por las que él vivía lejos de todos los lugares frecuentados por vampiros, él no quería exponerse, él si le tenía respeto a las brujas, especialmente a sus descendientes que se jugaron el todo por el todo al tratar de matar a Aleksei

- Siempre móvil, siempre eterno, la luna no me deja ver en dónde está… muy lejos, muy lejos… sangre de mi sangre… padre… hijo…

- Ohhhhh… eso va a estar un poco más complejo – dijo Julián apagando el holograma

- ¿Por qué?, ¿de qué hablan?

- Del anciano maestro – respondió Julián mirando a Seiya que asintió al decir:

- Eilan… Eilan…

- Ese era su nombre, o el nombre con el que Aleksei lo conoció – aclaró Julián

- ¿Y para qué necesitamos encontrar al anciano maestro?, ¿no que él era un mito? – preguntó Ikky algo confundido, él había escuchado hablar del anciano maestro por siglos, pero de las cosas que había escuchado nada le parecía verosímil, Seiya nunca había dicho nada de él, así que pensó que no existía, hasta hoy…

- No… el anciano maestro no es un mito, él existe, es el vampiro más antiguo que camina sobre la tierra, si hubiera muerto, Aleksei lo sabría – Julián habló con una seguridad aplastante, eso extrañó a Ikky que preguntó:

- ¿Por qué iba a saberlo?

- De la misma forma que si él muriera, tú y yo lo sabríamos – explicó Julián, Ikky abrió la boca impresionado, eso él no lo sabía

- ¿El anciano maestro es el creador de Seiya?

- ¿Por qué crees que él es tan poderoso?, ¿o que tú lo eres al igual que yo lo soy?, por nuestras venas corre sangre real Ikky, somos el quinto eslabón en la cadena, nuestra sangre es antigua y pura, no como la de los vampiros comunes que encuentras hoy que no saben de dónde vienen, no saben su historia, por ende no saben a dónde van – Julián sonrió al decir esto y al señalar la pared del fondo, en donde efectivamente otro árbol genealógico se mostraba, en el tope tallado en piedra se mostraba un símbolo que Ikky no pudo entender, luego constaba un nombre que no pudo leer, luego Eilan, seguido de Aleksei, y finalmente Julián, su nombre no constaba tallado en la piedra, pero de hacerlo estaría junto al nombre de Julián, a la final ambos habían sido creados por Seiya, con esto en mente, el peliazul cargó al castaño porque se le desvanecía, Seiya abrió los ojos, acarició la mejilla de su amante y lo miró con intensidad, pocas veces en la vida Seiya había hecho esto con él, Ikky vio una infinidad de visiones, parajes, personas, todo esto lo dominaban sentimientos, Ikky estaba mirando los recuerdos de Seiya, los sintió como propios, era una sensación muy especial, Ikky lució desenfocado unos momentos pero volvió en si cuando Seiya le susurró:

- ¿Ves?, eres mi príncipe

- Claro que lo soy… ¿dónde está en anciano maestro?, ¿lo sabes? – Ikky preguntó a Julián para luego besar suavemente a Seiya en los labios y lo acunó en su pecho, todo lo que le había confiado era… demasiado… Seiya en verdad lo amaba, vaya… nunca lo había dudado, pero en este momento lo supo con una certeza aplastante, Seiya era suyo, por eso le permitió escoger su nombre, ser parte de su historia, wow…

- Nadie lo sabe, es una de sus particularidades la verdad, siempre ha sido en extremo reservado, por eso ha mantenido su ubicación en secreto, es muy celoso de su privacidad, de lo que tengo entendido el único que ha visto su rostro real y sabe quién es él, es Aleksei, bueno… que sigue con vida y sabe su identidad, al resto los ha matado a todos creo yo, es famoso por ello, al anciano maestro le agrada caminar por el mundo sin llamar la atención, los rumores sobre que él se infiltra en nidos y clanes para destruirlos es cierta, para él, el don oscuro es sagrado, y literalmente asesina a quienes no hayan guardado el debido respeto, todo lo referente a él es un misterio, pero podríamos empezar por New York, hace algunos años me llegó un rumor, allá está radicado un vampiro que se hace llamar el Juez, ha acabado con nidos y clanes enteros con una precisión y frialdad aplastantes, él pasa sentencia a todos los vampiros que no viven bajo las reglas implantadas por el anciano maestro, hay quienes piensan que el anciano maestro y él son la misma persona, no sé hasta qué punto eso sea cierto, siempre cabe la posibilidad de que se haya cansado de vivir errante por el mundo y haya querido echar raíces, lo que sé y me consta es que es bastante escurridizo por lo que no dispongo de una fotografía o algo que sea de más ayuda, no crean que no lo he intentado, porque a la final si acaba con clanes, es una amenaza potencial para todos, especialmente para Aleksei y su modo de vida, esa es otra historia, pero es un buen lugar para empezar, ¿no lo creen?

- ¿New York?, demonios, el viaje en barco es de más de 3 meses, por eso no hemos ido a América hasta ahora – respondió Ikky meneando la cabeza, de cualquier manera tenían que ir y pronto, tenían que conseguir a Pandora sea como sea

- No… yo quiero volar Ikky… oigo su voz… es como el canto de un ángel, siento que vuelo… - susurró una Seiya con una sonrisa en los labios, era anhelo que se podía ver en él, Ikky no sabía hasta que punto sentirse preocupado por ello

- Eso puede arreglarse… - Julián miró a Seiya que sonrió y luego cerró los ojos acurrucándose en el pecho de su amante

 

Notas finales:

Chan chan chan... Seiya necesita encontrar a su creador, pero... ¿será que lo puede encontrar tan fácil?, ¿quién es el anciano maestro?, ¿querrá ser encontrado?, ¿será que ya lo hemos visto en la historia y no sabemos quien es?

No se pueden perder los capítulos que vienen, espero que les haya gustado, nos vemos el jueves en la noche con el capítulo nuevo, saludos, bye


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