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HIJOS DE LA NOCHE por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, disculpen el retraso, pero tuve problemas técnicos ayer, pero hoy les traigo el capítulo nuevo, este es bastante revelador, uyyyyyyyyyy

Capítulo 7.- Mitos revelados

 

Ikky y Seiya caminaban tomados de la mano en el frío de la noche, era casi la una de la mañana pero las calles de Hamburgo nunca estuvieron desiertas a su paso, Ikky había buscado las iglesias cercanas a la ciudad que tuvieran un largo adyacente, encontró tres, las había marcado con un círculo rojo en un mapa, se lo había mostrado a Seiya que le dijo que esta noche no era la noche en la que deberían ir a la iglesia, esta noche deberían buscar un refugio, así que estaban caminando por las calles sin dirección alguna, solo hablando y mirando los edificios, se habían alejado de las zonas residenciales y se estaban adentrando al muelle, esto tenía sentido, era fácil encontrar refugio de la luz del sol entre los contenedores de los barcos

- Zarzamoras… ¿las hueles? – preguntó Seiya tomando ambas manos de Ikky y dando vueltas con él en medio de la zona de carga

- ¿Zarzamoras?, no… no las puedo oler, me basta con que tú lo hagas - dijo el peliazul tomando a Seiya en sus brazos y besándolo en los labios

- Mi mamá solía hacer tartas de zarzamoras y fresas, su aroma llenaba nuestra cabaña entera, a mi papá le encantaban y se acababa la tarta entera, me gustan las frutas dulces – dijo Seiya abrazando a Ikky y acurrucándose en su pecho

- Tú eres dulce amor mío – susurró el peliazul abriendo los ojos y fijándose en dos sujetos que de la oscuridad salieron, uno de ellos tenía una navaja en las manos y el otro una cadena, obviamente no sabían a lo que se enfrentaban porque lucían confiados

- Yo creo que ambos lo son, tranquilos… podemos hacer esto de la forma fácil o la difícil – el tipo que tenía la navaja habló, Ikky no necesariamente soltó a Seiya, le besó el cuello y le susurró algo, lo que pasó a continuación fue demasiado rápido, Seiya miró a Ikky moverse como si estuviera en cámara lenta, y sonrió al ver a su peliazul romper el cuello del sujeto que tenía las cadenas en las manos y luego tomar del cuello al que tenía la navaja y levantarlo de forma que el pobre no podía asentar sus pies en el suelo

- No me agradan las cosas fáciles… amigo… - dijo Ikky con una sonrisa en los labios, el sujeto trató de soltarse pero el agarre de Ikky era de acero, y a los pocos segundos perdió el conocimiento, así que le rompió el cuello y lo lanzó al piso, pero antes de que volviera a caminar hasta Seiya, unos aplausos lentos llenaron el ambiente, Ikky y Seiya se voltearon y vieron a un vampiro que los miraba con curiosidad y dijo:

- Luego de las noticias que nos llegaron de las misteriosas desapariciones en el tren de llegada a la ciudad la noche anterior, debíamos conocer a nuestros nuevos visitantes, vengan conmigo… el jefe quiere conocerlos, somos su comité de bienvenida

- ¿Y qué te hace pensar que queremos conocer a tu jefe? – preguntó Ikky llegando hasta Seiya y tomando su mano

- Es una invitación que les conviene no rechazar, ¿vamos? – dijo el vampiro y señaló el camino, Seiya pudo sentir la presencia de muchos vampiros más, no estaban visibles pero estaban ahí, así que apretó suavemente la mano de Ikky y pestañeó, Ikky besó su mano y ambos caminaron siguiendo al vampiro que los guió entre el laberinto de los contenedores de los barcos hasta que llegaron a una especie de hangar, lucían como bodegas abandonadas, los focos del alumbrado público estaban rotos, por lo que los envolvía oscuridad total

 

Al entrar al hangar, fueron llevados por un pobremente iluminado pasillo a unas escaleras de caracol que bajaban a lo que se podría describir como un sótano, el ambiente era húmedo y pesado, nada agradable a simple vista, allí estaban reunidos al menos 25 vampiros, uno de ellos estaba sentado en un sillón que estaba un poco más alto que el nivel del suelo y en medio de la estancia, aquel debería ser el jefe, y fue el que habló:

- Bienvenidos amigos, es solo un día que nos visitan y hemos escuchado historias interesantes de ustedes – el vampiro no se levantó de su sillón, simplemente se reclinó apoyándose en el espaldar y mirándolos con curiosidad

- Eso es extraño, nosotros no hemos escuchado nada de ustedes – dijo Ikky con una sonrisa en los labios que no pudo enmascarar su desdén

- No nos sorprende, esas son las reglas por las que vivimos, pero el hecho de que tengamos a más de 10 personas desaparecidas de una manera sumamente pública y notoria, si prueba un problema para nosotros como podrán comprender – dijo aquel vampiro poniéndose de pie, era alto, rubio, de ojos azules y muy atractivo, se notaba que los otros vampiros le tenían respeto, Ikky podría pensar que miedo, pero… siempre podría estar equivocado

- No se preocupen, estamos simplemente de paso, no tenemos pensado quedarnos aquí por mucho tiempo, pronto seguiremos con nuestro camino si tanto les incomoda nuestra presencia – dijo Ikky en un tono bastante frío

- La verdad no nos importaría su presencia si no llamaran la atención de la manera en la que lo hacen, esta ciudad siempre está en la mira de la Orden de Aurelius, no los queremos aquí, en especial ahora que no solo tienen reclutas cazadores, trabajan con brujas y hechiceros, armas militares de largo alcance, las cosas no son lo que solían ser, tenemos que actuar con prudencia, espero sepan entender nuestras preocupaciones

- Estoy aburrido Ikky… la noche es joven y la ciudad espera, vamos a caminar – dijo Seiya suspirando y mirando el sótano en el que se encontraba, era un ambiente amplio, había sillones pegados a las paredes, mesas, una nevera, varios colchones, mantas, y demás implementos, era un nido en toda la extensión de la palabra

- En un momento amor – susurró Ikky y apretó su mano suavemente

- La Orden de Aurelius no debe subestimarse, ellos saben mucho de nuestra raza y nos han cazado sin descanso por años, ellos datan desde tiempos antiguos, casi desde la crucifixión, y yo debería saberlo, estuve allí – el que habló fue otro vampiro, éste era bastante corpulento, de tez morena y tenía un anillo muy llamativo en su mano derecha

- ¿En serio?, si la mitad de los vampiros hubieran estado en la crucifixión, eso hubiera sido como un concierto de rock al más alto nivel, yo sí he estado, en conciertos de rock me refiero, la mejor semana de mi vida la pasamos en Oktoberfest, amo este país, fue una experiencia alucinante – Ikky sonrió al decir esto

- Basta!!!, esto no es una broma, es una cordial invitación para que abandonen la ciudad por las buenas, no queremos matarlos, pero el hecho de que no queramos hacerlo, no significa que no lo vayamos a hacer – el jefe miró a Ikky al decir esto, que arqueó una ceja y lo miró desafiante al decir:

- Lo mismo va para ti, quien quiera que seas…

 

Seiya cerró los ojos, tomó aire y en menos de un segundo estaba de pie sobre el sillón del jefe, a sus espaldas, con un hábil movimiento de su mano le arrancó el corazón y ante sus ojos se volvió cenizas, Ikky se lanzó contra aquel vampiro corpulento y le rompió el cuello, luego saltó hasta el techo, se balanceó del candelabro que lo iluminaba todo y cayó con una gracia impresionante junto a Seiya, que miró a los demás vampiros del nido acercarse a ellos, ambos sonrieron y en los próximos segundos gritos llenaron el sótano…

 

- Ikky… tengo frío… - Seiya estaba de pie en medio de la estancia, se estaba mirando las manos perdido en sus pensamientos, el peliazul se sacudió polvo y ceniza de su pecho al sacarse su abrigo de cuero y ponerlo en los hombros del castaño que tomó su mano y lo llevó a las escaleras de caracol

- Es muy extraño que tengas frío amor, ¿No quieres pasar el día aquí?, está por amanecer

- No… el sitio huele a muerte y sangre, no quiero dormir aquí, no es un sitio para nosotros, llévame a donde podamos ver las estrellas

- Ok., espera un segundo… - Ikky atravesó la estancia y tomó una espada que colgaba decorativamente en la pared

- Eso es inservible, yo te conseguiré una mejor – dijo Seiya acomodándose un gorrito en la cabeza, ellos habían estado mirando entre las cosas que estaban en el nido, Seiya había tomado aquel gorrito, una bufanda y un paraguas amarillo

- Esta servirá por ahora, por si nos encontramos con más vampiros violentos en el camino – Ikky se encogió de hombros, la verdad le gustó la empuñadura de la espada, ellos podrían acabar con cualquier hipotético atacante que les saliera al paso, sin necesidad de arma alguna

- Luces en el cielo Ikky… luces de colores que lo iluminen y lo hagan naranja, explosiones gloriosas… exaltan la noche estrellada, mañana Ikky… mañana jugaremos – el castaño señaló una de las esquinas de la estancia, Ikky asintió, fue para allá y tomó una mochila que Seiya ya había preparado, al ver su contenido solo sonrió, su castaño era una caja de sorpresas, y respondió:

- Como quieras mi pequeño, pero vámonos, el sol no demora en salir

- No… tenemos tiempo de sobra, la luna me dice que el sol no nos dañará, agua nos protegerá, ¿lo hueles Ikky?

- ¿Oler qué?

- Flores… crisantemos, lirios… orquídeas… - dijo Seiya con una expresión soñadora en el rostro, Ikky asintió y dijo:

- Ohhhh ok., la luna tiene razón, no estamos lejos de los jardines botánicos, vamos entonces, mañana llegaremos a la iglesia del lago, ese es el plan, ¿verdad? – Ikky y Seiya salieron al frío de la noche y caminaron abrazados

- Si… ese es el plan… la luna me dijo que mis ojos se aclararán y podré verlo todo, que mi lengua se soltará y estaré fuerte, nos gusta los planes…

- Lo sé…

 

A la noche siguiente, Ikky y Seiya caminaban tranquilamente tomados de la mano, la luna brillaba en el firmamento y eso tenía contento a Seiya que le estaba contando una historia a Ikky que solo lo miraba entretenido, Seiya tenía noches como la de hoy en la que sonaba mucho más coherente de lo normal, solía decir que la luna callaba las voces de su cabeza y podía escuchar sus propios pensamientos, pero estos estados eran bastante raros en Seiya, era mucho más frecuente las noches en las que el castaño no se soportaba a si mismo y deseaba morir, Ikky lo balanceaba todo, noches como esta noche le daban esperanza

- En el lado de allá están los botes, nuestro amigo y su hermano gemelo remaban por el lago bajo la luz y el calor del sol mientras sus padres los miraban con el picnic, en este lado

- Wow… ¿todo eso lo pudiste ver en su cabeza? – preguntó Ikky, el nivel de detalle con el que Seiya hablaba era de envidia

- Si… pude sentir el pasto bajo mis pies y el sol en mi rostro, no me quemaba, que extraño – Seiya se miró la mano y meneó la cabeza, Ikky sonrió divertido y besó la frente de su amante, se volteó y frunció el ceño al mirar la iglesia, era antigua y no muy grande, pero seguramente tenía a personas dentro, eso no era problema en sí, pero… era una iglesia, así que el peliazul besó la mano de Seiya y preguntó:

- ¿Alguna idea para entrar a la iglesia?

- Por la puerta – respondió Seiya encogiéndose de hombros, Ikky le acarició la mejilla y le dijo:

- Amor… no podemos pisar suelo sagrado, no podemos entrar en las iglesias sin quemarnos

- Eso no es cierto, claro que podemos – Seiya miró a Ikky a los ojos y le apretó suavemente la mano

- No… no podemos, una vez intenté entrar en una iglesia en Roma, los crucifijos de las paredes me hicieron retroceder, uno de los sacerdotes me lanzó agua bendita y me quemó la piel, no amor, no podemos entrar en las iglesias

- Ikky, mi Ikky… claro que podemos entrar en las iglesias, son solo edificaciones hechas de piedra y madera, no hay nada sagrado en ellas

- El agua bendita me quemó Seiya

- Ohhhhh mi Ikky… las cosas tienen poder cuando les das poder, tu naciste bajo esa creencia, fuiste bautizado en esta extraña religión, por eso las iglesias o los crucifijos tienen poder sobre ti, pero no deberían, tú eres tan libre como yo, la cárcel está en tu mente

- ¿No tienen poder sobre ti? – preguntó Ikky, esto él no lo sabía

- No… yo soy de antes de ese tiempo, mis padres adoraban otros dioses, ahora ya nadie cree en ellos, ya no existen, los dioses, las religiones, los símbolos, las edificaciones, todo pasa… todo se transmuta, todo decae y muere, salvo nosotros que somos eternos

- ¿Entonces no existe Dios, o el Diablo?

- No…

- ¿No hay cielo o infierno?

- No…

- ¿No hay ninguna entidad todopoderosa que determine nuestro destino?

- No… o por lo menos en todo el tiempo que tengo de vida, no he descubierto ningún secreto escondido de la existencia de un ser superior, no he sabido nada del cielo o del infierno, no creo que existan, o si existen, no creo que nos quieran allí, nosotros pertenecemos a la tierra, somos sus dueños, amos y señores, no necesitamos un dios que nos imponga reglas, nosotros hacemos las reglas, nosotros somos eternos, nosotros reinamos

- Ok., pero igual me quemo si entro a esa iglesia amor

- Tú quédate aquí, ya bailaremos sobre sus cenizas – Seiya besó a Ikky en los labios y caminó despacio hasta los portones de la Iglesia, empujó la puerta con fuerza y la cerradura voló, dentro todo estaba en tinieblas, solo se escuchaban los pasos del castaño que miraba curioso las bancas, los vitrales antiguos, las pinturas que adornaban las paredes y el techo que tenía adornos de pan de oro y mármol

 

Seiya caminaba lentamente hacia el altar, pero se detuvo porque de una de las puertas laterales de la iglesia, un sacerdote le salió al paso, tenía un crucifijo de madera en las manos, se acercó a él y le puso el crucifijo en el rostro mientras decía:

- Fuera de aquí demonio, criatura de la oscuridad, no tienes nada que buscar aquí

- Realmente si… algo que necesito está aquí… y tú me dirás en dónde… - Seiya tomó el crucifijo de la mano del sacerdote y luego lo tomó a él del cuello, lo miró a los ojos y el mayor dejó de forcejear, se concentró en los destellos dorados de esos hermosos ojos cafés y dijo en un tono monótono:

- Tras el altar… hay una trampilla en el suelo… bajo la alfombra… unas escaleras bajan hasta la bóveda secreta…

- Muchas gracias… - dijo Seiya y sin mayores miramientos lo mordió en el cuello, el sacerdote suspiró y cerró los ojos dejándose caer, Seiya lo sostuvo mientras se alimentaba y cuando sintió que el corazón de su presa se detuvo, levantó la mirada y sonrió al ver a tres monjas que estaban en la puerta de la iglesia, una de ellas salió corriendo y se chocó con Ikky, que la sujetó de los brazos y a pesar de sus gritos y forcejeos la mordió en el cuello

 

La luna se reflejaba en el lago, el peliazul dejó a su víctima en el pasto y regresó su atención a la iglesia, todo era completo silencio hasta que un cuerpo salió volando por uno de los vitrales, Ikky sonrió al ver a un sacerdote claramente muerto y con el cuello roto, bueno… por lo menos Seiya se había alimentado, eso mantenía las voces de su cabeza a raya, luego otro cuerpo salió volando por otro vitral, y finalmente un tercero, y ahí fue que escuchó a Seiya llamándolo

 

En contra de su mejor criterio, Ikky entró en la iglesia y sintió que le faltaba el aire, lo cual no era lógico porque él no necesitaba aire para respirar, pero miró al altar y ladeó la cabeza al ver a Seiya que estaba de pie con los brazos extendidos a los lados, imitando la posición de Cristo en la cruz, el castaño levantó la cabeza y dijo:

- Es solo un símbolo mi Ikky… no podrá dañarte, nada podrá dañarte mientras estés a mi lado

- Lo sé… es solo un poco incómodo

- Ignóralo, solo estamos tú y yo aquí, nadie más… - Seiya caminó a un lado del altar y metió la mano en la vasija en donde reposaba el agua bendita, sacó la mano y lamió uno de sus dedos, Ikky se acercó, tocó ligeramente la superficie de la vasija, pero retiró la mano inmediatamente, a él si le quemaba, sentía como ácido en su piel

- Me rindo… conmigo no funciona tu lógica – el peliazul miró su quemada mano y la sacudió en el aire

- No importa, vamos a buscar lo que venimos a buscar

- Ok., ¿tienes idea de dónde?

- Si… bajo nuestros pies hay una cámara secreta con una sorpresa dentro

- Genial…

 

Ikky siguió a Seiya que le señaló una alfombra en una estancia tras el altar, Ikky retiró la alfombra y miró una argolla, levantó la trampilla y miró unas escaleras que bajaban, así que bajó, caminó hasta el centro de la oscura estancia y buscó hasta que encontró una cadenita, al tirar de ella, un foco se encendió, y una pequeña habitación que estaba llena de libros, rollos de pergamino, imágenes religiosas y crucifijos en todas las paredes se hizo visible, Ikky se hizo bolita en el suelo cubriéndose los ojos, Seiya bajó las escaleras y le acarició los cabellos al decir:

- Tranquilo amor, solo tomaremos lo que nos pertenece y nos iremos, puedes esperar afuera si quieres

- No… yo te espero aquí, no quiero estar afuera solo o dejarte solo aquí dentro – Ikky trató de abrir los ojos sin lograrlo realmente, había decenas de crucifijos clavados en las paredes, el peliazul sentía como si agujas se le clavaran en la piel, y pensó que la lógica de Seiya si tenía sentido, porque él se sintió normal hasta que encendió las luces y vio los crucifijos, si no los hubiera visto, no sentiría nada extraño, de cualquier manera, Seiya le besó la frente y le dijo:

- No tardo… - el castaño miró los estantes, caminó por la pequeña habitación pero no había nada que llamara su atención, hasta que se fijó que la luz no estaba distribuida uniformemente en la estancia, el foco no estaba en el centro de la habitación, miró la pared del fondo, la que estaba llena de crucifijos y sonrió, se acercó, la acarició y de un golpe abrió un hueco en el centro, metió la mano y sacó un libro forrado en cuero y de apariencia muy antigua, escrito a mano y con tinta roja, o por lo menos parecería que estaba escrito con tinta roja, Seiya lo olió y dijo: - Sangre…

- ¿Lo tienes? – preguntó Ikky poniéndose de pie con dificultad porque se negó a abrir los ojos

- Si… me cantó detrás de la pared, quería salir de su encierro y ahora es mío… vamos Ikky… - Seiya tomó la mano del peliazul y juntos subieron las pequeñas escaleras

 

Al salir de la iglesia, Ikky sintió como un peso de encima le fue quitado, y caminó hasta el auto que habían robado para llegar hasta allí, sacó dos galones de gasolina, entró a la iglesia y esparció el combustible mientras Seiya se sentó en el pasto y ojeaba el grimoire, solo lo distrajo el resplandor naranja de las llamas, a los pocos segundos Ikky llegó y se sentó a su lado

- ¿Es lo que necesitamos?

- Si… pero no se puede leer – Seiya le dio el grimoire a Ikky y se recostó en el pasto, levantó sus manos y las estaba mirando cuando escuchó la primera explosión, Ikky había puesto dinamita por toda la iglesia también, cortesía de ese nido de vampiros que eliminaron en Hamburgo

- ¿Por qué no? – Ikky abrió el libro y efectivamente no lo entendió, estaba en un idioma antiguo, era lógico que él no lo entendiera, pero Seiya no, su castaño podía hablar y escribir todas las lenguas muertas de la humanidad, o por lo menos eso es lo que Ikky pensaba, Seiya siempre podía leerlo todo y entenderlo todo, esta era la primera vez que no podía hacerlo

- Porque guarda muchos secretos, tenemos que descifrar la clave, está bajo llave y no puedo ver lo que dice, no puedo ver lo que dice – Seiya suspiró al momento que sonaba la segunda explosión

- ¿Clave?, ¿el libro está escrito en clave? – preguntó Ikky, esto no era del todo descabellado, no sería la primera vez que ellos se encontraban con algo así, el problema era que eso lo dificultaba todo, Seiya simplemente suspiró y contestó crípticamente:

- Con sangre se selló, con sangre se abrirá

- ¿Sabemos dónde está la clave? – a Ikky le parecían divertidas las aventuras en las que se embarcaba a buscar cosas o personas con Seiya, lo malo es que en estos 250 años juntos, no habían encontrado lo que Seiya buscaba desde que Ikky lo conoció, muchos vampiros se radicaban en alguna ciudad, ese nunca era su caso, ellos no tenían un lugar al que llamar hogar, Ikky y Seiya eran la definición de errante, y eso estaba bien a criterio del peliazul, pero a veces, si le gustaría sentar raíces en alguna parte

- La clave… la clave está en donde está todo lo demás, nuestro camino nos lleva a la ciudad antigua, veo una fuente de agua fresca llena de oro, ¿quieres refrescarte conmigo en la fuente? – Seiya se incorporó un poquito y besó a Ikky en los labios

- Claro que si…

- Las brujas y sus hechizos… - dijo Seiya tomando el libro y abrazándolo contra su pecho, de cualquier manera, estaban un paso más cerca de cumplir lo que deseaban, esta vez lo conseguiría, claro que lo haría…

 

Notas finales:

Chan chan chan... ya estamos un paso más cerca de saber lo que busca Seiya, ¿o  no?, uyyyyyy con ellos nunca se sabe

Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado, nos vemos en el capítulo nuevo el martes, saludos, bye


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