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Jack nos unió otra vez por yukihime200

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Dean se paseaba en la sala de descanso frente a la mirada extrañada de toda su familia. Se miraban los unos a los otros preguntándose con la mirada qué es lo que podía tener al jovencito de esa forma. Y como si fuera arte de magia la iluminación alcanzó sus rostros cuando pensaron en una sola respuesta.


—Muy bien. ¿Qué sucedió con Castiel? —su madre fue la primera en romper el incómodo silencio, y dejó la taza de té que tenía en sus manos sobre la mesa para ponerle su total atención.


—¿Viste a Cas? —la voz sorprendida de Sam salió unos pocos decibeles más altos secundando a su madre. El padre solo miraba todo tranquilo.


—Sí, la otra noche. Ahora no me contesta —por fin se giró hacia ellos. Su rostro demostrando toda la desesperación que sentía.


Katherine, como toda buena madre que educa a sus hijos en todos los ámbitos, llegó a una sola conclusión con respecto a la respuesta que dio su hijo.


—Bueno, cariño. Debes darle tiempo. Si pasaron la noche juntos entonces él aún necesita procesar las cosas. Es normal que quiera distanciarse un poco —la rubia hablaba calmada y con un tono suave, pero no lo suficiente como para decir que hablaba con un niño, los temas serios deben ser tratados como tal, después de todo, sus hijos ya tenían diecisiete años.


—Mamá ¿a qué te re... —y el entendimiento llegó a Dean, quien abrió mucho sus ojos sorprendido—. Por Dios, mamá, ¡No nos acostamos! —. Apenada por llegar a una conclusión errónea puso una mano sobre su mejilla en un gesto sorprendido inconsciente—. Solo conversamos, lo juro.


—Si le rezas tal vez baje —Sam lanzó esa frase al aire para romper con la incómoda conversación anterior, como un chiste. Puede ser muy feliz con que su hermano y mejor amigo se quieran, pero prefería que su imaginación llegara hasta ahí. No quiere saber lo que hacen más allá.


—Ya lo hice, muchas veces —se cruzó de brazos como si fuera lo más obvio del mundo.


—Hombre, ¿Le rezas a Dios para que Cas vuelva a hablarte?, ¡Qué romántico! —Dean le miró como si una segunda cabeza saliera a un costado de su cuello.


—¿Por qué demonios le rezaría a D… —le tomó unos buenos segundos, pero al final su rostro se iluminó con una gran sonrisa, como si hubiese encontrado la solución a la más grande de las interrogantes mundiales—. Tengo que irme —. Y así sin más se fue corriendo bajo la mirada estupefacta de todos los demás en aquella sala que no comprendieron nada.


***


Corrió por entre las calles hasta llegar a un callejón solitario. Apoyándose en la pared dirigió su vista al cielo.


—Bien. Hagamos esto —las porras mentales hacia sí mismo no podían faltar, se sentía como si fuera a hacer una gran misión. Y solo quería rezarle a Dios—. Jack, ¿Podrías bajar, por favor? —miró hacia todos lados al ver que aún no había resultado alguno, y cuando se dispuso a hacerlo otra vez –porque lo haría todas las veces que fuera necesario– un batir de alas se escuchó a sus espaldas.


—Pensé que este día nunca llegaría, pese a que Cas me dijo lo que sucedió —el jovencito le sonreía de manera tierna, tal como recordaba de sus muchos sueños— ¿Qué necesitas, Dean?


—¡Jack! —no supo por qué, tampoco necesitaba hacerlo. Solo sintió que era necesario, es por eso que se lanzó contra el muchacho en un abrazo fraterno, tan fuerte, que si no fuera un ser celestial a estas alturas ya le estaría quitando todo el aire— ¿Cómo has estado, muchacho?


El rostro del Dios se iluminó, feliz de que uno de sus otros padres al fin lo abrazara como hace tanto tiempo no hacían, como casi nunca había hecho Dean.


Se separaron un poco y se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía de antiguos conocidos, ya habría tiempo para lo que quería preguntarle.


Pero Jack, como todo buen jovencito, no era muy paciente, y con un chasquido de sus dedos Cas ya estaba en el lugar junto a ellos. Dean se miró sorprendido, podrían pasar siglos y aun así no podría acostumbrarse a ver seres celestiales apareciendo y desapareciendo tan fácil por la vida.


—Sé de lo que querías hablar —se giró Jack para mirar a Dean—, pero es mejor que resuelvan todo esto ustedes solos.


—Espera, Jack —Castiel había comenzado su réplica, pero el menor tan solo le dio un golpecito amistoso a su hombro, y de pronto, ya no estaba Jack. En su mente Cas escuchó un simple “tienes prohibido volver hasta que no arregles todo con él”, y luego dirigió su vista al chico de ojos verdes, ambos mirándose sin saber qué decir.


—Entonces, ¿Ya podemos hablar? —el ex cazador lo miró un poco tímido, temeroso de que Cas le fuera a negar la palabra, pese a que sabía que eso jamás pasaría, que nunca pasó. El ángel solo asintió con su cabeza para darle rienda suelta a las cuestiones del otro—. Bien, para empezar ¿Cómo demonios terminamos aquí en la tierra otra vez? Estoy seguro que estaba muerto —el ser divino lo miró comprendiendo que sus memorias habían vuelto, o al menos algunas varias.


—Bien, para empezar, todo es culpa de Jack.


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