La brisa cálida… Que anuncia la próxima llegada de climas más sofocantes.
Entre el cielo despejado, y la suave hierva que ha crecido de manera salvaje y hermosa.
Las flores adornan aquellos tallos.
Las débiles hojas de los árboles se desprenden en una tierna danza compacta, para ir depositándose en el suelo, aquel… Que aún es tan fértil, cómo para que la vida se pueda dar.
Es curioso eso…
Cuando en ese sitio…
Tan precioso e indomable, en donde se encuentra la diferencia entre el cielo y la tierra…
Yacen, en un descanso eterno… Restos de aquellos que murieron en batalla…
Santos de cualquier rango, encuentran su última morada.
No importa si fueron por completo fieles o no, se les otorga un lugar en aquel cementerio cercano, y reservado para quienes sirvieron a la Diosa Atena parte de su vida.
Las lápidas… Son piedras que tienen diferentes formas y texturas, pero todas iguales al llevar una leyenda escrita en ellas.
Con el nombre de quien representan en su memoria…
Indicándoles el lugar a quienes fueron sus camaradas o algo más, para que puedan ir a visitarlos.
En algunos descansan aquellos cuerpos que ya no pueden levantarse…
Pero en otros…
Es solo simbólico, pues los restos nunca fueron encontrados.
Aunque, puede que alcance esto para que descansen, el hecho de tener una sepultura…
Y también que exista un lugar a donde ir… Para llevar sus respetos, a su camarada caído…
Diferentes situaciones pueden ser los motivos de su deceso.
Muerto en combate.
Enfermedad.
La vejez…
O una situación no inidentificada…
Claramente eso no importa, si se volvieron dignos caballeros, tanto masculinos como femeninos, o si su voluntad y deber estaba con Atena, se ganaban un lugar en el descanso eterno terrenal de aquel santuario.
Algunas tumbas, siguen siendo recordadas hasta el día de hoy…
Las flores que se depositan o alguna otra ofrenda, están a las faldas de aquella piedra…
Están limpias o con la hierba cortada, como muestra de un respeto hacia quien yace allí.
Para otros, lamentablemente el olvido los alcanzó y ya nadie pueda saber con certeza quienes eran esas personas…
Salvo por el nombre y el rango, que sería lo único que se conociera a la fecha.
En momentos especiales, aquellos símbolos de recuerdos son limpiados y conmemorados por aquel servicio que nunca se olvidará, aunque sus rostro sí.
Sin embargo, por un deseo de la máxima autoridad del santuario…
La misma Atena otorgó un ferviente deseo…
Uno que en los corazones de sus caballeros se encontraba…
En deuda estaba con aquellos fieles caballeros de antaño. Quería demostrarles que ella les correspondía su sacrifico…
Lo hizo dos veces… Pero su poder como Diosa no estaba completo…
Así que… Duro apenas un año…
Pero no se daría por vencida aquella alma que no había vuelto a la tierra…
¿Tal vez sabía que necesitaría de ellos?
Y por eso… Les permitió este corto lapso de tiempo… Donde solo les pido que fueran felices, junto a quienes amaban…
Y si con ello se daba un don nuevo… Aquellos nacidos por ese amor, se volverían sus servidores…
Pero… Les daría algo más…
Pues… Aquello que se concedió por ese deseo… Es similar a uno dado siglos atrás… En el cual las cosas así se suscitaron.
Aún es un misterio el hablar de eso.
Pero… Sí le funcionó antes, y aquellos dorados que nacieron se conectan por el lazo de sangre…
Los del siglo actual… Por esa razón se volvieron prodigios para obtener sus armaduras tan jóvenes…
La herencia de cosmos es algo fascinante… Y una solución que tardo algunas generaciones para dar fin de una vez por todas a Hades.
Sin embargo, no todos gozaron de este lazo… Por qué no vio en los corazones de todos sus guerreros ese amor que pudiera ayudarlos a procrear una nueva vida…
Aun así, no negara su servicio y honor, para traer esta paz actual…
Les entrego una oportunidad de dejar su marca y huella en este mundo… Con el consentimiento de amar, respetar y hacerse responsable de sus decisiones, como acciones.
Sin embargo…
Aunque algunos lo están aprovechando para estar al lado de quienes aman… Hay otros que… Entre risas y alegrías... No sienten la capacidad de seguir adelante sin tener que recordar a los muertos.
Su tumba había sido removida como las demás de aquellos que de nuevo caminan entre los vivos, y se volvieron igual que ellos.
Pudo apreciar como su morada de descanso eterno, estaba junto aquellos niños que amo y cuido tanto.
Había adoptado una nueva costumbre…
Muy temprano por la mañana o demasiado tarde en la noche…
Decidía ir a este sitio sagrado…
Y presentar siempre sus respetos a quienes reconoce como sus hijos…
Es curiosos y triste que ellos no estén cuando él fue el primero en dejarlos…
Abrir sus ojos verdes, y apreciar los nombres de quienes descansan…
-Teneo, Celintha, Salo- Murmura aquellos nombres en un tono ronco, intentando mostrar una pequeña sonrisa sin mucho éxito.
Las tres tumbas cercanas una a la otra…
En medio de estas se encontraba la suya… La cual ha dejado un espacio vacío.
Sin duda… Sus compañeros de armas y patriarca, después de aquella guerra santa de su época, procuraron que así fuera cuando el tiempo les llegará… Aunque a uno le fue arrebatada la vida más temprano que a los demás.
Las había limpiado antes… Las mantiene intactas, lleva flores y algunos bocadillos que a ellos les gustaban, para comerlos en compañía de aquellos a quienes cuido como hijos.
-Shion me contó… Mucho de lo que hicieron después de que yo me fui- El derramar lágrimas a veces ocurría, pero quería que cada vez fuera menos ese hecho.
-Teneo… Te felicito por que obtuvieras a Tauro, sé que la portaste con mucho orgullo y protegiste a todos los que te necesitaban-
Miraba con nostalgia aquella tumba grabada con ese nombre y rango…
“Teneo de Tauro”
Su vista parecía volverse algo vidriosa, pero se calma lo antes posible.
-Celintha, a pesar que después de mi muerte renunciaste a seguir con tu entrenamiento, no te deslindaste de tus responsabilidades, y…- En su mente recuerda aquellas sonrisas y rostros que no puede abandonar -A tu modo, protegiste a quienes vivían en esa época en Rodorio… Hasta en tus últimos momentos lo hiciste-
Su corazón duele, al recordar aquellos niños que entrenó y vio crecer…
-Sato…- El menor de ellos, y cuya tumba se veía más vieja y abandonada que las otras dos…
Sin duda significa… Que su muerte fue antes de que la de sus discípulos mayores.
Eso le duele aún más, el saber que… Su joven vida… Fue arrebatada antes de siquiera pudiera llegar a una edad adulta.
No pudo soportar para este punto… Jamás lo puede lograr…
-Sato… Perdóname… Debí… Enseñarte… Debí…- Su sonrisa de siempre se ve opacada por unas lágrimas de dolor que van cayendo por su rostro.
Siempre mantuvo su sonrisa en todo momento… Quería que a su alrededor en todo momento fuera agradable para quienes lo acompañaban.
Pero, el saber esta cruel realidad de aquel destino de un inocente.
Siente la culpa por no haber sido capaz de proteger todas las futuras generaciones de su tiempo.
¿Cómo era posible a su ver, que él estuviera vivo y ellos no?
¿Por qué su Diosa lo había vuelto a revivir, en un mundo donde claramente no tenía a alguien ya conocido a quien proteger?
No existían razones para que su tiempo fuera alargado.
No era como sus compañeros de armas que dejaron a sus hijos en este mundo…
No porque no fueran responsables, sino que el tiempo se les fue arrebato para no poder estar al lado de esos inocentes seres.
Pero…. En cambio, él no tenía a nadie… Ningún hijo, ninguna pareja, solo amigos y compañeros…
Que les alegraba verlos, pero hasta allí.
Es difícil pensar que esos pequeños… Ahora están en esas tumbas tan solitarias…
Que no los pudo cuidar como prometió, pero es el ciclo de la vida, que ahora él debe cumplir una vez más.
Sin guerras, sin penurias más allá de los recuerdos del pasado.
Muchas veces habló con ellos, y lo sigue haciendo…
Contándoles algo de esta vida…
Intentando a su manera alagarlos por lo que hicieron cuando él ya no estuvo.
Dohko le contó todo lo que logró saber antes de que tuviera que partir a Cinco Picos…
Le dijo que sin duda los tres dieron lo mejor de sí en aquella guerra santa.
Que alegría fue saberlo, dándole una efímera tranquilidad, que no lograba calmar del todo a su corazón atormentando.
Shion, ahora siendo el actúa patriarca, es curioso tener que mostrarle un respeto de esa magnitud, cuando siempre fue uno de los más jóvenes, algo inexperto, como impulsivo, pero era lo normal en aquella época.
Contó más que nada aquellas hazañas de Teneo…
Las misiones que cumplió, y como lo mantuvo en sus pensamientos tan presente durante toda su vida.
Pequeños relatos de cómo su amigo le dio concejos a su discípulo, y… Algunos días que pasaron recordando al peliblanco.
Simplemente todo era una mezcla de sus sentimientos.
Aquellos niños mantuvieron sus sonrisas y fuerzas por él…
Debía hacer lo mismo para honrarlos… Aunque fuera doloroso…
Puede darse el permiso de romper en llanto en los momentos que los visita, culparse un poco por estar vivo y ellos no.
La razón por la que Teneo no revivió aun siendo un caballero dorado es incierta.
Sin embargo, eso no quita que…
Rasgado, aún esboza una sonrisa cuando está a punto de marcharse…
Después de recordar esos viejos momentos, después de platicar con ellos, después de contarles como es estar vivo en este nuevo mundo lleno de curiosidades y desafíos…
Después… De decirles que… Aunque no sea su responsabilidad… Ha adoptado la postura de portarse como un padre y abuelo para el Tauro de esta generación, y la pequeña niña que algún día será la nueva portadora de la segunda armadura dorada.
Con aquella sonrisa, sabe que es el momento de decir adiós…
Solo por este día…
Pero, no sin antes decir, lo que su corazón tiene guardado.
-Estoy… Orgulloso de los tres— Sonríe, con una lagrima escapando de sus orbes verde oliva.
Mira las tres tumbas, donde ha dejado pequeños ramos de flores silvestres…
Ha dedicado las palabras que jamás podrá dejar de pronunciar.
Levantándose de aquella postura…
Haberse sentado delante de los tres, con las piernas cruzadas, las ropas civiles que usa ahora, no se diferencian tanto de las que antes portaba… Tal vez solo que ya no indican que entrena para aspirar a una armadura, sino que entrena para seguir mantenido su cuerpo, cosmos y mente en paz.
Siempre fue bondadoso, gentil y amigable, y eso logro que muchos lo aprecien tanto…
Y eso es algo de lo que no puede escapar, ya que igual… Disfruta poder hacer sonreír a otros.
-Adiós, niños- Sus últimas palabras de despedida -Vendré a verlos mañana- solo por hoy… Debo irse, ya que…
Al subir aquella colina… Donde el campo de descanso de muchos soldados de este santuario se encuentra…
Rasgado, vera una gentil sonrisa de una pequeña niña, que lo espera…
Pidiéndole a su abuelo que vaya a entrenar con ella.
Curioso es la manera en que vuelve a hacer un maestro…
Y aunque no tuviera hijos, tiene una nietecita… Y personas que aprecia como sus propios niños… Al igual que un antiguo portador de Tauro, que… Aunque choquen mucho, se llevan bien y se puede decir que es un nuevo amigo.
Sus pasos se alejan de aquellas tumbas…
El cálido viento se intensifica, remolineando aquellas hojas y pétalos de flores que se han caído de sus lugares…
Si tan solo volteara un segundo…
Podría ver… Los fantasmas de tres siluetas que felices y orgullosos miran a quien fue su padre hace siglos.