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Siete días lejos del mar por mei yuuki

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Notas del capitulo:

 

Prompt: Las sirenas son reales.

 

     Una sucesión de arcos sobre las columnas góticas le conferían al acuario de Brighton la perspectiva de un espacio infinito. Había sido construido hace apenas unos años, en 1872, y era uno de los lugares que más encarecidamente le recomendó visitar su hermano cuando se enteró de que visitaría la ciudad. Lo cierto es que la idea emergió en la mente de Sherlock solo después de ver un anuncio en el periódico de la mañana; nota pequeña que venía aparejada a una extraña noticia que captó su atención.

     Detrás de la gruesa pared de cristal que les separaba del mundo de las profundidades, un par de mantarrayas se arrastraba con pereza sobre las arenas claras. Liam las contemplaba con aparente ensimismamiento; pero sus ojos, otrora de un rojo vibrante, lucían tan inexpresivos y fríos que Sherlock dudó entre interrumpir sus cavilaciones y seguir observándolo.

     ―Dijiste que ya habías venido una vez. Tal vez debimos ir a otro lado, después de todo ―comentó inclinándose sobre él. Su compañero volvió la vista entonces; la luz azulada del estanque se reflejó tenuemente en su perfil.

     ―Es un lugar bastante excepcional, no importa cuántas veces uno lo vea ―dijo, meneando la cabeza en negación―. Aunque a mi hermano pequeño no le agradó mucho cuando vinimos. No había tantas especies entonces.

     ―A ti tampoco parece gustarte, y no te culpo en lo que se refiere a estas ―señaló a las mantarrayas que continuaban su flemático deambular―. La han de ser lo más aburrido que te puedes encontrar por aquí.

     Ni los tiburones de proporciones enormes ni las medusas, con sus formas delicadas y fantasmales, causaron el mismo impacto en él que en el resto de los impresionables espectadores a su alrededor. Por sobre sus murmullos de admiración y sorpresa, Sherlock daba vueltas a aquella nueva pieza de información que Liam acababa de darle: tenía al menos un hermano menor con el que salir por ahí cuando no se encontraba ocupado con asuntos desconocidos. No le habría concedido tal importancia de no ser porque llevaba cinco días de conocerle y era la primera vez que mencionaba algo relativo a su familia; por lo demás, no conseguía perfilarle con la facilidad de siempre. Al intentar ver bajo su distante cortesía solo obtenía vestigios y pistas aisladas.  

     Sin embargo, se comprendían con una rapidez poco usual, y entablar conversaciones con él se asemejaba más a transitar por el parque en compañía de un amigo que a sumergirse en terrenos inexplorados. No quería dejar de hacerlo, y el tiempo siempre parecía agotarse demasiado pronto.

     ―Un par de pescadores dicen haber avistado sirenas cerca de aquí ―le contó, cuando se tomaron un descanso en la azotea para fumar. Sacudió la ceniza por encima de la balaustrada y agregó―: ya que la delincuencia va en alza, esperaba encontrar algo bueno, pero solo hallé un montón de fantasías.

     ―¿Misterios como ese van más allá de su capacidad? ―se le dibujó en los labios una sonrisilla burlona.

     ―No, pero si te interesa, tú podrías resolverlo. Eres increíblemente hábil en el nado, ¿no es así? ―Sherlock había deducido aquella característica a partir de sus movimientos al caminar y olvidó mencionárselo antes.

     La cautela tomó el lugar del asombro que esperaba ver en el semblante de Liam. Cruzó los brazos sobre el barandal en vez de responder de inmediato.

     ―Acertó, aunque algo como eso es sencillo para un detective como usted ―reconoció―. Uno que también toca el violín y tiene la costumbre de usar drogas.

     ―¡Ah! ¿Cómo supiste eso? ―Estaba preparado para un ataque de igual calibre, pero todavía le desconcertada y maravillaba al mismo tiempo que alguien fuese capaz de leerle hasta ese grado. A parte de Mycroft, que era su propio hermano y por desgracia le aventajaba, no había tenido experiencias similares.

     ―Es demasiado obvio para no saberlo después de vernos tantas veces.

     ―En realidad te crees mucho, ¿eh? Pequeño engreído.

     Soltó una carcajada y palmeó su hombro hasta que le hizo reír también. Recortado contra el crepúsculo, su rostro risueño lucía etéreo y cálido, como si la brisa fuese a llevarle junto con el sol. Sherlock elevó la mano, los dedos a punto de tocar su piel. No supo si pretendía retenerle o simplemente se conformaba con capturar el suave tacto en su memoria. La bajó antes de dilucidarlo.

     ―La verdad es que no suelo descartar ninguna posibilidad, por imposible que sea, a menos que haya pruebas de por medio ―dijo para llenar el silencio repentino, mirando hacia el océano―. De existir las sirenas, quizá alguna termine dentro de uno de los estanques de aquí. Desde luego, eso sería más entretenido de ver que a una mantarraya vegetar.

     ―En ese caso, si llego a encontrar a alguna, le advertiré que tenga cuidado.

     Cuando le ojeó de nuevo, encontró otra máscara ilegible sobre sus rasgos bien definidos. Concentrado en lo que sea que estuviese más allá del horizonte carmesí, no le miró de regreso, pero Sherlock todavía le sonrió.

Notas finales:

Acuario de la ciudad de Brighton: Como se explica, fue inagurado en 1872 y es el acuario en funcionamiento más antiguo del mundo. Actualmente tiene el nombre de Sea Life Brighton.


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