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Mi niño amado por ami4alice

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Notas del capitulo:

Seguimos con la historia de Kari... ¡Espero lo disfruten!

El tiempo pasó y eso trajo consigo muchos sucesos que causaron un gran cambio en la historia.

Con la llegada del primer caballero más joven en la historia, un candidato al trono fue elegido. La incertidumbre creció, trayendo consigo problemas que tuvieron que resolver antes de la toma de poder por su parte, ya que aun cuando no lo demostró, esa noticia le sorprendió, jamás se imaginó que la sagrada escritura lo escogería a él, puesto que en un principio no tenía deseos de gobernar. ¿Qué significaba aquello?

Hasta para él mismo fue un misterio la forma de proceder de la sagrada escritura, igualmente, él siguió el deseo pautado por el destino, principalmente, porque la persona que él decidió apoyar, deseaba que él tomara el poder a toda costa. ¿Estaba siendo egoísta por tener esas razones para gobernar? No lo sabía y tampoco andaba buscando una respuesta, lo único que siempre tenía claro es que quería ser el apoyo de Dewis, y si para eso tenía que volverse emperador, entonces lo sería.

Muchas personas seguramente pensaron en él como un ser egoísta, porque hizo lo que quiso en todo momento sin arrepentirse. Compartió la misma habitación con Dewis, contradijo a personas importantes, regaño a diferentes personas, en conclusión, Kari todo el tiempo solo hizo lo que le vino en gana, sin preocuparse mucho de las consecuencias. Sabía que iba a ser el centro de atención, que muchos lo juzgarían por actuar así, pero… ¿Acaso eso lograría que se arrepintiera de todo lo que hizo? Jamás.

Al final logro triunfar, en muchos sentidos diferentes. Kari no supo reconocer su deseo de posesión hasta que se encontró en aquella posición donde tenía que tomar la decisión de sostener o dejar ir. Cada vez que miraba a Dewis tenía el mismo pensamiento, de que no deseaba que el otro hombre se fuese a otro lugar, no sabía qué le motivaba a pensar de esa forma, solo sentía que si le quitaba la mirada por un momento, este simplemente desaparecería de su vista. En la mayoría del tiempo, no estuvo muy lejos de tal pensamiento.

Porque con cada mala situación que se le presentaba, Dewis siempre terminaba siendo el más afectado. Ese hecho lo enojaba enormemente, pero lo único que podía hacer era tratar de sobrellevar el asunto con calma.

Al final, algo dentro de él le decía que Dewis siempre volvería a su lado. No estuvo tan equivocado con ese pensamiento.

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.

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Aunque habían comenzado a darse besos, Kari seguía sin terminar de comprender el asunto sobre el amor. El momento en que concluyó sobre eso, fue la primera noche que estuvieron juntos.

En aquella ocasión cuando estuvieron en Lak y pasaron la noche juntos, fue un momento crucial para Kari, ya que allí se dio cuenta de sus verdaderos sentimientos. Luego de tantos problemas y ver como se volvían el centro de los chismes, Dewis se encontraba en su habitación, tenía que decir que aquello se trataba de su primera vez. Aunque llevaban un tiempo compartiendo su tiempo, jamás llegaron a dormir en el mismo cuarto, porque no llegaban al punto de quedarse a dormir en la casa del otro, siempre volvían a la propia, pero ese no fue el caso en esa ocasión.

Ambos eran conscientes del hecho de que en Lak compartir habitación significaba más que solo eso, aun así, el hecho de que Dewis estuviera en su habitación en aquel entonces, le hizo sentir realmente bien, porque los dos tenían presente aquello con respecto a las tradiciones de Lak. Hasta ese momento solo se habían besado, besos que Kari tenía que admitir le gustaban al punto de no querer detenerse, si fuese por él, besaría a Dewis en cada oportunidad que tuviera, pero sabía controlarse, más aun cuando el otro parecía querer que lo hiciera.

Ese día disfruto de ver la derrota del príncipe heredero del territorio de Lak, pero lo que verdaderamente gozo fue de poder besar a Dewis más de una vez, siempre disfrutaba de hacerlo. No pasó realmente nada esa noche, solo fueron a la cama a dormir, aunque como mala costumbre, Kari terminó despertándose en mitad de la noche, aunque a diferencia de las otras noches, no fue debido a una pesadilla, sino más bien porque fue sacado de la cama, terminando en el suelo.

Rascó un poco su nuca cuando se sentó en el piso, media cobija se encontraba con él en el suelo. Suspiro e iba a volver a subirse en la cama, pero en eso, pudo apreciar como el otro se removía en la cama hasta también terminar en el suelo, allí se percató de algo, Dewis se movió a buscarlo, porque cuando lo encontró, se abrazó a su cintura. Esa se trataba de la primera vez que compartía la cama con alguien más, ya que con su madre no llego a compartirla realmente, ella siempre estuvo solo sentada en una silla esperando a que se durmiera.

Ahora tenía un mayor problema… ¿Cómo se iba a levantar si el otro le abrazaba por la cintura?

Verlo aferrándose a él le pareció tierno y sin poder evitarlo, llevo una mano al rostro ajeno, apartando un par de mechones para poder apreciar mejor su cara. Antes de darse cuenta sobre sus labios había una sonrisa y el impulso que invadió su corazón hizo que se inclinara hacia Dewis, dejando un beso sobre su frente, pero cuando se separó del otro hombre, algo dentro de él se agitó.

Como si estuviera viendo una ilusión, todo el escenario cambio por completo, pero lo único que no era diferente fueron ellos mismos. Se encontraban en el mismo lugar, pero la habitación no se trataba de la misma. Kari miró a su alrededor un instante, algo en esa habitación se sentía familiar, pero cuando regreso su vista a Dewis, todo volvió a la normalidad. Llevó una mano a su rostro para cubrirlo un poco, estaba sudando un poco, igual que cuando tenía esas pesadillas. ¿Aquello fue parte de su pesadilla? ¿Nunca iban a dejarlo?

Suspiro un poco, sintiendo como el otro se removía un poco, cuando dirigió otra vez su mirada a este, notó que al parecer se había despertado. Dewis abrió un poco los ojos y cuando pudo ver a Kari llevo una mano en dirección de este, tocando su mejilla mientras le regala una sonrisa. Nuevamente algo dentro de él se agito y para cuando se vino a dar cuenta, dentro de su pecho algo bombeaba con fuerza. Llevo una mano a la que se encontraba en su mejilla, sintiendo como el sonido dentro de su pecho se incrementaba.

-Kari…

Gracias al silencio de la habitación, pudo oír perfectamente como Dewis soltaba su nombre en aquel tono dulce.

Todo su cuerpo se estremeció con una simple palabra, sintiendo por primera vez en su vida sus mejillas completamente rojas. Su corazón no dejaba de encontrarse alterado, golpeando su pecho como si se tratara de un tambor, al parecer había una fiesta dentro de su pecho. Dewis apartó su mano y volvió a dormirse, pero Kari no hizo lo mismo, porque con aquello que acababa de pasar, por primera vez una palabra en concreto apareció en su mente.

Te amo… Te amo demasiado

Se repetían una y otra vez dentro de su cabeza, pero no parecía ser suficiente para callar a su corazón. Kari intento decirlas, pero las palabras se atoraban en su garganta, no solo eso, cuando intentaba decirlas, tenía una sensación desagradable en su boca, como si quisiera vomitar. Su voz se cortaba y se volvía inaudible cuando trataba de decir aquellas palabras.

Al final se rindió en intentar decirlas, algo dentro de él le decía que no iba a lograr soltarlas al aire. Un dolor en su pecho se instaló provocando que por un momento se inclinara hacia adelante, la gama de emociones estaba siendo demasiado para alguien que nunca comprendió estas. Aunque quería decirlas, gritarlas fuertes, no pudo hacerlo y estaba consciente que al parecer algo lo detenía, así que Kari tomó una decisión… Si no podía decirlas, entonces solo tenía que expresarlo con sus acciones.

Con ese pensamiento en mente, se acostó al lado de Dewis en el suelo, cerrando los ojos para conciliar el sueño.

Kari  había entendió en ese preciso instante el verdadero significado del amor.

.

.

.

Los problemas que se le presentaron finalmente cesaron.

Kari ahora era el legítimo emperador, siendo apoyado por todos, ya nadie se encontraba en su contra. Los preparativos de la coronación vinieron luego de tan agitado momento como lo fue la batalla con los nobles o mejor dicho, ex nobles. En mitad de todas esas tareas que ahora tenía que realizar, además de los ensayos que tuvo que llevar a cabo antes de la ceremonia, hicieron que en un momento dado, Kari no pudiera evitar irse de toda la aglomeración de gente. Sabía que ahora como emperador tenía que soportar muchas cosas, pero estaba cansado de que todos le rodearan para diferentes cosas, ya estaba harto, aunque estaba consciente que ese enojo se debía en parte a que se encontraba solo.

Después de tanto a Dewis se le dieron vacaciones, así que Kari se encontraba solo, aunque pasaba gran parte de su tiempo con Roy, el sustituto de Dewis mientras se encontraba descansando. Lo curioso es que en ese preciso instante se encontraba solo, ya que Roy se distrajo, Kari aprovecho para poder escapar de tantos compromisos que lo agobiaban. En esta ocasión, en vez de terminar donde siempre frente al gran árbol, terminó en aquel pasillo donde estaban colgados los cuadros de los emperadores del pasado.

Kari no pudo evitar detenerse justo en el espacio vacío en la pared.

-¿Tienes curiosidad?

Se giró un poco para ver al emperador decirle eso.

-¿Por qué no se sabe nada del primer emperador?

El anterior emperador se paró a su lado mirando el espacio vació.

-Nadie lo sabe… -dijo -. Por lo menos nadie que no sea el emperador.

Eso le hizo darse cuenta que el emperador guardaba más secretos de los que ya descubrió antes, como la puerta mágica. No agrego nada, viendo como el emperador miraba al alrededor, a pesar de estar todo el palacio ajetreado por la organización de la coronación, en ese pasillo no había nadie además de ellos.

» Esto es algo que solo los emperadores saben…

Kari asintió con la cabeza, viendo como el emperador se acercaba a la pared, tocando en el espacio vacío.

» No hay información sobre el primer emperador… porque nunca llego a ejercer el cargo.

Eso sí que no se lo esperaba Kari. El emperador comenzó a caminar y por inercia Kari le siguió el paso.

-¿Por qué…?

Caminaron por los pasillos que por alguna extraña razón se encontraban completamente solos, como si no hubiese nadie más en el palacio que ellos dos. El silencio que había por todos lados le hizo preguntarse muchas cosas, aun así, siguió sin dudar al anterior emperador. Su caminata terminó frente al gran árbol.

-Justo el día de su coronación, desapareció sin dejar rastro…

-¿Qué? Entonces cómo…

-¿Ejerció el poder? En realidad…en esa época no hubo gobernante, pero no es como si se pudiera decir al pueblo, así que solo se corrió la voz de que al primer emperador no le gustaba mostrarse en público o que le pintaran…

-¿Quién hizo su trabajo?

-Te sorprenderá la respuesta… -dijo el mayor con una pausa -. El que ejerció el poder del emperador fue el sumo sacerdote de aquella época… su nombre era Helios.

-¿El sumo sacerdote cubrió la desaparición del emperador? ¿Por qué?

Kari cerró por un momento los ojos cuando el viento pego en su rostro, notando como unas hojas volaban por allí. Perk se mantuvo en silencio un rato, solo mirando el gran árbol mecerse con el viento.

 -Siendo honesto, aun como emperador, muchas cosas son desconocidas… -dijo Perk -. El sumo sacerdote solo le dijo al siguiente emperador que aquello fue decisión de la sagrada escritura.

Kari hizo una mueca, algo no le terminaba de agradar de la sagrada escritura, aunque lo que verdaderamente no le gustaba es la forma en que daba aviso de las palabras del cielo.

-Entonces fue el sumo sacerdote que cubrió la desaparición del primer emperador… Me sorprende que las personas lo hayan creído.

-Cuando se está en una mala situación… Cualquier pequeño trozo de esperanza lo justificara todo.

-Tal parece que hay algo que me quiere decir.

El emperador Perk dejó escapar una risa antes de hacer una señal para indicarle que se acercara. Kari se colocó al lado del otro hombre e hizo lo mismo que este cuando se lo indicó con una señal. Ambos llevaron una mano al gran árbol delante de ellos.

-Más que decirte… Es mejor mostrarte.

Al cabo de esas palabras, repentinamente pudo ver como el tiempo a su alrededor parecía retroceder. Tal parecía que las puertas mágicas no era lo único que ocultaba el emperador a los demás. Kari se sorprendió del hecho de que con solo tocar el árbol todo parecía ir hacia atrás en el tiempo. Apartaron las manos del árbol al mismo tiempo, girándose al igual que lo hizo el emperador Perk.

La apariencia del lugar era completamente diferente. El palacio estaba a medio hacer a lo que él conocía, además, el jardín estaba también incompleto, solo se encontraba un par de flores alrededor del árbol que antes estuvieron tocando. Kari no pudo evitar mirar a su alrededor, todo parecía tan diferente y a la vez familiar, lo atribuyó al hecho de que ahora él sería emperador y por eso le parecía nostálgico. Dejó de mirar cuando delante de él se detuvieron otras personas, Kari se sobresaltó mirando en dirección del emperador.

»No te preocupes, al no pertenecer a este flujo de tiempo… Ellos no pueden vernos…

Obtuvo la respuesta que buscaba, así que dirigió su mirada a los otros hombres a unos pasos de donde ellos estaban parados.

-A partir de mañana serás nombrado emperador –un hombre con una túnica se dirigía a otro más joven -. Espero que ejerzas un excelente trabajo como gobernante.

-Por supuesto que si… Me volveré tan bueno como el primer emperador… -dijo con una pausa el más joven -. Por cierto… ¿Él aparecerá el día de la coronación?

Pudo observar como el sacerdote hacia una mueca. Kari y el emperador Perk se movieron cuando notaron como el sacerdote se acercaba al gran árbol.

-No…

-¿Por qué? Es la ceremonia de coronación, donde me volveré su sucesor… ¿Por qué no va a asistir?

-No espero que entiendas de inmediato… -comento el sacerdote -. Pero como el nuevo emperador, debes ser consciente de la verdad…

-¿Verdad? ¿De qué verdad estás hablando?

El sumo sacerdote guardo silencio por un largo rato.

-El primer emperador no existe.

-¿Qué? ¿De qué…?

No terminó la frase al ver la expresión del sacerdote.

-La verdad es que… Justo el día de su coronación… -inició el sacerdote -. El primer emperador murió.

-¿Qué? Pero… ¿cómo?

El hombre que iba a convertirse en emperador no fue el único sorprendido al escuchar esas palabras. El sacerdote suspiro, agitando un poco su cabeza, acercándose al hombre más joven.

-Esto es algo que debes mantener solo entre los emperadores… Nadie puede enterarse de lo que paso aquel día.

-¿Por qué?

El sacerdote se mantuvo en silencio, dudando sobre lo que tenía que decir.

» Por favor contésteme.

La seriedad del hombre más joven que tenía delante le hizo suspirar.

-Si las personas se enteran que su última esperanza murió… ¿Cómo cree que van a reaccionar? No, aun si le hubiésemos dicho en aquel entonces… Lo único que fuésemos obtenidos es desesperanza.

-Eso quiere decir… ¿Qué es mejor mentir?

El sacerdote negó.

-Usted es aun joven, por eso no comprende… -dijo con una pausa -. El primer emperador fue la última esperanza del pueblo, la que logro sacarlos de la desgracia… Por eso no pueden saberlo jamás.

-Yo... Aun no lo entiendo…

El sacerdote suspiro ligeramente.

-No tiene que entenderlo… Solo tiene que saberlo.

Kari miró un momento al emperador Perk, sin entender tampoco lo que estaba sucediendo. Dejó de mirarlo cuando volvió a escuchar hablar al sacerdote hablar.

»La historia del primer emperador… -dijo uniendo sus manos -. No tuvo un buen final…

-¿Qué relación tiene eso conmigo?

-Tal vez ahora no lo vea… -comento el sacerdote -. Pero las personas están conectadas… Y si los emperadores recuerdan este momento… Entonces lograran salvarse en el futuro.

Hubo silencio por parte del hombre más joven, por lo menos hasta que suspiro.

-Comprendo, no preguntaré más.

Antes de que Kari pudiera decir algo, todo a su alrededor parecía desaparecer, pronto se encontró de nuevo en su propia época. Dirigió su mirada al emperador Perk, la verdad es que se encontraba de la misma forma que el hombre que fue el segundo emperador.

-No me veas con esa cara… -dijo Perk -. Yo tampoco entiendo muy bien sobre ello… trate de averiguar por mis propios medios, pero no llegue a nada…

-¿Usted también miró esa escena?

Perk asintió con la cabeza, dejando de rascarse la nuca.

-Yo quería saber o mejor dicho, entender las palabras del sacerdote… Y también al primer emperador del cual no se conoce mucho…

-¿Dio con algo?

-La verdad no mucho… -comento encogiéndose de hombros -. Solo pudo averiguar un par de cosas…

-¿Cómo cuáles?

Kari no terminaba de entender el motivo de su gran curiosidad.

-Bueno, las cosas que descubrí parece más un cuento de hadas…-dijo con una pausa -. Solo encontré palabras al azar… algo como retroceder en el tiempo, el rompimiento de un trato, una maldición…

De nuevo Kari se encontraba confundido.

» Yo tampoco entiendo cómo esas palabras se relacionan –dijo en un suspiro -. Pero eso es todo lo que tenía que mostrarte ahora que eres el nuevo emperador.

Asintió con la cabeza a las palabras ajenas, iniciando la caminata cuando notó que el otro hizo lo mismo.

-Yo… Le agradezco que todo este tiempo me haya apoyado.

El emperador Perk detuvo su andar de golpe cuando escuchó aquellas palabras, jamás esperaría recibir ese agradecimiento por parte de Kari.

-Eso es inesperado –comento -. Pero de nada…

-Al final no es tan mal emperador…

Perk dejó escapar una risa.

-¿Me creerías si dijera que al principio no quería ser emperador?

Kari se detuvo de golpe al oír aquellas palabras, porque de casualidad él tampoco deseo ser emperador al principio.

-Lo creo, pero… -Kari hizo una leve pausa -. Yo tampoco deseaba ser emperador… ¿Es acaso esa una condición?

Perk volvió a dejar escapar una risa, antes de golpear levemente la espalda de Kari.

-Tal vez…tal vez no. Es algo que no sabremos.

Dejaron de conversar y siguieron su camino, al salir del jardín el ruido de los alrededor finalmente llego a ellos. Tal parecía que el silencio que sintió antes no fue simple casualidad. Tenía que decir que le sorprendía la habilidad que tenía el gran árbol, él por muchos años lo tocó y nada paso, pero en esa ocasión si… ¿Había una condición para que se diera tal habilidad?

Kari aún tenía muchas preguntas a las cuales no tenía una respuesta y lo peor de todo es que el día de su coronación….

Solo obtuvo más preguntas sin respuesta.

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.

.

Kari abrió los ojos de golpe, sintiendo como estaba sudando en ese momento.

Todo había venido a él de golpe, las cosas que vivió hasta ese momento, así que obviamente le afectaría un poco. Llevó una mano a su pecho, apretando la ropa que llevaba, se encontraba agitado por todo lo que vino a su mente de golpe, muchas cosas que hasta el momento había estado ignorando por completo. Se volvió a sentar en la cama, en esta ocasión se encontraba solo en la habitación y lo agradeció un poco, no deseaba que Dewis lo viera en ese estado desastroso.

Cuando se levantó de la cama fue el momento en que se percató de que no se encontraba solo en el cuarto como creyó, en los sofás no muy lejos de su cama, se encontraba el sumo sacerdote sentado, bebiendo tranquilamente su té. Se sintió un poco molesto de verlo allí, pero no tenía la energía para pelear en ese instante, se encontraba aún muy afectado por todo lo que acababa de recordar. Además, aún estaba presente el problema de su coronación. Una cosa detrás de otra parecía golpearlo, no había tiempo para el descanso.

-Tal parece que has vuelto.

Se agitó al oír la voz del sumo sacerdote, solo dedicándole una mala mirada.

En el silencio de la habitación, Kari decidió ir a donde se encontraba el otro sentado, después de todo se dio cuenta que no iba a continuar hablando a menos que se acercara. Se sentó, aun mirándole con el ceño fruncido, no sabía lo que había hecho, pero en ese momento se sentía como si lo hubiese atropellado un carruaje.

 -¿Qué fue lo que hiciste?

El sumo sacerdote dejó escapar una risa.

-Solo te di la llave para abrir la puerta.

Kari solo se molestó más con aquella respuesta.

-¿Para qué lo hiciste? –aunque estuviera molesto, su tono fue tranquilo -. ¿No es suficiente con todos los problemas que ya tengo?

-Aunque no lo creas… Tus recuerdos y la situación actual tienen relación.

Honestamente no tenía cabeza para pensar, así que solo suspiro.

-Si puedes hablar… ¿Por qué no lo haces todo el tiempo?

-Porque esa es la condición.

-¿Qué?

Kari llevó una mano a su cabeza, antes de inclinarse hacia adelante. La cabeza le dolía, sentía que le iba a explotar.

Se sentía horrible, como si su cabeza le fuese a reventar en ese instante, sentía náuseas y todo le daba vueltas. El cuerpo lo sentía pesado y adolorido por todos lados, solo moverse un poco provocaba que se quejara del dolor. Sus pensamientos también eran un desastre, no permitiéndole para nada poder estar en su mejor momento y ni hablar de sus propios sentimientos. Si Kari se sinceraba, hubiese preferido no recordar nada sobre su propia vida.

-Hm… Tal parece que mientras más consciente eres de tus recuerdos, más te afecta la maldición.

No entendió para nada lo que dijo el sumo sacerdote, porque lo escuchaba lejano y con eco. Estaba sudando bastante y sentía sus mejillas arder, lo más probable es que tuviera fiebre, pero sentía que no solo eso es lo que estaba teniendo. El sumo sacerdote se levantó de su asiento y camino a donde estaba Kari, colocando una mano en su espalda, con ese gesto sintió un poco de alivio. Aun así, se sentía horrible y se preguntaba el motivo de tener que pasar por todo aquello.

Se incorporó un poco, debido a todo lo que estaba pasando se olvidó de algo que acababa de recordar.

-¿Dónde está Dewis?

El sumo sacerdote se le quedó mirando un instante sin contestar.

-Él se encuentra en la sala de rezos.

No dio una respuesta y se levantó con la poca resistencia que aún tenía en su cuerpo. Aunque se tambaleo un poco para llegar a la puerta y le dio un golpe debido a que casi se cae, logro llegar a esta y la abrió sin esperar una reacción de parte de aquel hombre. En ese momento no deseaba ver al sumo sacerdote que parecía traerse algo entre manos, solo deseaba una cosa y no se iba a rendir hasta conseguirla. Camino por los pasillos, arrastrándose por las paredes debido a lo inútil que se sentía, además, todo parecía dar vueltas en ese instante.

Le costó llegar, pero logro hacerlo con éxito, recostándose un momento de la puerta mientras trataba de recuperar energía. Jamás le había costado tanto llegar a un lugar que en realidad no estaba tan lejos. Tomó una gran bocanada de aire y llevo su mano al pomo de la puerta, listo para abrirla, aunque no llego a hacerlo. Kari siguió de largo luego de tomar la perilla de la puerta, sintió un fuerte golpe y antes de poder reaccionar, se iba de lado hasta volver a caer al suelo.

-En serio… Es problemático cuando actúas así… -escuchó reconociendo la voz de inmediato -. Aunque no has cambiado para nada.

No entendió aquello último que dijo el sumo sacerdote y tampoco tuvo oportunidad de preguntarle, ya que se desmayó al poco tiempo. Ya Kari había perdido la cuenta de cuantas veces se había desmayado estando en el templo, nunca antes le había pasado así que no terminaba de entender por completo lo que sucedía y eso le enojaba un poco.

La frustración estaba tomando dominio en su cuerpo.

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Volvió a despertar de golpe, reconociendo el techo de su habitación en el templo. ¿Cuántas veces había despertado de esa forma en aquel cuarto?

Se incorporó en la cama, en esta ocasión llevo su mirada hacia la ventana que daba al balcón, notando que era de día. Sin poder evitarlo se levantó de la cama y camino al balcón, sintiendo un poco del aire mañanero, le ayudó bastante para aliviar un poco la tensión y malestar que estaba sintiendo en ese preciso instante. Suspiro un poco, llevando su mirada un instante hacia abajo del balcón, notando el hecho de que los frailes estaban bastante ajetreados, al parecer tenían bastante trabajo por hacer.

Se quedó un momento allí parado mirando a los frailes ir de un lado a otro, por alguna razón le recordó al palacio. Kari se preguntó cómo se encontraría el palacio en ese momento, pensando en que pronto tendrían que regresar, ya llevaban demasiadas horas en ese lugar y aun ni se acercaban a una solución. Volvió a suspirar llevando una mano a su rostro, se sentía mejor que antes, por eso mismo decidió alistarse para salir en busca del sumo sacerdote y Dewis que aún no aparecían en su habitación.

Al estar listo salió de la habitación y camino por los pasillos un poco, los frailes pasaban de él debido a las tareas que andaban realizando. Kari se preguntó qué los mantenía tan ocupados. En su recorrido se cruzó de casualidad con el guardián del sumo sacerdote, el chico de cabello azul y mirada penetrante, en realidad, casi chocan debido a que se encontraron en un cruce. Ambos se sobresaltaron, pero ninguno fue a dar al suelo, ni lo que llevaba el otro hombre.

-No estaba viendo por donde veía, lo siento.

El chico agitó su cabeza en negación.

-Es entendible luego de tanto.

Kari quedó un poco confundido.

-¿Luego de tanto? Pero solo han pasado un par de horas.

Ahora el confundido era el otro chico de cabello azul.

-No… -inició con duda -. Emperador… Desde su llegada ya ha sido prácticamente más de un mes…

Estuvo desconcertado con lo que acababa de oír, sin poder creerlo realmente. Abrió sus ojos en sorpresa, dando unos pasos hacia atrás, preguntándose si él era el equivocado con aquella cuestión.

-¿Más de mes?

El otro chico asintió con la cabeza.

» ¿Dónde está el sumo sacerdote?

-Se encuentra en la habitación del otro chico que vino con usted.

Kari no necesito expresar palabra, porque su expresión dejó claro lo que quería decir, así que Josh no dudo en señalarle el camino a la habitación de Dewis. Es más, el otro chico se dirigía a ese lugar, así que no tuvo necesidad de desviarse del camino.

El chico de cabello azul tocó la puerta cuando llegaron a la habitación.

-Sumo sacerdote, soy yo Josh, traigo las cosas que me pidió.

A los minutos la puerta se abrió, dejándose ver a la chica parecida al sumo sacerdote.

-Bienvenido de nuevo –dijo ella -. A ambos, el sumo sacerdote los ha estado esperando.

Kari sintió un mal augurio al oír esas palabras, no terminaba de entender lo que estaba sucediendo. Ese hombre le estaba dando mala espina, más aun por todo lo que recordaba que sucedió.

El sumo sacerdote se giró en su dirección cuando entraron en la habitación, la chica que era su interprete se colocó a su lado y el chico que vino con él se agacho frente al otro hombre, coloco la caja que llevaba en sus manos en el suelo, comenzando a sacar las cosas y pasárselas al sumo sacerdote. Kari los miro, por lo menos hasta que escuchó un tintineo a su izquierda, cuando llevo la mirada en aquella dirección, pudo mirar a Dewis.

Quedó completamente estupefacto. Al mirarlo allí parado se quedó sin palabras, Dewis llevaba una túnica similar a la del sumo sacerdote, con detalles en dorado, también llevaba otro par de cosas que no reconoció, pero en su mente solo una palabra describía al otro hombre: majestuoso. El tono rojizo debido a su timidez le dio un toque extra a la hermosa imagen que presenciaba. Dewis desvió un poco la mirada mientras pasaba su mano por el cabello, apartando un poco lo que parecía una especie de velo.

-¿Por qué?

Fue lo único que logro decir, ya que al verlo, todo lo que conocía que representaba a Dewis no lo podía ver en sus ropas. ¿Dónde estaba su espada? ¿Por qué no la llevaba? ¿Qué paso en ese tiempo?

-Dentro de poco iniciaremos la ceremonia.

Kari llevó su mirada a Jeiss, la intérprete del sumo sacerdote.

-¿Qué? –volvió a repetir.

-Nosotros… -dijo la chica mirando un momento al sumo sacerdote -. Los dejaremos a solas unos minutos.

Pudo ver como el sumo sacerdote se levantaba de su asiento, siendo seguido por los otros dos. Antes de marcharse, el sumo sacerdote pasó por su lado y coloco una mano en su hombro.

Al quedarse solos en la habitación, el silencio reino el lugar, ninguno de los dos decía algo. Kari jamás creyó que en algún momento iba a sentirse incómodo cerca de Dewis y aun así allí estaba, sin nada que decir y solo parado sin hacer realmente algo. Pudo oír un suspiro de parte de Dewis, así que lo miró, viendo como caminaba a los muebles y se sentaba, haciendo un gesto para que hiciera lo mismo, Kari no dudo en hacer caso, aunque en esta ocasión, Kari se sentó en el mueble de enfrente y no a su lado, algo lo impulso a hacer eso.

-¿Qué es lo que ha pasado?

Kari fue el primero en preguntar.

-Han pasado varias cosas… -dijo Dewis sin mirarlo -. Desde que llegamos ha pasado más de un mes…

-¿Qué? ¿Es una broma?

Quiso creer que estaba bromeando, pero Dewis negó con la cabeza.

-Kari, desde que llegamos al templo no has estado bien –comento Dewis -. Te has desmayado más de una vez perdiendo el conocimiento por varios días.

-¿Qué?

No quería creerlo, lo que estaba escuchando.

-El sumo sacerdote me ha dicho que lo que te está pasando, es también causado por lo sucedido el día de tu coronación.

Kari miraba a Dewis, aunque no sabía si realmente lo estaba viendo, ya que se encontraba desconcertado. Dewis por su parte jugaba un poco con sus dedos.

-Lo que me ha pasado… ¿está relacionado con lo sucedido el día de mi coronación?

Dewis asintió con la cabeza.

-Irás empeorando… -dijo -. Mientras más te desmayes, más días duraras inconsciente… hasta que no vuelvas a levantarte…

Kari paso sus manos por su rostro un instante, aun no podía procesar la información que estaba recibiendo. El silencio de nuevo reino la habitación, por lo menos hasta que vio a Dewis levantarse de su asiento e ir a donde él se encontraba, arrodillándose en el suelo y tocando su rodilla con una mano.

» Pero él me ha dicho sobre una solución… -dijo con seguridad -. Y yo he aceptado.

-¿Qué? –dijo de pronto -. ¿De qué estás hablando?

Dewis hizo una pausa donde no le miró.

-El sumo sacerdote ha dicho que si yo… -dijo con otra pausa -. Si yo me sacrifico, todos estarán a salvo… Tú estarás a salvo.

Ahora el silencio fue de su parte, no creyendo lo que estaba escuchando.

-¿Qué quieres decir con eso?

Aunque pregunto, se daba una idea por donde iba todo aquello.

-Yo… -dijo Dewis -. En la ceremonia que se realizara aquí en el templo… Moriré al cabo de esta.

Kari no lo pudo creer y se levantó de golpe provocando que Dewis cayera en su retaguardia.

-¿Estas bromeando?

Fue lo único que pudo decir.

-¡Esta es la mejor solución! Lograremos salvar a todos si hacemos esto.

Dewis trató de explicarse, pero eso solo causo que Kari se enojara más y sintiera un fuerte dolor de cabeza.

-¡No me vengas con esa mierda! ¿Crees que estaré feliz de que te sacrifiques?

Kari gritó a Dewis enojado, sin poder evitarlo, el otro se estremeció, Kari no le gritaba en ninguna situación.

» ¡No es ninguna buena solución si tiene que haber sacrificios! ¿Qué es lo que quieres al decirme esto? ¿Qué te agradezca? ¡Eso es una estupidez! ¿Qué haré luego de que ya no estés? ¡Dime!

Todo salió de golpe, Kari no se encontraba precisamente en su mejor estado. Dewis se levantó de golpe, también molesto.

-¡Yo tampoco quiero que mueras! –grito con fuerza -. Pero esa es la única solución. Yo…

Dewis no alcanzó a terminar su oración, porque de inmediato Kari se giró y se marchó de la habitación, tirando la puerta tras de sí.

No se podía creer lo que estaba escuchando, ni lo que había decidido Dewis sin siquiera consultarlo con él. Se sentía lleno de impotencia porque en el momento crucial no servía para nada. Tanto se esforzó por ser la fortaleza y ahora solo estaba siendo su debilidad. Kari se odiaba a sí mismo en ese momento.

Todo estaba pasando sin que él se diera cuenta y no lograba terminar de comprender muy bien lo que estaba sucediendo. ¿Por qué todo se estaba dando de esa forma? ¿Por qué Dewis tenía que ser un sacrificio?

Muchas preguntas venían a su mente y él lo único que pudo hacer fue correr sin saber realmente a dónde se estaba dirigiendo. Sentía un fuerte dolor en su pecho y un dejavu, como si algo similar hubiese pasado antes, pero Kari no recordaba vivir algo como eso. Él se prometió proteger al otro y ahí estaba siendo protegido por el otro. Kari solo se detuvo cuando ya no pudo más, deteniéndose para poder controlar su desastrosa respiración, había corrido sin tomar en cuenta que hace solo apenas unas horas se había levantado de la cama. Coloco sus manos en las rodillas mientras estaba inclinado hacia adelante, quería gritar con fuerza debido a su impotencia.

¿Qué podía hacer en esa situación?

No tenía una respuesta.

Kari tenía la mirada borrosa debido al agite que provoco el correr sin parar, solo estaba mirando la tierra, ya que no tenía ánimos de mirar a otro lado. ¿Cómo las cosas tomaron ese curso? Quería obtener respuestas, pero mientras más lo pensaba solo lograba obtener más preguntas. De pronto, pudo apreciar como un rayo de luz daba con su pierna, elevó la mirada para poder descubrir de dónde venía esa luz. Pudo notar que se trataba de una habitación.

No dudo en comenzar a caminar en aquella dirección, sin siquiera fijarse si había alguien a su alrededor, dudaba que Dewis le siguiera luego de la pelea que tuvieron. Entro en aquella habitación, mirando que se trataba de una especie de almacén, no tenía nada relevante, aun así, de nuevo el rayo de luz dio con él, precisamente su cara. Caminó por aquel almacén buscando lo que provocaba aquella luz.

Le llevó unos minutos dar con aquello que parecía gritarle que lo encontrara.

Cuando lo tuvo en sus manos pudo notar que se trataba de un cuaderno, el cual tenía una especie de candado de metal, suponía que eso es lo que provoco la luz. Estaba desgastado, porque la portada estaba arruinada, además del polvo que tuvo que soplar antes de sostenerlo, tosió un poco debido a ello. Miró un momento el cuaderno, no parecía tener dueño, ya que no tenía un nombre escrito en él, Kari no pudo evitar sentir curiosidad sobre aquel cuaderno, pasando su mano sobre este un momento, algo de este se le hacía familiar.

Mientras lo miraba, decidió ver la parte de atrás del cuaderno, logrando dar con el nombre del dueño. El nombre de Helios estaba escrito en la esquina inferior, aunque costaba un poco leerlo debido a lo desgastado, pero Kari recordó ese nombre de la conversación con el emperador. ¿Por qué ahora tenía sobre sus manos un cuaderno del primer sumo sacerdote?

Muchas preguntas sin respuesta eran soltadas al aire y parecía que nadie quería contestarlas. Kari decidió quedarse con aquel cuaderno, saliendo del almacén que comenzaba a provocarle alergia de tanto polvo, nunca se imaginó que en el templo habría lugares sin limpiar. Suspiro al estar afuera, estuvo alterado hasta hace unos minutos, pero al encontrar aquel cuaderno, sintió una extraña tranquilidad. El nombre se le hacía familiar y no solo lo pensaba porque lo escuchó en el recuerdo que vio con el emperador.

Tal parecía que su destino estaba destinado de alguna forma con el desconocido primer emperador. Todo parecía dirigirse en aquella dirección, desde hace unos segundos que estaba comenzando a pensar de esa manera. No creía que todo fuese casualidad, el que todo lo estuviera dirigiendo a la historia desconocida de hace tantos años atrás. ¿Qué conexión tenía él con el primer emperador?

Tenía que obtener una respuesta antes de que todo se terminara.

Lo que si había cambiado en esa fracción de segundo es que Kari dejó de dudar sobre lo que estaba sucediendo. Una cosa que siempre iba a tener claro es que quería pasar el resto de su vida con Dewis, no deseaba que se sacrificara por el bien mayor. Nada ganaba con salvar a los demás y no tener el poder de salvar a la persona que más le importaba… ¿Qué clase de emperador sería si permitía eso?

Una basura.

Kari decidió que no permitiría que Dewis fuese un sacrificio, tenía que haber otra solución a su problema. Ya que no se iba a sentir realmente bien si sabía que estaba vivo gracias al sacrificio del otro hombre. Iba a cambiar todo y salir victorioso de aquella batalla invisible que parecía querer provocarlo con cada segundo que pasaba.

Esa definitivamente no iba a ser su derrota.

Él era un emperador egoísta, así que iba a tomar el camino donde salvaría a todo sin necesidad de un sacrificio. Así de pretencioso iba a volverse, porque al final…

Kari era el emperador del imperio Kurth.

Notas finales:

¡Eso ha sido todo de este mini especial! Espero lo hallan disfrutado.

Nos estamos leyendo <3


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