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TRAUMA por ShinyOdaya

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El edificio se alzaba sobre él, Baekhyun recordaba cómo se llegaba hasta allí, lo había visitado durante los últimos seis años de su vida.

Suponía que la baja por accidente le había apartado de su trabajo como arquitecto en una de los estudios más prestigiosos de la ciudad de Seúl. No había terminado ese periodo, pero, aun así, Baekhyun había escapado de su hermano mientras este dormía para ver qué es lo que había dejado atrás ese último año.

Entró por la puerta de cristal, esta sea abrió deslizándose con un sonido suave y casi imperceptible, el olor a tinta y papel le recordó a Baekhyun, las noches entre planos por las fechas de entrega que se le venían encima. Recorrió el suelo de madera hasta llegar a saludar a la chica de recepción.

- ¿Baekhyun? - Dijo la chica de cabello rubio que le había dicho “buenos días” tantas veces.

- ¡Hola Hyoyeon! – Baekhyun acompaño su alegre saludo con un movimiento de su mano derecha, camino un par de pasos más y se apoyó sobre el frio mostrados de mármol.

- ¿Qué haces aquí?... Quiero decir… ¿Cómo estás? – Ella estaba confusa y eso a Baekhyun le extrañó, miró a su alrededor.

El ambiente de las salas se veía ajetreado, la gente ajetreada iba y venia con planos bajo el brazo, con portátiles encendidos y cafés calientes. Para el chico era raro estar al otro lado de los gruesos muros de vidrio traslucido viendo como algunos de sus compañeros trabajaban.

-Veo que no me habéis echado de menos- Baekhyun se carcajeo un poco, pero la chica no se inmutó, sus labios rojos seguían formando una línea roja tan fina que parecía que iba a desaparecer.

De repente un pequeño estruendo de pasos taconeó hasta llegar al mostrador.

El dueño de la empresa, el exitoso Jack Park, abría los brazos como cada vez que prometía viviendas de ensueño. Era un hombre por el que Baekhyun había hecho de todo, incluso cosas de las que ya se había avergonzado. Pero siempre había admirado a ese hombre, siempre quiso ser como él, por eso lucho tanto para hacerse un nombre en su empresa.

- ¡El pequeño Baek! – El adjetivo “pequeño” no molesto al chico, sí que se sonrojó cuando lo llamó “Baek”- Me avisaron de que podrías pasarte por aquí, pero no pensé que fuera tan pronto.

-Señor Park, tenía muchas ganas de volver- Jack puso su pesada mano sobre el hombro de Baekhyun y masajeo un poco hasta llegar a su cuello, arrugándole la camisa y la chaqueta.

-Si… el hospital se puso en contacto con nosotros, tuviste un accidente ¿Cierto? Perdiste la memoria… - A pesar de su tono calmado Baekhyun quiso percibir un quiste sarcástico y prepotente, asintió con la cabeza- Al final te ha pasado factura el andar con malas influencias pequeño Baek

- ¿Malas influencias? - El cerebro malgastado de Baekhyun intento con todas sus fuerzas reaccionar a esas palabras pero sus neuronas no consiguieron conectar entre ellas.

-Ya no trabajas aquí Baekhyun, hace meses que te despedimos… sinceramente, pensaba que alguien te habría avisado de esto, que incomodo…- Jack fingió malestar, mientras le soltaba bruscamente el agarre del hombreo- Elegiste un tipo de vida que no encajaba con la filosofía de esta empresa… Puede que la pérdida de memoria te ayude a tomar las decisiones correctas esta vez… - Jack dio unos pasos para atrás

A Baekhyun se le había caído el mundo encima, los pies se le habían quedado pegados al suelo, y las piernas le pesaban demasiado como para poder moverse. Intento negarlo todo en su cabeza, pero una pequeña luz en su memoria, le recordó ese momento.

 

-Estas despedido…-Jack le tiraba el finiquito sobre la mesa, el pelo de Baekhyun le cubría los ojos, olía a humo y sonreía – Tu actitud ha sido nefasta, impuntual… ¡Vienes a trabajar oliendo a alcohol y a gasolina! - Grito- Y te quedas dormido en las reuniones con nuestros clientes, ya basta pequeño Baek, ya basta… antes no eras así.

Baekhyun se levantó lentamente, mostrando sus dientes en una sonrisa, y cuando dio la espalda a su jefe, para salir por la puerta levanto el dedo blasfemo sobre su cabeza.

- ¡Que os den! No os ahoguéis anudándoos las corbatas perras estiradas…- Dejo a todo el mundo con la boca abierta, sorprendida de la reacción del “pequeño Baek”.

Simplemente le echo una mirada acusadora a Hyoyeon antes de salir por la puerta.

Y estaba él esperándole ahí fuera, subido en su moto roja, con un pie sobre el suelo y las manos sobre las riendas de esa bestia, el chico sonreía y eso atraía a Baekhyun como una polilla a la luz.

Se subió a la parte de atrás de la moto, abrazando la cintura del chico que olía a cuero y adrenalina. La moto empezó a vibrar.

-Nos vamos a casa mi rey…

 

Era la primera vez que recordaba su voz.

Una grave, vibrante y seductora voz.

Se despertó de su ensoñación cuando el móvil empezó a vibrarle en el bolsillo, sabía que era su controlador hermano mayor y no pensaba responderle. Le escribiría más tarde, porque si no, enviaría una patrulla policial a por él. Pensaba en lo enfadado que estaba con él, su propio hermano le había mentido sobre su trabajo.

-Me dijo que no había pasado nada, que todo estaba igual… - Se sentía avergonzado. Se abrazaba los costados el mismo, intentado que le tragara la tierra.

Se le antojó un capuccino, necesitaba esa bebida caliente y reactivadora. Sentía que tenía ganas de llorar, y que iba a hacerlo.

El autobús donde iba paró de golpe, las puertas se abrieron y una corriente fresca inundo el vehículo. No dejaba de pensar en aquel chico, intentaba recordar algún detalle más, su sonrisa, sus hoyuelos y su espalda.

Pero todo estaba tan borroso.

Sin darse cuenta llegó a Coffe Shop, su olor y colores le trajo buenos recuerdos de hace mucho tiempo, había mucha cola, más que de costumbre y Baekhyun se puso detrás de la última persona de la larga fila.

Suspiró, y lloró un poco, se sentía como un niño recién nacido, que no sabía cómo caminar ni a donde ir.

 Sentía que había cambiado su vida en ese último año y no lo recordaba. Seguía llorando, la gente se separaba de él lentamente, apartándose del chico que lloraba a moco tendido, vergonzoso.

-Oye ¿Estas bien? – La voz de un chico le hizo girarse trescientos sesenta grados y limpiarse las lágrimas con las palmas de las manos, restregando la sal por toda su cara.

-Si… sí, estoy bien…

Hubo unos segundos de silencio, Baekhyun quería salir corriendo de allí, sin su capuccino. Sorbió la nariz mientras se arreglaba la ropa y se echaba la capucha de la chaqueta por encima de la cabeza.

-No me jodas… - Dijo el chico- ¿Baekhyun?

Baekhyun miró por primera vez al chico que le había llamado la atención. No era mucho más alto que él, tenía los cabellos castaños enmarañados, formando un aura sobre su pálida piel, sus ojos grandes estaban bien abiertos, a juego con su boca, intento formular una palabra, pero solo salían murmureos.

Obviamente, Baekhyun no sabía quién era ese chico.

-Baekhyun, dios mío – Ese chico extraño intentó tocarle, Baekhyun lo veía demasiado sobreexcitado, como si en algún momento fuera a echársele encima. Dio un paso hacia atrás asustado- ¿Qué te pasa? Soy Minseok…

Baekhyun llegó a chocarse con otro extraño mientras caminaba hacia atrás, huyendo del chico que intentaba tocarle.

-Yo no sé... no… - Y salió corriendo sin su capuccino.

Aquel chico le llamó un par de veces más, pero Baekhyun siguió corriendo por las calles. Sentía como la sensación de vacío le pisaba los talones, Baekhyun no era capaz de ser más rápido que el precipicio que lo seguía.

Saltó al primer autobús que paró en la estación, deseando que lo devolviera a casa lo antes posible.

Minseok… volvió a echarse a llorar porque no era capaz de recordar de que le sonaba ese nombre y esa cara.

.

.

La moto freno de golpe en el asfalto. Minseok bajo de un salto y dejo su vehículo apoyado en la pared del bajo que alquilaban. Se quitó el casco en un suave movimiento experimentado y entro corriendo pasando por debajo de la puerta metálica. Sus botas protectoras sonaban bruscas en el cemento mientras corría hacia las escaleras metálicas.

El taller olía, como siempre, a gasolina y caucho desgastado. Varios vehículos en varios estados se encontraban preparados para su reparación o desmontaje.  Había un Porche 911 Turbo de color negro metalizado que alguien había tirado en el desguace. Mustang de todos los colores esperando a que sus dueños millonarios los recogieran, y, muchas motos, bestias de dos ruedas listas para las carreras, salvo una, una de color rojo, apartada de los focos del taller, apoyada sobre el muro de la entrada, pasando desapercibida pero tan intensa al mismo tiempo… Su integridad pendía de un hilo, le faltaban varios trozos de carrocería y su pintura estaba rayada. Había una chaqueta negra enmarañada y desgastada sobre ella, era triste saber a quién pertenecía, pero Minseok tenía algo que decir con respecto a eso.

- ¡JONGIN! - Grito poniendo una mano sobre la barandilla metálica, subió las escaleras, con su casco bajo el brazo- ¡Ese hijo de puta te mintió!

De uno de los tres sofás que había en el altillo del taller, asomó una cabeza, los cabellos enmarañados de Jongin aparecieron sobre su rostro de ojos cansados, bordeados por una sombra oscura y su tez que anteriormente había sido morena, se había vuelto grisácea.  Sus hombros se notaban angulosos bajo su camiseta y sus pómulos se marcaban en sus mejillas.

Minseok respiró dos veces, antes de hablar, miraba a Jongin a los ojos, pero no parecía mostrar ninguna emoción.

- Baek está vivo…- Hasta que dijo eso.

Los ojos negros de Jongin se crisparon antes de abrirse y humedecerse. Su rostro implacable se tambaleó.

- ¡Minseok! –Taemin le reprendió desde el sofá de enfrente, el hermano mayor de Jongin se levantó y camino con paso firme hacia el castaño. Le agarró por el cuello de la chaqueta- No puedes decir eso… -Tenía los labios apretados y los ojos llenos de furia.

-Es cierto, lo he visto con mis propios ojos, estaba en ese sitio cursi al que le gustaba ir…

-Coffe Shop…- Dijo Jongin

Taemin y Minseok giraron su cabeza para mirar al chico que se levantaba del sofá por primera vez ese día, apartó a su hermano con un suave movimiento y se puso frente a Minseok.

Este se encogió un poco cuando Jongin posó su mano sobre su cabeza y acarició su cabello.

-Le echo de menos, todos lo hacemos…- Y junto sus frentes en un gesto de plena amistad, comprensión y auxilio.

Se separó del castaño y volvió a sentarse en el sofá en el que se pasaría el resto del día, viendo el día pasar minuto a minuto, sin el que una vez fue la persona más importante de su vida.

Taemin sacó su lado más fraternal y fue a socorrer a su hermano pequeño, dejando a Minseok en segundo plano. Él quería insistir, decirles que la verdad era que había visto a Baekhyun en carne y hueso, asustado, llorando y confuso.

Pero viendo la situación, se retiró, la decisión que tomo en ese momento era arriesgada pero firme, traería a Baekhyun de vuelta.

Bajo las escaleras con la cabeza baja y aun con el casco bajo el brazo. Caminó unos pasos dirigiéndose al exterior, se iría a casa a dormir.

Le asustó un poco la cabeza de Kyungsoo sobre salir de debajo de uno de los coches del taller. Llevaba las mejillas llenas de grasa y el pelo manchado, recogido hacia atrás por las gafas protectoras.

- ¿Dices la verdad? – Le acusó Kyungsoo

- ¿Por qué coño iba a mentir sobre eso? - Gritó con desdén.

Minseok se dio cuenta es ese momento que todos estaban allí, trabajando o pasando el rato. Inna, Taeyong y Sehun.

Sehun, con su pelo rubio escondido bajo una gorra limpiaba con un trapo ennegrecido unas bujías. Miraba a Minseok desde lejos, esperando más respuesta de lo que ya había hablado.

Inna y Taeyeong por su parte estaban sentados en los neumáticos de tractor que habían apilados, la chica lucía un largo vestido gris con unas botas militares, cubría sus hombros con una chaqueta vaquera y hacia globos de chicle de fresa. Su novio, Taeyong, sentado a su lado había estado tecleando en su teléfono hasta que escucho lo que Minseok había dicho de Baekhyun.

Minseok, al sentir las cuatro miradas de sus amigos se revolvió. Kyungsoo fue el primero en hablar mientras se levantaba y se quitaba los guantes tirándolos a un lado.

- ¿Es cierto? ¿Baek está vivo? - Se notaba una base emocional en su voz, Minseok asintió con una sonrisa

No alzaba mucho la voz y miraba contantemente al pequeño piso de arriba, temía que Jongin le escuchara. Eso hizo que los demás se acercaran para poder seguir la conversación.

- La orden de alejamiento que nos impuso, fue demasiado oportuna, puede que tenga sentido - Comentó Taeyong, su tic nervioso se hacía presente en la comisura de sus labios, su rostro de niño inocente coronado por una melena castaña tenía un brillo peculiar, un atisbo sagaz y astuto.

Tres de ellos cayeron en seguida, a los otros dos solo les costó unos segundos más.  

Kyungsoo gruñó.

-Tenemos que ir a por él- Concluyó Inna, su baja estatura no le hacía menos implacable que los hombres que le rodeaban.

Entonces Minseok recordó el rostro desencajado de Baekhyun y la mirada que le había clavado, perdida y vacía “Yo no sé... no… “  había dicho antes de salir corriendo. Baekhyun no le había reconocido.

-No, lo primero que habría hecho él habría sido venir aquí… - Dijo Minseok cortando los murmullos de sus amigos – Le habría dado igual la orden de alejamiento, habría pasado de su hermano y estaría aquí, con nosotros, con Jongin…

- ¿Qué sugieres? - Preguntó Sehun por primera vez.

- Creo que le ha pasado algo- Dijo demasiado bajo- Puede que no se acuerde…

Inna jadeó llevándose la mano al pecho, con la boca abierta.

- ¿Hablas de amnesia? - Asintió.

Los amigos se quedaron en silencio unos minutos. Taeyong rodeo con los brazos a su novia y Kyungsoo se llevó las manos a la cabeza mientras suspiraba.

-Han pasado meses… puede que sea lo mejor…- Dijo Kyungsoo, Minseok no proceso bien esas palabras.

- ¿¡Que!?- Gritó e Inna se llevó un dedo a los labios para que bajara la voz.

- A Jongin le está costando muchísimo superar esto… -Explicó- Si esto no saliese bien lo perderíamos para siempre… -Pausó- Si Baekhyun no… no lo supera, lo mejor es que no se vuelvan a ver.

Todos parecían estar de acuerdo, menos Minseok, él había visto al chico perdido, intentando despertar de una mala pesadilla.

-Yo lo traeré de vuelta, lo prometo…


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