-¡¡¡¿CÓMO FUISTE CAPAZ DE UNA TONTERÍA ASÍ?!!!-
-Aioros, era la única manera…-
-¡¡¡¿LA ÚNICA MANERA?!!! ¡¡¡ESTÁS LOCO!!!- Seguirá gritando, sin importar que estén corriendo por sus vidas. Su único interés es que este joven Doncel a su lado este a salvo, y que pudo haberlo perdido por la imprudencia que cometió.
-Si no lo hacia… Todos hubieran estando en peligro…- Siendo tirado con fuerza de su muñeca izquierda, los torpes pies corren siguiendo al castaño, mientras solo baja la mirada levemente, sintiendo algo de miedo.
-¡¡¡PUDISTE HABER MUERTO SI NO HUBIÉRAMOS LLEGADO A TIEMPO!!!- No pudo soportar más las palabras de quien va detrás de él.
¿Cómo le hacia entender que si algo malo le hubiera pasado, él mismo se habría arrojado a la boca del lobo para acabar con su sufrimiento?
Sin pensarlo dos veces, se detiene en seco, para sujetar con todas sus fuerzas esa frágil muñeca, temiendo que algo o alguien se lo arrebaten, girándose para quedar de frente ante aquellos ojos Viridian.
Tomándolo ahora por ambos antebrazos, sus rostros tan cercas, pero no para darse un beso como podría ser en otras circunstancias.
El ceño fruncido del castaño, mientras las lágrimas caen en cascada, pero la furia y miedo no dejan que la tristeza se plasmé por completó en él.
-¿A… Aio…Ros?- Pregunta dudoso, no tiembla ante ver ese rostro tan furioso y preocupado, nunca le ha dado miedo, solo le da cierta angustia. Sus ojos puestos en el contrario, los labios semi abiertos, intentando pronunciar alguna palabra aparte de ese nombre.
-¡¡¡¿ES QUE NO ENTIENDES?!!!- Jamás ha sido una persona que usara la fuerza bruta contra las personas que ama, incluso un agarre como este no es parte de su naturaleza, sin embargo… Su corazón se desquebrajo al pensar que llegaría tarde y no lo volvería a ver -¡¡¡SI TE HUBIERAN MATADO, YO NO TENDRÍA NINGUNA RAZÓN DE VIDA YA!!!-
Escuchar esas sinceras palabras, dedicadas por un rostro que está sufriendo por la simple posibilidad de ese hecho, su corazón se estremece por ver esos ojos verdes tan brillantes y precios, cristalizados y opacados por una ira y dolor que él mismo provoco –Lo siento…- Solo baja su cabeza, avergonzado por lo que ha hecho.
De sus Viridian ojos comienzan a brotar perlas cristalinas, dejándolas escapar de a poco, aunque cree que las debe retener, las manos no tienen la fuerza de llegar hasta el rostro.
El castaño se da cuenta de esto, se impresiona por ver esas gotas de sal que se supone jamás debería provocar, pero por su manera tan brusca de estarse comportando ahora mismo, las ha hecho surgir.
Rápidamente la culpa comienza a invadirlo, pero… Es demasiado evidente que su enfado viene de la angustia y el terror de la posibilidad de casi perder a ese peli azul que ama con toda su alma.
Cierra sus ojos, volteando para otro lado su rostro, dejando que las muestras del dolor liquido escapen con mayor fuerza –Saga… ¿Por qué…? Solo dime… ¿Por qué hacer algo tan peligroso?- Su tono de voz se ha vuelto suave ahora, ya no quiere atormentar al otro por sus miedos bien fundamentados.
Su mirada baja un instante, pero al escuchar que aquel noble joven que lo ha cuidado y protegido desde que se conocieron por una responsabilidad del menor, o más bien, por la maldición que carga, y que aun sabiendo eso no le importo en lo más mínimo, para salvarlo.
Tal vez esas acciones, lo hace sentirse responsable del mal que podría caer sobre ese inocente…
-Solo… Solo…- Su voz parece un susurro, temblado en esta ocasión, aun siendo capturado, con una firmeza menos ruda… Pero… Su mentón se levanta de golpe, dejando ver sus lágrimas y el rosto descompuesto, desesperado, intentando respirar lo mejor posible por la boca -¡¡¡NO QUERÍA QUE TÚ TE INVOLUCRAS!!! ¡¡¡ELLOS SEGUIRÁN BUSCÁNDOME HASTA ENCONTRARME!!! ¡¡¡Y TE MATEN!!! ¡¡¡A TODOS!!!- Rápidamente sus manos sujetan también los antebrazos ajenos, para que su mensaje sea escuchado -¡¡¡¿CREES QUE YO TAMBIÉN HUBIERA PODIDO SOPORTAR QUE TÚ MUERAS?!!! ¡¡¡¿QUE FUERAS ASESINADO POR MI CULPA?!!!- Se enfrenta entre lágrimas al castaño.
Este lo único que puede ver en ese hermosos rostro que ama, la enorme impresión por como ese peli azul se le impone.
Conocía su fuerza, su valentía, su amor por los demás, el deseo de cuidar a todos, a pesar de que fue dejado de lado desde siempre, cargado con una maldición que no fue su culpa.
-Saga…- Murmura el nombre más hermoso que ha escuchado en su vida, y sin pensarlo mucho, sus manos lo sueltan, para simple y sencillamente, abrazar con fuerza ese cuerpo que le ha parecido frágil siempre, pero con un gran espíritu de lucha.
Atrapado en un brazo, se siente seguro para también corresponder, aunque sus pies se sienten flaquear por correr tanto…
Huyendo entre la noche, de aquel antiguo pueblo, donde la vida se le dio, pero a la vez la muerte lo acompañó.
Recodar que en el momento de que su nacimiento se dio, junto a su gemelo… Todo se volvió una tragedia inmensa.
En aquel lugar, la gente veía que el hecho de tener dos bebés al mismo tiempo, denominado nacimiento gemelar… Es un mal augurio…
Obvio, los donceles no siempre han podido soportar ese hecho, sus cuerpos son algo frágiles y aunque preparados con los órganos internos correspondientes, el parto se puede complicar al grado… De no poder soportarlo.
Morían sin más remedio…
En el momento que nació el peli azul… El doncel que le dio vida, murió… Sin que nadie pudiera hacer algo al respecto, pero no solo él… Sino que su hermano gemelo menor también… Aunque se dijo que había nacido ya sin vida…
Quienes ayudaron en esa labor… Solo tuvieron miedo de ese pequeño bebé sobreviviente… Sin embargo el padre de la pequeña criatura, aunque hubiera perdido a su amado Doncel y un hijo, se aferraba al pequeño que con buenos pulmones lloraba, intentando que la vida no se lo arrebate.
Desde el primer momento… Su vida se había marcado con la tragedia…
No importaba si su sangre tuviera nobleza, todos deseaban alejarse de él.
Saga, no lo entendía en ese entonces…
Su padre siempre le dijo que jamás hiciera caso a ello… Fue su único consuelo siempre, siendo su única familia que le quedaba…
Aquel hombre de mirada fría y calculadora, cabellos azules y una reputación que daba miedo a cualquiera, solo le demostró tanto amor como pudo, hasta que… Una noche lo encontró muerto en su oficina…
Que Saga lo descubriera lo marcó para siempre…
Y allí conoció la verdad, de lo que la gente ignorante creía de él…
“-Eres el único culpable de esto-“
“-Todos a tu alrededor mueren por que tu naciste con la calamidad-“
“-Eres un monstruo-“
“-Maldito demonio, mataras a todos a tu alrededor-“
Palabras demasiado crueles para un niño que apenas poseía diez años, soló en el mundo, ya sin que nadie pudiera defenderlo, ni le demostrara afectó.
Aun así… Aunque todos lo ignoraran y dejaran de lado… Las desgracias comenzaron a azotar a aquel pueblo…
Y la responsabilidad, solo cayó en el pobre peli azul, indefenso… Habiendo sufrido años de maltrato y odio…
El sacrificio seria, para acabar con la maldición que su vida significa…
No soportó más, y huyo con miedo…
Hasta que se topó con esa dulce mirada verde, que le tendió una mano gentil y una sonrisa dulce, no le temía por la marca de su nacimiento.
Ante los ojos de Aioros, Saga nunca ha sido un monstruo, ni un demonio que solo trae consigo la desgracia.
Eso… Solo hizo que se sintiera feliz y muy afortunado.
Conoció aquel grupo de bandoleros, que sin importar su origen le sonrieron y también aceptaron en su mundo.
Solo siendo dos años menor que Aioros, aun así aprendió a defenderse, aunque el cazar es algo que le cuesta mucho hacer…
Jamás podrá terminar de agradecerles a todos, el que lo hicieran sentirse de nuevo en una familia, que volvía a tener un hogar…
E igual por la convivencia, la manera en que el castaño lo cuidaba, protegía, y ayudaba en todo…
Y así de poco a poco ese corazón que fue herido por el cruel destino, empezó a sentirse de nuevo amado…
Un joven doncel, que temía aceptar que su vida fuera una vez más feliz… Ya que le habían gritado que solo traería dolor y desgracias a quienes tuviera cerca…
Su amor creció y el castaño, también le fue correspondiendo…
Fue un punto que entre el bosque donde estaba su refugio, ente la discreta testigo de la noche, un beso entre ambos se dio y, aquella vez la pasaron juntos…
No, no hicieron nada más allá que abrazarse y dormir felices, juntos, sintiendo que la vida al fin le daba la tranquilidad que anhelaban.
Nadie se opuso a que estuvieran juntos como una inocente y dulce pareja, que al crecer sin duda formarían una familia tan hermosa y única.
Sin embargo, habiendo vivido síes años de maltratos…
Y ahora este gozando de una felicidad…
Los recueros del pasado volvieron, junto a la búsqueda de su paradero…
Escucho como amenazaban a cualquiera que pudiera tener información de él…
Se enteró por un pueblo que se encuentra en medio de su infierno y cielo…
Lo quieran asesinar para acabar con las calamidades que se habían apoderado de esas tierras…
Los soldados de aquel mundo desgraciado lo buscaban, para que el pago por su vida fuera dado…
Temía tanto volver, pero…
Temía aún más perder a su familia que había conseguido…
No podía permitir que ellos pagaran por su maldición que creía poseer…
No dejaría que de nuevo le arrebatarán a sus seres queridos… Como sabe que lo hicieron con su padre…
Que lo encontrará muerto, entendió que fue asesinado, y ms al crecer…
Por eso… Tuvo la tonta idea de ir solo a la boca de los malditos lobos incultos, deseosos de un sacrificio.
Creyó que si su vida era tomada, podría traer paz al infierno del que se cree responsable.
Y pudo haber sido así, si no fuera porque su amado Aioros y su nueva familia no iban a permitir que tuviera este destino.
Por eso también se arriesgaron, por esa razón… Seguirían luchando, estando a su lado.
Ellos no temían a la supuesta y estúpida maldición que llevaba grabada…
Porque al contrario de lo que se creía y lo que el mismo peli azul pensara…
El hecho de que llegara a su lado… Que Saga tomará la mano del de ojos verde como el mismo bosque en donde ahora se encuentra, mientras desesperados se abrazan, temiendo que hubieran perdido a la persona que aman.
Unos ligeros sollozos, aferrándose al cuerpo ajeno –Nunca vuelvas hacer algo como esto… ¿Lo entiendes?-
Asiente entre el mar de llanto y la desesperación de este hecho –Pero… Yo soy una calamidad… Yo… Solo… Solo… He traído desgracias… Mi vida… Nunca…-
No permitirá que vuelva a pensar en eso, ya se había cansado que ese dolor siguiera atormentando a su amado…
¿Qué culpa puede cargar un chico de solo dieciséis años?
Solo deseaba vivir una vida tranquila y en paz…
No importaba si no tuviera dinero como antes, o si viviera en un campamento…
Estaba rodeado de personas que tienen corazón e inteligencia suficiente al no juzgarlo para mal…
Además, que ahora… Tiene a una persona que lo ama por completo…
Que arriesgo su propia vida para salvarlo de su bobería.
Simplemente quiere callarlo, para que ya no se siga lastimando.
Sujeta con fuerza su rostro, no para lastimarlo, pero si para atraerlo a que lo veía a los ojos… Y así robarle un beso…
Uno de los miles que ha deseado seguir dedicándole…
Siendo suave, el leve rose de sus labios, tocándose… Donde poco a poco abren sus bocas, para dejar paso a sus lenguas… Disfrutando ese contacto labial que se vuelve apasionado a cada instante…
Saben que no es el lugar, ni el momento para declarar su amor de una forma más atrevida, pero… Necesita demostrarle al peli azul que esas ideas absurdas ya no son parte de su vida y jamás lo volverán a ser.
Al separarse, un hilo de saliva los une… Las mejillas ruborizadas del peli azul, apenado por esto, pues… Aun le cuesta aceptar esos tiernos besos que el castaño le dedica desde que se confesaron su anhelado amor.
No puede evitar dejar caer algunas lágrimas que caen de sus pestañas resbalando por sus mejillas. Sentir su corazón latiendo a mil por hora, esta vez temblando por la sensación tan fuerte que un casto beso le provocó.
-Tú, mi hermoso y gentil Saga, no eres una maldición y jamás lo serás- Le dedica palabras suaves, cargadas de un sentimiento de amor, y genuina sinceridad que jamás ha cambiado.
-Pero…- Siente que debe protestar ante esto, y que a pesar de haber vivido unos mes en paz… No salen por completo los temores de su inocente y frágil mente.
-Shhh- Le susurra, para dedicarle una sonrisa, dejando que sus lágrimas también escapen, aunque ahora ya se han calmado bastante –Ya no te tortures… Tú has sido mi amuleto de la suerte desde que te conozco, ¿Lo recuerdas?- Le dedica de nueva cuenta aquel apodo que le dio en la primera vez que noto, que la presencia de Saga solo le hacía un bien.
Para Aioros la llegada de Saga, solo significo una buena fortuna a su favor, y no que fuera económica, sino que lo hacia sonreír y estar en calma, olvidarse de cualquier cosa negativa de su pasado, incluso de fuertes deseos de cometer una terrible venganza, todo eso lo dejo de lado cuando conoció la luz de un inocente…
Una que no permitiría que se apague en lo más minimo…
Aunque tuviera a otra persona a quien defender…
Saga ha sido ese alguien que desea cuidar por toda la eternidad, en esta vida y en la que sigue, en cualquier mundo o dimensión, lo seguirá, su alma lo buscara, para que nadie lo dañe nunca más…
La promesa dicha, y que se cumplirá pase lo que pase…
Una sonrisa se refleja en aquel rostro que conoció el sufrimiento en primera mano, siempre ha sido maravilloso escuchar que el castaño le dedique esas preciosas palabras.
-¿Tu… Amuleto de la buena suerte?- Siempre es hermoso que le diga así… Su corazón solo late como loco.
-Sí, mío y de nadie más…- Le devuelve la sonrisa, para seguir abrazándolo con firmeza, estrechándolo contra su pecho.
Puede que las lágrimas aun quieren brotar, y aunque levemente herido, con raspones… Eso no le impide ponerle aquella capa que porta, sobre la cabeza del peli azul, y así ocultarlo aún más.
Saben que aún deben estarlos persiguiéndolos… Su familia, aunque no sanguínea, pero si de corazón, ha hecho de todo para darles tiempo de huir, sin embargo también ellos deberán retirarse ponto para que no salgan heridos.
Rápidamente, rompe el abrazo, pero no para dejar de sujetarlo, sino para ahora tomarlo de la cintura con la mano derecha, acercándolo a él, para tomarlo de la extremidad izquierda con la misma de suposición, llevándolo con cuidado, hasta el siguiente pueblo y al punto de reunión que todos saben dónde se encuentra.
-La noche nos ayudará a actuarnos… Pero debemos ser rápidos- Se encuentra más calmado ahora, aunque el miedo lo invadió tanto, al igual que las manchas de sangre que posee por haber asesinado a quiénes intentaron acabar con su amado peli azul.
-Si…- Asiente, con un sonrojo en sus mejillas, recargándose a cada paso en ese hombro ajeno, tan cerca del corazón, que lo reconforta.
Un par de jóvenes enamorados, que si bien… Para su edad, ya podrían formar una preciosa familia en esta época, no están apresurados en eso, sino… En encontrar la paz y libertad que se les fue negada.
Y ahora, están luchando por tener.
Sus paso son algo lentos, pero deben actuar lo más tranquilos posibles para no llamar la atención de nadie que se llegarán a cruzar de repente.
-Gracias… Aioros…- Susurra las palabras de que en su corazón se han guardado.
-De nada…- Contesta, depositando un beso en la cabeza cubierta del contrarió, aquella tela negra servirá para que su rostro no sea visto –Yo siempre iré hasta el mismo fin del mundo solo para protegerte- Sus mejillas deben arder por lo rojo que se proyecta, con la mirada puesta sobre el doncel que lleva muy bien custodiado, para rápidamente mirar hacia el frente.
Sonríe, sintiéndose mil veces agradecido por encontrar a ese dulce joven que lo salvo de un infierno, dos veces… Con esta –Lo sé... Por eso… Te amo tanto, Aioros- Sus palabras siendo dedicadas al castaño, estando contra el pecho del otro, tan cerca de él, sintiéndose reconfortado.
En ese instante, el joven bandolero, siempre bien intencionado, sintió que ese momento ya está en el paraíso prometido, a lado de la persona que ama, recibiendo las palabras más bellas del mundo –Y yo te amo mucho más, mi precioso Saga-
Ambos siguen su caminar, entre la guarida de la noche, con el sonido de una batalla y la mancha de esta atrás… Solo intentan seguir su caminó hasta lograr encontrar la paz deseada.
Bien o mal… Maldición, o bendición, fortuna o des fortunio, nada de eso va a definir su vida, su relación está establecida por lo más puro del mundo, el amor…
El amor, es lo que todos desean vivir…
Y es lo que estos dos corazones enamorados están viviendo, y se lo prometieron vivir hasta el final de sus vidas.
Puede que aun existan problemas para que logren estar en completa paz, pero… Eso no les impedirá seguir intentándolo, hasta que el mundo enfermo e ignorante los deje tranquilos.
Ya que, hagan lo que hagan, pase lo que pase… No lograrán destruir a ninguno de ellos, porque el amor es su bendita fortuna, la cual los protegerá y cuidara hasta el final.