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Encrucijada. por NNK

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Capitulo XXIX: Sospechas y travesuras.

 

Guillermo se levantó con prisa al escuchar su teléfono sonar en la mesa, se dirigió al balcón, dejando a Maximiliano y Alejandro con una mirada curiosa, ante esa actitud. Maximiliano, quiso acercarse al ver que este cerraba el ventanal, pero fue detenido por su novio, quien negó con la cabeza, mientras le sonreía.

—Mejor, almuerza para que termines de repartir y puedas volver temprano a casa—aconsejo, sirviéndole la comida. Maximiliano comenzó a comer sin retirar la mirada de la espada de su padre.

Guillermo, por otro lado, se apoyó en el barandal, sintiendo los ojos de su hijo en su persona, quería mirarlo, pero no quería que su curiosidad se trasformara en preocupación, por ello se quedó mirando la ciudad, mientras contestaba a la llamada de su amigo Tim.

—Te escucho ¿Qué encontraste?—hizo saber impaciente a su amigo.

—He encontrado lo que me has pedido. Gabriel y Ricardo están limpios, pero el chico llamado Camilo me preocupa, es una de las sobrevivientes al caso 1105 y creo que sospecha que Renato también estuvo en ello, porque desde marzo a la fecha ha estado buscando información sobre tu hijo—informó, preocupado Tim—Hay algo más que me está preocupando sobre tu hijo.

— ¿Qué es? Dime todo, no me gusta cuando le pones más intriga a los problemas, me pone nervioso y ansioso—reclamó, sintiendo como su corazón se aceleraba. Tim rio ante el reclamo de su amigo y prefirió continuar,

—Este niño Camilo, no es el único que ha estado buscando información de Renato. También, lo ha hecho Felipe su hermano y el mismo Renato ¿Lo has llevado al médico?—preguntó interesado.

—Tenía pensado esperar tu llamada, antes de tomar la decisión de llevarlo al médico. Renato tuvo un colapso hace unos días, pero ha estado muy bien—confesó Guillermo con una sonrisa, se volteo viendo como su hijo Maximiliano terminaba de comer—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque tu hijo Felipe ha buscado información de su hermano solo una vez y fue por un periodo de diez minutos. En cambio, tu hijo Renato ha estado buscando información de él mismo por un periodo de tres horas, siempre desde las dos de la mañana hasta las cinco, pero ha dejado de buscar desde hace una semana, justo desde que llegaste—explico serio, sintiendo como su amigo guardaba silencio por unos minutos. —Tu mayor problema ahora, es averiguar sobre Camilo y Renato, ellos dos son los más sospechosos y recuerda también que tu hijo es bastante peligroso.

—Lo sé—susurró, cortando la  llamada.

Observo hacia las calles, aún procesando las palabras dichas por su amigo. Le gustara o no tenía que tener en cuenta que su hijo era bastante peligroso, él fue quien alimentó esa personalidad miedosa de Renato para que se transformara en el chico alegre que era ahora, le ayudó a tener valor ante esa personalidad que lo había dominado desde los tres años. Renato le había pedido ayuda hace unos días y él hizo oídos sordos a la petición de su hijo bajo la estúpida idea de que solo era el miedo actuando sobre él.

Abrió el ventanal, llamando la atención de Maximiliano y Alejandro, quien ahora ponía la mesa para Renato y Felipe. Guillermo sonrió, pero eso no convenció ni a Maximiliano ni mucho menos a Alejandro. A esos dos, no había quien los engañara y eso a veces le asustaba.

— ¿Qué sucede con Renato ahora?—consultó Maximiliano con obviedad.

—Nada malo, aún. Le voy a llevar al médico como él lo pidió,— hizo saber con una sonrisa.

—Yo tengo el número del médico que lo atendió hace seis años, supe que estaba en Chile. ¿Quieres que llame?—preguntó Maximiliano, interesado.

Guillermo sonrió al escuchar aquello, Maximiliano jamás le defraudaba y siempre tenía un as bajo la manga que le solucionaba nuevos problemas. Pero dejó de sonreír, al escuchar la pregunta de Maximiliano, no quería alarmarlo, ni mucho menos preocuparlo, por algo que podía ser solo una falsa alarma.

—No te preocupes. Ve a trabajar, déjame el número anotado y yo me encargare—habló con amabilidad.

Maximiliano tomó la mano de Alejandro y se fue fuera del departamento, se detuvo en el ascensor, viendo la mirada confusa de su novio.

— ¿Qué crees que sucede con mi padre?— preguntó interesado.

—Parecía preocupado ¿Por qué no le preguntas?—habló con obviedad. Esa familia era bastante problemática a veces.

— ¿Puedes vigilarlo?—preguntó a su novio con una sonrisa alegre.

—Me contrataste para cuidar a un niño de diez y una adolecente que se cuida solo, no para ser tu detective privado—reclamó con una sonrisa—Tal vez, si me besas, cambie de opinión.

Maximiliano sonrió mientras negaba con la cabeza, lo abrazo del cuello, acaricio su mejilla, viendo a su novio sonrojarse, le beso la punta de la nariz, antes de besar sus labios suevemente. Había extrañado besarlo, al fin tenía un tiempo a solas. Lo acorraló a la pared, se separaron mirándose a los ojos.

— ¿Por qué no nos escapamos y que mi padre se encargue de mis hermanos?—preguntó travieso, viendo a Alejandro sonreír, mientras negaba con la cabeza. — ¿Por qué no?—hizo un puchero.

—Porque tienes que terminar de entregar cincuenta paquetes y yo debo trabajar en la comida china en la tarde. El deber nos arruina los planes—hizo saber con tristeza.

— ¿Y en la noche?—volvió a preguntar, alzando las cejas, haciendo reir a Alejandro—Yo la tengo completamente libre.

—También yo—murmuró travieso—Te espero en casa. Mi hermano estará en casa de su amigo Demian.

—Genial, espérame—murmuró, besándolo nuevamente con suavidad.

Alejandro sonrió y lo abrazo antes de empujarlo, dentro del ascensor con una sonrisa. Alzó la mano moviéndola de derecha a izquierda, mientras se mordía los labios y regresaba al departamento de Maximiliano, por su mochila y así irse a trabajar a la comida china, para que el tiempo pase más rápido y la noche llegue pronto.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


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