Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encrucijada. por NNK

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Capitulo V: Conversaciones nocturnas.

 

Renato dormía con una sonrisa. Le encantaba ese sueño, estaba peleando con un torneo de Karate, su contrincante estaba sangrando de nariz, su respiración era agitada y su mirada de ira. Sonrió, le fascinaba ver esas miradas de molestia con resignación en sus enemigos, porque sabía que ellos entendían que no importara el esfuerzo que hicieran iba a ser vencidos por él. Observo al público con orgullo, no le gustaba ser alabado, le molestaba que lo hicieran, pero esa rabia que sentía se quitaba al escuchar que él era el ganador.

Miró nuevamente al público, buscando a sus familiares con una sonrisa, pero a cambio de ellos, vio algo completamente distinto. Estaba repleto de niños que estaban sucios, como si se hubieran revolcado en lodo, todos le miraban con los ojos enrojecidos, aguantando esas lágrimas ante la mirada de miedo que mostraban hacia su persona, no pudo entender la situación. Quiso retroceder, pero sus pies no le respondían.

Observo a los niños, viendo como estos movían su boca, intentó escuchar porque no les oía, sus ojos se abrieron perplejos al reconocer a cada uno de ellos. Él les miraba con una sonrisa orgullosa, sus ojos mostraban una frialdad que la asustaba, la vio abrir la boca y susurrar algo que entendió a la perfección.

Déjame salir, Renato.

Llevo sus manos a sus oídos, negó con la cabeza, necesitaba despertar, escucho la risa burlona y sintió miedo. Cerró sus ojos y los abrió encontrándose de lleno con el techo de su habitación. Se sentó en la cama con la respiración agitada, prendió la luz de su cuarto, confirmando que ese chico no estaba en su cuarto. Trató de calmar su respiración, pero su pieza en un momento se hizo más pequeña que de costumbre. Necesitaba escapar.

Abrió la puerta de su cuarto y se abrazó a sí mismo, prendió la luz del pasillo y fue a la cocina por un vaso con agua. Necesitaba calmarse y dejar su paranoia. Bebió un vaso de agua al seco. Se volteó asustada cuando escucho pasos en el pasillo, el vaso se cayó de su mano y se quebró. Se agachó para recoger los trozos, pero se cortó. Sintió ganas de llorar, levanto la mirada y se alivió al ver a su primo Maximiliano.

—Renato, cuidado ¿Te cortaste?—preguntó preocupado. Miró a su primo a los ojos y vio el miedo en ellos. Sonrió—Ve a sentarte, yo limpiaré.

— ¿Cómo supiste que estaba despierto?—cuestionó Renato. Maximiliano se concentró en levantar los trozos para que mañana nadie se cortara.

—Te escuché gritar, estabas teniendo una pesadilla ¿Estás bien?—Maximiliano fue al basurero y votó los trozos de vidrió para concentrarse en su mirada.

Renato le miró en silencio, no se había dado cuenta de que había gritado, solo sintió miedo al sentir que las paredes poco a poco le acorralaban. Sintió las manos de Maximiliano sobre las suyas, sus ojos se encontraron. Maximiliano rodeó el mesón y solo abrazo a su primo. Renato tembló y se dejó guiar al sillón.

— ¿Quieres hablarme sobre la pesadilla?—preguntó Maximiliano, dejando que ella apoyara su cabeza en su pecho. Renato negó— ¿Te cuento mi apestoso día?—propuso. Renato asintió.

Maximiliano carraspeó.

—Bueno, mi apestoso día comenzo, yendo a dejar a un niño caprichoso que como todas las mañanas, intento hacerme una broma pesada—Renato lo golpeó. Maximiliano aguantó el dolor—luego fui a entregar los pedidos a veinte señoras gruñonas que piensan que porque les llega un correo de que viene en camino, creen ser las primeras y te reclaman continuamente hasta que uno piensa seriamente en matarlas. Por cierto hoy, me faltó muy poco para atropellar a una—confesó haciendo reír a Renato—Como esa señora me enojo mucho vine a mi casa a almorzar con mi primo, que en vez de ayudar a mi día, se volvió un viejo gruñón, porque le traje su comida favorita y me mandó a hablar con mi exnovio luego de dos años, porque quería comer comida casera. Por cierto, te odio por eso—bromeó. Renato volvió a golpearlo y él aguantó el dolor—luego de que conseguí que mi regalón tuviera comida casera, volví a repartir a quince hermanos doncellas, tuve que huir de una de ellas. Ella me alagó mucho e intentó violarme cuando me acorraló a la camioneta, gracias a Alejandro que me llamó, me pude salvar, Alejandro no me trato bien y creo que me cobró el doble del precio del que sale en el folleto, pero creo que me lo tengo merecido. Yo fui un patán—reconoció, viendo que Renato le miraba con una sonrisa.

—Tu vida social y amorosa es un asco—se burló Renato con una sonrisa—Debiste dejar que te violara, asó de asco hubieran pasado a intentar—Maximiliano le miró con molestia—Además ve el lado bueno, la comida casera fue una buena excusa para volver a hablarle. Ahora, solo debes poner de tu parte para que vuelva a confiar en ti.

—Me gusta estar soltero, a veces es divertido—confesó con inocencia.

— ¿Te acuerdas de Demian? El chico que se te declaró en el hogar de menores—preguntó Renato en un tono burlón.

—El chico que me dijo “A mí me gustan las mujeres” y luego me asusté cuando me acorraló en el baño y se me confesó—recordó Maximiliano, sintiéndose extrañado.

—Fue muy divertido ver tu cara de incomodidad luego de eso—se rio con burla, viendo que Maximiliano le miraba ofendido.

—Hablando de eso ¿Has sabido algo de Demian?—preguntó Maximiliano a Renato—No le vi en el hogar el verano pasado, cuando los fui a buscar.

—Demian se fue de viaje hace dos años con un amigo suyo, dicen que estuvo trabajando en diversos hogares de menores—comentó Renato con una sonrisa—Desapareció de nuestras vidas hace un año y medio o más—confesó Renato.

— ¿Y por qué no me dijiste?—preguntó Maximiliano preocupado. Que Demian le hubiera hecho aquella declaración, no significaba que cortaran toda amistad como hizo él.

— ¿Querías saber de él, luego de que habló mal de ti?—cuestionó Renato, sorprendido.

—No lo juzgues, era un chico alegre y sensible, además yo era bastante cariñoso con él, era normal que se confundiera. Sentí mucha pena cuando se declaró, porque yo no podía sentir lo mismo y jamás pensé que sería lastimado. Es una buena persona—confesó Maximiliano apenado, Renato le observo sorprendido.

Maximiliano había madurado mucho esos ocho años en los que estuvo viviendo solo. Ya no juzgaba a las personas por su pensamiento, no hacía cosas sin pensar. Ahora siempre pensaba en los pensamientos del otro, tenía respeto hacia ellos, respetaba cada tipo de pensamiento, mientras tuviera lógica. Maximiliano ya no era el mismo bromista que antes, hasta su vocabulario había cambiado.

En cambio él, seguía siendo el mismo chico reservado y miedoso de hace seis años, simulando ser una persona tranquila, sin que nadie supiera que escondía un pasado que no él mismo podía recordar. Esto iba a ser difícil.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).