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Insomnia por RLangdon

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-Miau, no debe andar lejos- se arrastró por la hierba y meneó los bigotes en el aire para intentar captar de nueva cuenta el aroma de su amado. Día y noche lo había buscado, y su fracaso había sido inminente hasta ese momento. -Todo es culpa de esos ladrones, miau- decidió tomar un descanso al hallarse a mitad de la aldea. Reposó su fofo cuerpo gatuno sobre un barril y se hizo con la cantimplora que llevaba estrategicamente anudada a su cuello en caso de emergencia. Claramente esa era una.


Sufría mal de amores, pero no era como las otras veces en que sus prometidas le daban la espalda a último momento. No, ahora era un caso único y diferente. Estaba enamorado, perdidamente idiotizado por la belleza de un chico humano. Seguro si su clan se enteraba, no dudarían en desterrarlo. Pero no le importaba demasiado. Llegado a ese punto sería capaz de convertirse en un gato renegado con tal de tener a su amor consigo.


La luna estaba en su cénit cuando el minino alzó la cantimplora para empinarse su adulterado contenido de una sola vez. Estando ebrio pensaba mejor y se volvía más rápido. Sin duda un excelente remedio para la ocasión ya que, no tenía contemplado rendirse tan fácilmente. Sus rivales de amor eran humanos de cuidado. Poderosos y posiblemente apetecibles a vista de su bello girasol. Además tenían la ventaja por habitar en el mismo medio que él.


-Pero les falta coordinación- medio maulló, medio hipó, retomando su camino en un penoso zig zag. -Y astucia- saltó hacia un alambrado y trepó con ayuda de sus filosas garras. Si era cierta la información que había obtenido del chico, su hogar debía encontrarse a mitad de esa calle cuesta abajo. Una casa con fachada verde. La casa del cuarto Hokage.


***


Pildoras. Montones de ellas, todas de diferentes tonalidades, formas y colores, cada cual para un síntoma en especifico.


Itachi se quedo contemplandolas durante largo rato, hasta que se decidió por la pildora azul, aquella que lo ayudaría a conciliar el sueño. La tomó entre sus dedos y sin mayor templanza la intrudujo en su boca. Bebió un pequeño trago de agua y se quito la liguilla del cabello.


Llevaba varios días sin dormir de forma adecuada. Era imposible descansar con tantas preocupaciones y responsabilidades encima, pero al menos pronto terminaría todo. Si conseguía llegar a un acuerdo con el tercero, el resto sería desición de los miembros del consejo.


Lentamente alargó el brazo hacia la lámpara, vacilando al instante.


Últimamente había tenido un sinfin de pesadillas, cada cual más tenebrosa y sanguinaria que la anterior. Tambien habían dos sombras acompañandole, a una creía reconocerla, pero no estaba seguro de la segunda. Era alguien...


"Te odio, Itachi"


Familiar. Una voz en extremo conocida, acompañads de una serie de sucesos difusos y lejanos.


"Ahora no..." su mente se quedaba en blanco al llegar a esa parte. "Quizá la proxima vez"


Sacudió la cabeza en negación y trasladó sus pensamientos a una situación mucho más sencilla de procesar...Naruto.


En días pasados (e incluso actualmente) no había dejado de pensar en él. Suponía normal angustiarse un poco por la posición que ocupaba el hijo de Minato dentro de todo. El hecho de que Naruto se viera forzado a convivir con ellos para afianzar vínculos no era más que parte de una estratagema poco ortodoxa ideada por el cuarto en su afán por supervisar los movimientos dentro del distrito, ello sin tener que incurrir a la violencia.


Pero...¿Realmente se compadecía de Naruto o solo era un pretexto para justificar sus actuales sentimientos?


Quería conocerlo mejor, eso era seguro. Aunque tampoco consideraba prudente ser tan directo para pedirle una cita.


Los párpados empezaban a pesarle, la pastilla estaba surtiendo efecto.


"Jamás te perdonaré lo que le hiciste a..."


Cerró los ojos, introduciendose poco a poco en el sopor del sueño.


***


-¡Miau, victoria!- celebró al divisar la fachada verde de la humilde casona. Creyó que no llegaría nunca, pero ahí estaba. Lágrimas de felicidad le empañaron la visión, pero supo reponerse para seguir su travesía camino arriba. Una corazonada le decía que su amado estaría del otro lado del balcón.


La buena suerte estaba de su lado, asi lo corroboró el felino al llegar a la cima y percatarse de la ventana entreabierta. Su esponjosa cola se agitó en son de dicha. Se lanzó por la abertura en un movimiento que pretendía ser grácil, pero todo quedo en un vergonzoso intento cuando su barriga se atascó a medio camino.


-Miau- los rayos de luna iluminaban tenuemente la pieza, lo suficiente para dejarle entrever al chico que dormía lánguidamente en la comodidad de su cama. Tan cerca y tan lejos. -No debí comer ese salmón- sumió el estomago y se arrastró dentro. De un salto subió a la orilla de la cama. -Te extrañé tanto- se acercó a su rostro con la intención de besarlo pero entonces Naruto sintió un cosquilleo en la nariz y lo envolvió entre sus brazos de forma asfixiante, confundiendolo en sueños con la almohada.


El gato ninja se acurrucó en su pecho y ronroneó placidamente al saberse abrazado por su futuro esposo.


***


-¿Haz dormido bien?


Itachi asintió mecánicamente. A pesar de que las ojeras eran cada vez más pronunciadas y estaba plenamente consciente de su mentira.


-No lo parece- negó Shisui, extendiendole la lista con las futiles misiones del día. -¿Cómo te fue con el Anbu?


-No muy bien, no confían en mí- suspiró pesadamente, viendose forzado a esbozar una sutil sonrisa cuando Shisui lo tomó de la coleta en actitud de juego.


-Itachi, Itachi- canturreó burlón. -Te hace mal tensarte demasiado.


-¿Qué me dices de ti?- emprendieron juntos la caminata, uno al lado del otro, ambos con actitud desenfadada. -Escuché que te enfrentaste a Naruto- se mordió la lengua al reconocer una minuscula punzada de celos en su propio tono.


Shisui sonrió a todo lo que daba. En parte divertido al recordar la amena tarde que había pasado con el rubio, y en parte ansioso por verlo de nuevo.


-¿Puedes creer que ya domina el Senjutsu?


-Shisui...


-¿Qué?- se hizo el desentendido. -Lo juzgué mal, el chico es agradable y simpático.


-No decías eso hace una semana- le recordó Itachi en tono de reproche. No entendía por qué de pronto se sentía incomodo de abordar un tópico que involucraba a Naruto y a Shisui, no era propio de él sentirse ofuscado y hasta excluído. Semejante acto de inmadurez le correspondía a cualquier otro shinobi, pero no a Itachi Uchiha.


-Cambié de parecer. Naruto es...oh, buen día- se interrumpió al contemplar a la sonriente mujer de largo cabello rojo.


-Adelante, esta en su recamara- Kushina les dio el paso después de regar la maceta junto a la ventana. Estaba enterada de la visita por Minato , y aunque Naruto seguía durmiendo, no quiso despertarlo ella misma. Ya era hora de que su bebé se hiciera cargo de las consecuencias de sus actos. Un buen bochorno era lo que le hacía falta.


-Gracias- subieron la escalera. Shisui se adelantó unos pasos y tras tocar un par de veces sin recibir respuesta a cambio, decidió entrar.


Tal como supuso Naruto estaba dormido. Vestía un short celeste y una sencilla remera naranja que resaltaba cada curva de su sensual y marcado cuerpo.


Itachi entró a la habitación poco después. Y la visión erotica proyectada por el cuerpo de Naruto no ayudó mucho a despejar sus liosos pensamientos hacia su persona.


-Itachi.


Tanto Itachi como Shisui se petrificaron al oírlo. Naruto estaba hablando en sueños.


-Itachi tiene pestañas de chica.


La intensa llamarada de celos que experimentó Shisui se redujo a nada en cuestión de segundos, siendo aquella molestia sustituida por una carcajada que se encargó de contener al cubrirse la boca con ambas manos.


Junto a él, Itachi tenía el ceño ligeramente fruncido.


Naruto se removió y largó un bostezo.


-Igual que Shisui.


Esta vez fue el turno de Itachi de sonreír con malicia.


Sintiéndose ofendido, Shisui se acercó y lo golpeó en la frente con los dedos, propiciando que Naruto se quejara en sueños.


-¿Cómo te atreves a golpear a mi prometido?- el zarpazo fue tan veloz y preciso que ninguno lo vio venir a tiempo. Shisui retrocedió con el rostro ardiendo, punzando por semejante e impredescible rasguño.


El gato rodeó el cuerpo de Naruto, mostrando los colmillos hostilmente mientras su lomo se erizaba más y más.


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