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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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Dolor…era la única palabra que podía describir su actual estado. Había transcurrido una semana desde que Naruto decidiera deliberadamente irse con Kakashi. Era como si se hubiera llevado una parte de él consigo.
 
Se sentía…incompleto, vacío, solo y herido sentimentalmente. A pesar de todo no había vuelto a llorar, con la partida de Naruto, había derramado mas lágrimas de las que algún día hubo llorado por alguien, asimismo, se cuestionaba si esa herida sería capaz de sanarse sola. 
 
La respuesta era obvia…no.
 
Yacía recostado en su cama, siete días exactos sin salir de su casa, apenas probaba algún bocado cuando el hambre se lo exigía. Miró el suelo en un intento fallido por disipar sus pensamientos, al menos tres cajetillas de cigarrillos habían sido consumidas, no solía fumar tanto, un cilindro al día cuando mucho, esta vez se estaba excediendo en todo.
 
Dormía en demasía, quería descontrolar el tiempo en su vida, y a la vez, retomarla. La cuestión de volver a ejercer como director, hacía estragos en su cabeza. Todo seguiría el mismo curso que antes de la llegada de Naruto, solo debía dar el primer doloroso paso y esperaba que con el transcurso de los días, su recuerdo se borrara de su memoria.
 
Podría superarlo, tenía que superarlo, lo había hecho con Sakura, ¿Por qué tenía que ser diferente con Naruto?, ¿Qué tenía de especial ese chico para influir tanto en su vida?
 
Todo. 
 
Los días pasaban mucho más lentos y aburridos sin Naruto, no tenía a quien proteger, no tenía a quien…amar.
 
Fue hasta entonces que se convenció a sí mismo de cual debió ser el punto de partida en la relación forjada con Naruto, aceptar sus sentimientos era la clave de todo, tan simple que era corresponder el amor que el hermoso chico le ofrecía desmedidamente, a pesar de su comportamiento hacia él.
 
Lo había tratado peor que un objeto. Y cuanto le dolía pensar en ello. Analizar que el odio inmenso que crecía en su interior no iba dirigido a otra persona que no fuera él…Sasuke Uchiha.
 
El odio desmesurado y dañino era propio, si, se odiaba como nunca lo había hecho en la vida, y todo por un error tan estúpido que no merecía perdón. No podía enmendar nada de lo ocurrido, era un fallo tras de otro que solo reforzaba el hecho de que no podían estar juntos, su relación de noviazgo, su amorío simplemente no podía ser.
 
Una relación se forma a través de sentimientos mutuos. Si uno no quiere pelear, no tiene por qué haber pelea, y sin embargo se había dado cuenta tarde de que sus arrebatos de aparente odio no eran otra cosa que celos, inseguridad propia, no quería perderlo y el miedo que ello le generaba había propiciado su mayor temor, materializándolo y destrozando el vínculo que con trabajo se estaba reforzando entre ambos.
 
Vaya estúpido, estaba permitiendo que el dolor lo consumiera, la depresión se había apoderado de él completamente. Sasuke Uchiha no era un imbécil sentimentalista, era aún más doloroso tragarse aquellas lágrimas después de lo ocurrido.
 
Ausentarse de la realidad, evitando hacer frente a su problema y sobretodo evadiendo buscar una solución al mismo.
 
Se levantó de la cama, dispuesto a salir adelante. De momento debía centrarse nuevamente, retomar su vida. Estaba decidido a repetir nuevamente su monótona rutina con tal de llenar el profundo vacío que la partida de Naruto había dejado en su interior.
 
Después de una larga ducha, se vistió adecuadamente para presentarse en el colegio, no dudaba que le devolverían su anterior puesto, dadas las circunstancias y la mediocridad del que sería su futuro relevo, un muchacho de unos 25 años que recién se graduaba de la carrera de contabilidad. Todo se basaba en teoría y práctica, inclusive en el área laboral, lo sabía perfectamente, y aquel suplente solo poseía la capacidad para llevar a cabo la teoría de su puesto. Le hacía falta poner en práctica lo aprendido, en consecuente, no rechazarían su petición. Al menos, eso esperaba.
 
**
 
Kakashi miraba con cierta nostalgia y preocupación el semblante del chico rubio, hacía tres días que no decía una sola palabra por su cuenta, si no era él quien le preguntaba antes. Naruto solo se disponía a guardar silencio, parecía querer reservarse su propia tristeza en lugar de exteriorizarla.
 
Meditó sobre si había sido buena idea actuar tan precipitadamente, quizás debió haber esperado más tiempo pero estaba seguro de que Sasuke solo le hacía daño al chico, podía verlo en sus ojos, pero ahora la incertidumbre también era partícipe de sus indagaciones. El hecho de que Naruto se mostrara aun más serio y retraído de lo que era antes solo confundía su argumento principal.
 
Debía mostrarse más atento con Naruto, así podría ganarse su confianza, a la larga se sinceraría con él, y Naruto dejaría a Sasuke en el olvido. Sonaba fácil pero era un asunto complicado, sumándole que tenía que atender su extenuante empleo, el cual le restaba bastantes horas últimamente. La policía había encontrado a un par de chicos cuya edad oscilaba entre los 10 y los 15 años, eran los mismos que, semanas antes, habían sido reportados como desaparecidos.
 
Ahora tenían que indagar más a fondo en esa cuestión tan alarmante, era de vital importancia concentrarse en ese caso para dar con el paradero de los demás chicos.
 
No le molestaba en lo absoluto hacerlo, amaba su trabajo pero…también quería ver a Naruto feliz, ¡¿feliz?!, sus padres enfrentarían un duro proceso penal en una semana más, aun no se lo había dicho, no podía ver aquellos hermosos ojos celestes y decirle la verdad.
 
Le parecía inconcebible el sufrimiento que padecía el chico a sus escasos 17 años de vida. De inmediato lo azotó otra cuestión claramente desfavorable para él. Había tenido relaciones sexuales con Naruto en dos ocasiones, el último encuentro se había llevado a cabo el mismo día que el chico decidiera por cuenta propia irse con él.
 
Un arrebato de pasión lo llevó a querer repetir el íntimo encuentro con Naruto. Extrañamente el chico no se negó, de hecho no había dicho nada, solo cedió ante las acciones del mayor, dejando que poseyera su cuerpo una vez más, buscando erróneamente sanar su dolor en los brazos de alguien más, ese había sido el detonante para terminar con la fortaleza que Naruto fingía y luchaba por sostener desde la separación con Sasuke, ya no podía ocultarlo más, se sentía terriblemente mal.
 
-Naruto- trató de sonar neutral, el estado tan afligido del chico también surtía efecto en su persona, aunque lo negara, detestaba verlo así, y repudiaba mas saber que todo había sido por su culpa.
 
El chico no contestó, nuevamente estaba sumido en sus pensamientos, su apagada mirada estaba fija en el suelo, ojala él pudiera decidir sobre sus emociones pero no era así, y eso tampoco iba a cambiar con solo desearlo.
 
-Naruto- esta vez se acercó para moverlo ligeramente de los hombros, buscando atraer su atención. 
 
Lo consiguió. El menor alzó la vista, casi como si sus pensamientos y su cuerpo estuvieran distanciados de la realidad, y así era, solo pensaba en Sasuke, en lo que había sido, en lo que pudo ser, y…en lo que no sería.
 
El aludido se limitó a disculparse por su falta de atención, intentó levantarse pero su cuerpo no coordinaba bien, sus funciones motoras no respondían adecuadamente y ese hecho no pasó desapercibido para Kakashi.
 
-Escucha, hoy me dieron la tarde libre- empezó diciendo, con la mejor disposición y entusiasmo fingido que podía denotar en ese momento. –Quiero que me digas a donde quieres ir- la mirada de Naruto pareció sufrir un cambio repentino, tenía una semana sin ver la luz del sol, una semana atormentándose por su conducta, por sus errores, quería salir, no solamente afuera, quería salir de su ensimismamiento, de su tristeza, mantenerse firme como lo había hecho con anterioridad.
 
Una sonrisa forzada acompañó su vaga pero certera respuesta, tenía que seguir con su vida. No le sorprendería en lo más mínimo que Sasuke estuviera haciendo lo mismo, seguramente el Uchiha ya ni lo recordaba, ¿Por qué habría de hacerlo?...tenía a Sakura a su disposición.
 
Aun con el fuerte dolor que acompañaba aquellos pensamientos, deseó con todo su corazón que Sasuke fuera feliz, lo merecía, porque, fue gracias a él que había experimentado y aun experimentaba un sentimiento tan hermoso y único, pero más que nada irremplazable, un sentimiento que había creído extinto en él, después de que sus padres entregaran su libertad a unos completos desconocidos.
 
**
 
La tarde transcurrió sin ninguna novedad para Sasuke, la única diferencia de los días anteriores era la nueva solicitud de empleo en el mismo colegio donde anteriormente laboraba. Misma rutina, misma sensación de vacío. Podía cambiar el panorama, pero la situación seguía siendo tan frustrante y devastadora como hacía una semana.
 
Intentaba no pensar en Naruto pero su mente lo traicionaba frecuentemente, lastimándolo sin piedad, recordaba cuando el chico le había confesado sus sentimientos. El distanciamiento era inevitable y aun no podía aceptarlo.
 
Su forma de ser había influido en gran parte en ello, su último error imperdonable fue pedirle a Sakura que asistiera al restaurante para aclarar las cosas con Naruto, propiciando un malentendido bastante coherente y factible a los ojos del chico.
 
Sentía le enorme necesidad de llenar ese inmenso y doloroso vacío que se estaba prolongando con la partida de Naruto, ya no podía depender de medios físicos tan absurdos e hirientes como lo eran las sustancias ilegales, los cigarrillos, incluso había mezclado todo con una buena dosis de alcohol, consiguiendo aumentar su estado depresivo.
 
La única salida a ese túnel oscuro que lo absorbía lentamente era buscar a alguien más. Naruto no volvería a su vida, eso era seguro. Por otro lado jamás caería en la bajeza de buscar a Sakura, por más necesitado de compañía que estuviese, prefería pagarle a una prostituta antes de recurrir al fatídico medio que destrozó una relación que recién comenzaba, una diferente a todas y reconfortante, hasta el grado de haberse vuelto dependiente de ella.
 
Naruto Uzumaki se había convertido en su mayor adicción hasta ese momento, y haber renunciado a él solo lo había desequilibrado emocionalmente.
 
Ni siquiera era capaz de razonar en un futuro reencuentro, en una posible reconciliación a base de esfuerzo, disculpas, aclaraciones. Nada, su mente solo le advertía que Naruto se había ido para siempre de su lado, que lo había traicionado, dejado por ese maldito de Kakashi.
 
Y es que él no era de las personas que suelen mirar hacia atrás, pretendía dejar el pasado enterrado, después de todo ya nada podría hacer para resolver cuestiones que ya sucedieron.
 
La muerte de sus padres, el cambio drástico en el comportamiento de Itachi, su rompimiento con Sakura, todo el pasado estaba teñido de un oscuro color negro, su pasado era el principal responsable del odio desmedido que se suscitaba en su interior. Odio que lentamente lo destrozaba.
 
Había llegado a su casa con el mismo sentimiento de desolación, duda, molestia, tristeza, tantas emociones combinadas que terminaban por confundirlo y aturdirlo aun más.
 
Ingresó con desdén al lugar que solía compartir con el bello chico de ojos celestes. Todo le recordaba a Naruto, no podía ni mirar al cielo sin acordarse de aquellos hermosos orbes azules que lo cautivaban como nunca nadie lo había hecho.
 
Hasta la simple monótona rutina de diario le recordaba a Naruto. Pareciera que habían pasado meses desde que el chico se marchara con Kakashi y sin embargo no era así, su mente estaba completamente fragmentada al igual que sus sentimientos.
 
Lo merecía, por primera vez en su vida aceptaba que aquel distanciamiento que estaba por llevarlo al borde de su perdición era su culpa.
 
Entonces ¿Cómo remediarlo?
 
Aun si se disculpaba, estaba consciente de que obtendría el mismo resultado, o incluso podría afectarlo aun más. Sabía dónde vivía Kakashi, sabía dónde encontrar a Naruto, y no obstante, seguía sin hacer nada.
 
Reprochándose constantemente sobre sus errores, sin llegar a una conclusión favorable. Ya parecía una burda utopía el hecho de volver a verlo.
 
Subió las escaleras lentamente, con total desánimo, volver a su casa significaba retornar a su estado anímico, intensificándolo desmesuradamente. Observó la puerta de la habitación donde solía estar el chico antes.
 
Su mente repasaba una y otra vez la imagen de Naruto, ¿Por qué era tan complicado olvidarlo? Parecía como si su vida dependiera de aquel chico rubio que ya no estaba interesado en él.
 
El solo hecho de pensar que Naruto compartía el mismo techo que Kakashi, le hacía hervir la sangre. Cada vez que meditaba al respecto, tenía que descargarse contra algún objeto, pared o mueble de su habitación.
 
Entró en su recamara y se recostó en la cama, pasando por alto el desorden que él mismo había producido.
 
La impotencia lo perturbaba demasiado, debía ponerle fin a toda esa basura de emociones que solo lo afectaban día con día.
 
Esa noche iba a salir, podía intentar ligarse a alguna chica solo con la finalidad de encubrir el creciente dolor en su pecho. En efecto, él no era una persona que gustara de la compañía de otras, repudiaba las reuniones sociales, solo era gente hipócrita reunida con un interés propio, así lo veía y estaba convencido de que era verdad.
 
No obstante, debía salir de ese pozo sin fondo que consumía no solamente su raciocinio, su estabilidad emocional, y sus actividades, sino también su vida.
 
***
 
El cielo estaba completamente despejado, podía apreciarse sin esfuerzo alguno el singular brillo de las estrellas, asimismo el de la luna. Era una noche hermosa sin lugar a dudas, diferente a las anteriores. La parsimonia predominaba en las calles, al igual que la helada brisa del viento que mecía con suavidad las copas de los arboles.
 
Naruto sintió una sensación extraña recorrer su cuerpo una vez que entraron a la heladería, una salida simple, casual, no quería nada ostentoso ni mucho menos. Ni siquiera sentía ánimos para estar demasiado tiempo en un lugar fijo, de ser así comenzaría a pensar, a recordar, y no deseaba eso, quería exactamente lo opuesto…olvidar.
 
Distraerse un momento, era por esa razón principal que había accedido a salir con Kakashi, a pesar de su aflicción diaria.
 
Las pupilas azules analizaron detalladamente la lista de sabores exhibida junto al mostrador, si por él fuera, pediría todos, pero tampoco tenía apetito para comer más de un cono.
 
No tenía hambre, no tenía sueño, no tenía a… Sasuke.
 
-¿Naruto?- el agente notó como la resolución de instantánea alegría en los ojos del chico se había esfumado de manera inmediata, seguro estaba pensando en él.
 
-De vainilla por favor- se limitó a pedir el primer sabor de la lista para evitar dar mayor explicación a Kakashi. No quería sofocarlo con sus problemas, porque no necesitaba que nadie le ayudara, el podía lidiar con sus problemas emocionales, tenía que hacerlo.
 
El mayor solicitó un helado del mismo sabor, acto seguido se encaminó a una de las mesas para invitar al chico también a tomar asiento.
 
Curiosamente el local estaba casi vacío, a excepción de otra pareja sentada en la mesa contraria a donde ellos dos se encontraban. Era insólito que alguien quisiera tomar helado de noche, sobre todo con ese frío.
 
-Ah- suspiró Kakashi, observando el pensativo semblante de Naruto. No era una idea brillante salir en ese estado, pero quería encontrar alguna manera de que el chico se olvidara de su pasado
 
-Perdón- se disculpó el menor sin alzar la mirada. Kakashi se sorprendió de las palabras de Naruto, el chico estaba consciente de su inútil esfuerzo, solo que no podía seguir forjando una mentira. Naruto jamás iba a renunciar a Sasuke y lo tenía muy claro, pero ahora él no quería renunciar a Naruto. No podía dejarlo estar con una persona violenta que ni siquiera era capaz de controlar sus impulsos, dejarlo en manos de Sasuke significaba la muerte segura para Naruto, quizás no de manera instantánea pero a la larga repercutiría en el chico.
 
-¿Tienes frío?- se aventuró a 
 
preguntar Kakashi, tratando de romper ese momento tenso que se había creado irremediablemente entre ambos. Sasuke era una variable que debía eliminar de la ecuación de cualquier forma. Naruto lo miró confundido, fue hasta entonces que se dio cuenta de que los vellos de sus brazos se habían erizado, curiosamente no sentía frio, por el contrario tenía calor…demasiado.
 
-Estoy bien- agregó con una cálida sonrisa, estaba mintiendo, no estaba bien, tampoco se sentía bien y no lo estaría hasta no ver a Sasuke. Al menos se conformaba con saber que el Uchiha no le guardaba rencor, después de todo fue él quien lo había ayudado en más de una ocasión.
 
-Naruto.
 
Kakashi tomó ambas manos del menor entre las suyas, sintiendo la calidez de las mismas. No dudó un segundo en sostener su mirada con los hermosos orbes celestes del chico, realmente estaba esforzándose demasiado, ¿Por qué una persona tenía que esforzarse por complacer a otra?...eso era exactamente lo que Naruto hacía en ese momento. Estando a su lado, no solamente abandonaba sus verdaderos sentimientos, sentimientos que no le correspondían a él, probablemente nunca podría enamorarlo, al menos no como Sasuke lo había hecho. 
 
–Solo quiero…- comenzó diciendo en voz lo suficientemente audible para que solo Naruto pudiera escucharle. El chico lo observaba con atención, aunque pareciera que su mente estaba en otro lugar. –Solo quiero que estés bien- y así era, no importaba cuanto lo analizara, no existía un “nosotros” en una relación ficticia, donde, únicamente una persona ponía de su parte.
 
-Lo sé- la sonrisa que se formó momentáneamente en sus labios fue sincera, estaba consciente de que Kakashi solo quería protegerlo, sin embargo, aunque se forzara por corresponderle, no podía olvidar a Sasuke tan pronto. De hecho, cada día que transcurría, sentía más convicción por su amor hacia el. Aun si este lo odiaba después de lo ocurrido.
 
De pronto su mirada se alteró al observar la fecha en el calendario que yacía colgado a un costado de la puerta, leyó la inscripción con incredulidad, devolvió la mirada al agente solo para corroborar el hecho. 
 
-¿Qué día es hoy?- Kakashi arqueó una ceja, confundido por la pregunta, aunque, seguramente el chico trataba de desviar la atención del tema principal, de ser así, no podía incomodarlo con comentarios innecesarios.
 
-Diecisiete- respondió indiferente 
 
ante el cuestionamiento, el menor sonrió ampliamente, satisfecho por la respuesta. -¿Pasa algo?- preguntó al ver como Naruto se ponía repentinamente de pie.
 
-Si- lo miró fijamente antes de poder responder con cierto nerviosismo. –Hoy…- las pupilas se posaron de nueva cuenta en el calendario, efectivamente era ese día. –Hoy es mi cumpleaños- la cuchara que había sujetado Kakashi para probar el helado cayó al suelo, justamente ese día, Naruto Uzumaki cumplía dieciocho años, el chico ya era mayor de edad.
 

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