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Seducción Indirecta por mfernandasadiklover

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Las miradas que recibieron al dar el primer paso dentro de la casa, fue algo que Harry jamás va a olvidar. La mirada incrédula que tenían los Weasley y sus amigos fue espectacular. Potter esperaba eso, la señora Molly dio una exclamación al verlos, con esa hogareña sonrisa los invitó a pasar.

Harry miraba atento cada gesto que recibía Draco, pendiente de que algo no lo ofendiera, quería que fuera un ambiente agradable para todos. Escuchaba el parloteo que se había reanudado, el tema de conversación fue la ternura de Scorpius Malfoy.

Potter se alejó a regañadientes de Draco cuando Ginny le hizo un nada sutil gesto. Mirando sobre su hombro en la dirección del hurón que estaba siendo rodeado de cabezas pelirrojas. No parecían ser un peligro así que se enfocó en su enojada esposa.

       —¿Qué es lo planeas? —dijo ella, tenía los labios apretados debido a la ira. No solo le había mentido, sino que además lo trajo sabiendo que sería un conflicto entre ellos.

       —¿A qué te refieres?, nada más quería que mi amigo pudiera estar en un momento significativo para mí. —Ella estaba a punto de hablar cuando fue interrumpida por su hermano.

       —¿Es una broma? —descontento y sin poder creerlo, Ron movió la cabeza, nunca había esperado que un Malfoy asistiera a una fiesta Weasley sin estar encadenado.

       —¡Pienso lo mismo! —agregó George sonriendo, sin notar el pesado ambiente que estaba cerca de Harry. —Es tan extraño tener a un Malfoy en nuestra casa, que es estupendo, la mejor fiesta—. Luego se alejó para poder jugar con los niños que reían lejos de los asuntos de los adultos.

Ginny dio un bufido desesperado y se alejó de Harry que solo pudo mirarla, luego se ocuparía de eso, ahora debía ocuparse de Draco quien estaba siendo rodeado por los amigos de la familia. Vio a Hermione y a Luna entre los invitados, conversaban animadamente hasta que él se acercó y se robó la atención del hurón.

       —Potter —dijo el Slytherin sonriendo, este se acercó rápidamente, el pequeño Scorpius se movía en sus brazos para poder ir con Harry, ambos Malfoy eran tan tiernos cuando no estaban en una histeria de lloriqueos.

       —Me encanta que presumas sobre qué bálsamo usas en el cabello. —Malfoy le dio una miradita divertida, Harry tomó al pequeño en brazos y le dio un besito a la suave pelusa rubia mirando fijamente a Draco.

Esperaba que recibiera indirectamente el beso, pareció funcionar cuando las pálidas mejillas se tornaron un poco rosa, pero si eso no era suficiente indicador, su hurón le regaló esa coqueta sonrisa que siempre le daba.

Es tan bonito pensó Harry y se mordió el labio nervioso fijándose que nadie los haya visto coquetear. Porque ahora si lo aceptaba, estaba coqueteando con ese chico precioso.

Por suerte todos estaban más ocupados cuidando a sus jóvenes hijos que corrían entre risas y no se percataron de las miradas y sonrisas.

El tiempo pasó rápidamente, después de todo era una fiesta de niños y ellos se cansan fácilmente. Harry miró los alrededores, podía observar a sus amigos y ninguno parecía tener algo contra Draco, tal vez la emoción más fuerte era la sorpresa de que Potter se relaciona con un Malfoy por voluntad propia.

Además, la actitud simple que tenía su hurón ayudaba mucho a que fuera relacionándose de manera positiva con el resto, jamás en su vida creyó que le haría tan feliz mirar a Draco compartiendo con sus amigos.

Sonriendo de forma ladeada y alzando una ceja perfecta, dando suaves risas que sin duda son coquetas, era imposible que no lo encontraran encantador.

Harry lo hacía.

Tenía a Scorpius en sus brazos y el bebé comenzó a gimotear, nunca lloraba cuando era Harry quien lo sostenía, solo podía haber un motivo, el hambre, tragó saliva inconscientemente. Puede que él también necesitará un poco.

Le hizo señas a Malfoy que charlaba con el señor Weasley sobre artefactos muggles. Al parecer habían encontrado algo en común. Los juguetes de Scorpius.

Draco lo miró curioso al escuchar a su bebé quejarse, le dio una mirada preocupada, sintiéndose tímido le dio una disculpa al Weasley padre y se alejó con el Gryffindor. Este lo llevó a una habitación lejos de los demás invitados. No le apetecía que todos conocieran lo que sucedía con el cuerpo de Malfoy.

El dragón se quitó el abrigo y le dio una sonrisa burlona, sabía que la desnudes de su cuerpo le incomodaba a Harry y aprovechaba cualquier oportunidad para hacerlo.

Quiso ponerle seguro a la puerta luego preocupado vio que era imposible, rápidamente lo olvido al notar que uno de los sensuales pechos quedaba a la vista.

Tal vez en otro momento se hubiese controlado, no era un adolescente, pero no hoy que no había tenido su taza de relajante, además si le agregaba que el observar ese perfecto pecho redondo y ese pezón tan colorado le dejaban el cerebro dormido para poder pensar correctamente. 

Por eso no tuvo miedo de acercarse, aunque la puerta seguía sin seguro y que el propio Malfoy le miraba curioso al notar su desesperación.

       —Te ves realmente mal, comienzas a asustarme. —El propio Harry tenía miedo de solo imaginar en tocar esos pechos directamente, jugar con ellos hasta que la leche se derrame y chupar cada gota que se esparce por la piel. La idea le llenaba de un sentimiento de ansiedad y temor.

Así que le entregó el bebé mientras Malfoy se sentaba en la cama, se quedó quieto por miedo a cometer una locura. Jamás llegó a creer que sentiría envidia de un niño. Pero la verdad, era que mataría por estar en el mismo lugar que Scorpius hundiendo las manos y la boca en la carne suavecita.

       —Malfoy, supongo que quieres privacidad, así que te esperaré afuera. —Draco dio una risa leve sabía que eso no pasaría, el cuerpo de Harry se tensó al escucharlo, no ayudaba que el maldito Slytherin fuera una serpiente tan encantadora.

       —Vamos Potter, si sales luciendo de esa forma, pensaran que estás consumiendo la piedra filosofal, si tienes hambre solo ven. —Harry le dio un leve golpecito con el pie cuando se sentó a su lado, estaba demasiado nervioso, no todos los días chupas los pechos de tu amigo el cual te pone de los nervios.

Dando un suspiro reflexiona bien en lo que estaba a punto de realizar, era romper otra línea con Malfoy. Por otro lado, llevaba cinco minutos con el corazón latiendo tan fuerte que resonaba en sus oídos y que le impedía concentrarse en su parte racional.

Sentado al lado del hurón miró su perfil, tenía esa bonita y respingona nariz, unos labios colorados y sus ojos plata que lo miraban mientras brillaban. Cuando su mano se acercó ambos se sobresaltaron, se sintió extrañamente avergonzado de tener que levantar el resto de la ropa para dejar al descubierto el pecho que sería suyo.

Dio un leve rebote al quedar descubierto, más pequeño que cuando lo vio en un inicio, seguramente Malfoy ya no producía suficiente leche, pero eran suficientemente buenos para Harry que los adoraría incluso si era unos diminutos bultos sobre el pecho.

Tragó saliva cuando su mano rozó la suave piel, la cual se enrojeció demostrando que no era el único afectado con el contacto físico. ¿Qué estoy haciendo? Pensó asustado, en casa de mis suegros con mi esposa a unas habitaciones de distancia. Lo sabía y, aun así, agachó su cabeza para tener mejor acceso a lo que tanto necesitaba.

Sus labios rozaron la piel y la sintió estremecerse bajo el toque ardiente de su boca, miró a Malfoy este le devolvió la mirada, ya no tan divertida y burlona. Harry sacó la punta de la lengua, miraba a Draco cuando dio una leve lamida al botón rosa, blandito como una gomita. El hurón apartó la vista del Gryffindor y se concentró en Scorpius demasiado avergonzado de lo que acababa de mirar.

Harry apretó sus manos en puños clavando las uñas en su palma para conseguir tener a raya sus malos deseos. Concentrándose en lo que tenía delante observó casi con adoración el pezón que ahora brillaba humedecido.

Con la lengua dio leves movimientos circulares hasta que Malfoy le sujetó el cabello mirándolo enojado. Harry sonrió, no era precisamente enojo con lo que Draco le miraba, había algo en sus ojos que le decía que se apurara o que se fuera al infierno.

Chupo demasiado fuerte, Malfoy jadeo al sentir la leche saliendo de su ser. Harry tragó rápidamente no estaba dispuesto a desperdiciar nada, menos cuando pudo obtenerlo directamente de la fuente. Succiono más delicadamente esta vez, no quería arriesgarse que Draco gimiera porque eso le pondría erecto sin duda.

Una de sus manos se relajó al sentir la mano de su serpiente sobre la suya, levantó la vista, esperando que Malfoy lo viera con asco, extrañeza o con algún sentimiento que no pudiera reconocer. Pero este solo le miró con ternura.

       —¿Sabe bien Potter? —Tal vez fue su voz o la forma en que lo miraba, con esa ternura que le dio paso libre para poder actuar como quiera sin ser juzgado.

Quería decirle que sabía tan bien, pero eso significaba soltar esa gomita y eso no pasaría. Menos cuando la mano de Malfoy se había ubicado sobre su cabeza y le acariciaba el cabello de manera tierna, le dio un poco de vergüenza que pensara que tenía algún raro fetiche con la maternidad.

¡No era así! Era Draco, era su culpa, lo hacía desear cosas que nunca imaginó

Dio un leve suspiro cuando ya no pudo comer más, se había ubicado en el regazo de Malfoy con sus piernas extendidas sobre la cama. Se sentía extrañamente relajado aun sabiendo que podrían ser fácilmente descubiertos.

Miró su pecho, porque ahora era de su propiedad, y vio como una leve gotita resbalaba del pezón cayendo cerca de su boca, Malfoy llevó su dedo y condujo la gota de leche hasta los labios de Harry, quien chupo la punta del pulgar por breves segundos.

Malfoy le miró, tenía las mejillas tan rojas como el pezón que Harry había mordido hace poco.

El pequeño hizo un ruido atrayendo la atención de Draco, Scorpius se había dormido y lo habían dejado en la cama para más comodidad.

Harry se dejó ir unos segundos, cerrando los ojos disfruto del placer que le provocó todo esto. Respiro hondo solo para descubrir que el olor a manzanas se había intensificado por el sudor de la piel de Malfoy, quiso chupar eso también.

       —Malfoy —dijo suavemente aun sedado por el efecto de la leche mágica. Draco le dio una caricia cariñosa sobre el cabello, estaba de tan buen humor que podía saberlo por lo amable que se mostraba. 

Al parecer ambos habían quedado satisfechos, cerró los ojos para no mirar detenidamente, no quería que la imagen se quedará grabada en su memoria porque sabía que soñaría con él.

       —No me llames así, ¿me tienes tanta confianza como para chupar mi pecho, pero no para llamarme por mi nombre? —Harry sonrió y se acomodó mejor sobre el cuerpo de su hurón.

       —Draco —susurró juguetonamente, no había nada mejor que ser mimado por el Slytherin, en todo este tiempo solo en contadas ocasiones era tan consentidor. 

Hubiese seguido de esa forma si no es porque Harry fue el primero en escuchar la voz en el pasillo, se levantó y trató de arreglar su ropa y la compostura.

Tragó saliva al observar la puerta abrirse, era sin duda alguna Ron. Solamente él podía llamarlo con esa voz y abrir sin preguntar si podría pasar. Harry lo miró preocupado cuando los ojos de Weasley recorrieron la habitación, Malfoy había tomado el cuerpo de Scorpius y lo movía para tranquilizar al niño que lloraba al despertar y no reconocer donde estaba.

       —¿Harry, podemos hablar? —miró la expresión de Ron y pensó que si no aceptaba seguramente algo estallaría en el pelirrojo y Malfoy pagaría las consecuencias. Salieron al pasillo y su amigo se rascó la cabeza sin saber cómo empezar.

       —Bueno Ron, no me puedo quedar aquí toda la noche. —Su amigo dio un suspiro y lo miró fijamente.

       —Quiero que esa serpiente se marche de la madriguera. —Harry abrió la boca, había quedado tan sorprendido que tardó unos segundos en reaccionar, no entendía por qué Ron actuaba así.

       —¿Por qué pides eso?, Malfoy está siendo un hombre educado y respetuoso, vamos a partir el pastel y la fiesta acaba. ¿Cómo podría marcharse ahora?, no lo entiendo. —Harry por un segundo olvidó que Draco seguía detrás de esa puerta así que había alzado su voz, bajó el tono cuando terminó de hablar, no le apetecía que el hurón escuchara nada de este asunto.

       —Harry, a Ginny no le gusta la presencia de ese hombre y a mí tampoco, quiero que nosotros pasemos un momento en familia, es hora de que se marche. —Potter se acomodó los lentes, quería tanto comenzar a gritar, decirle que Draco es una parte importante para él.

       —Es el cumpleaños de mi hijo, es mi invitado y se irá cuando yo quiera. —Harry quiso finalizar la conversación, pero fue detenido. Ron no se veía feliz con su decisión.

       —¡Es un extraño que solo tú quieres aquí! —recalcó Ron enojado, la situación ya lo superaba. Además de soportar a Malfoy, riendo y fingiendo que era un buen sujeto frente a su amigo, lo peor era saber cómo su hermana fue desplazada.

Porque será lento para las cosas, pero fue capaz de notar como Harry no le prestó ni un poco de atención a Ginny ni a su hijo, todo para vigilar a ese hombre y a su pequeño hurón saltarín.

Harry dio un suspiro cansado y luego entró en la habitación, Draco lo esperaba con un Scorpius durmiendo desparramado sobre la cama. Estaba creciendo magníficamente.

       —Es mejor que me marche. —Harry se sentó a su lado, le acarició la rodilla con suavidad. Malfoy le miró con los ojos cansados y temerosos. Había escuchado la mayoría de la conversación y no quería quedarse si eso significaba que el Gryffindor discutiera con su amigo.

No porque le importara, pero Scorpius no está acostumbrado a los gritos y sabe que Harry tiene mal genio, por lo que no le apetece estar en medio del fuego cruzado.

       —Luego del pastel, te llevaré a casa y te dejaré arropado en la cama. —El chico de oro, trató de mostrarse positivo, para que la noche no se amargara era mejor terminar pronto. Malfoy sonrió y apoyó su cabeza sobre el hombro de Harry.

       —No soy un niño para que me trates como tal. —Harry le tomó de la mano y Draco respondió al contacto entrelazando sus dedos. Se quedaron quietos solo sintiendo el calor del cuerpo contrario.

Suspiró porque se sentía tan bien, la tranquilidad, tal vez sea el efecto de la magia, pero sabe que eso no es cierto.

       —Me gusta tratarte como uno, eres mi bebé. —susurró Harry, tenía miedo que la paz se rompiera, miró de reojo a Malfoy y lo vio sonreír, el mismo sonrió satisfecho de aligerar el ambiente.

       —De ser así, te falta mucho para ser mi papi, Potter. —respondió en un tono bajo y burlón, Harry inquieto tragó saliva, no era justo que la voz de Malfoy le pareciera tan atractiva. El chico de ojos verdes giró la cabeza y lo primero que vio fue la mirada plata.

Estaba tan cerca, podía oler el labial de fresas que usaba, trato de no observar los tentadores labios porque sabía que cedería a la tentación de besarlo. Lo vio pestañear lentamente y mirándolo con los ojos semi cerrados ya saboreaba el deseo reflejado en los tonos grises, tragando saliva se acercó un poco más a él.

       —¿Harry, estás ahí? —ambos se alejaron rápidamente, la voz de Ginny estaba sonando detrás de la puerta, teniendo una leve sensación de que esto ya lo había vivido, Potter agradeció a Merlín que ella no abriera directamente. No hubiese podido explicar qué es lo que hacía a una distancia tan corta del rostro de Malfoy.

Ella lo miró curiosa al verlo salir, Harry había desaparecido tan repentinamente y se preguntaba dónde estaba, pero al observar a Malfoy un malestar se instaló en su estómago. ¿Qué hacían estos dos encerrados juntos por tanto tiempo? No solo eso, sino que además podía notar un ligero rubor en el rostro de ambos.

Miró a Malfoy y este le dio una mirada tranquila, por supuesto que ese hombre no estaba ni un poco avergonzado de las cosas que hizo, era evidente que tampoco sentiría algo por arruinar la celebración familiar. Siempre fue un sujeto envidioso, seguramente era feliz al observar a Harry meterse en problemas.

Era un ser humano indeseable con lo que respecta a ella. Por eso no impidió la pequeña travesura que hizo Ron, fue un lujo observar la cara de ese cobarde distorsionarse en diferentes expresiones. Al fin veía algo realmente honesto en él.

Harry miró las caras sonrientes de todos, se sintió alegre que festejaran el nacimiento de su hijo mayor. Fijó su vista en dirección de Malfoy al sentir su mano que rozaba la suya, con su dedo índice jugueteo con los delicados dedos contrarios. Estaban dándose suaves sonrisas tímidas cuando el pastel llegó.

Harry deseó con todas sus fuerzas que Malfoy no viera eso. Pero era demasiado tarde, la canción que estaban cantando se detuvo tan abruptamente que Draco inevitablemente dirigió su vista hacia los demás.

Era un simple chiste de mal gusto. La frase de mortífago a comadreja estaba en brillantes letras sobre el pastel que Harry había comprado para los adultos invitados a la fiesta. La risa fue contagiosa, extendiéndose por la habitación.

Tomó la mano de Draco y lo observó preocupado, tenía las mejillas rojas, pero no parecía molesto, solo levemente avergonzado, Malfoy le dio una mirada tranquila, transmitiendo que eso no le afectaba, estaba tratando de calmarlo. 

Eso no sirvió demasiado, sentía el insulto incrustarse bajo su piel, la burla en las risas resonaba en sus oídos, simplemente no pensó mucho en lo siguiente que pasó.

El pastel explotó manchando todo lo que estaba cerca. No iba a permitir ninguna clase de burla contra su huroncito.

Todos jadearon sorprendidos, Harry furioso apretó la mandíbula por la situación. Miró a Malfoy que le devolvió la mirada entristecida, la ira se intensificó.

       —Ve por Scorpius, nos vamos. —Draco obedeció sin rechistar por el tono demandante, Harry no estaba de humor para ninguna clase de resistencia. Lo vio marcharse para buscar a su hijo.

       —¿¡Qué diablos pasa contigo, Harry Potter!? —fue el grito que se escuchó, Ginny le miraba colérica con el rostro manchado de chocolate. El chico que vivió quiso reírse en su cara para que se sintiera tan avergonzada como Draco.

       —¡Lo mismo quisiera preguntarte yo! —le gritó de vuelta, no contaba con la paciencia para sonreír y guardar silencio de la manera de siempre—. ¿¡Así es cómo tratas a mi invitado!? ¡Burlándote de él, fingiendo ser una niña!

La bofetada que recibió Harry lo dejó callado. La observó unos instantes, ella se mostró igual de confundida. Era la primera vez que ambos perdían los estribos, respiró profundamente y aunque Ginny le suplicaba con la mirada que se quedara.

Harry le tomó la mano a Malfoy que había bajado y se marchó junto a él sin decir ni una sola palabra más. Luego les mandaría una lechuza a los señores Weasley y a sus amigos para disculparse.

 

Al llegar a la mansión ambos se dejaron caer pesadamente en la cama, dieron un suspiro cansado y se miraron fijamente, luego la serpiente dio una risita nerviosa.

       —Fue mejor de lo que pensé —dijo Draco tratando de conversar con Harry que seguía con un semblante aterrador. Alargó su mano y tomó suavemente la contraría. Potter respondió al contacto de inmediato.

Y eso lo hizo suspirar aliviado, le gustaba mucho que el salvador del mundo fuera débil con él. Sintió cosquillas por todas partes, lo dejó ansioso y debía admitirlo, excitado.

       —También lo creo, al menos fui yo quien salió lastimado. —Malfoy le soltó la mano y se acomodó encima del pecho de Harry, alzando la mirada, noto que la piel estaba levemente lastimada en su mejilla.

Estiró el cuello y deposito un suave beso sobre la boca, el Gryffindor lo miró sorprendido, todo su cuerpo paralizado ante la temeraria acción. Era la primera vez que sucedía algo como eso, sintió su corazón se expandía contento, al fin pudo besar esos labios y era aún mejor porque fue su hurón quien lo hizo.

       —Por eso eres mi héroe y ahora te mereces perfectamente la bofetada. —Con una risita dejó caer otro tierno beso, solo que este duró mucho más.

Harry cerró los ojos y disfruto del calor que desprendía la boca de su hurón, la suavidad de los labios y el ligero aroma que desprendían, le sumergieron en un estado de absoluta tranquilidad emocional, todo lo contrario de lo que ser besado por Malfoy significa.

El toque solamente fue de labios apretados, un contacto inocente y cariñoso, pero se sintió como la mejor caricia de su vida. Se relajó contra el durmiente hurón que había sido vencido fácilmente.

Abrazándolo Potter se tocó el labio inferior con la punta de la lengua. ¿No fue un sueño verdad? ¿Realmente recibió un beso? Malfoy siempre era ambiguo cuando se trataba del contacto, ¿tal vez podría ser que sintiera algo por Harry? ¿Es decir quien besa a un amigo porque te defendió?

Trató de no pensar mucho en eso, quiso cerrar los ojos y dormir. Era lo mejor que podía intentar para tratar de calmarse, no darle vueltas al asunto respecto a todo lo que había sucedido en el día.
Despertó con el aroma del desayuno a la mañana siguiente. Draco lo miraba sonriendo con los ojos entrecerrados por el sueño, debería alejarse para empezar el día, pero fue todo lo contrario. 

Se apegó más a su pecho y se sonrió feliz aún semidormido.

       —Alguien amaneció de buen humor —dijo Harry mientras su mano apretaba la grasita de la cadera. 

Sabía que eso le ponía de mal humor, siempre comentaba que la pizza le había engordado, pero que era demasiado buena para dejarla. Su palma perezosamente se paseó por la cintura de Draco, fue solamente un breve instante cuando se deslizó hasta la regordeta nalga, sus dedos apretaron la tela dando un tenue agarrón en toda la zona disponible, asustado la retiró a su posición inicial. 

¿Qué sucede contigo? Pensó enojado. Malfoy estaba medio dormido, ya que no mencionó nada sobre eso cuando despertó.

       —De solo recordar la cara de todos llena de manchas de chocolate, con la boca abierta de forma tan estúpida, ¡es tan divertido! —riéndose feliz el hombre rubio se levantó y comenzó a ordenar su cabello, regañando por haberse quedado dormido sin darle su tratamiento habitual.

Tomaron desayuno en la cama, el pequeño Scorpius los acompañó entre medio de ellos, jugando con Potter comió todo lo que le habían preparado.

       —Ven a bañarte conmigo —dijo Malfoy sonriendo después del desayuno, Harry se sintió tentado de decirle que sí, pero sabía que era una broma así que le dio un leve pellizco en la mejilla y mandó lejos al chico coqueto.

 

Ginny se paró frente a la mansión Malfoy con los niños pasado el mediodía. Había llegado a su casa después del fracaso de la celebración, esperó a Harry, pero este no llegó en toda la noche, sabía que estaba con él, saberlo la enfadó lo suficiente como para ignorar la culpa que sentía por haberlo golpeado.

Fue el propio Harry quien abrió la puerta, la miró sorprendido, ella se fijó de inmediato en su mejilla, ocurría que pasó la noche pensando en cómo había raspado la piel con sus uñas. No sabía por qué reaccionó así, tal vez fue el cúmulo de sentimientos que guardaba dentro de sí desde la llegada de Malfoy.

       —¿Podemos hablar? —su marido no le respondió, tomó a los niños y los llevo dentro. Ella dejó escapar un suspiró, era la primera vez que se pelean de forma tan horrible, lo siguió y se sentó en una de las sillas que estaban en la cocina, estaba cansada y demasiado triste como para estar de pie.

       —Lo siento por gritarte —dijo Harry antes de que ella hablara. Ginny sintió un nudo en la garganta que le impidió responder de inmediato.

       —Perdóname por haberme comportado como una niña. —La pelirroja se levantó y se acercó a Harry que estaba jugando con sus hijos y el hijo de Malfoy. 

Le miró asustada al notar que él no poseía intenciones de abrazarla, había una indiferencia en la manera en que Potter la trataba. Ella no lo sabía, pero no era frialdad con lo que la miraba, era vergüenza por lo que permitió que pasara.

Por haberse aprovechado del enojo con su esposa, cediendo a sus instintos más bajos, deseando desesperadamente abrir la boca y chupar la lengua del hombre rubio cuando tuvo oportunidad.

Incluso si fue un tímido beso, le había fallado en todos los sentidos y eso lo avergonzaba lo suficiente como para evitar su mirada.

Lo que era aún peor es que deseaba desesperadamente que Ginny se marchara y poder seguir en la burbuja que había creado con Malfoy, y eso no tenía ni cabida ni lugar en su corazón.

       —Fue mi culpa, lo siento mucho, Ginny. —Ella lo miró sin entender, Harry se disculpaba tan sinceramente que no comprendía por qué él la evitaba.

       —¡Entonces mírame! —exigió tomándolo de un brazo. Los ojos verdes de Harry se clavaron en los de su esposa. A Ginny se le humedecieron al no entender la forma tan extraña como la miraba. 

¿Qué pasaba con él?, ella le abrazó hundiéndose contra él. Por unos momentos pensó que él ya no la amaba. Pero eso era imposible.

       —¡Harry, ya puedes bañarte! —Malfoy se quedó quieto mirando a la pareja abrazada, la sonrisa en cara se desvaneció, su cabello largo y húmedo dejó escapar ligeras gotas de agua que cayeron sobre su rostro y se deslizaron desde sus ojos por sus mejillas hasta caer en su ropa. 

Por un momento a Potter le pareció que estaba llorando herido por lo que había visto y se le rompió el corazón.

Pero el momento pasó tan rápido que Harry no pudo ir con él y decirle que el abrazo no era lo que parecía. Luego cayó en cuenta que eso no era lo que tenía que hacer. Su esposa estaba ahí, la madre de sus hijos se hallaba herida y necesitaba de su afecto, se mordió los labios con una profunda rabia por su traicionero corazón.

       —Malfoy, siento lo ocurrido ayer —dijo ella aun sin separarse de los brazos de su esposo. Nerviosa le dio una mirada por todo el cuerpo, él por unos momentos le pareció demasiado femenino.

Tuvo de inmediato un mal presentimiento, pero desechó la idea porque no había venido a comenzar una discusión.

El Slytherin le dio un breve asentimiento, se disculpó y se marchó a ponerse ropa más adecuada, había bajado con una fina bata. Harry lo vio marcharse y luego miró en dirección de Ginny.

Esto era lo correcto se dijo.

Tuvieron una civilizada plática y Malfoy quedó invitado a la próxima fiesta, se quedaron a almorzar y la incomodidad era fácilmente reemplazada por una cordialidad forzada.

Sintió que algo en su interior se rompía cuando ella le sostuvo la mano y se alejaron de la mansión junto a sus hijos. Dejó escapar un suspiro angustiado, fue bueno que no avanzara en su relación con Draco, marcharse hubiese sido más difícil.


***

 

Meses más tarde en la oficina del jefe Auror una joven mujer le miraba con una vena en la frente.

Hermione dejó escapar un bufido colérico, estaba teniendo graves problemas en el ministerio y la tranquilidad de Harry la ponía aún más enojada.

No era la primera vez que le veía bebiendo un líquido extraño de un termo muggle. Por eso cuando él tiene que marcharse por unos minutos ella no duda en saciar su curiosidad y beber un poco.

La peor decisión de su vida fue esa, a los tres días está parada frente a la mansión Malfoy. Encontró la puerta abierta así que entró, avanzó un poco y antes de siquiera dar diez pasos vio a Harry atacando al heredero de la casa y solo logra sacarlo de encima cuando lo petrifica.

 

Ese día Potter simplemente no aguantó más, al verlo abrir la puerta y darle la espalda inocentemente, fue como si accediera a los morbosos pensamientos que comían el cerebro del Gryffindor.

Lo abraza por la espalda y pone sus manos en los hinchados pechos rellenos de leche, están dolorosamente llenos porque está demasiado ocupado y cada vez que viene a pasar el rato con Malfoy, Ginny y los niños vienen con él arruinando todo.

¡Y está harto! ¡Quiere pasar un maldito segundo a solas con Draco! ¡Desea jugar con él! ¡Abrazarlo y mimarlo! 

Así que, solamente con darle un ligero apretón la leche empapa la ropa y sus manos, Harry se siente extremadamente furioso de no tener la boca en ese lugar.

Antes de darse cuenta, están en el suelo, Malfoy trata de resistirse, pero Potter ya no piensa correctamente, es como un animal que huele lo que desea y está furioso porque no logra conseguirlo.

Rompe su camisa y ve esos pechos maravillosos completamente listos para ser devorados, hunde sus dientes en la carne, su saliva está regada por toda la piel, succiona cada gotita de leche que se esparció en el forcejeo.

Escucha a Malfoy gimiendo bajo su cuerpo, tiene ambas manos fuertemente apretadas en las muñecas inmovilizando, eso cree hasta que siente una patada en su entrepierna. Draco huye de él, Harry cabreado por el dolor le toma del tobillo y lo desliza por el suelo para volver a estar sobre su presa.

Su rodilla termina presionando la entrepierna de Malfoy mientras Harry bebe sin preocuparse.

Draco se mantiene callado, aunque siente dolorosas mordeduras que sin duda lo harían gritar, es que si abre la boca solo será para gemir del gusto que le provoca la presión en su zona íntima, sus muslos tiemblan por el placer que recorre cada parte de su cuerpo. Sigue sin acostumbrarse a esa región en específico por lo que es sumamente sensible.

La rodilla se hunde en el húmedo coño y Draco siente el placer latir en su interior, todo porque la ropa es presionada queriendo entrar y eso le desespera, el contacto es insuficiente. 

El placer le calienta la piel haciéndolo sudar, elemento que anima aún más al enloquecido salvador del mundo mágico, que está demasiado concentrado en morder su pezón favorito, succiona y Draco únicamente puede mirar mientras el otro mueve la lengua contra una hinchada protuberancia.

Se muerde los labios, su entrepierna palpita y siente que comienza un agradable y desesperante cosquilleo que lo hace humedecerse, está mojándose y sabe que la ropa es demasiado delgada para evitar que eso se muestre.

Harry gime y cierra los ojos, completamente absorto en chupar.

Por eso no escucha la puerta abrirse, ni como Hermione le llama, tampoco se mueve cuando le amenazan. Únicamente puede notar y oír lo que proviene de Malfoy que son gritos, jadeos y gemidos.

       —Gracias, Granger —dice educadamente el hombre rubio cuando logra levantarse, con el rostro colorado y una sonrisa extraña, él le da una patada en las costillas a Harry mientras lo ve tendido en el piso. 

Hermione lo deja porque piensa que debe estar muy enojado con su ataque. Está furioso, pero no por el motivo que ella cree. Potter lo dejó demasiado frustrado sexualmente y quiere vengarse por eso.

Se ríe mientras acomoda su ropa guardando sus delicados senos, estaban malditamente sensibles por el ataque, Hermione alcanza a fijarse en los moretones y mordidas en uno de ellos.

       —¿Qué está pasando? —pregunta ella, aunque ya tiene una idea, cuando rompe el hechizo, Harry más calmado, pero no menos enfadado, se encoge de hombros.

       —Aquí, el niño que vivió decidió volverse un salvaje y atacarme. —Malfoy se cruzó de piernas y dio un sorbo a la taza de té que había preparado.

       —¡No me hubiese vuelto loco si tú no te hubieras negado! —Harry le gritó con tanta furia que Hermione podía sentir la magia crispar a su alrededor, Draco también lo sintió y le miró asustado, Potter al darse cuenta se detuvo, le acarició el brazo y trató de calmarse.

¿Qué fue eso? Pensó Hermione, fue incluso más extraño que encontrarlo sobre el otro hombre.

       —Mentiroso, me saltaste encima apenas entraste, ¡y me mordías! ¡Por supuesto que no te dejaría! —gritó Malfoy cuando se le pasó el susto, Harry dejó escapar un suspiro, miró avergonzado a su amiga que tenía que presenciar una escena como esta, luego cayó en cuenta.

       —¿Qué haces aquí Hermione? —preguntó bebiendo un poco de té para poder relajarse y no atacar a Malfoy nuevamente.

       —Bueno yo... —alcanzó a decir ella, Malfoy pellizcaba la mano de Harry que trataba de meterse bajo su ropa. Draco lo miraba sin entender cómo era posible que no tuviera pudor de hacerlo frente a Granger, en privado lo entendía, pero no en público opinó levemente avergonzado.

Su vergüenza fue aún peor cuando noto que una de las rodillas de Harry estaba mojada, dejó de respirar y agradeció que la mujer estuviera ocupada con sus propios asuntos como para notar la erección de Potter que se marcaba visiblemente o la humedad en su entrepierna.

Cuando la lucha se detuvo, Harry volvió la vista hacia su amiga, ella lo miró sonrojándose cada vez más. El pelinegro sería muy lento para muchas cosas, pero pudo averiguar perfectamente porque Hermione estaba aquí.

       —Fuiste tú quien sacó de mi oficina mi leche mágica. —acusó y ella bajó la cabeza avergonzada. La verdad era que no soportaba el estrés y había vuelto por más, no fue difícil saber que Malfoy era el único que podría dársela a Harry.

La serpiente trató de frenar inútilmente la risa, pero fue imposible. Los Gryffindor solamente se quedaron viendo como el desgraciado se burlaba de ellos.

Harry y Draco entendieron que la leche era sumamente adictiva y que por eso la actitud de Potter, que ante la abstinencia se volvió agresivo.

Malfoy también comprendió que la cercanía física que estaba manteniendo con Harry era producto del efecto secundario que producía la leche en los adultos. Aumento de deseo sexual.

Esa noche estando solo en cama se dio cuenta de que no podía dormir, miró a Scorpius en su cuna cerciorándose que dormía, sin más opción se permitió pensar en cómo Potter lo miraba y como había creído que tal vez podría haber sentido algo por él.

Qué ridículo.

Alejo esos pensamientos de su cabeza, ya que no le hacían bien y se fijó en el celular antes de dormir sonriendo ante una malvada idea.


***

 

Les tomó un mes y medio dejar la adicción, Hermione fue más rápida porque no había consumido tanto como Harry. A este le costó horrores, pero no era por poca fuerza de voluntad, sino por la maliciosa necesidad de Malfoy de tenerlo en la palma de su mano.

El Slytherin torturaba Harry enviándole sugerentes fotos que dejaban al salvador del mundo mágico con una poderosa necesidad de succionar lo que fuera.

Cerraba los ojos y veía pezones rosas rodeados de piel cremosa, su alocada imaginación le tenía demasiado frustrado. La mayoría de su galería estaba repleta de fotos de Malfoy en poca ropa.

Harry que trataba con todas sus fuerzas de evitar ceder al deseo, tenía relaciones con su esposa antes de ir a verlo, de esa forma la vergüenza y la culpa le impedían tocar a Malfoy de manera indecente. Esto ponía de peor humor al egoísta dragón que por la noche fotografiaba la redondez de sus senos y muchas veces mandaba sugerentes mensajes detallando lo mucho que quería volver a sentir la boca del león.

Al recordar ese apodo sonrió, solo ese chico podría decirle así de ese modo tan sugerente.

El celular en su bolsillo vibró mientras estaba encerrado en el baño de su casa, dejó escapar un frustrado suspiro, podía escoger no mirar y alejarse de todo, pero eso no era lo que un Gryffindor haría. Por eso dio un curioso vistazo a lo que la venenosa serpiente había mandado.

        “Potter adivina que estoy haciendo ahora mismo

Harry al leer el mensaje escupió el agua que tenía en la boca, la pasta de dientes ensuciando todo a su paso.

Esta vez no era una imagen, el video comenzó reproduciéndose y el león pudo escuchar el sonido del agua, luego fue claro que Malfoy se había grabado en la bañera. Podía notar sus piernas con las rodillas levemente sonrojadas por el calor y como el vapor salía de ellas.

Luego la cámara subía lentamente, por desgracia para Harry la espuma tapaba la entrepierna de la sucia serpiente, se mordió los labios cuando vio que enfoca los endurecidos pezones. 

La mano de largos dedos los acariciaba para luego apretarlos, los sostuvo entre el pulgar e índice para sacar la leche fuera de ellos, unos finos hilos salieron volando hasta caer al agua, escucho como gemía suavecito.

¡Oh, demonios Malfoy! Pensó al verlo, Merlín, qué diablos estaba mirando. Ese chico iba a matarlo, ya no sería el niño que vivió, lo conocerían como el estúpido que se murió por manosearse.

La voz de Draco resonó en el baño atrayendo su atención.

       —Se siente horrible, no me gusta que sean mis dedos los que me tocan, tener que deshacerme de la leche, deberías venir y chupar para que ninguno sufra. —Harry tragó saliva y sintió que el bóxer se apretaba.

No era justo que ese bastardo no tuviera ni una gota de piedad al seducir a un hombre casado solamente porque no quiere que se aleje de él.

El video se detuvo y el pelinegro quedó con ganas de golpearse la cabeza contra la pared por lo que estaba por hacer.

Marco el número de Malfoy después de poner un hechizo silenciador.

       —Sabía que me llamarías apenas vieras mi regalo. —Harry dejó escapar un suspiro enfadado, la alegre voz al otro lado de la línea le dio entender lo divertida de la situación que era para Malfoy, a Potter no le parecía tan gracioso, no cuando tenía el pene adolorido por las constantes erecciones.

       —Estás insoportable últimamente, al inicio era divertido, pero comienzas a cansarme. —Malfoy emitió una risa dejando a Harry con un dolor punzante en su entrepierna y en su cabeza.

       —Te cansarás de tanto chupar tu pulgar, deberías solo resignarte, no me puedes sacar de su sistema tan fácilmente. —Respiró profundamente para tratar de calmarse.

Desabrocho sus pantalones liberando su miembro, lo sostuvo en su mano y la movió recorriendo el tronco endurecido, estaba tan enojado de caer tan fácil en las artimañas de Malfoy.

       —¿Qué planeas, quieres que ya no piense en ti como un hurón? Porque actualmente para mí eres una maldita vaca. —escuchó un ruido ahogado y se dio cuenta de que se transformó en un verdadero pervertido cuando su cuerpo reaccionó e hizo que el pene temblara en su mano.

Sonaba como un jadeo, un gemido leve, de esos que das cuando se te escapan por accidente.

       —Potter, me encanta cuándo disfrazas el deseo por medio de la burla. ¿Una vaca? Ya veremos si sigues opinando eso. —la llamada finalizó y Harry recibió un mensaje de texto.

       “Adivina que estoy usando ahora mismo

Tragó saliva, lograba imaginarse a Draco con la ropa de Harry después del baño, podía incluso ver cómo Malfoy olfateaba el aroma que Potter había dejado y se tocaba para satisfacerse, igual que él estaba haciendo ahora.

Sacudió la cabeza y luego miró como la pantalla volvía a brillar indicando que recibió otro mensaje.

La foto era clara, lograba mirar la boca juguetona que tenía una sonrisa ladeada, su cuello pálido decorado con una pequeña cadena de plata con un colgante que desaparecía entremedio de sus redondos pechos semi cubiertos con un corsé rojo sangre que contrastaba con el tono crema del cuerpo.

Harry comenzó a sudar y sus piernas temblaron, su pene se había endurecido totalmente en su mano y ahora era demasiado tarde para calmarse.

Draco era malditamente sexy, tan asquerosamente atractivo y sensual. Cerró los ojos para poder imaginar cómo sus manos recorrían el cuerpo bellamente vestido mientras el chico rubio separaba sus piernas para enseñarle ese lugar que hasta el momento era el único que no conocía a la perfección.

Abrió los ojos y observó como del agujero que estaba en su glande, el líquido transparente goteaba hasta el baño.

Mira cómo me tienes, pensó malhumorado, estudio la foto del chico y se fijó que la prenda se apretaba formando una diminuta cintura, por desgracia no podía seguir viendo que llevaba más abajo, pero lo que veía era bastante emocionante.

Eso hasta que recibió la siguiente imagen, estaba acostado en la cama y dejaba apreciar una pequeña tela también rojiza cubriendo solo lo esencial. Usaba una cosita tan minúscula que apenas cubría lo suficiente.

¿Realmente acaba de enviarle una foto en ropa interior femenina? Pero si eso no era lo alarmante lo eran las diminutas bragas que le permitían notar los contornos de su pequeño pene, el bonito hurón tenía una erección y claramente podía observar cómo la tela mostraba la hendidura de su coño que estaba absolutamente húmedo.

Me retracto no eres una vaca, maldito cretino, comenzó a maldecir mientras su mano se movía rápidamente por la extensión de su pene, el sudor cubrió su piel y fue más fácil el movimiento.

Ese chico también estaba tocándose, lo hacía para Harry, saberlo fue más de lo que pudo soportar. Tuvo que morderse los labios cuando el cosquilleo en la cabeza de su pene se intensificó, apretó con fuerza su polla, dando fuertes sacudidas.

Cerró los ojos e imagino que ahora mismo estaba en la mansión chupando ese pene endurecido, pasando la lengua sobre la tela para que Malfoy entendiera lo que es perder la cabeza. Un día se vengaría de él, de su actitud, lo obligaría a pagar por todas las pajas que dedicó a su nombre.

¡Draco! Pensó mientras sus dientes se apretaban y sus piernas temblaban al llegar al orgasmo.

Intentó calmar su respiración, tranquilizarse y normalizar su pulso, su mano cubierta de semen lo hizo sentirse asqueado, la imagen de su chico coqueto todavía pegada en sus ojos.

 

Malfoy dejó escapar un suspiro, tal vez Harry no era el único afectado con la magia, últimamente su cuerpo y su mente se negaban a cooperar con la lógica. Sabía que lo que estaba haciendo con Potter era moralmente incorrecto, que si alguien se enteraba seguramente terminaría hechizado y con su imagen en todos los diarios del mundo mágico, como un hombre sin escrúpulos.

Pero también, se negaba a dejar ir la sensación de ser objeto del deseo de Harry Potter. No se había sentido tan excitado jamás en su vida como cuando conversaba con el moreno a mitad de la madrugada.

Siempre sin cruzar la línea directamente, aunque ya poco le importaba, por la noche debía masturbarse para poder conciliar el sueño porque la visita del león le dejaba con una poderosa necesidad de frotarse contra él, de apretar y dejar que las manos rudas del chico lo sujeten.

Solo es un juego entre ambos, no hay sentimientos románticos se dijo desatando el apretado corsé que había usado para tomar esas fotos.

Se mordió los labios ansiosos deseaba con urgencia escuchar la voz del chico de ojos verdes, pero sabía que este no lo llamaría, seguramente estaba pasando la frustración con su esposa. La pobre chica no se daba cuenta qué el perfecto marido se ponía caliente al jugar con un antiguo mortífago utilizando ropa de mujer.

Tembló cuando metió la mano bajo la tela suave de las bragas, gimió mordiéndose la mejilla, esperaba que Harry pensara en él cada vez que enterraba el pene en su esposa.

Tocó la humedad que desprendía, frotó un dedo contra el agujero de su vagina fuertemente apretada, alzó la cadera debido al choque eléctrico que recibió.

Le temblaron las piernas y sintió que el pene palpitaba por atención. Sonriendo supuso como ahora mismo el pelinegro debía estar maldiciendo. Si tenía suerte tal vez estaba tocándose.

Movió la cadera circularmente, un orgasmo intenso lo recorrió al imaginar eso, un Potter totalmente loco por él.

 

Harry, por otro lado, soporto las ganas de llamarlo, si lo hacía solo le diría lo hermoso que era, lo sensual y provocativo.

Y vergonzosamente confesaría como deseaba estar a su lado.

No debía hablar con él, la charla que mantendría sería una que un hombre casado no debe tener y, sobre todo, porque si lo hacía, ya nada los frenaría y eso no era algo que iba a permitir.

Una cosa es imaginar que le hace el amor a ese chico hasta que el pene se le seque y otra muy diferente es cumplir esas fantasías porque solamente eso son. Ama a su esposa y no pensará en nada más cuando ella se le acerque.

Irónicamente, fue la mejor época para su matrimonio, Ginny que no entendía la razón del apetito sexual imparable de su esposo, pero no le importaba, estaba sumamente feliz de volver a ser deseada por él.

Eso fue hasta que Potter desnudo a su esposa y ya no vio el pecho lleno de preciosas pecas sino una impecable piel blanca sin marca alguna, el infierno comenzó de esa forma, simplemente le fue imposible no comparar ambos cuerpos.

Y para mala suerte de todos, Draco ganó.


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