# Capítulo 3: Mi hogar. #
Después de leer el mensaje de Danno, Steve escuchó una dulce voz, era Catherine quien estaba a un lado suyo.
-Hola marinero.
-¿Fuiste tú? ¿Tú descifraste el mensaje?
-Lincoln se puso en contacto conmigo. Dijo que necesitabas un poco de ayuda. Así que sí.
-Es un buen hombre.
-Bueno, debe serlo. Me refiero a que le has dado las llaves del coche de Danno.
Ambos bromearon un rato más sobre el asunto. Ella tomó asiento y Steve la contempló unos segundos.
-¿Estas listo?
-Sí -contestó luego de un silencio que se sintió eterno. Ella parpadeó un par de veces mirando atentamente el rostro de McGarrett quien no se veía tan convencido de lo que estaba haciendo. Él al darse cuenta de ello, decidió tomarla de la mano. Se miraron mutuamente y sonrieron.
Steve miró por la ventana y de pronto las palabras de Catherine comenzaron a hacerse más presentes por su mente y con ello, muchos cuestinamientos: "Le dí las llaves de Danno a Lincoln" "Ahora estará con él cada día, reirá con él, se preocupará por él..." Y mil cosas más, el corazón de McGarrett comenzó a latir con fuerza, ahora le invadía una terrible angustia. Y la mano de su compañera de viaje no lograba tranquilizarlo, es más, se sintió culpable de desear que "esa mano" fuera de alguien más. Y aunque no era delicada ni suave como la de ella, por mucho prefería la mano de su mejor amigo.
-Danno... -soltó el agarre.
-¿Steve? -le miró sorprendida.
-No puedo viajar. Tengo que irme, yo...
-Lo sé -sonrió- No lo abandones.
-Gracias Catherine -cuando estaba a punto de irse le pregunto por cordialidad si iba también. Ella negó aún con una cálida sonrisa.
-No, yo creo que necesito de este viaje. Aquí se separan nuestros caminos. Cuídate y hazlo muy feliz.
Steve no pudo evitar sonrojarse y reír. Claro, su hogar siempre estuvo con Eddie y Danny.
......
En la casa de McGarrett, Williams se sentó en el sofá con el can mientras lo acariciaba y hablaba con él. Todos los demás ya se habían ido, entendían que Danno no estaba de ganas como para ver o hablar con nadie. Sin embargo, alguien tocaba la puerta. Danny se acercó a la entrada con dificultad y abrió.
-¿Rachel? ¿Qué...?
-Hola, solo quería ver como estas. El que no haya funcionado lo nuestro no quiere decir que no me preocupe aunque sea un poco por ti.
-Si, bueno. Estoy bien. Ya sabes, no estoy solo, ¿no? Eddie es la compañía que necesito por ahora.
-Vaya -sonríe sorprendida mientras niega con la cabeza- No se nota tanto tu mal humor. Ni siquiera conmigo estuviste así. Debes de extrañarlo mucho. En ese caso, será mejor que me vaya -se acerca a abrazarlo y besar su mejilla. Mientras que Steve los veía a la distancia. Había decidido sorprender a Danny, por lo que dejó el coche un poco más lejos. Solo que no esperaba encontrar algo así. Él creyó que estaban en un "momento," que a lo mejor siempre sí se habían reconciliado. Y si era el caso, ¿no debería de estar feliz por él? Eso debería de ser, sin embargo... no se sentía con ganas de felicitarlo. De hecho se sentía destrozado por dentro.
-¿Steve? -Danny se esforzaba por verlo y es que siendo de noche ya estaba algo oscuro.
-¡Oh, vaya! -Rachel volteó y miró a McGarrett a unos metros de ellos- Creí que... -observó a ambos confundida. No entendía muy bien que estaba pasando pero algo era seguro, y eso era que ella estaba de más allí- Bien, ya me voy. Cuídense.
-Gracias Rach. Pero descuida, no tienes que irte.
Ella sonrió y negó con la cabeza mientras agitaba su mano en modo de despedida.
-¿Sucedió algo bueno entre ustedes? -preguntó Steve al ver partir a Rachel- ¿Quieres hablar de ello?
-No pasó nada entre... ¡Pero eso no es lo importante ahora! ¿Por qué estás aquí?
-Recibí un mensaje muy convincente y ya sabes.
Danny sonrió tímidamente, sabía que ese no era el motivo real, pero, por alguna extraña razón esas palabras le sonaron tan agradables y necesarias.
-Si, cómo no -rieron unos segundos hasta que Steve volvió a interrogar a su amigo.
-¿Ahora si me vas a decir que pasó con Rach?
-Te lo dije, ¿no? No paso absolutamente nada. Ella recién había llegado cuando te vimos.
-Me suena a mentira -sonríe un poco más relajado.
-Oh vamos. Podemos quedarnos a discutir hasta el amanecer aquí en la entrada o meternos a hablar con calma. La pierna me mata.
-Vamos, entremos -McGarrett toma uno de los brazos de Danny y lo pasa por detrás de su cuello. Ambos se miran mutuamente deseando el tiempo se congelara. Pero sin hablar más entran a la casa.
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