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Tierra (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Sus párpados estaban increíblemente pesados. Apenas había abierto los ojos cuando notó que el movimiento a su alrededor era más lento que el promedio. En realidad, hasta le tomó más tiempo del necesario averiguar dónde estaba y cómo estaba debido a la oscuridad y aún así, tenía que decir que el paisaje de la habitación era muy desconocido para su gusto.

Noah negó con la cabeza y repasó el primer recuerdo que le vino a la mente. Fue de cuando entró en el camión que Sasha había arreglado para volverlo un lugar en el que pudiera hackear. El calor del ciclo, que comenzó mientras se preparaba para el trabajo, se extendió más rápido de lo que había esperado. Y recordaba que de alguna manera, había conseguido justo lo que quería hacer con el plan de Sasha.
Aunque sus manos temblaban y su mente estaba nublada, pudo terminar con el programa dejando los ojos bien abiertos. Pero, después de eso y tras confirmar que el misil estaba fuera de trayectoria, se dio cuenta de que en realidad la puerta estaba cerrada. Los recuerdos de gritar por ayuda, así como los recuerdos de mirar a su alrededor tratando de hacer algo con la bomba, vinieron lentamente a su cabeza. En realidad, pensó que iba a morir. No quedaba mucho tiempo para que explotara la camioneta y era difícil controlar el calor de su ciclo lo suficiente como para manejarlo de un modo adecuado. Y la verdad era que todo después de eso estaba un tanto borroso.

Pero ahora, él estaba vivo y bien.

Y quizá había sido Sasha quien lo sacó de ese lugar porque, la sensación de que alguien lo sujetaba y corría por el desierto como un completo demente aún estaba muy presente en cada parte de sus brazos. Sin mencionar que recordaba que ese hombre había estado conduciendo todo este tiempo mientras se mordía los labios.

Pero bueno, en ese momento su cabeza estaba tan mareada y confusa que fue difícil saber si era un sueño o una realidad. Sin embargo, su corazón decía que no era un sueño ahogarse con sus labios o decir su nombre debajo de él repetidas veces. Su cuerpo pesado y el hormigueo de dolor que sentía dentro de sus nalgas demostraron que todas las escenas desconocidas que le venían a la mente eran verdaderas así que...

"Oh, Dios mío..."

Noah negó con la cabeza y luego suspiró. Además, ahora había notado que esta no era la habitación que le había dado cuando lo llevó a su casa. Aunque Sasha no se veía por ninguna parte, este era claramente su cuarto. ¡¡Estaba lleno de su aroma!!

"De verdad debo estar loco".

En un instante, sus mejillas y su frente se calentaron hasta el infinito. Ni siquiera podía adivinar cuántos días había estado enredado con Sasha o por cuántas horas. Y, claro, debido a que fue por un ciclo de calor podía decir que no podía evitarlo, pero ¿Entonces por qué Sasha había...? ¿En qué estaba pensando? ¿Cuál era su excusa? ¿Por qué una persona que dijo que no volvería a tener sexo con él, lo abrazó? ¿Era solo porque quería ayudarlo? ¿Por suplicar? Pensándolo bien, recordaba haber estado llorando, rogando por un abrazo y deseándolo tanto que... Preferiría olvidarlo para ser honesto. 

Noah se frotó las mejillas con una mano pero aún así, estaba tan rojo por la vergüenza que no sabía cómo iba a lograr volver a la normalidad. Ahora, ¿Cómo debía enfrentarse a Sasha?

Tomando una respiración profunda y culpándose a si mismo, se obligó a levantarse de la cama para irse de allí.

"Oh, demonios…"

Pero cuando lo hizo, el dolor se extendió por todos los rincones de su cuerpo hasta provocar que le fuera imposible dejar de temblar. No había lugar que no doliera o punzara o goteara, era como si lo hubieran agarrado a golpes. Y al pensar en Sasha, que había actuado más como una maldita bestia endemoniada que como un hombre decente, opinó que en realidad el estado de su cuerpo era bastante... "Aceptable" para su gusto.

Noah se sentó y reflexionó sobre los eventos de los últimos días, uno por uno. Luego sacudió la cabeza y continuó con lo que estaba pensando hacer. Sin embargo, tan pronto como entró al baño, se quitó la ropa y la tiró en el cesto, una vez más pareció quedar sorprendido por todas esas huellas que había dejado sobre él. ¡De verdad había un montón de ellas! Su cuerpo estaba hecho un lío con marcas de besos, de dientes, huellas dactilares y chupetones. ¿¡Cómo podía haberlo dejado a este nivel!? Noah parpadeó, se movió y finalmente recobró el sentido y entró a la ducha. Fingió ignorar los rasguños en su cuerpo y terminó por enjuagarse con muchísima agua caliente. Luego salió, se puso una camiseta y un pantalón (Que debían ser de Sasha) y salió de allí sin secarse el cabello. Era un poco ridículo caminar estando tan destrozado pero, no se detuvo ni una sola vez.

Hace un rato, su estómago había comenzado a rugir con muchísima fuerza. Pensó que era natural sentir hambre ya que había estado revolcándose con Sasha durante varios días, en su habitación y sin comer nada decente. Caminó por el pasillo del segundo piso y miró alrededor del laboratorio. El espacio donde había estado discutiendo con Sasha durante las últimas semanas, aprendiendo sobre el programa de hackeo y quejándose sin parar, ahora estaba completamente vacío. Mientras miraba alrededor, el momento en que estaba sentado allí hace una semana, atando su cabello, se sintió como si hubiera sido en realidad hace mucho, mucho tiempo.

Y obviamente en ese momento nunca soñó que mezclaría su cuerpo con el de Sasha así de casual.

Noah frotó sus mejillas por segunda vez y se apresuró a bajar al primer piso de la mansión. Pero, para su desgracia, Sasha no se encontraba por ninguna parte. Ni en la sala de estar, en el recibidor o en la cocina. Pensó que encontraría a Sasha si miraba alrededor pero, cuando no pudo hallar ni uno solo de sus cabellos, extrañamente perdió su energía y se sintió como si no tuviera más remedio que acostumbrarse a estar sin él por otro ratito.
Fue a la cocina, tomó un poco de leche y la comenzó a beber. Estaba ansioso por comer uno de esos "extraños platillos" que Sasha preparaba cuando quería hacer algo especial para él pero, desde que se dio cuenta de que no estaba en la mansión, su apetito solo... Desapareció. Fue extraño. Solo bebió leche pero ya no quería comer nada más.

Después de vaciar el vaso, Noah volvió a salir. No había nada que hacer así que era un tanto deprimente. Más aún porque no había ningún programa de piratería en el que pudiera pasar su tiempo libre o un libro que pudiese leer. Y de repente, incluso se dio cuenta de que tal vez ya hasta había llegado el momento de dejar este lugar. Es decir, el trabajo estaba hecho y el ciclo de calor había terminado ya así que, no había razón para quedarse aquí por más tiempo.

"No parece que sea necesario quedarme..."

Noah murmuró esto, se rascó la cabeza y se giró para regresar a su habitación en el segundo piso. Pero fue entonces cuando, de repente, una gran puerta doble le llamó la atención: Era esa pequeña sala de conciertos que encontró cuando llegó a la mansión por primera vez. Dentro había un piano de cola Steinway y sí, tenía que decir que era esa extraña "recompensa divertida" por piratear que había ganado con cada uno de sus méritos. Lo había olvidado porque estaba muy ocupado y ahora básicamente se le había escapado el tiempo para jugar con él.

"Fue una pérdida total."

Noah gruñó y abrió la puerta.

Contuvo la respiración por un momento, miró el piano, luego se acercó lentamente al frente y se sentó.

Primero, masajeó suavemente sus manos. Cuando sus dedos se calentaron un poco, abrió el tablero y pasó las yemas por cada una de las teclas blancas y negras. Todavía sacaba ese sonido claro y dulce, un ruidito que deslumbraba los oídos aunque no conocieras nada sobre musica. Y como si estuviera poseído por esto, Noah extendió la punta de sus dedos y comenzó a presionarlas aquí y allá hasta que se produjeron varias notas hermosas. Presionó las teclas durante mucho tiempo para hacer coincidir lo que quería, luego comenzó a mover sus manos suavemente a la derecha y dejó que una melodía lenta pero pesada, resonara en todo lo largo del salón. Era la canción que mejor se adaptaba a este momento, cuando todo el lugar estaba oscuro y silencioso. El primer movimiento de la sonata de Beethoven, "Moonlight", era una pieza de unos 5 minutos. Y por ese breve instante, todo el salón pareció estar verdaderamente lleno de una luz de luna.

Noah imaginaba la luz moviendo suavemente sus dedos, como si lo acariciara. Igual a si en esa habitación, sin ventanas o cortinas, la luna somnolienta iluminara cada una de las paredes y pisos. Y finalmente, cuando terminó la sonata, la de Noah más que la de Beethoven, sus dedos también dejaron de moverse. 

Noah se sentó allí por un rato para recuperar el aliento y luego, sintió que no quería tocar otra canción o estar allí por más tiempo así que simplemente bajó la tabla.

"Creo que es hermoso."

Un sonido grave vino desde detrás de él, igual a la suave y lánguida melodía de "Moonlight". Sus hombros se tensaron, se dio la vuelta y observó a Sasha acercándose hasta él con un paso bastante lento. Estaba vestido cómodamente, con pantalones de algodón y una camisa blanca. No se sentía como si hubiera estado fuera por trabajo así que se preguntó donde había estado metido para verse tan... Tan guapo. Pero lo que deseaba decir no salió tan fácilmente porque fue como si sus labios estuvieran bien pegados con saliva.

"Tú siempre debiste ser un pianista. Imagino a las personas de todo el mundo, reuniéndose para escuchar tu música y... ¿No te arrepientes de no haber luchado por ello un poco más?"

Sasha le hizo una pregunta a Noah, quien, sin saberlo, estaba tensando la espalda otra vez. Era como si nada hubiera pasado entre ellos dos en los últimos días y de alguna manera, incluso se sintió igual a si hubieran regresado a antes de irse a Nuevo México para una prueba de misiles.

"¿Qué haría yo con el arrepentimiento?"

Noah también preguntó. Luego, lentamente volvió la mirada y miró el piano como si deseara verse reflejado en la superficie lisa y negra. Los Omega y los Alfa siempre fueron prominentes en el campo del arte. Especialmente los Omega. Su sentido innato era particularmente delicado y bonito. Precioso, en parte. Si no hubiera dejado de tocar el piano, como dijo Sasha, ahora podría haber estado en un escenario nacional o incluso mundial. Cuando era joven, estaba seguro de que sería así. Creía firmemente en su talento e incluso soñaba con actuar frente a muchísima gente. El foco de atención en el escenario y los aplausos del público todavía aparecían a veces en sus sueños pero, ahora, no era divertido recordarlo y arrepentirse de todo lo que había dejado atrás.

"Nada cambiará si te arrepientes. Y realmente no me gusta la gente.  Probablemente ni siquiera podría pararme en un escenario y actuar".

La punta de su lengua estaba seca aunque hablaba como si no le importara en absoluto. Sasha se le acercó:

"¿Hay alguna razón por la que dejaste de tocar el piano?"

Esa voz perforó la esquina más baja de su pecho. Noah no miró a Sasha para nada y en su lugar, se quedó observando todavía su reflejo en el piano.

"Yo..."

Era algo que nadie sabía, excepto su familia. No quería decirle a nadie pero, ahora, el interior de su corazón estaba un poco tambaleante y decidido. Igual a si hubiera un sentimiento extraño que le decía que podía contarle a Sasha.

Por primera vez, deseaba ser honesto y consolado.

"No es una historia divertida".

"No me importa."

Sasha insistió, extendiendo la mano y acariciando suavemente el cabello de Noah. Era una mano infinitamente amable así que no fue extraño que dejara escapar un pequeño suspiro. ¿Cómo era posible que la temperatura de su cuerpo fuera tan perfecta y reconfortante a la vez?

"Ya debes haberte enterado de que me especialicé en música, ¿No?"

"Sé que fuiste a una universidad famosa en Italia".

Claro, no había forma de que alguien con las habilidades para romper cualquier seguridad y piratearla si se lo proponía, no hubiera filtrado su información en menos de un minuto. Así como había encontrado datos sobre Sasha, él también debió haberlo hecho en un momento en el que estuviera muy aburrido. Noah rió y se encogió de hombros.

"Hubo un tiempo en el que soñaba con ser un músico profesional. Entonces, elegí el piano como mi especialidad.  Cuando estaba en la universidad, mis padres me regalaron un piano Steinway y... Sin embargo, ser un omega fue un obstáculo en todas partes".

Cuanto más lo pensaba, más triste se ponía. En cualquier momento, en cualquier lugar, incluso una persona normal podía convertirse en un perro loco cuando olía su feromona. Y por supuesto, en la universidad, los Alfas eran un porcentaje mucho más alto en comparación con los Beta o los Omega. Y cuando ellos sabían que había un omega dominante por allí, a menudo atacaban incluso si ellos trataban de esconderse.

Esto sucedió cuando estaba en su segundo año de universidad: El principal profesor de Noah era un famoso pianista. ¡Maldición, era el mejor del mundo entero! Noah estaba maravillado por su presencia y por su manera tan particular de tocar el piano por lo que, en cuanto vio que él era el docente, inmediatamente solicitó ir con él.

Cada vez que lo veía, su corazón latía con fuerza, y cuando tomaba lecciones en el mismo salón, estaba increíblemente nervioso y preocupado por agradarle. Incluso podía decir honestamente que había sido su primer amor. Noah, a quien nunca le había gustado la gente, estaba enamorado. Locamente enamorado. De hecho, realmente no era como que le importara confesar sus sentimientos de inmediato porque al menos estaba feliz de que fuera él quien le enseñara en primer lugar. Un pianista al que respetaba y admiraba. Era un Alfa, pero siempre fue famoso por tratar a los estudiantes con mucho respeto. Además, era una persona que disfrutaba de una considerable popularidad porque tenía una apariencia atractiva, (como todo un alfa dominante), era soltero y un exitoso músico y profesor. Había innumerables personas que lo querían. Echaba apasionados cortejos sin distinción entre betas y omegas, y de vez en cuando, alguno de ellos lo estimulaba utilizando sus feromonas. Pero el profesor no aceptaba a nadie. Su popularidad se disparó debido a su actitud de no tocar a los Omega y a pesar de que él era un Alfa dominante, Noah siempre se sintió aliviado con él. Como si estuviera a salvo.

O al menos eso pensó.

Cuando estaba a punto de pasar a su tercer año, su abuelo, Vincenzo, invitó al profesor a su casa para que fuera el tutor privado de Noah. De hecho, podía decirse que lo hizo bajo la presión de su nieto. Estaba maravillado de recibir orientación personal de parte suya y siempre esperaba el tiempo que tenían juntos. ¿Y si él hubiera pedido cortésmente tener una cita con Noah? Incluso después del paso del tiempo, a veces pensaba en cosas así. Estaba muy enamorado y ni siquiera él, que odiaba a los Alfa, hubiera rechazado estar a su lado y formalizar. Le hubiese dicho que sí todas las veces del mundo. Su familia hubiera objetado por la diferencia de edad, pero al menos lo apoyarían al final.

Claro, no lo sabía porque en realidad nunca hizo esa pregunta. En cambio, le entregó un café con pastillas que había comprado por internet.

Era una droga que provocaba una reacción similar al ciclo del celo.  Abrazó a Noah, quien se desplomó debido a la fiebre durante la lección, y lo hizo chocar contra las teclas del piano. 

"¡Crack!"

El teclado hizo un ruido fuerte por su culpa.

Sus ojos estaban nublados.

Antes de que pudiera descubrir lo que estaba pasando, él derramó su feromona alfa y provocó que le subiera la temperatura hasta la cabeza. Y cuando finalmente estuvo cubierto de su aroma, lo volteó y le bajó la ropa de un golpe.

"El aroma de tus feromonas es genial. Noah, ¿Quién te crees que eres como para soltar esto tan descaradamente?"

El profesor lo regañó como si fuera culpa de Noah. Luego, acercó su nariz a su nuca y comenzó a hacer un sonido que parecía ser de gozo puro.

Quería alejarse de él pero, cuando Noah se retorció de nuevo, el profesor tomó su mano, le quitó el bóxer y abrió sus piernas.

"No quiero..."

"Claro que quieres, siempre me has deseado. En realidad, lo que estaba buscando desde el principio era un Omega dominante como tú porque puedes dar a luz a mi sucesor. Un Alfa.  Ciertamente, eres el único capaz de producir los rasgos de uno y hacer que sea dominante también."

Puso los labios en su nuca y sonrió suavemente. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Quería violarlo en su propia casa, en su piano. Desde un principio aceptó las clases particulares con esta intención y ni siquiera estaba haciendo un esfuerzo por ser amable. El proceso de construir una relación mediante el intercambio de corazones habría sido engorroso porque no quería ser su novio o su esposo. Era suficiente con violarlo e imprimirlo a la fuerza. Una vez que lo marcara, inevitablemente pertenecería a él.

Era el destino, decía. Para él, un dominante, un Omega era solo un útero.

Noah apretó sus dientes y trató de alejarlo, pero sus extremidades temblaban y no podía moverse con facilidad. Había una gran diferencia de poder con los Alfa dominantes. El profesor lo colocó sobre el piano, sacó su pene y lo frotó en el interior del muslo de Noah. La sensación de tocar su piel era aterradora y se sintió aún peor porque lo amaba. Lo amaba y lo había seguido durante mucho tiempo. Fue trágico verlo hacer eso cuando confió tontamente en él. Estaba indefenso, ilusionado y era estúpido

Fue su culpa. Fue el resultado de confiar en la gente y decirles a todos que era un Omega.

"Yo... Yo definitivamente te mataré ¡Cortaré tu pene y se la tiraré a los perros!"

Noah lloró y gritó, con los ojos bien abiertos. Sus mejillas estaban ardiendo por su calor pero el profesor solo se desabotonó tranquilamente la camisa y volvió a abrir la boca:

"Será diferente una vez que estés enlazado a mi. Un Omega es así. Es lo mismo sin importar que seas un dominante. No tienes más remedio que ser destruido por mis feromonas y doblegarte a mi poder. Además, recuerda que te gusto. Deberías sentirte en el cielo."

Le dio unas palmaditas a Noah en la mejilla, luego sonrió maliciosamente, agarró su muslo y lo separó una vez más. El aire llegó al interior de su ingle y le puso la piel de gallina así que gritó:

"¡Muévete! ¡Realmente te mataré! Realmente voy a... ¡Ah!"

Noah luchó, gritando tan fuerte como pudo. Pero él cubrió toda su boca con la palma y frunció el ceño.

"Incluso si la insonorización es buena, será molesto si sigues gritando así".

Su mano, que antes había pensado que era larga y elegante, presionó con fuerza contra su boca hasta dejarlo sin respirar.

Las lágrimas cayeron hasta ahogarlo.

Estaba temblando, destrozado y humillado como nunca jamás pensó estar.

Ese fue el momento.

"¿Qué estás haciendo...?"

De repente, una voz lenta y aguda resonó desde lejos. Era una sola palabra, con gran poder y lo suficientemente aterradora como para detener al profesor que estaba tratando de violarlo. Noah volvió sus ojos llenos de lágrimas y notó que frente a la puerta entreabierta, su primo Félix, con el que siempre estaba peleando, estaba parado con los brazos apretados y temblorosos.
No le gustaba que Félix llegara de improviso pero, en ese momento, pareció más feliz que nadie por verlo allí. Si pudiera, desearía correr y abrazarlo con fuerza pero, el profesor enderezó los hombros desconcertado ante la inesperada aparición de Félix y lo jaló con él.

"¿A ti que te importa?"

El profesor gritó, pero en realidad tartamudeaba. Debió haberse sentido aliviado de que nadie los estuviera molestando pero, de la nada llegó Félix. Y, además de eso, su feromona ya estaba viajando por todas direcciones hasta golpearlo en la nariz. ¡Y no había forma de que no supiera que era un dominante!

"Noah ¿También piensas que es algo que no me importa?"

Félix, que miraba en silencio al profesor, preguntó, observando ahora al chico que estaba semidesnudo contra el piano. Él sacudió la cabeza vigorosamente, con las manos del hombre presionadas contra su boca y unas pupilas que parecían estar diciendo: "Si solo te vas, te mataré también." Así que solo entonces, Félix intervino con una sonrisa en su rostro:

"¿Qué clase de bastardo estúpido se atreve a venir a molestar a mi familia?"

La feromona de ira de Félix se derramó sobre el profesor en un instante. Después de todo, el hombre era más fuerte que un alfa dominante común y había logrado que el profesor temblara y se tambaleara debido a su feromona. Tenía los ojos bien abiertos y temblorosos y luego, cuando se hizo un poco para la derecha y bajó la mano, Noah se soltó y dejó caer la pesada tapa del piano contra sus dedos. ¡Bang!

Los gritos desgarrados del profesor llenaron el cuarto y sin embargo, Noah no se detuvo de inmediato sino que subió y bajó la tapa sucesivamente. Una y otra vez y otra vez y otra vez. Y cada que dejaba que cayera, mientras lo sostenía para que no fuera a huir, sonaba el chasquido de huesos rompiéndose como si fueran nueces. Como pianista sabía bien que sus manos eran su vida, así que rechinó los dientes al ver como el profesor colocaba los ojos en blanco y parecía a punto de comenzar a desmayarse. Sin embargo, Noah, cuyos ojos estaban llenos de ira, no se dio cuenta de que ya no estaba consciente. Gritaba como un loco y le seguía destrozando la mano con todas sus ganas. Al final, quedó aplastado a tal punto que no se pudo reconocer ni su forma o el inicio de un muñón.

Pero aún así, la ira no disminuyó. Estaba resentido y destrozado y quería vengarse de él por haber jugado con lo que sentía.

Noah, que se sentó en el suelo, como si también se estuviera desmayando, gimió y dejó que la feromona del profesor y la feromona de Félix se mezclaran y lo asfixiaran porque, por un segundo, se sintió como si ya no tuviera caso seguir.

"Oye..."

Félix, que había estado observando en silencio hasta que Noah aplastó por completo la mano del profesor, caminó hasta llegar junto a la mancha de sangre que estaba creciendo en el suelo. Era una escena un tanto asquerosa de ver.

"Ven aquí ¿Puedes levantarte?"

"Gracias por venir."

Por primera vez en su vida, le agradeció a su primo desde el fondo de su corazón. Félix se encogió de hombros:

"Nada de gracias. Tendrás que pagar intereses más tarde."

Por alguna razón, su corazón se hinchó con esa palabra.

"Idiota... Eres un idiota."

"Ven aquí. Ven, te tengo."

Noah vomitó, y luego comenzó a llorar mientras se limpiaba las comisuras de la boca con el dorso de la mano. Al sentarse contra él, lloró y lloró por primera ocasión en los brazos de su primo. ¡Era la primera vez que le había pasado algo tan horrible y estaba honestamente enojado y asustado!
Mientras lo hacía, se prometió a si mismo que nunca más volvería a ser tratado así por nadie. Además, prometió no volver a entregar su corazón a ningún Alfa y nunca dejarse influir por él.

Después de llorar durante mucho tiempo y cuando finalmente pudo sentirse mejor, descubrió que Félix había arrastrado al profesor por la casa hasta que solo quedaron las largas manchas de su sangre y el vómito que escupió.

"Después de eso, no pude tocar el piano otra vez. Cuando veo uno, pienso en esa época y... Siento como si pudiera escuchar las teclas siendo aplastadas debajo de mi cuerpo. No puedo tocar. ¿Debería... Llamarse un trauma?"

Noah miró el piano, con el tablero aún hacia abajo y murmuró todo esto.

"Quiero decir, sucedió en mi piano favorito, con mi profesor favorito. Lo amaba y... Ah, el sentimiento de traición es indescriptible. Creo que odio a los Alfas mucho más desde entonces y siento como si mi corazón y mi estómago se revolvieran con sólo mirar las teclas. Ni siquiera puedo acercarme."

"Ya..."

Noah parpadeó con la voz de Sasha:

"Por eso entraste en pánico cuando te pregunté la primera vez."

Noah finalmente recordó el incidente. Tal vez porque estaba sentado frente al piano esa vez, la cara distorsionada del profesor, olvidada hace mucho tiempo, de repente le vino a la cabeza. Tuvo un breve momento de pánico y sus piernas vacilaron y se tambalearon como si se fueran a caer. Fue un momento en el que no tuvo más remedio que apoyarse en la espalda de Sasha para poder respirar. Por supuesto, puso de excusa la anemia y creyó que Sasha también lo entendía. Pero ¿Ya sabía todo sobre su condición en ese entonces? ¿Sabía que estaba mintiendo?

"Entonces ¿Qué pasó con él?

Sasha preguntó esto en voz baja y Noah finalmente recobró el sentido y tragó un poco de la saliva que se le había juntado.

"No sé."

No había escuchado nada del profesor desde ese día. Y la verdad era que no le importaba mucho lo que pasara con él.

"Probablemente está muerto. Escuché que lo llevaron al hospital pero, mi abuelo se enteró después así que... Ya sabes, se hizo cargo."

"Entiendo."

"Como nadie ha visto al profesor desde entonces, debe haberlo matado y enterrado en un lugar remoto."

Noah dijo esto con una cara indiferente.

"Me alegra mucho. Ojalá tardara en morir."

Sasha también se encogió de hombros así que Noah lo miró y negó con la cabeza. Una persona normal estaría asustada con eso, pero Sasha lo aceptó con indiferencia como todo un bicho raro.

"Siempre me sorprendo cuando reaccionas así."

"Soy una caja de sorpresas." Sasha solo respondió con indiferencia a las palabras que le lanzaron. Fue casi a modo de broma. "Entonces por eso dejaste de tocar el piano y empezaste a trabajar en las computadoras."

Noah asintió.

"Quería deshacerme de todo esto, huir y esconderme. Entonces las computadoras aparecieron frente a mí y me salvaron. Creo que fueron mi segundo amor."

Noah lo dijo a la ligera, como un chiste. Pero Sasha miró a Noah con una expresión firme en su rostro, sin sonreír y sin decir nada. Avergonzado por su reacción, Noah se encogió de hombros también.

"Es una forma de hablar."

"Pero bueno, incluso pese a todo eso es asombroso que puedas celebrar un recital a nivel de un profesional."

"Jaja, es que después de un tiempo desde que dejé el piano, practiqué con un pianito eléctrico. Es algo que nadie sabe".

"¿Por qué no?"

Cuando le preguntó por qué no le dijo a su familia, Noah pensó por un momento en lo complicado que era. Aunque bueno, el abuelo, sus padres y Félix seguramente estarían felices de ver que podía volver a tocar el piano. 

"Todos piensan que soy magnífico pero, me avergüenza un poco. Ha pasado mucho tiempo desde que toqué un Steinway pero... Lo hice pedazos incluso aunque mis padres me lo dieron como un regalo de ingreso a la universidad."

Era aterrador estar junto a él y, cada vez que lo miraba, temblaba ante la imagen de estar indefenso encima de las teclas. Lloraba como un loco así que terminó por hacer lo más sensato. Desde entonces, nadie, ni una persona, mencionaba la palabra "piano" frente a Noah. E incluso si estaba confinado en la casa como un ermitaño, nadie lo juzgaba de verdad por pasar todo el día frente a la computadora. Por supuesto, a veces, pensaba en cómo hubiera sido si hubiese tomado una decisión más valiente y hecho realidad su sueño.
Si fuera una persona fuerte, podría haber triunfado. Pero no hizo eso. No pudo. Podría ser porque tenía el corazón roto, o podría ser porque era más débil de lo que pensaba ser.

"Sin embargo… Todavía me toco las manos como un hábito. No me gusta lastimarme. ¡Ni siquiera soy un pianista ya así que es ridículo!"

"No es ridículo para nada."

Noah miró fijamente a Sasha cuando dio una respuesta tan contundente. No se rió ni lo miró con lástima. Lo observó como siempre.

"Fue gracias a ti que toqué un piano de verdad. Como te digo, solía ​​hacerlo frente a uno eléctrico en mi tiempo libre, con los auriculares puestos... Pero en realidad nunca había estado cerca de uno de cola. Pasó mucho tiempo desde que vi uno de estos así que, creo que fue increíblemente agradable".

Si no hubiera encontrado aquí un Steinway, podría haber vivido toda su vida sin tocarlo de nuevo. Habría estado así, sin siquiera soñar con volver a sentarse frente a las teclas.

"Puedes hacer lo que quieras. Ya sea que toques un piano eléctrico, un piano real o un piano en un juego de celular. Tú, puedes hacer lo que quieras hacer porque eres la persona más habilidosa del planeta entero. No creo que seas débil. No estás roto, y lo estás haciendo siempre de la mejor manera posible. En esto y en aquello, ya sabes. Eres el mejor hacker y si quieres, puedes ser el mejor panadero o el mejor escritor o el mejor maldito chef del mundo."

Noah, sin saberlo, abrió mucho los ojos y lo miró.

"Y no hay necesidad de culparte por ser un Omega. Por supuesto que no fue tu culpa. Es solo que el profesor que conociste era un completo pendejo. No tuviste suerte. Si ese bastardo todavía estuviera vivo, yo lo habría encontrado y lo habría matado por ti".

La voz serena de Sasha, que lo miraba en silencio, se sintió particularmente dulce. Noah sintió que estaba a punto de acariciarle la mejilla así que desvió la mirada tan rápido como pudo. Por alguna razón, era difícil enfrentarlo directamente. 

"Noah, no hay otra persona que sea un Omega dominante tan bueno como tú. Eres perfecto así que, haz lo que quieras hacer y sé tan arrogante como siempre. ¡Al carajo ese tipo!"

"Jaja, yo no quiero que ser arrogante sea mi virtud."

Noah se rió con tristeza. El consuelo que Sasha le estaba dando hizo cosquillas en el interior de su pecho pero, como era de esperar, incluso así la risa no duró mucho. Fue porque Sasha se inclinó y dejó caer su cabeza cerca de la cara de Noah. Y cuando la distancia se redujo entre los dos, dejaron de respirar sin darse cuenta:

"Y ya que puedes hacer lo que quieras, si no te gusta, recházame ahora."

"¿Qué...?"

Antes de que pudiera preguntar, los labios de Sasha se superpusieron con los labios entreabiertos de Noah. El calor abrasador acarició su boca y ni siquiera pareció poder parpadear o poder hablar para que le diera una oportunidad de hacerse a la idea. Fue solamente un minuto o muchísimo menos que eso, pero las respiraciones de cada uno se entrelazaron y se hicieron un desastre.

"De lo contrario, sentiré que también me quieres y voy a continuar..."

Su corazón latió con fuerza ante el sonido de la voz susurrante de Sasha. Noah no pronunció ninguna respuesta porque estaba mirando fijamente el rostro del hombre que se acercaba de nuevo a él.

"Respóndeme."

Sasha susurró esto suavemente, sosteniendo el cabello de Noah entre sus manos.

"¿Por qué...?"

Noah preguntó esto como si estuviera muy confundido.

"¿Por qué?"

"Dijiste que odiabas a un hombre tan fácil como yo, también dijiste que no eras gay, dijiste que nunca más ibas a tomarme y que yo era molesto."

Durante el ciclo de calor, pensó que casi lo había obligado a sostenerlo porque se aferró a él por culpa de un deseo inútil. Pero, ahora que todo el calor se había ido y estaba bien, Sasha lo besó sin dudarlo y dijo que lo quería. No podía entender lo que estaba pasando esta vez.

"... Es injusto mencionar una historia de hace tres años para usarla contra mi. Tampoco utilices algo de hace semanas. Creo, que las personas pueden cambiar."

"¿En serio?"

"Bueno, no me gustan los hombres en realidad pero, eres tú. Y porque eres tú, quiero tocarte y abrazarte todo el tiempo. Es porque eres tú que quiero estar contigo y que deseo... Ser mejor persona para ti."

Sin pestañear, volvió a bajar la cabeza hasta un punto en que la distancia se redujo lo suficiente como para mezclar sus respiraciones. Confundido, Noah instintivamente trató de echar la cabeza hacia atrás pero, las grandes manos de Sasha le sujetaron la espalda y lo mantuvieron inmóvil.

"¿Estás tratando de huir porque no te gusta? ¿No... Sientes nada por mi?"

"..."

"Respóndeme y me iré."

Sasha miró directamente a Noah, con los ojos un tanto oscurecidos por tanto deseo. Pareció ser arrastrado por esa mirada profunda así que, sin quitar la mano que aún sostenía su nuca, lo miró y se acercó y lo escuchó pedirle que respondiera si no le gustaba lo que estaban haciendo. Noah tragó saliva una vez más y contestó:

"Me gusta..."

En lugar de disgustarse, estaba ansioso por morder los labios que estaban tan cerca de los suyos.

La boca de Sasha se elevó en un bonito arco, lo escuchó suspirar y, al momento siguiente, el hombre le lamió los labios tan lentamente como la primera vez. Dios mío, fue un beso increíblemente dulce. Un beso que delineó sus labios como si los saboreara y que hizo que sus manos quedaran sin fuerza. Se escuchó un sonido húmedo, respiraciones calientes que se mezclaron entre sus lenguas apretadas y que provocaron que Sasha probara su boca tan lento como le fuera posible. Estaba sin aliento, tembloroso y definitivamente sin el más mínimo recuerdo de haber tenido un beso así con nadie.

Cada vez que la lengua de Sasha, que le llenaba la boca, le barría los dientes y el paladar, se olvidaba de que tenía que respirar por la nariz y poner fuerza en sus piernas. Se derrumbó cuando su lengua se envolvió alrededor de la suya y luego, incluso se permitió agarrar la camisa blanca de Sasha entre sus manos para no llegar a caer.

"Que cara tan deliciosa..."

Sasha lamió los labios húmedos de Noah, luego movió su boca por su mejilla, barbilla y cuello y terminó por besarlo en todas direcciones al final. Y contrariamente a sus palabras sensuales, la verdad era que se trataba de un movimiento infinitamente suave y lento. Más bien, era como su manera educada de pedirle permiso para actuar todavía más allá.

Levantó la camiseta holgada que llevaba puesta y le acarició suavemente el cuerpo con la palma de la mano. Tocó cada rincón y grieta, como si quisiera grabarlo con la punta de sus dedos, y frotó sus pezones una y otra vez para intentar estimularlos. Sus manos juguetearon con su pecho durante mucho tiempo, tocó sus costillas una por una, bajó por su costado, acarició su estómago plano y repasó un poco la forma tan pequeña de su ombligo. Noah dejó escapar un largo y lánguido suspiro...

"Sasha..."

"Noah, escúchame, te voy a hacer el amor justo aquí."

Sasha, que estaba acariciando el cuerpo de Noah, de repente agarró su camisa para poder quitársela.

"¿Aquí...?"

Noah estaba sin aliento, pero levantó los ojos como si no pudiera creerlo. Solo estaban ellos dos y un piano de cola Steinway. No tenía idea de como iban a lograrlo.

"Exacto."

Luego agarró la camisa de Noah una vez más y le lamió la nuca hasta hacerlo encogerse en su sitio.

"Pero, esto... Aquí solo hay un piano... ¡Ah!"

"De ahora en adelante, cada vez que mires el piano, puedes pensar en mí en vez de en ese maldito bastardo. Solo voy a estar yo, encima y diciendo lo mucho que te amo."

La voz de Sasha, hablando como si estuviera enojado, era una llama ardiendo a baja temperatura. 


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