No entendía como habían terminado en esa situación; se sentía mareado, sus sentidos se habían entorpecido y apenas era capaz de articular palabras coherentes.
Siempre que Rin lo retaba terminaba siguiendo su juego sin poder evitarlo y no había sido distinto esa vez. Aunque debía aceptar que esa era una de las ideas más descabelladas que había sugerido.
—Quien diría que tienes tan poca resistencia al alcohol... —quería molestarlo, su expresión en ese momento era muy graciosa.
—Cállate, esto fue idea tuya... —ni siquiera se sentía con ánimos para reclamar, y aun así no estaba dispuesto a dejar que se saliera con la suya—. Y no tienes derecho a decir eso, estás en las mismas condiciones que yo.
Rin no paraba de reír, no estaba seguro si su risa era causada por el alcohol o por lo divertido que le parecía la situación. Pero no podía detenerse, le bastaba con mirar el tenue sonrojo en el rostro de Haru para que la risa volviera.
Quizá una competencia de shots no había sido la mejor idea, pero al menos no tendrían de que preocuparse pues solo estaban ellos y si ocurría algo vergonzoso no habría más testigos de eso.
En realidad, al punto que habían llegado ya no le interesaba si había o no un ganador, se estaba divirtiendo y era lo único que importaba, incluso si de vez en cuando Haru le reclamaba por arrastrarlo junto con él para hacer eso.
Conforme la noche avanzaba habían terminado en el sofá, Rin entre las piernas de Haru con su rostro apoyado en su pecho mientras él rodeaba su cuerpo. Siguieron bebiendo un poco más y no tenían idea de como terminaron así.
—Haru... —su voz salió casi como un susurro mientras hundía su rostro en su pecho.
—No voy a hacer ninguna más de tus ideas descabelladas —seguía sintiéndose mareado, y aunque pudo negarse a seguir no quería dejarlo ganar tan fácilmente.
—No, espera... Esta vez es importante —levantó su rostro para encararlo, tenía algo importante por decir y necesitaba asegurarse de que lo escuchara—. Haru... Me gustas, mucho —su mirada se había suavizado, en sus ojos no se reflejaba más que dulzura y sus puros sentimientos.
Haru acarició su rostro con las yemas de sus dedos, suavemente, como si temiera que al tocarlo desapareciera. Su mirada era dulce y era incapaz de dejar de verlo mientras las emociones recorrían cada parte de su cuerpo.
—También me gustas Rin...
Siguieron mirándose durante largos minutos antes de fundirse en un abrazo, dejando que el calor ajeno los invadiera, sin intenciones de romper aquel íntimo momento que compartían.
Ni siquiera estaban seguros de poder recordar lo ocurrido al día siguiente pese a lo mucho que desearan atesorar aquel momento y esas significativas palabras.
Aunque tampoco importaba mucho que no lo hicieran, luego de tantos meses saliendo y un par más viviendo juntos la situación entre ellos era más que clara, sin mencionar que habían hablado abiertamente de sus sentimientos incontable cantidad de veces.