—¿¡Ah!? ¿Estás tratando de decir que no podemos comer carne? ¡Es mi boda! —no quería armar un escándalo, pero habían hablado al respecto y acordaron que tendrían carne y pescado para la fiesta.
—Ni siquiera es una boda... Y aunque lo fuera, también es mía y no quiero que haya carne —solo quería molestarlo, pero mantenía su expresión tan seria como le era posible mientras seguía tomando cosas de los anaqueles.
—Haru hablamos de esto antes —se paró frente a él obligándolo a detenerse, no iba a dejar que faltara a su palabra—. Habrá carne también, no finjas que no lo acordamos.
Haru siguió revisando los anaqueles fingiendo no escucharlo. Rin era adorable cuando estaba molesto y se había vuelto su pasatiempo bromear cada que tenía la oportunidad solo para ver sus expresiones.
—Ni creas que te dejaré irte sin que lleves carne, incluso si debo meterte en problemas por ello —era serio y para demostrarlo clavó su mirada en él.
—¿Eres mi esposo o un niño de preescolar molesto porque no te dejé comer el postre antes de la cena? —quería tomarlo por sorpresa con su comentario, pero su mirada seguía demostrando la misma determinación que al principio.
Ahí estaba de nuevo, ese mismo Rin que lo arrastró consigo para participar en los relevos, el mismo que lo llevó a Australia cuando no encontraba su camino, y el mismo que llegó un día para decirle que estaba enamorado de él y nada lo haría más feliz que ser su pareja.
Extendió su mano y acarició su mejilla suavemente mientras su mirada se clavaba en él con la dulzura que siempre reflejaba al decirle que lo quería. La sonrisa estaba grabada en su rostro y de manera instintiva besó suavemente sus labios sin dejar de verlo.
—Prepararé asado agridulce de Renania para ti, dijiste que era delicioso —sonrió sobre sus labios antes de asegurarse de tomar algunos ingredientes que necesitaba—. Pero tendrás que asegurarte de preparar la mejor caballa para mí o ni siquiera aceptaré que tenemos una relación —no lo dejaría ganar tan fácilmente, ni siquiera por lo enamorado que estaba.
—Y si te preparo la mejor caballa que hayas probado ¿Qué gano yo? —tratándose de retos no podía quedarse atrás.
—Si eso ocurre le diré a todos que eres mi querido esposo —quería ver a Rin avergonzado, aunque en vez de eso consiguió solo su sonrisa retadora mientras lo miraba.
—Tendrás que acostumbrarte a decirlo porque no voy a perder...
Siempre era así, incluso lo más sencillo terminaba siendo una competencia; y como rechazarlo si en cada ocasión que se dejaba llevar por él no obtenía más que momentos memorables. Quizá Rin aun no lo sabía, y Haru no se lo diría, pero desde que se conocieron no hacía más que regalarle paisajes nunca antes vistos.
La advertencia de siempre, aunque creo que ya no la necesitan
Ajdgiwtirbr Estoy tan emocionada y nerviosa que me quedo sin palabras xD El amor por estos dos es mi razón para vivir y quizá sea lo que me mate porque no puedo con tanta belleza