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Amor Yaoi
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Sucio e inmoral (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Amor inmoral.

Yoichi, que salió del metro, quedó fascinado por las iluminaciones que estaban tiñendo la ciudad completa de Ginza. La brisa nocturna era fría, pero la luz de las iluminaciones hizo que su corazón se volviera loco.

Debido a la emocionante víspera del día de navidad, la ciudad se llenó de amantes y familias enormes a pesar de que era un día laborable. Cada año, había gente alrededor del árbol de navidad en el edificio comercial que era casi una "tradición de visita" para este período. Y la tienda de regalos, que era el propósito de Yoichi, también estaba llena de clientes que compraban obsequios y tarjetas.
Estaba preocupado sobre qué tipo de regalos de navidad serían buenos para Keisuke y Jungo, pero finalmente se decidió por una agenda original de la tienda. Sin embargo, cuando Yoichi fue a comprarla, descubrió que la funda que quería estaba agotada. Esperó unas tres semanas y finalmente recibió una notificación de reabastecimiento hace cinco días, es solo que había venido a la tienda hasta el día de hoy porque estaba en un viaje de negocios y no pudo llegar a tiempo para el horario comercial.

Mostró una copia de la reserva al empleado en la sección de cuadernos y finalmente obtuvo sus dos agendas. Eran unas libretas tipo vertical con una extensión de 24 horas con vistas a la semana. Keisuke y Jungo estaban ocupados todo el tiempo, así que por eso había elegido este personalmente. Pero ¿Les gustaría?

Cuando salió de la papelería y comenzó a caminar por la calle, escuchó una voz familiar que le hizo voltear la cara. Jungo estaba acomodándose el abrigo desde el otro lado de la calle:

"Yoichi".

Como de costumbre, su hermosa apariencia pareció dejarlo sin saliendo.

"No esperaba verte en un lugar como este. ¿Estás comprando?"

"Sí. Acabo de terminar y estaba a punto de irme a casa."

¿Sabía que era su regalo? Después de todo, aunque intento ser muy casual con el asunto, pareció que era una ley ocultar la bolsa de papel con el logo de la tienda a sus espaldas. Jungo agarró su mano derecha cuando lo vio estar tan incómodo.

"¿Aún no usas guantes?"

Jungo dijo que él tampoco usaba guantes, pero probablemente debido a que su temperatura corporal era muy alta. Sus manos estaban más calientes que las de Yoichi incluso aunque pareció a punto de ponerse a nevar.

"Están en mi casa, pero no he ido a recogerlos."

Habían pasado casi dos meses desde que Yoichi comenzó a vivir en la casa de la familia Takanashi, con Jungo y con Keisuke también. Cuando trajo solo lo que necesitaba, olvidó sus guantes y también su ropa de invierno. Pensó que debería ir a buscarlo pronto, pero estaba tan ocupado que lo dejó justo como estaba.

"Si terminaste, vayamos a casa juntos."

"Sí."

Jungo agarró los dedos de Yoichi, los metió en el bolsillo de su abrigo y comenzó a caminar a su lado. Luego sonrió con picardía y dijo: "Está bien." Cuando descubrió que estaba preocupado de su coqueteo tan descarado, agregó: "Todo el mundo está muy preocupado con sus cosas de navidad, así que nadie está mirando. Si te pegas a mí, ni siquiera pueden notarlo desde un lado".

"... Sí."

Yoichi caminó junto a Jungo, riendo como si estuvieran compartiendo un secreto.

"Bienvenido a casa."

Keisuke lo saludó en cuanto regresó en taxi junto con Jungo. Al parecer el hombre había llegado a casa hace apenas unos 30 minutos, pero ya se había puesto un jersey.

"Estoy de regreso."

Mientras saludaba, comenzó a sentir la felicidad de ser recibido diciendo esas palabras. Era este el momento en el que realmente se daba cuenta de que se había convertido en una familia real con Keisuke y Jungo.

"¿Te reuniste con Yoichi-kun para volver?"

"No, en realidad me lo encontré por casualidad en Ginza."

Keisuke y Jungo estaban compartiendo el amor de Yoichi, pero al parecer se había firmado una especie de acuerdo para no ponerse celosos mutuamente. El mismo Yoichi no conocía el contenido.

"Bueno, ambos deben cambiarse de ropa para comer."

Después de rezar frente al altar budista que tenía los restos de Rika, se cambió de ropa en la habitación del segundo piso que básicamente ahora le pertenecía. Cuando Yoichi volvió a bajar a la planta baja, los platos ya estaban alineados en la mesa del comedor y Keisuke, que estaba ocupado con los preparativos, estaba muy concentrado en la comida y en el plato principal. Tenía confit de pato, Sharan y sopa. Pidió una entrega del restaurante francés al que llevó a Yoichi y aún así, incluso estaba haciendo una ensalada a mano.

"Por la primera navidad que pasamos juntos."

Brindaron y disfrutaron de una comida abundante mientras mantenían una conversación bastante entretenida. Cuando vivía solo, a veces se saltaba las comidas, pero desde que comenzó a vivir con Keisuke y Jungo tenía muchas ganas de hacerlo todo el tiempo. Gracias a eso, tal vez era posible que hubiera ganado un poco de peso.

Después de la comida, intercambiaron regalos en la sala de estar. Los tres personas se sentaron en un sofá, con Yoichi en el medio, y cada uno abrió sus respectivos regalos. Keisuke y Jungo se regalaron su whisky y vino favoritos y luego:

"¿Es una agenda?"

"Así es."

Keisuke y Jungo sacaron un cuaderno envuelto en papel de las cajas que les había dado Yoichi.

"Ambos tenemos la misma agenda, pero el color de la cubierta es diferente."

Keisuke tenía una libreta negra y Jungo una azul medianoche, todo en consideración a sus gustos. Tuvo que esperar unas tres semanas porque la portada de la edición limitada azul medianoche de este año estaba agotada.

"Esto parece ser fácil de usar. Es difícil encontrar una vertical de 24 horas."

"Eso es cierto. Y es un color muy hermoso."

Keisuke y Jungo le agradecieron con una sonrisa gigantesca así que se sintió honestamente aliviado al descubrir que estaban satisfechos. Es decir, estaba preocupado por la impresión que podía darles.

El regalo de Jungo a Yoichi fueron guantes de cuero negro fabricados por una empresa italiana de larga trayectoria. Su textura suave y húmeda y su cuidada construcción demostraban su buena calidad.

"Son muy calientes. Gracias".

"Quería darte esto desde que vi que no llevabas guantes, pero lo aguanté hasta hoy".

El regalo de Keisuke fue un suéter de cachemira hecho en Italia. Era esponjoso y ligero, pero muy cálido. Sin embargo, lo que más lo emocionó fue el hermoso color azul hielo que nunca antes había usado.

"Este color es hermoso ¿Me quedará bien?"

"Te quedará perfecto. Por eso lo elegí como regalo".

Prometió Keisuke, con un tono fuerte.

"Yoichi-kun es muy atractivo. Deberías ser más consciente de que estamos locos por ti."

El dulce rostro de Keisuke se acercó al de él para permitir que sus labios se enredaran. Jungo, al otro lado, le acarició la mejilla y dijo:

"Tú eres el que reina sobre nosotros. Somos los esclavos de este amor".

Luego levantó su barbilla y también lo besó.

Mientras lo abrazaban y le besaban la frente, las mejillas, las orejas y los labios, comenzó a sentir que estaba lleno de una completa y muy perfecta felicidad. Era la expiación que Yoichi debía cumplir para aceptar un amor que se estaba vertiendo infinitamente en la prisión creada por Keisuke y Jungo. E incluso si era extraño, quería dedicar cuerpo y alma a los dos.

Porque era un pecador atrapado por dos personas. Devorado sin dejar ni un solo trozo de hueso y embriagado por la desesperadamente dulce felicidad a la que Yoichi se encomendaba.

<Fin>


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